Artículos - Ramana Maharshi
Día a día con Bhagavan - Conversaciones 1
Por A. Devaraja MudaliarMr. Joshi había escrito varias preguntas en un papel, a las que Bhagavân respondió del modo siguiente:
Preg.: ¿Cómo pueden trabajar los jñanis sin mente?
Res.: Tu imaginas que uno no puede trabajar si la mente ha sido eliminada, porque supones que es la mente la que hace el trabajo por sí misma, pero hay otras causas de su actividad. Mira ese reloj, por ejemplo. Funciona sin mente. Supón ahora que aceptamos que el jñani tiene una mente, pero esa mente es muy distinta a la del hombre ordinario. Es como el que oye contar una historia con la mente fija en un objeto distante. Libre de vasanas (1), la mente, aunque funcione, no está actuando. En cambio, cuando está llena de vasanas, la mente está en pleno funcionamiento aunque el cuerpo esté completamente quieto.
Preg.: Es Soham (2) lo mismo que «¿Quién soy yo?»
Res.: Lo único que tienen en común es aham (3). Una cosa es soham y otra koham (4). Son diferentes. ¿Por qué seguimos diciendo Soham? Debemos descubrir quién es el Yo real. En la pregunta ¿Quién soy yo?, el yo que se menciona es el ego. Al intentar perseguirlo y descubrir su fuente, vemos que no posee una existencia autónoma sino que se pierde en el Yo real.
Preg.: Encuentro más sencilla la entrega a Dios. Quiero seguir ese camino (5).
Res.: Sigas el camino que sigas, tienes que perderte en el Uno. La entrega sólo es completa cuando alcanzas el estado «Tú lo eres todo y Hágase Tu voluntad».
Ese estado no es distinto al jñana. En Soham hay dualismo (dvaita). En la entrega perfecta hay no-dualismo (advaita). En la realidad no hay dualismo ni no dualismo, sino que Lo que es, es. Entregarse parece fácil porque la gente imagina que cuando dice con su boca: Me entrego y pasa sus preocupaciones al Señor, van a quedar libres y podrán hacer lo que gusten. Pero lo cierto es que, después de rendirse, uno no puede tener atracciones ni rechazos y su voluntad tiene que dejar de existir por completo, siendo sustituida por la Voluntad del Señor. Esa muerte del ego no es distinta a lo que ocurre en jñana. De modo que elijas el camino que elijas, debes llegar a jñana o la unidad.
Preg.: ¿Cómo debo comportarme con mis pasiones? ¿Debo controlarlas o satisfacerlas? Si sigo el método del Bhagavân y pregunto ¿De quién son esas pasiones?, ellas no parecen sucumbir sino que crecen con más fuerza.
Res.: Eso sólo demuestra que no has practicado mi método adecuadamente. El camino correcto es descubrir la raíz de esas pasiones, la fuente de donde proceden, y librarse de ella. Si controlas tus pasiones, puedes suprimirlas temporalmente, pero siempre aparecerán de nuevo. Si las satisfaces, sólo las satisfarás durante un tiempo, pero pronto volverán a reclamar tu atención. Intentar extirpar los deseos satisfaciéndolos es como pretender apagar un fuego echando gasolina sobre él. El único camino es descubrir la raíz del deseo y suprimirla.
Otro visitante preguntó a Bhagavân: Cuando intento hacer la pregunta «¿Quién soy yo?», caigo dormido. ¿Qué puedo hacer?
Bhag.: Vuelve a hacerte la misma pregunta al despertar. Eso puede ser suficiente. Si mantienes la pregunta hasta que caes dormido, la pregunta sigue actuando durante el sueño. En cuanto despiertes, vuelve a planteártela otra vez.
Otro visitante preguntó a Bhagavân si no habría que suprimir las leyes de las castas (varnashrama) para que la nación pudiera progresar.
Bhag.: ¿Cómo podemos decir lo que es necesario y lo que no lo es? Sobre esos temas nunca me pronuncio. A menudo la gente me pregunta mi opinión sobre las castas. Si digo algo, ellos rápidamente irán y lo publicarán en los periódicos: “Fulano de tal también es de tal y cual opinión”. Las mismas escrituras que han establecido el varnasrama dharma han proclamado también la unidad de toda vida y abheda buddhi (6) como la única realidad. ¿Es posible para alguien enseñar una verdad más alta que la Unidad de toda vida? No hay necesidad para nadie de comenzar a reformar el país o la nación antes de reformarse a sí mismo. El primer deber de cada hombre es realizar su naturaleza verdadera. Si después de hacerlo, siente que quiere reformar el país o la nación, que emprenda tal reforma. Ram Tirtha aconsejó: “Se buscan reformadores —pero reformadores que se reformen a sí mismos primero—”. Dos personas en el mundo no pueden ser iguales o actuar igualmente. Las diferencias externas están destinadas a persistir, por mucho que tratemos de suprimirlas. Las tentativas de los supuestos reformadores sociales, por acabar con tales clases o divisiones como varnasrama se han desvanecido, no han tenido éxito, sólo han creado nuevas divisiones y añadido unas cuantas castas o clases más a las ya existentes, tales como los Brahmo-Samajistas y los Arya-Samajistas. La única solución para cada hombre es realizar su naturaleza verdadera.
Otro visitante dijo: Los jñanis generalmente se retiran de la vida activa y no se involucran en ninguna actividad mundana.
Bhag.: Puede que sí o puede que no. Algunos, incluso después de la realización, se han dedicado a los negocios, al comercio o a la política. Otros se retiran a los bosques y se abstienen de todo acto excepto aquellos absolutamente necesarios para mantener la vida en el cuerpo. De modo que, no podemos decir que todos los jñanis abandonen la actividad y se retiran de la vida.
El visitante insistió: Quiero saber si Bhagavan puede dar ejemplos concretos, como el carnicero Dharmavyadha, citado en algunos libros, u otros jñanis que vivan en este momento ocupados en sus tareas cotidianas.
Bhagavan no contestó.
Otro visitante dijo: ¿La renunciación es necesaria para la realización del Sí mismo?
Bhag.: Renunciación y realización son la misma cosa. Son diferentes aspectos del mismo estado. La renunciación es abandonar el no-sí mismo. Permanecer en el Sí mismo es jñana o la realización del Sí mismo. Son el aspecto negativo y positivo de la misma acción. Bhakti, jñana, yoga, sólo son diferentes nombres de la realización del Sí mismo o mukti, que es nuestra naturaleza real. Primero se manifiestan como medios, luego se convierten en la propia meta. Mientras hay un esfuerzo consciente por nuestra parte por mantener el bhakti, el jñana, el yoga, etc…, estos sólo son medios o caminos. Cuando se producen sin ningún esfuerzo por parte nuestra, hemos alcanzado la meta final. No hay ninguna realización que deba ser alcanzada. Lo real siempre es lo que es. Sólo existe lo que hemos hecho. Somos nosotros quienes hemos realizado lo irreal, tomándolo por real. Lo único que tenemos que hacer es abandonarlo. Eso es todo lo que hay que hacer.
Vis.: ¿Cómo puede existir lo irreal? ¿Puede surgir de lo real?
Bhag.: Mira si ha surgido. Desde otro punto de vista no hay nada que pueda llamarse irreal. Lo único que existe es el Sí mismo. Cuando intentas buscar el ego, sobre el que se basa el mundo y todo lo que existe, descubres que el propio ego no existe y lo mismo ocurre con la propia creación.
Cuando llegué a la sala, Bhagavân ya estaba respondiendo a una pregunta que versaba sobre la verdad de la teoría de la evolución.
Bhagavân decía: El problema de todos nosotros es que queremos conocer el pasado, lo que fuimos y lo que seremos en el futuro, mas del pasado y del futuro no sabemos nada. Pero sabemos lo que existe en este momento. Ayer y mañana sólo son algo que hace referencia a hoy. Ayer se llamó hoy en su momento y mañana se llamará hoy cuando llegue su tiempo. El hoy siempre está presente. Lo que está siempre presente es la existencia pura. No hay pasado ni futuro. ¿Por qué no intentas descubrir la naturaleza real de la existencia siempre presente?
Otro visitante preguntó: Se dice que el presente se debe al karma pasado (7). ¿Podemos vencer el karma pasado con nuestro libre albedrío presente?
Bhag.: Observa lo que es el presente, como te he dicho. Después, comprenderás lo que está condicionado por el pasado o por el futuro y lo que está siempre presente y siempre libre, no condicionado por el futuro ni por el pasado, ni por karma alguno.
Otro visitante preguntó: ¿Puede una persona crear un impulso en otra? ¿Puede un guru transformar a un discípulo por arte de magia?
Bhag.: ¿Cuál es tu idea del guru? Piensas que tiene forma humana con unas dimensiones, un color, etc... Cuando un discípulo ha alcanzado la iluminación dice a su maestro: «Ahora comprendo que vives en mi corazón como la única realidad de todas mis vidas pasadas aunque ahora te has manifestado en forma humana y has descorrido el velo de la ignorancia. ¿Qué puedo hacer para corresponder a tu inmensa bondad?» Y el guru le dice: «No tienes que hacer nada en absoluto. Basta con que permanezcas como lo que eres en tu estado natural». Ésta es la verdad del guru.
Mr. Joshi le hizo las siguientes preguntas:
Mr. Joshi: ¿Debo preguntarme «¿Quién soy yo?» sin darme respuesta alguna? ¿Entonces quién va a contestarme? ¿Qué actitud debe tener la mente en el momento de hacer la pregunta? ¿Qué es ese yo por el que preguntamos, el Sí mismo o el ego?
Bhag.: En la pregunta «¿Quién soy yo?», el yo es el ego. La verdadera cuestión es cuál es la fuente o el origen de ese ego. No necesitas tener ninguna actitud especial en la mente para hacer esa pregunta. La única actitud que necesitas es abandonar la actitud de ser un cuerpo con tal forma, tal nombre, etc… Pero no se necesita ninguna actitud sobre tu naturaleza real. Siempre existes tal cual eres, porque tú eres real y no una actitud (8).
Mr. Joshi: No puedo mantenerme fijo en esa pregunta porque tengo muchas cosas que hacer, y cuando estoy trabajando olvido la pregunta.
Bhag.: Cuándo estas trabajando, ¿dejas de existir? Existes siempre, ¿no es cierto?
Mr. Joshi: Pero sin el sentido de ser el hacedor, el trabajo no puede ser realizado.
Bhag.: Sí puede ser realizado. Ese es el trabajo sin apegos mentales. Ese trabajo se realiza incluso mejor que cuando lo hacías con el sentimiento de ser el hacedor.
Mr. Joshi: Pero no comprendo qué trabajo debo hacer y cuál no debo hacer.
Bhag.: No te preocupes por eso. Quieras o no quieras, harás lo que tienes que hacer.
Con referencia a esta pregunta, Mr. Desai citó la Bhagavad Gita y preguntó a Bhagavân: Si, como dice Arjuna, cada cual tiene un trabajo determinado que realizar en este mundo, y tenemos que hacerlo queramos o no queramos, ¿existe el libre albedrío?
Bhagavân respondió: Es cierto que vamos a hacer lo que tenemos que hacer. Pero podemos estar libres de alegrías y penas al hacerlo, libres de los placeres y los contratiempos que ese trabajo proporciona al no identificarnos con el cuerpo que lo hace. Cuando realizas tu verdadera naturaleza y sabes que no estás realizando acción alguna, puedes librarte de las consecuencias del trabajo que el cuerpo esté realizando conforme a su destino o a las acciones pasadas o al plan divino, lo llames como lo llames. Tú eres siempre libre y no hay ninguna limitación de esa libertad.
Mr. Joshi siguió preguntando: ¿Por qué tengo que intentar realizar el Sí mismo? Quiero salir de este estado como el que despierta de un sueño. Pero mientras dormimos no hacemos ningún esfuerzo por despertar.
Bhag.: Cuando estás soñando, no sospechas que eso es un sueño, y por tanto no procede que intentes hacer un esfuerzo para salir del sueño. Pero cuando estás despierto, por tu experiencia del sueño y porque lo has leído y lo has oído de diversas fuentes, sabes que esta vida es como un sueño y entonces concibes la idea de hacer un esfuerzo para despertar. Sin embargo, ¿quién te va a obligar a realizar el Sí mismo, si tu no quieres hacerlo? Si prefieres seguir soñando, quédate como estás.
Con referencia a la respuesta de Bhagavân a la pregunta sobre la Bhagavad Gita que Mr. Desai le había hecho el día anterior, volví a preguntar al Maestro: ¿Están predeterminados solamente los grandes actos de la vida de un hombre, como su profesión o sus principales ocupaciones, o también lo están los hechos triviales como tomar una vaso de agua o andar por una habitación de un lado a otro, por ejemplo?
Bhagavân: Absolutamente todo está predestinado.
Volví a inquirir: Entonces ¿qué responsabilidad, qué libertad tiene el hombre?
Bhag.: ¿Para qué existiría el cuerpo en caso contrario? Ha sido pensado para realizar todas las cosas que tiene que hacer en esta vida. Todo el programa ha sido dibujado de antemano. Ni un solo átomo se mueve sin Su Voluntad. Esta frase expresa la misma verdad si la dices de este modo o si prefieres decir «Nada se mueve sino por su karma». Pero por lo que se refiere a la libertad, el hombre siempre es libre de no identificarse con el cuerpo y no sentirse afectado por las penas y alegrías que son consecuencia de la actividad del cuerpo.