Artículos - Wei Wu Wei
Cuando la cola atrapa al gato
Por Wei Wu Wei¿Dónde se ubica el noúmeno?
¿Alguna vez te has buscado una peca detrás de la cabeza?
¡Me parece absurdo!
¿Alguna vez te ha dolido la barriga?
¡Me parece absurdo!
¿Alguna vez has creído ver una vaga bruma flotando a tu alrededor?
¡Me parece absurdo!
¡Qué complicado eres! ¿Qué sugieres entonces?
Es demasiado grande para que podamos verlo.
¡Me parece absurdo!
¿Por qué razón?
Porque no es grande ni pequeño.
¿Podemos decir entonces que es ubicuo?
Ubicuo significa que está en todas partes y eso no está en ninguna.
¿Qué quieres decir?
El "dónde" implica al espacio y éste no es sino un concepto.
Entonces es eterno.
"Eterno" sugiere duración temporal, lo que también es un concepto.
Si no está en ningún "lugar" y en ningún "tiempo" debe estar aquí y ahora.
¡Absurdo!
¿Por qué razón?
Para que existan "aquí" y "ahí", "ahora" y "entonces", también tiene que haber alguna cosa que se ubique aquí, ahí, ahora o entonces.
¿Y no es una cosa?
¡Por fin!
Al no ser una cosa, tampoco puede poseer "dónde" ni cuándo" ni ningún atributo o cualidad.
Resultaría difícil encontrar una declaración más acertada.
¡Espera un momento! ¡Eres un interlocutor muy difícil! ¿Qué es lo que quieres decir exactamente?
¿Quién hace esa afirmación?
Yo.
¿Y quién es ése?
Yo mismo.
No existe semejante entidad en ningún lugar ni en tiempo alguno.
Bien, entonces ha sido el noúmeno.
Tal vez sea así, pero no directamente.
¿Quieres decir a través de mí?
A través de lo que eres en tanto que faceta fenoménica del noúmeno.
Sí, supongo que somos eso.
¡Ciertamente no! Sólo "tú" eres eso.
¿Qué quieres decir ahora?
En tanto que "yo" eres noúmeno y sólo un fenómeno puede ser "eso".
Ya veo, ya veo ¿pero por qué mi afirmación es incorrecta?
Dado que todo fenómeno es el aspecto aparente del noúmeno, en su estado fenoménico está dotado de "dónde", de "cuándo" y del resto de atributos y cualidades.
¿Yo, entonces, soy el noúmeno?
¡Ciertamente no!
¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Entonces?
¡En tanto que "yo", somos una mera parodia, una imaginación superflua no demasiado agraciada, por cierto! Como mucho, un rumor.
¡Gracias, pero trato de enfocarlo de una manera más amable porque así me lo dan a entender tus palabras! Quiero llegar a la raíz del asunto. ¿De modo que, en su faceta objetiva como fenómeno o apariencia, el noúmeno posee algún atributo?
No existe tal cosa como el noúmeno, que no es más que un término técnico para referimos a las connotaciones más abstractas de la "mente". El noúmeno sólo puede ser conocido como fenómeno.
¿Así que las cualidades del fenómeno, también son las cualidades del noúmeno?
Estrictamente hablando, no. Pero, como concepto, podemos considerarlo provisionalmente como la pierna que asciende por una escalera.
¿Y entonces?
El noúmeno sólo puede ser "yo", tal y como ese pronombre es afirmado por todos y cada uno de los seres sensibles, porque la sensibilidad del ser aparente estriba en el "yo" que no sólo lo dice, sino que también posibilita que se diga.
¿Pero, de hecho, es el fenómeno el que lo expresa?
Es idéntico en todos los fenómenos concebibles que han sido, son y serán.
Porque todos los fenómenos sólo son la apariencia del noúmeno.
Ésa es, al menos, mi comprensión.
Y lo más importante, ¿el noúmeno sólo es y puede ser lo que aparece como fenómeno?
¿Qué más podría ser? ¿Acaso no es cierto que tan sólo es un concepto?
¿Quieres decir que carece de existencia real?
Ni real ni objetiva, sino que solamente es el "yo", con independencia de quién lo diga.
¿Pero "yo" no "existo"?
No, ciertamente no. ¿Acaso hay un "dónde" y un "cuándo" en los que el "yo" pueda existir?
¿En ese caso, el noúmeno que se manifiesta o aparece como "fenómeno" es ubicuo?
Cuando afirmas eso, lo objetivizas como si se fuese una cosa".
Entonces, ¿qué podemos decir al respecto?
"Nouménicamente", el yo se manifiesta o aparece como fenómeno y, bajo ese disfraz, somos aparentemente ubicuos. Pero ni el noúmeno ni el fenómeno existen en sí mismos, sino tan sólo en su mutua negación, es decir en la plenitud del "yo".
¿Los objetos que perciben nuestros sentidos, es decir, las apariencias, no son más que el noúmeno expresándose a través de los distintos fenómenos?
Todo lo que somos es noúmeno...
¿Somos todo lo que percibimos y conocemos y todo lo que percibimos y conocemos es lo que somos?
Muy bien, no te detengas.
¿Qué no me detenga? ¿No basta con eso?
No, en realidad, no.
¿Qué más podría añadirse?
Que lo que somos no es ni no es y que yo, en tanto que yo, tampoco soy ni no soy.
¿Entonces el "yo" es la ausencia del concepto de ni es ni no es o de ni soy ni no soy?
Las palabras no pueden llevarnos más lejos.
¿Eso es todo lo que puede decirse?
Cuando los cuatro bodhisattvas trataron de responder a la pregunta referente a cuál era la puerta de acceso al Dharma de la desidentificación y la comprensión de la identidad de los opuestos, del buscador y lo buscado, del yo y lo otro, etc., la respuesta de Vimalakarti fue el silencio. Y es precisamente de eso de lo que hemos estado hablando en el presente diálogo.
¿De modo que un laico alcanzó una comprensión mucho más profunda que la de cuatro bodhisattvas, incluyendo a Manjusri?
Así es, no cabe la menor duda. Tal vez su comprensión fuese mucho más profunda, aunque me inclino a pensar que ese detalle que, para nosotros, parece tan relevante, está lejos, en realidad, de ser el meollo del asunto.