Artículos - Wayne Liquorman
Para qué sirve esta enseñanza
Conversaciones con Wayne Liquorman
―Consciencia es un término con el que tengo muchos problemas, y siempre los he tenido. Lo veo como la capacidad de estar alerta, pero, aun así, la expresión no me parece exacta. Es un término elusivo.
¡Ciertamente, la consciencia es elusiva!
―No sé como expresarlo, pero creo que pienso en ella como un estado de "alerta", en el sentido general del término.
En estas enseñanzas, el término Consciencia suele usarse con "C" mayúscula para indicar que es sinónimo de términos como Dios, Fuente, Totalidad, Unidad, Tao, etc. Es aquello que es la fuente y sustancia de todo lo físico, de todo fenómeno que forma parte de esta manifestación. Vino de alguna parte, y tal como la araña teje su tela a partir de sí misma, la Consciencia teje esta manifestación fenoménica de sí misma. Ahora bien, el aspecto en que esta analogía concreta pierde validez radica en que la tela de la Consciencia no es en ningún momento ni lugar independiente de la propia Consciencia. La manifestación (todo esto, todos nosotros, todas las cosas) no está desconectada de esa fuente original. De modo que la Consciencia es tanto el animus como el corpus, la sustancia y lo que la anima.
―De acuerdo. Mi problema es: Entonces ¿qué está detrás de eso?
Claro. Es una pregunta absolutamente legítima. Porque cuando objetivamos la Consciencia, convirtiéndola en una cosa, el siguiente paso lógico es: "De acuerdo, ¿en qué campo existe esa cosa?"; pero estamos limitados por el lenguaje, y el lenguaje, por su propia estructura, expresa una relación sujeto-objeto. Cada frase tiene un sujeto y habla de un objeto. Cuando pensamos en algo, cuando pronunciamos la primera palabra sobre algo, lo objetivamos. Cuando Lao Tse escribió el Tao Te Ching, su primera línea fue: "El Tao que puede nombrarse no es el verdadero Tao". En cuanto hablas de él, en cuanto tienes un concepto mental (no tienes que articularlo), en cuanto la imagen se forma en tu mente, eso ha quedado objetivado. De modo que en cuanto empezamos a hablar de ello, deja de ser Ello. Todos estos conceptos no son Ello. Simplemente son indicadores, y es de esperar que apunten de manera general en la dirección de Ello. La frase que sirve de piedra angular es: "Todo lo que hay es Consciencia". Pero ni siquiera esta frase acierta completamente.
―En los libros que he estudiado, muchos maestros dicen que aquí no hay nada, que todo es una ilusión.
Entonces, "si aquí no hay nada", ¿quién escribe y quién lee todos esos libros? (Risas.)
―Supongo que a esa apariencia le gusta la idea de que "aquí no hay nada". (Risas.) Hay una gran discontinuidad ahí que nadie sabe explicar.
Sí, esta idea de que aquí no hay nada es bastante interesante. En los denominados "círculos espirituales" se suele decir que todo es un sueño. Y, como idea, ésta es bastante interesante. Cuando se trabaja con estos conceptos, la posibilidad de entender erróneamente la intención del concepto es muy grande, y esta noción de que nada existe revolotea en torno a todas nuestras experiencias. Siempre me ha interesado la pregunta: ¿A quién se le ocurrió esta idea de que no existe nada? ¿Cuál es la naturaleza de eso que sabe o especula con que las cosas no existen? ¿Tiene, ello mismo, existencia?
Lo que Ramesh me indicó bastante pronto fue que lo único que ninguno de nosotros podía discutir es que hay existencia, que yo existo. Ahora bien, la naturaleza del yo que dice eso, que siente eso, que experimenta eso, está abierta a todo tipo de controversias. Pero la experiencia subyacente, el conocimiento subyacente, la presencia subyacente es que aquí hay algo. ¡Hay algo aquí! Aquí hay existencia. Cuando limpies toda la paja, todo el marco conceptual, todo, y lo apartes todo a un lado, ¡seguirás llegando inevitablemente a la conclusión de que aquí hay algo! Y ésa es la única Verdad. Y por Verdad me refiero a aquello que no permite discusión alguna. Y ese punto de existencia es el denominado "Yo Soy". Este "Yo Soy" ―antes de que haya un "yo soy Marcos" o "yo soy Guillermo"―, este "Yo Soy" existe con anterioridad al desarrollo o al reconocimiento de alguien, de alguien individualizado. Antes de eso hay una sensación de presencia, y esa sensación de presencia es el punto de contacto, si quieres verlo así. Es donde el númeno se encuentra con el fenómeno. Y digo que es un punto de contacto conceptual, porque númeno y fenómeno no están separados. De modo que no se encuentran en ninguna parte porque nunca están separados; pero es un punto de encuentro conceptual porque nosotros, como observadores identificados, existimos en la relación sujeto-objeto.
―¿Qué quiere decir "númeno"? Nunca lo había oído antes.
El Númeno es Eso de lo que surgen los fenómenos. Es un sinónimo de Dios, Consciencia, Tao, Totalidad, Fuente. Es el "estado" de Unidad indiferenciada. Yo tampoco había oído ese término antes de conocer a Ramesh, y parece ser que él lo tomó de Wei Wu Wei. Ciertamente no es un término de uso habitual.
―Si no hay nada que podamos hacer para iluminarnos, ¿de qué nos sirve escuchar esta enseñanza?
Para mí, el valor ―y el valor siempre se mide en términos muy personales―, el valor de escuchar estas enseñanzas fue que me facilitaron mucho la vida. Esta enseñanza se convirtió en parte de mí, tanto de forma intelectual como fenoménica. La consecuencia ―el efecto sobre mi mecanismo cuerpo-mente― fue que mi vida, mis reacciones a las cosas, se hicieron más fáciles. La aceptación de lo que es, en el momento se hizo más frecuente. Cuando estaba reaccionando a algo, surgía en mí el pensamiento: esta reacción es parte del funcionamiento de la Totalidad. Esta reacción no puede ser de otro modo; simplemente está ocurriendo. Y ese reconocimiento cortaba la implicación horizontal de la mente, del proceso de pensamiento que analiza, especula, considera y juzga cada pensamiento y acción. El hecho de cortar con ese proceso te devuelve directamente al momento, te devuelve directamente al aquí, te devuelve directamente al presente; y en el presente es donde está la vida.
Éste es el punto de contacto para experimentar nuestra conexión con la Totalidad, para ver lo Divino en lo ordinario. Esta conexión está siempre ahí. No hay desconexión, nunca ha habido ninguna desconexión. Todo es Uno. Todo es Dios. La experiencia de la desconexión, la experiencia de la separación, queda erradicada aquí, en el Eterno Momento Presente.
El valor de esta enseñanza está en eso, no en hacer que te ilumines. Esta enseñanza no es eficaz para hacer que te ilumines, porque tú nunca vas a estar iluminado. Y esto no se debe a una limitación por tu parte, ni por parte de la enseñanza, sino más bien al hecho de que NADIE EN TODA LA HISTORIA DEL UNIVERSO ha estado iluminado nunca. No hay personas iluminadas.
La iluminación, fenomenológicamente, es un suceso impersonal. El efecto de este evento impersonal sobre un mecanismo cuerpo-mente particular es muy variable. En cualquier caso, no produce a un superhombre.
Ramesh fue la única persona a la que oí hablar de estas cosas. Estoy seguro de que hay muchos otros que han hablado de ello, que hablan y que hablarán, pero, en mi experiencia limitada, él es el único que ha llegado a abordar este punto crucial en la cuestión de la iluminación, de "quién" está iluminado, de qué es lo que uno "consigue" iluminándose. Él continúa hablando de esto cada mañana a las diez en su centro de Bombay. Él sólo habla de esto: de que no hay iluminación personal, de que tú no te vas a iluminar, de que cuando se produce la iluminación en el mecanismo cuerpo-mente, ¡el efecto neto de tal suceso es que el mecanismo cuerpo-mente al que le ocurre sabe que no existe nada relacionado con la iluminación personal!
Ahora bien, esto ayuda a explicar por qué ahora mismo (abril de 1999) sólo unas treinta personas asisten a las charlas diarias de Ramesh. Ha estado hablando regularmente sobre esto durante doce años, y anteriormente habló varios años más a los visitantes ocasionales. Tiene diez libros publicados en doce lenguas y sólo van a verle treinta personas. ¡Habrá algunos más cuando mejore el tiempo y sea más llevadero estar en Bombay! ¡Entonces el número de personas se disparará hasta unas cincuenta o sesenta! Obviamente, éste no es un mensaje muy atractivo para la mayoría de los buscadores. La idea de que tú NO vas a conseguir lo que deseas no vende. Lo que vende es decir que si lo haces bien, si lo perfeccionas, y te esfuerzas en ello, si eres suficientemente diligente, ¡LO CONSEGUIRÁS!
¡Y yo te ayudaré! (Risas.)
No fueron únicamente las enseñanzas que Ramesh transmitió las que fueron benéficas para mí personalmente ―después de todo, ¿quién me importa más que yo mismo? (risas)―, sino la presencia de Ramesh, porque hubo una Resonancia, porque se produjo una conexión, y en la Resonancia, en la conexión, ocurrió algo muy profundo. Resulta muy difícil hablar de ello porque las palabras son muy limitantes, son muy inadecuadas para describir lo que ocurre en la conexión entre el gurú y el discípulo. Aquello fue una gran bendición para mí como mecanismo cuerpo-mente que se consideraba a sí mismo un agente separado, atrapado en la red de los deseos y decepciones... Para mi, esa relación, esa conexión, ha sido la experiencia más profunda de mi vida. Y uno nunca sabe dónde va a ocurrir, o con quién. Pero cuando ocurre, es absolutamente mágica.