José Miguel Ruiz Valls
La meditación lógica
Por José Miguel Ruiz Valls 8 de julio de 2017Cualquiera de esas revistas que ponen en las salas de espera suelen incluir artículos sobre meditación. Parece ser que cualquiera se siente capacitado para escribirlos ― ya ves, yo también. Muchos de esos textos se limitan a repetir las ventajas que tiene la meditación para el cuerpo y para la mente ―lo cual no es muy trascendente, que digamos― pero lo que me resulta chocante es que, cada vez más, se hable de los peligros que entraña… ¿En serio puede ser peligroso meditar?
Meditar no es más que prestar atención a lo que hay, a lo que está siendo, ahora. Y lo que está siendo no depende, para ser, de que tú le prestes, o no, atención; de que medites, o no, sobre ello. Lo que hay es lo que hay, lo mires o no, por eso cruzar la calle sin mirar no es una buena manera de evitar que te atropelle un trolebús.
Pero hay personas que, por haber experimentado los efectos de alguna droga, temen quedarse "colgados" al meditar, temen quedarse atrapados en alguna especie de limbo del que no se podría regresar al estado egoico que consideran "normal". Estas personas están atrapadas, pero en su propia fantasía, pues los efectos de la meditación nada tienen que ver con los efectos de las drogas; es más, las drogas no son aconsejables para meditar, y no por "motivos morales", sino porque restan capacidad de atención y la meditación requiere "atención plena". Así pues, la meditación no es, en ningún caso, un estado en el que se pueda quedar uno colgado pues la mente no es más que un piloto automático que recobra el control sobre ti cuando no tienes suficiente capacidad de atención… ¿Quién dirige ese piloto automático?.. ¡Nadie!.. ¿Quién conduce el piloto automático de un avión sino el propio piloto automático?
La meditación es un estado trascendente, pero eso no significa que sea misterioso. Los misterios tan solo interesan a los intermediarios que intentan convencernos de la necesidad de intermediarios… ¿Conocerme, a mí mismo, a través de intermediarios?.. Si creo necesario un intermediario para tratar conmigo mismo, estoy situando a alguien entre yo y yo, es decir, necesariamente he de escindirme en dos, el que está más allá del intermediario y el que está más acá, y eso es una locura. La meditación es la trascendencia del intermediario ― y eso es, precisamente, lo que teme el intermediario.
En el decálogo que sigue, trato de explicar, de una manera sencilla y racional qué es la meditación, pudiendo servir también como el más sencillo "manual". Si puedes prestar atención, puedes encontrar la comprensión necesaria para superar el pensamiento mágico-misterioso. Ten presente que toda percepción de misterio manifiesta ignorancia y causa inseguridad, duda, miedo, siendo esa inseguridad de la que se valen los intermediarios para obtener sus comisiones. Si prestas suficiente atención, puedes superar la ignorancia y el miedo… ¡Puedes darte cuenta de que ya estás meditando!
- La energía ni se crea ni se destruye. (1)
- La materia es energía. (2)
- El cuerpo humano es materia.
- Nuestro cuerpo es materia y por tanto energía que ni se crea ni se destruye. (3)
- Todo ser humano puede sentirse, percibirse, a sí mismo.
- Todo ser humano ignora cuán intensamente puede llegar a sentirse a sí mismo.
- Todo ser humano logra sentirse, a sí mismo, dirigiendo la atención hacia sí mismo.
- Meditar es investigar si hay límite en la intensidad, en la profundidad, en la que el ser humano puede sentirse a sí mismo.
- Sentirnos a nosotros mismos es sentir la energía que forma nuestro cuerpo material, eso que ni se crea ni se destruye.
- Sentir lo que no se crea ni se destruye es tener la experiencia directa de la inmortalidad. ¿En qué podría consistir la experiencia de inmortalidad sino en sentir, en percibir vida?
- Ley de la conservación de la energía, formulada por Lavoisier, considerado el padre de la química moderna.
- Según la famosa fórmula de Einstein: E=mc2.
- Llegados a este punto, la mente puede entender, perfectamente, que somos inmortales, pero no le parece suficiente, porque reclama la experiencia directa de la inmortalidad, que nunca puede tener porque no es mental. Así podemos comprender el límite de la mente. Leer sobre las pirámides puede resultar emocionante pero nada comparado con verlas y tocarlas ― la utilidad de la lectura es, pues, darte noticias de su existencia sin las cuales no irías a verlas.