Artículos - Francisco Javier Pérez de la Cruz
Los Pilares de la No Dualidad
(Segunda parte)
Por Francisco Javier Pérez de la Cruz 1 de mayo de 2021 - versión PDFLo fundamental según estos Maestros, es el reconocimiento de lo que realmente uno es, y en primer lugar ellos dicen que nosotros no somos ni el cuerpo ni la estructura psico-mental que conforman el ego, nuestra personalidad. Que nosotros somos mucho más que esa estructura perecedera a la que tanto se arraiga el hombre, y que el ansiado despertar, es darse cuenta de que nosotros no somos el ego, sino que tenemos un ego. Que nosotros somos la Conciencia Universal, aquella que toma las herramientas del ego para expresarse en el mundo. La realización o despertar, es la pérdida del apego y sujeción al dominio del ego; al perder la identificación con el ego te quedas con lo que nunca has dejado de ser, la Conciencia Universal, identificándote con ella. No necesitas en forma alguna maltratar ni destruir al ego, solo hay que reconocerle y darle lo que adecuadamente necesita, para que la Conciencia pueda expresarse a través de él y que cumpla su función en la Vida. Hay que dejarse fluir con la Vida y no contra la Vida.
Somos santos, cuando se acalla al ego y dejamos que la Conciencia Universal en nosotros, tome las riendas de nuestra vida y se manifieste en todo su esplendor a través de la acción virtuosa en el mundo. Cuando se habla de la búsqueda de la iluminación o realización de una persona, hemos de darnos cuenta, de que la iluminación no existe para tal persona que busca, ya que en la iluminación, uno descubre que no es una persona y que en la realización sucede lo mismo, es cuando tras una profunda investigación o una sorpresiva intuición, se descubre el verdadero Ser Real que hay en cada uno de nosotros, más allá del ego. Ese Ser Real es la Conciencia Universal, lo que conocemos como “Yo Soy”, nuestro Ser Natural, se vea o no se vea.
El reconocimiento de que todo es una manifestación de la Conciencia Universal o de Dios, lleva consigo la aceptación, de que todo lo que sucede en el Universo es lo perfecto, correcto y necesario, y que el enfoque que hace el ego de las situaciones de la vida, es una manera equivocada y errónea de juzgar, carente de las suficientes perspectivas dentro de la compleja estructura total del mundo y el Universo. Por ello los Maestros nos dicen, que si lo que sucede en el mundo es perfecto, correcto y necesario, no hay que empeñarse en intentar cambiar el mundo porque no nos guste. Si el mundo necesitara de tu ayuda, no te preocupes, que ya buscaría la Conciencia Universal los medios para que actúes conforme al modelo previsto. Recordemos aquella frase de la oración del Padre nuestro: “Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo”. El ego, aparentemente parece que se equivoca, la Conciencia Universal nunca; no olvidemos que el Universo al ser dual, juega con los opuestos bien y mal, concordia y discordia, amor y odio, unión y separación, blanco y negro… hasta sus máximas y extremas expresiones. La aceptación de todo lo que sucede en esa dualidad y el abrazo a los opuestos, es el paso decisivo que nos lleva a reconocer la unidad de la Vida dentro de esa dualidad manifestada.
La visión desde la Unidad del Amor, que es la Energía del Universo, cambia todas las expectativas y formas de ver el mundo, muy diferente de la que se observa desde la dualidad en la que desarrollamos nuestra vida. La Unidad es lo que Es, la pluralidad es lo que parece ser. La diversidad está siempre dentro de la Unidad. Por encima de los opuestos armonizados y desde la visión unitaria de la vida, los sucesos en el mundo cambian totalmente de perspectiva, en esa situación de privilegio solo existe el Amor esencial que todo lo une. La clara visión que se observa desde el último piso de un rascacielos de cien plantas, no puede ser la misma que desde los primeros pisos del edificio.
Si jugamos a imaginarnos ese rascacielos con una estructura piramidal y esas cien plantas mencionadas, lo más material lo ubicaríamos en su planta baja o en los sótanos, donde se suelen instalar bancos, tiendas, discotecas, supermercados, grandes almacenes, salones de juegos y múltiples negocios con finalidades puramente relacionados con lo material y el dinero, es comprar y pagar. En los pisos por encima de la primera planta y en un nivel relativamente bajo, vivirían las personas más apegadas a las experiencias puramente materiales e instintivas, con poca o ninguna formación y con una acción dirigida fundamentalmente a lo material de las plantas bajas y sótanos. La visión del exterior desde estos primeros pisos, captaría solamente a otros edificios de menor tamaño que rodean al rascacielos piramidal. En pisos más superiores, hasta la mitad del rascacielos, la habitarían personas con predominio emocional y pasional, que tratarían de vivir la vida con el mayor goce posible. La visión exterior desde estos pisos les haría contemplar la ciudad rodeada de árboles, sin poder precisar lo que se oculta detrás de ellos. Entre los pisos cincuenta y setenta y cinco, viven las personas intelectuales con gran desarrollo mental, gente universitaria con variedad de carreras, gestores políticos, escritores y en general todas aquellas que usan la razón y el predominio del hemisferio cerebral izquierdo. La visión exterior desde estas alturas, les permitiría apreciar, que los árboles conforman un espeso bosque, y que tal vez existiera algún lago o camino que se insinuaba sin una gran claridad. En los veinticinco pisos superiores, habitarían aquellos hombres que más allá de la razón, buscaban responder a las preguntas fundamentales de la existencia. Religiosos, filósofos, idealistas, espiritualistas y todos aquellos grupos humanos que se dedican a una búsqueda y vivencia interior. En ellas predomina la intuición y un claro desarrollo del hemisferio cerebral derecho. La visión exterior, les permite identificar el bosque con caminos, espléndidos jardines, innúmeras fuentes, lagos naturales, magníficos edificios culturales y un templo maravilloso de cúpulas doradas. Más allá del último piso se encuentra el piramidón, rodeado de una terraza por las cuatro caras, desde donde puede contemplarse una vista hasta el horizonte, y mirando hacia arriba, el esplendor de un cielo libre de obstáculos. Es similar a la salida de la caverna de Platón más allá de la sombras y del interior del edificio.
Es en el Piramidón donde se produce el gran cambio de paradigmas. Hasta el último piso, el edificio ha estado conformado por todo tipo de estructuras psico-mentales siempre basadas en la dualidad de opuestos que han dado lugar a una humanidad muy compleja y llena de infinitos matices en la que los elementos religiosos, políticos, artísticos y científicos se han desarrollado y expresado en múltiples manifestaciones, en un juego interminable a causa de dichos opuestos y que han dibujado un mundo siempre en conflicto y en permanente lucha competitiva y hegemónica. Parece que nunca habrá solución para un mundo dual de opuestos donde las posturas están encontradas y enfrentadas. Sin embargo la Naturaleza nos enseña que en ella hay opuestos pero no oposición, en una manifestación armónica y complementada de dichos opuestos que conforman la Vida. Un electrón (-) no lucha con un protón (+) o los quark, viven armonizados y complementados en un átomo y así mismo en toda la Naturaleza. El gran salto de paradigma es la comprensión de la Unidad subyacente en toda la Naturaleza y en nosotros mismos. Nosotros ya somos esa Unidad integrada en toda la Vida y en un Universo que no reconoce partes separadas, no reconoce individuos separados, solo un Todo Unido. Todo ello define la naturaleza última del hombre como Conciencia Universal y Energía Universal y que expresamos como el Yo Soy. Esto es la vivencia del Piramidón, la experiencia mística y unitaria con todo lo que existe, el paradigma de la no dualidad. El secreto es darse cuenta de lo que realmente somos, lo que siempre fuimos y nunca dejaremos de ser suceda lo que suceda, y ese darse cuenta, desgraciadamente no funciona racionalmente con la mente. Se necesita tener la claridad intuicional imprescindible, que permita captar nuestra verdadera naturaleza. Una vez captada nuestra verdadera naturaleza, podemos decir que ya tenemos nuestra cabeza situada en el cielo, pero seguiremos con los pies en esta tierra de la dualidad de opuestos manifestados hasta el final de nuestros días, ese día feliz que nos lleva de nuevo a nuestro verdadero hogar. La experiencia mística suele llevar consigo la añoranza en vida de dicha experiencia, que muchas veces no se repite ni retorna nunca, según expresan los propios místicos. La captación y comprensión unitaria de todo lo que existe, es un paso decisivo en la visión de la no dualidad. Hay que saber vivir en la Unidad, en el Piramidón y convivir en la dualidad manifestada del mundo y la Vida, vivir en el edificio piramidal con toda la humanidad, lo que equivale a salir de la caverna platónica y retornar a ella en expectativa de servicio.
Lo que perciben los habitantes de los pisos superiores no se parece en nada a lo que perciben los habitantes de los pisos inferiores y así sucede con todos los niveles, por eso es un absurdo discutir cuando las personas viven en distintos niveles de visión y comprensión. Al comparar las distintas visiones según la altura, siempre surgirán las diferentes opiniones y apreciaciones, las cuales se han de respetar, porque todos tenemos nuestras “razones”, que se atienen a lo que conocemos y percibimos. Ver, oír y callar es un viejo lema apropiado para esto último, el silencio es un buen compañero de experiencias.
No es igual analizar la vida y sus hechos desde el materialismo más radical, que desde las altas cotas de la espiritualidad. Enfrentar la razón o el intelecto contra la Conciencia e Intuición es una lamentable pérdida de tiempo. Cada cosa tiene su sitio y los opuestos no pueden ocupar el mismo lugar. Nuestros hemisferios cerebrales, son la muestra de la dualidad en el hombre, expresada a través de nuestro cerebro. Ambos hemisferios muestran claramente tendencias opuestas y diferentes: racional e irracional, lógico y analógico, concreto y abstracto, realista y fantástico, objetivo y subjetivo, explícito e implícito, cuantitativo y cualitativo, temporal y atemporal, ordenado y espontáneo, metódico y aleatorio, analiza y sintetiza, reglado e impulsivo…y así, un largo etcétera, según funcione y predomine el hemisferio izquierdo o el derecho. Este funcionamiento del cerebro, hace que cada persona sea diferente respecto a las demás y de ahí, las enormes dificultades para la convivencia. Esta convivencia entre personas se hace más realizable y posible, cuando se lleva a cabo entre aquellas que habitan las mismas plantas de pisos o grupos de plantas más o menos afines, con parecidas ideas y estructuras mentales, que facilitan una buena conexión y el trabajo en conjunto entre todos ellos. Conocemos con diversos nombres, a muchos de estos fenomenales grupos espirituales que han aparecido a lo largo de la historia, con entrañables y sabios Maestros que los fundaron.
El modelo de Universo que porta la Conciencia Universal, tomado de lo Absoluto Inmanifestado (el Modelo de modelos), es como una película que se proyecta en la pantalla del espacio-tiempo en la que el guionista, el director, el productor, los ejecutivos y todos los personajes necesarios para su realización, incluidos los actores, son la misma Conciencia Universal, detrás de todos los papeles que contiene la película. Cada uno de nosotros, somos un actor en la película, y hemos asumido tan seriamente el papel, que nos hemos olvidado quien es el que realmente desempeña tal papel, y ese no es otro que la Conciencia Universal a través nuestro. Nos introducimos en el papel de rey o mendigo, asumiendo que somos lo que representamos y obrando como tales, y nos hemos olvidado que somos la Conciencia Universal representando un papel, y no un mendigo o un rey con autonomía propia dentro de la película, con voluntad y libertad de hacer lo que quieran, olvidando que tienen que atenerse al guion ya escrito de la película, sin necesidad de tener que improvisar nada. ¡Cómo nos engaña la propia Conciencia Universal, con el objeto de realizar la película! ¡Cómo nos hace creer que somos un personaje con ego y con una determinada misión, consiguiendo que nos olvidemos completamente de lo que realmente somos! ¡Y somos Ella misma! ¡Qué Gran Ilusión! ¡Qué espectáculo tan magnífico en el gran teatro de la Vida!
El gran descubrimiento es, darnos cuenta de que la película es nuestra película, tú película y que todo lo que sucede en ella está en ti, que tú no estás en el Universo, sino que el Universo está en ti, que tú tampoco estás en el mundo, es el mundo el que está dentro de ti, que eres Conciencia Universal. Como las olas en el mar, tú no eres solo la ola, tú eres el Océano donde la ola se desarrolla. Cuando la ola se estrella y estalla con bravío sobre las rocas o se difumina mansamente en la fina arena de la playa, deja de ser ola, pero sigue siendo océano y nunca deja de serlo. Hasta que finalmente se descubre que en realidad todos somos el Océano, uno se cree una ola poderosa y brava, única, inmensa, con energía arrolladora, encrespada y danzarina, de rompedora cresta, espuma abundante y colores variados, comparándose continuamente con las demás olas, orgullosa de su apariencia. Con la experiencia que da la vida oceánica, la ola llega un momento en que se torna mansa, sencilla y humilde, llana y pacífica, perdiendo poco a poco su propia identidad, hasta que aplanándose, desaparece fundida en el horizonte del sereno Océano. Nosotros también nos fundimos (aunque en realidad nunca nos separamos), en el Océano de la Conciencia Universal cuando terminamos nuestra experiencia de vida, en esa luz maravillosa del Amor profundo que todo lo abarca. En la película sucede algo parecido, los personajes actúan, terminan y desaparecen, pero la película prosigue; igualmente los egos nacen y perecen en la trama de la Vida, pero siempre prosigue la Conciencia Universal que los creó y esa Conciencia es lo que realmente somos.
Al contemplar la película, nos damos cuenta, que debido a la dualidad con la que se construye la Vida, van a desarrollarse escenas dramáticas junto a escenas cómicas, que nos harán llorar o reír según el guion. En el transcurso del desarrollo argumental, aparecerán los buenos y los malos, los héroes y los villanos, personificaciones de la dualidad del bien y del mal. Solo son actores que desempeñan el papel que les asignó la vida entre tragedia y comedia; lo importante es, saber quién está detrás de cada personaje en la película. En ella caben los asesinos, los violadores, terroristas y otros personajes dantescos, que representan sus difíciles papeles, a veces merecedores de premios a la interpretación y luego abrazados y felicitados por sus directores gracias a su “buen hacer” como actores. Qué fácil es juzgar a los personajes de la película, sin conocer la verdadera trama de sus vidas, muchas veces dramática y con situaciones que no dependen de ellos. Ahora entenderemos mejor aquello de “ama a tus enemigos”, porque amar al bueno, al héroe y protagonista de la película es fácil, lo más difícil es amar al que la vida le dio un difícil papel lleno de dificultades, que lo convirtió en un paria de la Vida. No olvidar nunca que detrás de toda esta representación y sus personajes, se encuentra la Conciencia Universal proyectando la película, tú película, en realidad un sueño, solo eso, un sueño.
Las enseñanzas de la no dualidad sobre los sueños, muestran tres modalidades: el “sueño profundo” en el que hay una desconexión completa del ego en una experiencia parecida al vacío existencial de la nada, del que se regresa con sensación de plenitud y de haber tenido un sueño muy gratificante y profundo. Otra modalidad es el “sueño con sueños”, en el que al dormir y soñar vivimos experiencias diversas y de los más variados contenidos, que mezclan elementos de nuestra vida cotidiana, con otros relacionados con el subconsciente e incluso con el inconsciente colectivo y que pueden ser fantasiosos, raros, terroríficos o muy benignos y agradables. Al despertar comprobamos que esas experiencias han sido eso, solo un sueño que parecía real. Rápidamente los sueños suelen olvidarse, como si se hubiesen sustraído de algún lugar que no nos pertenece, dejando poco rastro en la memoria. La tercera modalidad es el “sueño en vigilia”, es el desarrollo normal de la vida cotidiana que tomamos por realidad, cuando esa realidad es en verdad un sueño de la Conciencia Universal, de ahí que podamos afirmar que “la Vida es un sueño”.
¿Qué hacer en la vida que nos lleve a la añorada Unidad? Dicen los Maestros de la no dualidad: sé tú mismo y no lo que otros quieren que seas, tú ya eres Unidad, eres Uno con todo lo que existe en el Universo y aún más allá eres partícipe del estado Absoluto, la eternidad del Vacío-Pleno, verdadero soporte de toda existencia. Deja que la vida fluya a través de ti, viviendo como la vida nos llama. Vive en el Ahora, que es el terreno firme de la Conciencia del Ser Inmutable, la puerta que se abre a la eternidad, a la ausencia del tiempo, donde el Ego no puede imponer su tiranía a través del pasado y el futuro. El Ego jamás puede vivir en el Ahora y las herramientas que usa para cabalgar el tiempo son, la memoria en el pasado y la imaginación del futuro. Hay que sustituir el “yo fui” del pasado o el “yo seré” del futuro, por el “Yo Soy” del Ahora, nuestra verdadera Realidad, nuestra fuente original, nuestro eje central de la vida y una vez obtenido dicho centro no abandonarlo jamás. No hagas daño a nadie, cumple las leyes del país que te acoge, se una buena persona, digna, educada y valerosa. Que la seriedad en tu quehacer diario presida tu vida, y que todo lo que queremos hacer en el día a día, coincida con aquello que debemos hacer, que querer y deber vayan unidos en nuestra vida. Cultivar la quietud y el silencio interior profundo y por encima de todo no olvides nunca quien eres, la Conciencia Universal, a la que debes vestir con las adecuadas vestimentas del Ego. Más allá de todo ello, siempre te espera tu hogar eterno en ese Vacío lleno de Plenitud, que con añoranza, respeto y admiración denominamos lo Absoluto, lo que en realidad somos. Esto es lo que hay.
Paz para todos los seres.
Misticismo siglo XXI
Granada Mayo 2020