Ruta de Sección: Inicio > Colaboraciones > Artículo

José Miguel Ruiz Valls

¿Está claro?

Por José Miguel Ruiz Valls 19 de julio de 2016
Jose Miguel

Es obvio que un ser que se siente "despierto" no necesita leer textos sobre consciencia ni asistir a ningún evento. Es obvio que escribir o hablar para seres despiertos no puede tener ninguna utilidad. Todo escritor y conferenciante debe tener siempre presente que se está dirigiendo a seres que están en proceso de despertar, y que, si quiere serles de alguna ayuda, debe utilizar el lenguaje más claro posible, evitando palabras que puedan causar confusión.

La misma tentación de utilizar un lenguaje oscuro, le permite ver al escritor que "no tiene muy claro" lo que está tratando de escribir y que necesita, por tanto, indagar más sobre ello. Pero no es mi propósito poner el foco en aquellos que, como dijo Nietzche, "enturbian sus aguas para hacerlas parecer profundas", sino en las secuelas que puede ocasionar lanzarse de cabeza a las turbias aguas.

Suele repetirse mucho, por ejemplo, que "la verdad está más allá de la mente" o que "la verdad no es intelectual". La utilización de tales expresiones, sin más explicación, parece más orientada a convencer al lector de que el que escribe ha llegado a la verdad, es decir, a sentar autoridad, que a ofrecerle pautas para que pueda descubrir su propia verdad... ¿Para qué le sirve, al que aún no tiene consciencia de haber trascendido la mente, saber que la verdad está fuera de ella?... ¿Para estresarle?... Asumir como verdad que "la verdad no es intelectual", sin tener consciencia de ello, ha llevado a muchos seres en proceso de despertar a despreciar el intelecto y a perderse en un mar de confusión. ―Si la verdad está más allá de la mente ¿Cómo me puedes ayudar a encontrarla con tus razonamientos mentales?― suelen argumentar...―¿Acaso para ir "más allá" del mar no hay que atravesar el mar?― suelo decirles yo.

Para ir más allá de la mente hay que sumergirse en la mente; y es quien teme hacerlo el que busca atajos, de manera similar a aquellos que desprecian el cuerpo, por pensar que es un obstáculo para llegar al alma, cuando no es sino la puerta de entrada. Ser consciente nunca puede consistir en rechazar, en "separarse de", sino en aceptar, en "integrarse con". Sumergirse en la mente es aventurarse en eso que llamamos "indagación", y su propósito no es iluminarte sino limpiar el "polvo mental" que la misma mente ha ido depositando sobre la luz. Es un "método indirecto" pero, en mi experiencia no hay otro más directo, salvo el sufrimiento.

Para trascender la mente, para iluminarse, tan solo hace falta disponer de suficiente energía; y para disponer de suficiente energía, tan solo hay que tener claro qué es lo que la aumenta y qué es lo que la hace disminuir, y eso se averigua indagando. La mente consume mucha energía pensando, y es por eso que hay que "pararla" para poderse iluminar. Pero la mente no puede parar mientras su dueño no tome consciencia de todos los programas automáticos que ha ido instalando a lo largo del tiempo, sin percatarse de que, muchos de ellos, eran incompatibles entre sí. Si buceando en la mente descubro, por ejemplo, que tengo instalado el programa "Todo por la patria" y también el programa "Todos somos iguales", puedo ver que, de cada uno, surgen pensamientos contradictorios, que cada uno de ellos me está ofreciendo una interpretación distinta de la realidad que tengo ante mí, de ese emigrante que veo acercarse a la playa. Y es entonces cuando entiendo que debo desactivar uno de los dos programas si pretendo acabar con el despilfarro energético.

Es muy fácil comprobar, por propia experiencia, como cada contradicción mental que eliminas, aumenta tu energía, tu vitalidad. Es muy fácil comprobar cómo cada conflicto no resuelto, la va agotando. El único error que existe es mental, es un simple malentendido, y es en la propia mente donde se tiene que enmendar. Se trata de desandar el mismo camino que hemos hecho, pero observando, para poder percatarnos de aquello que nos llevó a malinterpretar. A eso se le llama desaprender. Pretender atajar la racionalidad imposibilita ese ejercicio de autoindagación, impidiendo, en consecuencia, recuperar la energía que necesitas para iluminarte. Si prescindes del conocimiento que se obtiene por propia experiencia, te obligas a creer, porque no hay más opciones. Pero el conocimiento genera confianza, valor, fortaleza... ¡Energía!.. Y creer, por contra, genera inseguridad, y la inseguridad es miedo... ¿Y qué indica el miedo sino un pérdida energética?

El alfa y el omega del no dualismo es, obviamente, que "solo hay uno", que "todo es unidad"... ¡Es su gran verdad!... Pero esa verdad, malentendida, ha llevado a muchos seres en proceso de despertar, a perderse en un mar de confusión, pues como, en su experiencia, siguen viendo muchos, siguen viendo variedad, se estresan, y eso les lleva a esforzarse, a achinar los ojos, intentando no ver a los demás, para así poder ver "más allá", a Dios; cuando de lo que se trata de ver a Dios a través de los demás... ¡De llegar más allá del mar, cruzando el mar!.. Y ese malentendido les lleva a otro, pues al no reconocer a Dios en los demás, al no ver a Dios en los demás, confunden observar con buscar, sin darse cuenta de que se busca lo ausente y se observa lo presente; de que se busca lo que no está, lo que no es y se observa lo que sí está, lo que sí es. Hay que partir del cuerpo, si se quiere ver la mente y hay que partir de la mente si se quiere ver el alma. Se trata de integrar lo desintegrado, pues si no partes de lo desintegrado ¿Cómo lo vas a integrar?

La mente, cuando no ve, piensa que es porque no está aquello que debe ver, y eso es porque no está programada para descubrir sus propios fallos. Entonces se pone a buscar, automáticamente, inventando así el futuro y llenándote de ansiedad. Pero la mente no tiene ninguna intención malvada. Es como un ordenador que no hace sino seguir las instrucciones de su dueño, de la única manera que sabe. Es su dueño el que le ha dicho ¡Quiero ver!... La buena noticia es que la mente, como un ordenador, se puede reprogramar, y eso se hace, convenciéndola, en su propio idioma, razonando, de que si no ve, es porque no ha prestado la suficiente atención. Entonces dejará de buscar y se pondrá a observar, y ya no hará falta que leas más sobre consciencia ni acudas a ningún evento. Mientras tanto, puede serte muy útil realizar tales actividades, porque, si te fijas, te darás cuenta de que la mente nunca quiere dar la razón; por tanto, si has visto alguna razón en alguna de estas palabras, es porque ya sabes lo que es ir más allá de la mente.

© José Miguel Ruiz Valls, 2016