Atman Nityananda
Despertar de la ilusión de que somos el ego
Por Atman Nityananda 23 de enero de 2015Hay diferentes maneras y prácticas que nos ayudan despertar a nuestra naturaleza verdadera. Una de ellas es darnos cuenta de que el sufrimiento1, el que sufre2, y el que percibe el sufrimiento3, son sólo el ego mismo (que asume estos tres aspectos aparentemente distintos). Con esta percepción se llevará a cabo la realización de que somos el testigo ―que es consciencia pura― de los tres y no el fantasma del ego.
Voy a analizar estos tres aspectos del ego que nos engañan y nos atrapan en la ilusión de que somos una entidad limitada al cuerpo.
Antes de empezar este análisis quiero aclarar que el ego es un campo energético, una masa de energía que asume formas innumerables. Las expresiones básicas de esta energía son el deseo, la sensación Yo soy el cuerpo o el cuerpo soy Yo y el cuerpo-dolor que es todas las emociones negativas (ira, miedo, envidia, impaciencia, cielos, depresión, avaricia, codicia, nerviosismo, ansiedad, angustia, amargura, etc).
1. El ego es un campo de energía cristalizada en nuestra psique que vibra a causa de estímulos y condiciones externas, creando sufrimiento en forma de ira, miedo, envidia, impaciencia, celos, depresión, avaricia, codicia, nerviosismo, ansiedad, angustia, amargura etc. Cualquier cualidad egoísta que está funcionando en nuestra mente y nuestro campo energético la experimentamos como sufrimiento en nivel energético, emocional y mental. Entonces el sufrimiento psicológico es sólo una creación de la energía del ego que vibra de una manera que la experimentamos como dolor. Incluso la sensación sólida Soy el cuerpo que es una expresión de la energía del ego es un pequeñito sufrimiento, pero la mayoría de los terrícolas no está consciente de esto porque no saben cómo se sentirían sin esta sensación egoísta, si fueran libres de esta energía del ego.
2. La energía del ego se identifica también con el cuerpo físico y crea la sensación Yo soy el cuerpo o el cuerpo soy Yo. Crea la ilusión que "yo" soy el que sufre las emociones negativas (ira, depresión, angustia, frustración, odio, miedo etc.). Entonces la energía del ego asume también la forma de "yo soy el sufridor". Pero al mismo tiempo el ego crea la ilusión de que las emociones negativas y el "yo" que las sufre (el sufridor) son dos cosas distintas, mientras en realidad el "yo-sufridor" y las emociones negativas son la misma energía que asume estos dos aspectos o formas.
3. La energía del ego se identifica también con la consciencia reflejada en la mente, y crea la ilusión que "yo" estoy consciente y percibo estas emociones negativas. Además la energía del ego crea la ilusión de que el "yo-percibidor" y el sufrimiento son dos cosas diferentes, mientras en realidad son la misma energía que asume estos dos aspectos o formas.
Igualmente el ego crea la ilusión de que el "yo-percibidor" y el "yo-sufridor" son diferentes, mientras que son la misma energía asumiendo estas dos formas.
Entonces el ego, creando la ilusión de que estos tres aspectos anteriormente mencionados (el sufrimiento, el "yo-percibidor" y el "yo-sufridor") son distintos (mientras que en realidad son aspectos del ego mismo), nos engaña y nos impide realizar que somos el testigo de estos tres aspectos del ego. Nos impide realizar que somos consciencia pura más allá del "yo" o "ego", lo cual es sólo una energía que funciona como un virus en nuestra mente creando varias ilusiones.
Si a través de la auto-indagación, la observación enfocada y el discernimiento nos damos cuenta de que estos tres aspectos, es decir, el sufrimiento, el que sufre y el que percibe el sufrimiento son el ego mismo que asume estos tres aspectos, realizaremos que no somos ni el sufrimiento, ni el sufridor, ni el pecibidor, sino el testigo de estos tres aspectos egoístas. Nos daremos cuenta de que somos el sustrato de estas tres expresiones del ego, el silencio o el vacío que es consciencia pura y está más allá de todo sufrimiento (que es creación del ego mismo), más allá del "yo" (como el percibidor y el sufridor), del tiempo y de las formas sólidas (objetos sensoriales) y sutiles (pensamientos, emociones, creencias etc.).