Artículos - Robert Adams
Yo Soy es Brahman
Por Robert AdamsRobert: ...Es interesante observar lo mucho que buscáis la auto-realización. Cuando digo: "lo mucho que buscáis", quiero decir que la auto-realización no es nada que haya que buscar. Pero creéis que hay que buscarla. Así que venís aquí y esto es bueno. Lo que sea que pones como prioritario en tu vida es lo que alcanzas tarde o temprano. Tomarte la molestia de salir a la lluvia y conducir hasta este camino de montaña para venir aquí, demuestra que estás interesado en tu Sí mismo.
Cuando yo tenía unos dieciséis años, vivía en el Bronx, en Nueva York y solía ir a escuchar a Joel Goldsmith. ¿Alguien ha odio hablar de él? (um-hm) Estaba en Manhattan. En medio del invierno tenía que tomar el tren, cambiar y tomar un autobús. La temperatura era quizás de diecisiete grados [¿Fahrenheit?], pero de alguna manera algo en mi corazón me hacía ir porque quería estar allí. No especialmente para escuchar lo que tenía que decir, porque ya sabía lo que tenía que decir. Pero yo sólo quería estar en su compañía, con personas afines.
Es lo mismo aquí. Cuando te pones en camino para llegar al satsang, especialmente con un tiempo inclemente que lo hace difícil. Especialmente cuando puedes estar en una casa agradable y acogedora viendo la televisión o bebiendo vino o lo que sea que hagas en tu casa. Te has puesto en camino por la vida espiritual. Esto significa algo, no para mí, sino para ti mismo. Esto significa que estás en el sendero y eso es todo lo que necesitas hacer.
Ahora tu actitud en el satsang es importante. ¿Qué clase de actitud tienes? ¿Qué esperas? Aquellos que no esperan nada consiguen todo. Si esperas que diga algo profundo siempre te decepcionarás. Si esperas que diga un gran discurso siempre te decepcionarás. Si esperas que dé un sermón, una vez más te decepcionarás. Pero si no esperas nada, entonces mi nada y tu nada se fusionan y se convierten en todo. Así que tu actitud debe ser, ninguna actitud. Nunca debes tener una actitud y no debes esperar nada. Eso se llama mente vacía. Cuando tu mente está vacía automáticamente tu verdadero Sí mismo emerge y sientes una gran alegría. Sientes una gran felicidad, un gran gozo. Comienzas a sentir la conciencia, la conciencia gozosa. Simplemente eres consciente no de algo, eres consciente de ninguna cosa y la no cosa es consciencia (1). Así que al venir aquí con una mente vacía sientes la conciencia pura. En realidad no la sientes porque no puedes sentir la conciencia pura. Te conviertes en la conciencia pura.
¿Cómo te conviertes en la conciencia pura?
Te vuelves consciente de la conciencia pura. Tú realmente no puedes convertirte en algo. El yo personal nunca puede convertirse en la conciencia pura. El yo personal nunca puede conocer la consciencia. Cuando viniste aquí con una mente vacía, abandonaste el yo personal. Por lo tanto experimentas la conciencia pura como consciencia lo que se traduce en dicha, felicidad. Felicidad que puedes sentir. La conciencia pura, la consciencia, no puedes. Pero para sentir la felicidad tienes que convertirte en la conciencia pura. Lo que significa ser consciente de algo, ser consciente de la consciencia. Cuando eres consciente de la consciencia, sin embargo, ¿de quién es la consciencia que eres consciente? No es tuya, porque tú no existes. La consciencia existe, pero tú no. Por lo tanto, nunca puedes decir que, "estoy experimentando la conciencia pura", o "estoy experimentando la consciencia". No puedes decir eso porque nunca puedo experimentar esas cosas. Por lo tanto, cuando alguien te dice: "Creo que estoy experimentando la consciencia" Mira a esa persona divertida porque nunca puedo experimentar la consciencia. Nunca puedo experimentar la conciencia pura. La conciencia pura y la consciencia simplemente son. No son esto o aquello sólo existen por sí mismas.
Ahora alguien te dice: "Bueno, en los Upanishads y los Vedas se dice: Yo soy Brahman". Así que él dice que es Brahman. No, no lo es. Ahora escucha y recuerda esto todo el tiempo: Las escrituras dicen: "Yo soy es Brahman". No dicen, "Yo, el yo personal es Brahman", o "consciencia". Declaran su verdadera confesión de que Yo-soy Es Brahman. Yo-soy es la consciencia, no tú. Tú no existes. Pero Yo-soy, Brahman, consciencia, conciencia pura, felicidad son todos sinónimos, ocurren al mismo tiempo.
La razón por la que hablamos de estas cosas es debido al tiempo y al espacio. Cuando eres el cuerpo que está hablando, el tiempo y el espacio parecen existir. Cuando el tiempo y el espacio parecen existir tienes que usar palabras para explicar lo que quieres decir. Así que dices que tu verdadera naturaleza es la conciencia pura. ¿Consciente de qué? Consciente de la consciencia, lo que lleva a la felicidad o dicha, que es la realidad absoluta. Sin embargo, estas palabras son todas sinónimas, significan lo mismo, por lo tanto una persona realizada para hacerte entender que todas significan lo mismo se queda en silencio.
Ahora puedes ver por qué el silencio es el último maestro. Mientras utilices palabras te confundes a ti mismo y confundes a los demás. Pero a medida que te vuelves silencioso el verdadero Sí mismo llega a ser dominante y el yo personal se precipita de nuevo en el corazón. Por lo tanto, aquellos de vosotros que habláis demasiado os dais cuenta de que sois los que están más confusos, porque las palabras sólo confunden. Y recuerda de nuevo que como crees que eres el cuerpo, el tiempo y el espacio existen para ti y en ese espacio y en ese tiempo hablas con palabras. Tienes que hablar a unos y a otros, para que algunos otros que parecen ser como tú escuchen tus palabras y luego reaccionen. Son felices si les dices algo bonito y se enojan si les dices algo feo y la vida sigue.
Así que la razón por la que venimos al satsang es para comprender que no hay cuerpo, no hay mente, sólo hay el Sí mismo. El Sí mismo no puede explicarse con palabras, sólo puede ser experimentado como ser puro. Y ese ser es la consciencia, esa consciencia es conciencia pura, que es la realidad absoluta que da como resultado la felicidad o dicha.
Es por eso que me oyes decir muchas veces que la primera señal de progreso en el camino espiritual es cuando empiezas a sentir una paz profunda dentro de ti. Esa es la felicidad de la que estoy hablando. Tal vez no la has experimentado por completo, pero sientes una profunda paz que nunca has sentido antes. Las cosas que solían molestarte cesan. Las personas que te hacían enojar ya no te hacen enojar. Ellos no han cambiado, tú has crecido. Las palabras se vuelven sin sentido. Comienzas a pasar más tiempo contigo mismo y llegas a ser muy, muy feliz. Surge entonces la pregunta, ¿quieres decir que si me convierto en un realizado tengo que estar conmigo mismo? ¿Tengo que ser un ermitaño? Más bien, estoy hablando de eso mentalmente.
Por ejemplo: Hubo una fiesta de cumpleaños en mi familia recientemente y había cerca de quince-veinte personas allí. Como siempre, me siento en la silla y observo. Y había todo tipo de ruidos y bailes y todo proseguía, pero yo soy la paz eterna. No importaba lo que hicieran o dijeran. Yo estoy en paz. Yo no digo, "No puedo soportar estar aquí hay demasiado ruido y tengo que irme a estar conmigo mismo en paz". Estoy en paz donde quiera que vaya. ¿Ves la diferencia?
Aquellos de vosotros que creéis o pensáis que tiene que huir del entorno o de ciertas personas, porque te vuelven loco, estas personas son una bendición disfrazada. Porque te hacen ver a ti mismo.
¿Qué es lo que te hacen ver?
Te hacen ver que no estás en paz contigo mismo. ¿De verdad crees que si vas a un monasterio o a un ashram o a una cueva estarás en paz? ¿Si no puedes estar en paz en una fiesta? ¿No lo ves? Donde quiera que vayas tienes que llevarte a ti mismo contigo. Y si no estás en paz donde estás, si vas a una cueva para vivir contigo te volverás loco. ¡Tu mente te expulsará de tu mente! (risas ) ¡Lo que es bueno!
El mundo es tu laboratorio, donde practicas sobre ti mismo. No trates de escapar del mundo. No trates de cambiar las cosas, sino obsérvate a ti mismo, observa lo que eres por completo. Observa las cosas que te molestan. Observa el número de palabras que empleas durante el día. Cómo hablas y hablas y hablas y hablas y hablas y hablas. Observa cómo reaccionas a lo que la gente te dice.
¿Cuántos de ustedes reaccionan ante la televisión? Estas mirando un programa y te ríes si es divertido, lloras si es triste, te enojas si hacen lo que no te gusta, no tienes el control de ti mismo. La televisión te controla. Conozco a una persona que enciende la televisión tan pronto como se levanta de la cama y la apaga a eso de las doce de la noche, cuando se va a dormir. Estas personas no pueden soportar estar solas sin que alguien les diga algo. Porque cuando están solas y sin un televisor o sin una radio, su mente les vuelve locas. Toda clase de pensamientos aparecen, así que escapan mirando la televisión. Y luego, antes de apagar la televisión ya están pensando qué van a hacer ahora. Así que van a ver una película y antes de que acabe la película ya están pensando en lo que van a hacer cuando la película termine. Se van a jugar a los bolos. Tienen que estar haciendo algo todo el tiempo. No pueden estar solas porque sus pensamientos les desconciertan.
Tienes que examinarte a ti mismo. Tienes que ver lo que eres. Tienes que empezar a comprender que tú no eres el hacedor y llegar a aquietarte y relajarte y estar en paz contigo mismo. La forma de que estés en paz es darte cuenta de que yo no soy el hacedor. Yo no pedí nacer como soy. Yo no pedí nacer de determinados padres, en un país determinado, en un momento determinado. Yo no pedí nacer en una familia pobre o en una familia rica o en una familia intelectual o en una familia espiritual o en una familia atea o en una familia de agnósticos. Tú no pediste eso y sin embargo te encuentras en una familia en particular.
Si eres lo bastante afortunado cuando llegas a la edad de la razón comienzas a preguntar: "¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Qué estoy haciendo en este ambiente? ¿Quién me puso aquí? ¿Cuál es mi propósito?" Mientras te haces a ti mismo sinceramente estas preguntas, las respuestas se te revelarán y comenzarás a comprender que todo estaba predeterminado, predestinado. Si eres lo bastante afortunado de estar bajo la tutela de un gurú, o un Jñani se te explicará que puede parecer que has nacido en esta familia particular bajo ciertas circunstancias, pero en realidad eso no eres tú. Tú no eres eso. Tú eres ilimitado. Tú eres libre. Tú eres no nacido. Tú siempre has sido y siempre serás. Esa es tu verdadera naturaleza.
¿Te imaginas aprender estas cosas cuando eres joven? ¿Tener este tipo de comprensión? Que a pesar de que pueda parecer que soy un cuerpo; a pesar de que pueda parecer que estoy haciendo algo; en realidad no estoy haciendo nada y no soy el cuerpo. Y si no eres el cuerpo y no estás haciendo nada, ¿quién está haciendo el trabajo? Y la respuesta es, nadie. No había nadie antes de nacer, no hay nadie que subsista y no hay nadie que desaparezca. Y tú eres ese nadie.
Ahora que comparto esto con vosotros, ¿qué pensáis personalmente que sois? El primer error que cometes es creer que eres el yo personal. Identificación con el cuerpo. Ese es tu primer error. El segundo error es que tu mente se identifica con el mundo. Y el tercer error es que tu mente y tu cuerpo reaccionan a tu entorno.
Así que comencemos con el cuerpo. Te dices a ti mismo: "Yo existo, no hay duda acerca de esto, yo existo. Pero, ¿quién es este yo que existe? Es el yo personal. Sin embargo, cuando me voy a dormir no soy consciente de ese yo, pero todavía sigo existiendo a pesar de que estoy dormido. Y cuando estoy soñando, sueño sobre todo tipo de cosas. Sin embargo digo que yo soñé." El yo siempre persiste para recordarte que eres el yo. Y sigues identificado con el yo, la mayor parte de su vida.
Cuando comienzas a cuestionar, empiezas a cuestionar tu propia existencia. "¿Cómo puedo existir como yo soy? Porque cuando era un bebé existía con un cuerpo completamente diferente. Cuando era adolescente también existía, pero era diferente de lo que soy hoy en día. Y al mirarme hoy existo como yo soy ahora. Pero el yo, yo, yo, siempre parece estar presente. Por lo tanto, ¿quién soy yo? ¿Quién soy yo realmente?" Y comienza el interrogatorio. Te has demostrado a ti mismo que no eres tu cuerpo que ha sido diferente en distintos momentos de tu vida. Aparecías de forma diferente así que no puedes ser el cuerpo que parece aparentar de una manera en cierto momento y de diferentes maneras en diferentes momentos. ¿Soy mi mente? ¿cómo puedo ser mi mente? Mi mente es sólo un conglomerado de pensamientos, pensamientos del pasado y pensamientos del futuro. Así que no puedo ser mi mente. Entonces ¿qué soy yo?
Si preguntas sinceramente algo te dirá dentro de ti mismo que si llegas a la fuente del yo, todos tus problemas se acabarán. Entonces empiezas a pensar en la fuente. Al pensar en la fuente piensas en nada, porque la fuente del yo es ninguna cosa. Y empiezas a ver que el yo con el que has estado enfrentado todos estos años tiene que tener una fuente y la fuente es ninguna cosa. Si la fuente no es una cosa ¿cómo puede haber un yo?
Ahora empiezas a despertar y te ríes de ti mismo. Finalmente te dan cuenta, "yo no existo, nunca he existido, no existo como consciencia, no existo como conciencia pura, yo simplemente no existo. Pero la fuente es omnipresencia, es la unidad final."
Entonces puedes decir: "Yo soy la fuente". Porque en ese momento te darás cuenta cuando digas: "Yo soy", que ya no te estás refiriendo a tu cuerpo, que no te estás refiriendo a la mente. Te refieres a Dios, a la conciencia pura, a la consciencia, a la realidad absoluta. En ese estado ni siquiera piensas en esas palabras. Porque como he mencionado antes esas palabras sólo existen en el tiempo y el espacio. Y en tu realización comprendes que no hay tiempo ni espacio. Así que no hay palabras, sólo hay la fuente y te vuelves libre y liberado.