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Artículos - Sailor Bob Adamson

Vivir sin esfuerzo

Por Sailor Bob Adamson
Sailor Bob Adamson

¿Por qué intentamos alterar, modificar o corregir lo que "existe"? Porque consideramos que nosotros podemos hacerlo mejor, que "eso no debería ser así", pero todo eso se basa en nuestro condicionamiento previo. Pero si no existiera nuestro condicionamiento, todo seguiría siendo tal y como es, ¿no?

Todos decimos "yo existo" porque es esa sensación de presencia la que se expresa a través de la mente en forma del pensamiento de "yo existo". Ahora bien, ¿esa sensación de presencia es tuya? ¿Es mi consciencia de la presencia? ¿O es puramente esa sensación de presencia? Esta pura consciencia presente, simplemente Esto. Eso es lo único que existe. Por tanto, si lo que buscas es la iluminación, la unión con Dios o lo que sea, percibe directamente que eso que buscas, ya lo eres. Ya lo eres y siempre lo has sido.

Puedes llamarlo Dios o adjudicarle cualquier otra virtud. Yo prefiero llamarlo inteligencia-energía. Algunas de las condiciones de Dios son la omnipotencia, la omnipresencia y omnisciencia; que significan potencia absoluta, presencia absoluta y conocimiento absoluto. ¿Qué lugar queda entonces para Ti, para o para cualquier cosa que no sea Eso? Por tanto, cualquier concepto de que Mi Dios es mejor que Tu Dios o de que Mi energía es superior o inferior, carece completamente de sentido. ¿Dónde puede caber un o un Yo si Dios es potencia absoluta y presencia absoluta?

Eso es en lo que se hace hincapié aquí directamente: no existe más que esa unicidad sin parangón. Esa inteligencia-energía se expresa sin ningún esfuerzo. El único problema que se presenta es cuando esa sensación de presencia se expresa a través de la mente en forma de pensamiento de "yo existo" porque conlleva un condicionamiento y hace que se cree una imagen. Más o menos cuando teníais dos años, empezasteis a razonar además de a acumular hechos y experiencias, lo cual crea una imagen a la que denominamos Yo, pero no es más que una idea, un pensamiento de la mente.

Ahora, al funcionar como un mecanismo automático, la mente solo puede procesar pares de opuestos. Este pensamiento de "yo existo" es lo que ha causado esta aparente separación. Es el nivel más básico de dualidad: Yo/no-Yo; Yo/los demás. Desde el momento en que aparece un Yo, tiene que aparecer forzosamente un o un Esto o "aquello" ―que son lo contrario del Yo―, lo cual acarrea una sensación inmediata de separación, fragmentación, aislamiento, soledad, miedo e inseguridad. Como estoy convencido de que soy distinto de los demás, es natural que me sienta inseguro, que tenga una sensación de aislamiento y de fragmentación aparente.

A partir de ese momento, nuestra vida se concentra en alcanzar la plenitud, en sentirnos felices y plenos y, como hemos sido condicionados para "mirar hacia afuera" de nosotros, buscamos "ahí afuera". Como ya hemos comentado antes, ante todo, buscamos un entorno familiar que nos aporte seguridad y cariño. Después, pasamos al nivel de la tribu y más adelante, al de la nación. Las naciones pueden entrar en guerra entre sí en un intento de salvaguardar dicha sensación de seguridad: esa vulnerabilidad que todos tenemos, ese miedo a que alguien o algo nos prive de algo.

Para ello, tenemos que ir adquiriendo y acumulando todo lo que podamos, para sentirnos más seguros. Nos cuentan que si recibimos una buena educación, conseguimos un buen trabajo, ganamos más dinero, tenemos un coche más grande, una casa más grande o una buena pareja todas esas cosas nos harán felices y nos aportarán esa seguridad que llevamos tanto tiempo buscando.

Al llegar a este punto, párate y cuestiónalo todo. Observa qué es lo que consideras que eres. Simplemente observa este aparente núcleo central, este punto de referencia al que llamamos Yo. ¿En qué consiste? ¿Dónde comienza? ¿De qué se compone? ¿Dónde se encuentra ese núcleo central que considero mi Yo? ¿Está en alguna parte del cuerpo? ¿Está en la mente? En cuanto empieces a plantearte este tipo de cuestiones, las cosas se empezarán a remover porque lo falso no resiste una investigación y lo que llevamos creyendo toda la vida sin habérnoslo cuestionado es incapaz de soportarlo: se desmorona.

Ese pensamiento del Yo no tiene sustancia y es incapaz de sostenerse por sí mismo: necesita el respaldo de esa pura inteligencia o consciencia o percepción pura ―como quieras llamarlo― para crear hasta el más mínimo pensamiento. No hay nadie aquí, ahora ni en ningún otro momento que pueda negar su propia existencia. No hay nadie que pueda decir: "No existo".

En eso consiste la inteligencia, en ese hecho de "saber", en esa acción de conocer y esa sabiduría siempre existe en un estadio anterior al del pensamiento de "yo existo". No tenemos necesidad alguna de repetirnos: "Yo existo, yo existo, yo existo". Esa existencia se expresa mediante el pensamiento de "yo existo". Tanto si decimos esas palabras como si no, "sabernos" que "somos", que "existimos", que "somos vida" y esa inteligencia-energía se expresa por sí misma sin ningún tipo de esfuerzo.

 

Esa existencia, esa sensación de existir en el presente, lleva sin cambiar desde el primer momento en que fui consciente de ella, que yo recuerde. Echando la vista atrás, ahora me doy cuenta de que es la misma sensación de "estar presente", de "yo existo" que tenía cuando era niño; y no ha cambiado, no se ha alterado. Jamás se puede alterar porque no le afecta el paso del tiempo. No se puede volver ni vieja ni joven, ¿por qué? Porque contiene el tiempo dentro de sí. Tampoco le afecta el espacio, ¿por qué? Porque contiene el espacio dentro de sí. Eso mismo es lo que dice la Bhagavad Gita: "Ni la espada lo puede cortar, ni el fuego quemar, ni el viento secar ni el agua ahogar". ¿Por qué? Porque contiene en sí todas esas manifestaciones. Sin embargo, no hay nada que pueda comprenderlo ni captarlo.

En esta habitación, siempre vemos las cosas que hay, pero nunca nos fijamos en el espacio y, de no ser por el espacio ―el volumen― no habría siquiera una sala que contuviera dichas cosas. El espacio no es nada. Pues lo mismo sucede con la consciencia. Si tú no estuvieras consciente o no tuvieras percepción, no podrías tener ni un solo pensamiento.

 

Todo queda registrado en cada momento tal y como es. Todas las impresiones se reciben a través de los sentidos y quedan registradas tal y como son. Todo lo que no reviste ningún interés nos tiene sin cuidado. Si os levantarais ahora mismo y salierais de la habitación, pisaríais esos cojines, pero no los retiraríais a patadas, sino que pasaríais por encima con toda naturalidad, lo que quiere decir que todo queda registrado sin necesidad de pensar en ello.

El quid de la cuestión está en darnos cuenta de que esa inteligencia está en funcionamiento. Cuando la mente mete baza, se pone a discernir, a modificar las cosas, a alterarlas o corregirlas de una forma u otra. Podéis tener total confianza en esa pura inteligencia que está activa ahora mismo en vuestro cuerpo, sin ningún esfuerzo.

Aquí no hay ningún núcleo central. Tenéis que daros cuenta de que ese núcleo es algo falso, algo que no tiene ninguna fuerza por sí solo y eso es algo que solo puede suceder observando, indagando. Manteneos con la consciencia. Permitid que se os revele esa esencia sin que se interponga vuestro Yo. Lo que existe es el hecho de "vivir", el hecho de "ser": la consciencia de estar presente, tal y como se es. Eso es lo que se llama vivir sin esfuerzo. Estáis siendo vividos sin ningún esfuerzo. ¡El estómago no necesita que nadie le diga que se ponga a digerir la comida!