Artículos - Jeff Foster
La Verdadera Meditación
Por Jeff Foster"Es tan hermoso, simplemente sentarnos juntos en este espacio abierto, en donde nada tiene que ser resuelto; en donde no hace falta componernos a nosotros mismos o componer a los demás, en donde nuestras preguntas no tienen que ser respondidas, en donde finalmente, nuestras preguntas tienen permiso de ser tan sólo preguntas, en donde nuestra incertidumbre no tiene por qué ser transformada en certeza, en donde nuestras dudas tienen el permiso para quedarse como dudas. Aquí, en este cálido abrazo que somos, en este lugar de verdadera meditación, sin un objetivo, sin nadie que lo controle, no necesitamos encontrar las respuestas, no necesitamos llegar a ninguna conclusión mental acerca de la vida, no necesitamos resolver todo porque finalmente, finalmente nuestras dudas y nuestro deambular, nuestro intento de re-solver todo y nuestro intento de que todo funcione, nuestra búsqueda y nuestra desesperación por encontrar respuestas ―todo está permitido a estar aquí, tal y como es.
En este lugar, en donde nada necesita de una solución o de un arreglo ―no tiene una ubicación real porque es lo que tú eres. Lo que tú eres no necesita arreglar todo este lío que existe actualmente, ni escaparse, ni componerlo, ni transformarlo, ni trascenderlo, ni siquiera tiene que deshacerse de él. Debido a que lo que tú eres está completamente enamorado de todo este lío humano, así como el océano está completamente enamorado de todas sus olas. Y "estar enamorado" aquí solamente significa "ser inseparable de". Esa es la esencia de la no-dualidad. El océano que tú eres, el vasto espacio abierto de consciencia, esa amplia e ilimitada capacidad de consciencia, realmente es todas las olas que aparecen en él ―todos los pensamientos, sensaciones, sonidos, sentimientos, aromas, colores, imágenes. La consciencia es inseparable de todo lo que surge "en" la consciencia y esa es la exacta definición de amor. Cada pensamiento, cada sensación, cada posible sentimiento ―todos son hijos de la consciencia, metafóricamente hablando, poéticamente hablando. Todos ellos son tu familia ―todos ellos te son profundamente familiares. Son amigos de toda la vida.
Recuerda, no se trata de una cosa (el océano) amando a otra cosa (las olas) ―no son dos, jamás lo fueron. Todos los pensamientos, sensaciones, sentimientos, están profundamente permitidos a estar aquí, en lo que tú eres. Ya tienen un sitio para ellos aquí, así como cada ola ya tiene su lugar en el océano, sin que sea necesario que se disponga de un lugar en donde puedan estar. Lo que tú eres, en el nivel más profundo, le ha dado el SÍ a este momento, tal y como se está dando. Aquello que tú eres no tiene por qué deshacerse de nada de lo que aparezca en este momento, ¡porque todo está apareciendo ahora! No necesita (y no podría) escapar a ello, porque ¡ya es eso!
De la misma manera, la sala en donde estás en este momento no necesita deshacerse de las moscas que están zumbando. La mosca entra, la mosca sale. Espantamos a la mosca y luego viene otra. Espantamos a esa mosca y otra vuelve a llegar. ¿En dónde terminan las moscas? ¿Cuándo dejaremos de tener pensamientos y sentimientos molestos? Pero recuerden, la sala en sí misma no necesita deshacerse de las moscas. La sala dice "¡Vengan moscas, hay espacio suficiente para todas ustedes!" "¡Relájense. Tienen la completa libertad de volar!" Así que nada tiene que ser resuelto por esta sala que tiene la capacidad de contener todo; todas las moscas pueden seguir siendo sólo moscas, las preguntas pueden seguir siendo sólo preguntas, las dudas pueden seguir siendo dudas. Los pensamientos pueden ser pensamientos solamente, los sentimientos pueden ser también sólo sentimientos. La consciencia lo permite todo ―siempre hay espacio suficiente en tu espacio.
Y por eso, la invitación, como siempre, es sentarse en este precioso espacio del no tener aún nada resuelto. Simplemente descansamos en ello. Descansamos en el misterio de la misma vida. Descansamos preguntándonos, no sabiendo, no sabiendo lo que tenemos que hacer, o cómo cambiar las cosas, o qué está por venir. Y comenzamos a preguntarnos ¿qué podría significar realmente "tener todo resuelto", si es que eso fuera posible?
Lo que tú eres ―en este momento― ¿no necesita que este momento cambie o se resuelva a sí mismo, o si? No necesita que la incertidumbre se convierta en certeza ya que lo que tú eres ya está admitiendo esa incertidumbre. Incluso, la incertidumbre es abrazada por el espacio que tú eres. Todos los pensamientos, sensaciones y sentimientos que van surgiendo en este momento ya han sido aceptados y abrazados en el vasto, abierto, ilimitado espacio que tú eres. Nada en el espacio de este momento necesita "resolverse". Nada debe ser arreglado. Nada necesita ser purificado o "resolverse a través de". Este momento ya se está sosteniendo a sí mismo, perfectamente.
Y lo que eres susurra amorosamente "Vengan, todos ustedes, pequeños niños asustados, olas que habían sido rechazadas en el océano de la vida. Vengan, la incertidumbre, la confusión, el temor, la duda. Todo está bien. Aquí están seguros, en este espacio. Ya no necesitan sentir miedo de mí, he recordado lo que soy. No volveré a asustarlos. Sé que ustedes son yo mismo. Les concedo el lugar que les corresponde dentro de mí".
Lo que eres no necesita deshacerse de la duda, o transformarla en certeza porque no considera a la duda y a la certeza como opuestos. El océano no ve a ninguna de sus olas como opuestos. Hay una ola de duda, es sólo una duda. Es sólo agua. Hay una ola de incertidumbre. Es sólo una ola, es sólo agua. No son opuestos, son agua. Esencialmente son idénticas, aunque su apariencia se perciba como diferente. Hay una ola de alegría, es agua, es consciencia. Hay una ola de tristeza, es agua, es consciencia. Enojo, temor, entusiasmo, felicidad, frustración, incluso decepción. Ultimadamente todo es una danza de agua, de consciencia. Y todas esas olas son sus amados hijos, amados, aunque parezca que se portan mal. Amados por siempre.
Aquello que eres es como un perfecto padre o una perfecta madre, los padres que siempre quisiste y que nunca tuviste. Tus padres verdaderos, los de la vida real, nunca podrían vivir a la altura de esta aceptación completa, radical, incondicional, que la vida misma es. Nunca podrían amarte exactamente en la forma en que has querido. Siempre te amarán de manera imperfecta. Ningún humano es capaz de amar incondicionalmente, en la forma en que el océano ama a sus olas... incondicionalmente. Es demasiado pedir para una persona. Es esperar demasiado de una persona. Cuando inconscientemente tenemos la expectativa de un amor como ese y no resulta así, nos sentimos decepcionados e incluso resentidos. Pero el padre o la madre que siempre anhelaste es lo que tú eres realmente. Siempre tuviste el anhelo de ti mismo. Este permiso total, incondicional, esta constante bienvenida no podrá nunca abandonarte, aún en tus momentos más oscuros. Todo y todos pueden abandonarte, aparentemente, pero aquello que eres no podría hacerlo nunca. La consciencia cuida a todos sus hijos de manera incondicional, incluso cuando están asustados. Realmente siempre estamos lidiando con esos niños asustados. No son malos, ni negativos, ni pecadores, ni con oscuras intenciones ―sólo son niños asustados, en busca de un hogar. ¿Quién les ofrecerá un hogar?
* * *
Cuando todo se viene abajo y te sientes completamente perdido y abandonado, ¿qué es lo que jamás podría abandonarte, incluso en medio de esos sentimientos de total soledad? Aún cuando todo haya desaparecido, ¿qué es aquello que no te puede dejar? Es lo que eres. Incluso el sentimiento de abandono, si es lo que está surgiendo, es bienvenido en lo que tú eres. También cuando te sientes completamente abandonado, eso sigue en ti, ese océano de consciencia, permitiendo esa ola de abandono. Entonces lo que eres nunca es "el abandonado", aunque te sientas abandonado. Y lo que eres nunca es "el que se perdió", aunque se tenga un sentido de estar perdido.
De hecho, nunca eres "este" o "ese", tú eres lo único ―lo único sin un opuesto, la capacidad inmensamente abierta que la vida misma es. No eres "el triste" o "el feliz", "el iluminado", "el no iluminado", "el exitoso", "el fracasado" ―eres el espacio eterno, inefable que lo acepta todo. Aunque surja una ola demasiado intensa, fuerte o violenta ―por ejemplo, una ola de miedo o dolor o tristeza― el océano que eres, está completamente presente. Aún cuando hay un sentido de estar completamente perdido, el amplio espacio abierto en donde ese sentido de estar perdido está permitido a surgir, nunca está perdido. Ese sentirse perdido tiene permiso para surgir y disolverse en ti, pero tú, como el océano, nunca estás perdido. Incluso el sentido de estar perdido ya se ha permitido aquí, ya ha sido bienvenido. Es por eso que tú ―lo que realmente eres― jamás podrá perderse, precisamente porque está ahí aún cuando te sientes perdido. La consciencia nunca se pierde.
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¿Qué es lo que está presente ahora? ¿Qué es lo que ha estado aquí desde que eras un pequeño bebé, y desde antes? ¿Qué es lo que estará presente en tu último aliento? ¿Qué es lo que está presente en tu primera inspiración y presente en la última? ¿Qué es aquello que no sabe de edad? ¿Qué es aquello que no sabe de cuál es el último o el primer aliento? ¿Qué es aquello que no dice tener cinco años, diez años, cincuenta años, ochenta años? ¿Qué es aquello que no conoce ni el nacimiento ni la muerte?
Sólo existe este aliento. Y este aliento. Lo que eres no se dice a sí mismo "este es el primer aliento". No se dice a sí mismo "este es el último aliento". Sólo hay este aliento. Cada aliento es completamente nuevo. Lo que eres jamás se aburre de respirar.
¿Qué es aquello que siempre está en descanso? ¿Qué es eso que no necesita entender? ¿Qué es eso que no necesita entender el concepto de "descanso"? ¿Qué es aquello que no necesita saber cómo descansar, y de cualquier forma está descansando?
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Y es seguro. Siempre es seguro. Es seguro para que todas aquellas olas rechazadas, expulsadas, ignoradas, puedan arrastrarse desde la profundidad, fuera de la oscuridad, fuera de todos los recovecos y hoyos y hendiduras de la experiencia y puedan llegar hasta la luz de la consciencia. Los pensamientos están permitidos, las sensaciones están permitidas, los sentimientos están permitidos, los sonidos están permitidos. Todas esas olas a las que solemos llamarles "oscuras", "malas", "negativas", "peligrosas", "pecaminosas" ―miedo, enojo, aburrimiento, duda, confusión, frustración, falta de confianza― son finalmente aceptadas aquí, para que descansen, para que respiren, son bienvenidas a Casa para que puedan ser ellas mismas. No son enemigos, son simples apariencias de ti mismo. No pueden lastimarte, incluso si parecen lastimar. Todas ellas son bienvenidas en este espacio ilimitado.
El milagro de la vida es que este momento ya está aquí ―estos pensamientos, estas sensaciones, estos sonidos ya han llegado. Este momento es ya exactamente como es. El milagro está en este "ya". Y lo más gracioso es que este "ya" es el último lugar en donde el buscador querría buscar la libertad, la paz, el descanso. Porque el buscador es el tiempo mismo, y el buscador no tiene interés en el "ya", que es previo al surgimiento del tiempo. El buscador percibe el "ya" como la muerte, simple y llanamente. El buscador necesita de un futuro para mantenerse vivo. Este momento representa la muerte del buscador, y es por eso que al buscador no le interesa esto demasiado. ¡El "Como ya es" no es de particular interés para el buscador!
Hablamos sobre gente que muere, de gente que pierde sus vidas, pero en la muerte, lo único que realmente sucede es el desprendimiento de todo aquello que "ya" no es, o por lo menos, el desenmascaramiento de la ilusión de todo lo que ya no es. En otras palabras, es el desenmascaramiento de la ilusión del tiempo, la ilusión de que hay un buscador separado, alguien buscando algo, alguien separado de algo. Es el retorno hacia el profundo descanso, un profundo descanso que realmente jamás estuvo ausente.
Así que surgimos de este profundo descanso, el profundo descanso que somos y regresamos a él. ¿Algo ocurrió realmente? Todo comienza con el profundo descanso y termina en el profundo descanso, y en medio, está este divertido juego de "tratar de descansar" ¡sin que sepamos realmente ni cómo hacerlo! "Tal vez, algún día descansaré", dice el buscador. Pero el único descanso es aquí y ahora. El único descanso real es este momento. ¿Por qué esperar?
Del profundo descanso hasta el profundo descanso, y en el medio está esta desesperante y normalmente cansada búsqueda de algo que ni siquiera podemos nombrar. ¿Sabemos siquiera qué es aquello que estamos buscando? ¿Cuándo lo encontraremos? ¿Acaso estamos separados de ello? ¿Realmente queremos lo que creemos querer? ¿Lo que queremos no es simplemente descansar, descansar de esa búsqueda tan agotadora?
Así que simplemente sentarnos, solos y con los demás, haciendo nada en ese sentido, realmente hay mucho que sucede aquí. Decimos que la meditación es "hacer nada" pero en realidad hay todo un mundo apareciendo y disolviéndose aquí. Al sentarte calladamente, haciendo nada, hay todo un mundo que comienza a surgir desde ti y que se disuelve en ti. Desde la nada, desde el más puro vacío, aquí hay sentimientos, sonidos, pensamientos, imágenes, la historia de un pasado, incluso la historia de la creación del universo. ¡Si, incluso la historia de la creación del universo está permitida a aparecer en ti! Aquí siempre hay espacio suficiente.
Lo que tú eres da a luz al pensamiento, a los sentimientos, a la tristeza, a la alegría, al entusiasmo, a la felicidad, a la confusión, a la desesperación, a todo. Es infinitamente creativo, jamás se agota a sí mismo. Tal vez todo nuestro sufrimiento radica en querer sólo una parte de la vida y no el resto. Sólo queremos la mitad de la vida, o menos que eso y ahí es en donde se encuentra nuestra miseria. Sólo queremos algunas de las olas del océano ―las olas felices, las hermosas, las positivas, las buenas, las espirituales, las iluminadas, las puras. Pero el océano es todas sus olas y ¿quién podría bloquear la mitad de la vida? ¿Quién lo querría? ¿No tienes el anhelo de todo en la vida? ¿Por qué bloquearías aquello que en secreto siempre has anhelado?
* * *
La vida constantemente genera más de sí misma en un acto de creatividad indescriptible. Y suavemente murmura, "Mira, te doy todo esto. Te ofrezco todo esto. ¿Que no puedes darte cuenta de lo que te he dado? ¿Que no puedes ver aquello que continúo regalándote?" Y nosotros decimos, "Pero es que no sólo quiero aquello que me das. No sólo quiero lo que ya hay aquí. Quiero más. Quiero todo, y también iluminación".
Y mientras, la vida continúa ofreciéndonos todo y nosotros continuamos ignorándolo debido a nuestra urgencia por conseguir algo en el futuro, una meta o algún objetivo en especial. Sin embargo, ella continúa susurrando, muy cariñosamente desde el fondo, "Pero, querido buscador, esta es la iluminación que buscas. Ya está aquí. ¿Por qué sigues creyendo que la "iluminación" está fuera de ti, en el espacio y tiempo? ¿Por qué la buscas en estados y en experiencias y en todo aquello que es transitorio? ¿Por qué sólo quieres una parte de mí, cuando te ofrezco mi todo? ¿Por qué es que rechazas mi regalo constante?"
Y nosotros decimos, "Oh, es que no me lo merezco. Soy un pobre viejo, un viejo imperfecto, no merezco nada. Soy tan limitado. Soy tan ignorante, soy demasiado viejo o demasiado joven, soy demasiado estúpido, estoy demasiado iluminado, soy tan lento, soy tan débil, soy demasiado aquello, soy demasiado lo otro." Sentimos que no somos capaces de aceptar el todo de la vida. Sería demasiado para nosotros. Sería totalmente inmerecido.
Y en nuestro lecho de muerte nos seguiremos preguntando, "¿Dónde está la iluminación? ¿Dónde está todo aquello que tanto anhelé?" Y la vida te contesta, "¿No te has dado cuenta que eso siempre ha estado aquí? Todo estaba ya aquí. Era cada una de tus respiraciones. Era cada sensación que surgía a través de tu cuerpo. Era cada pensamiento. Era cada momento de duda. Estaba ahí en la desesperación y en la felicidad e incluso en el pánico. No se encontraba oculto en sólo una cosa, estaba ahí en todo. Era cada pregunta que hacías y cada esperanza de una respuesta. Estaba ahí mientras tú corrías alrededor del mundo buscando algo que nunca ibas a encontrar, porque ya estabas ahí. Era cada persona con la que conviviste. Era tu madre, tu padre, era tu relación imperfecta con ellos. Era tu esfuerzo de hacerlo lo mejor posible y algunas veces tu poco esfuerzo de hacerlo bien. Era esa imperfecta forma de amar. Era el sueño de la iluminación y tu sentimiento de estar distante de ello."
Y preguntamos, "¿Pero, dónde estaba la gracia? ¿Por qué nunca la recibí? ¿Por qué siempre la estuve esperando?" Y la vida nos contesta, "Pero siempre hubo gracia, toda la gracia, siempre. La alegría, el dolor, la felicidad y el aburrimiento. Estaba allí, en la certeza y en la duda. Había toda la gracia, más allá de todas tus ideas de segunda mano acerca de lo que la gracia es."
Y decimos, "¡Pero ni siquiera lo he resuelto todo!, ¡No entiendo!" Y la vida nos responde en silencio, "Pero es que no necesitas resolver nada, mi pequeño. Nunca te he pedido eso. No tienes necesidad de entender. Sólo sé aquí. Es todo lo que se te pide. Sólo sé aquí. Quédate con esto. Estate presente en medio de todo y observa todo como no resuelto". Y decimos, "Pero no sé cómo. No sé cómo vivir y tampoco sé cómo morir." Y la vida contesta "Shhh. Tú no necesitas saber cómo morir. Yo me encargaré de eso. Sólo descansa. Descansa en mí. Sólo confía y descansa, siempre".
¿Qué tal si descansamos en el lugar en donde nada ha sido resuelto aún? Tal vez nunca lo resolveremos, y tal vez eso no importa. Porque quizás, aquí mismo, en medio de todo lo irresoluto, en medio de toda la inseguridad de la vida, en la completa falta de limpieza, algo ya se haya resuelto completamente. Tal vez eso ya se haya resuelto a sí mismo desde hace mucho tiempo y nosotros estamos aquí simplemente poniéndonos al día.
Para la mente, la meditación puede ser entendida como "simplemente sentarse y no hacer nada", pero realmente, ese sitio es el sitio en donde todo se resuelve a sí mismo. Incluso si el mañana nunca llega, y esas preguntas y dudas nunca son resueltas, y esos sueños nunca se cumplen y esos planes nunca se manifiestan ―y podrían o no manifestarse― si, aunque el mañana nunca llegara, nos quedaría esto. Hay ser aquí. ¿Necesitamos de un futuro para ser aquí, ahora?
Siempre hay esto. Es tu constante compañía. Jamás te abandonaría ni te dejaría ni te decepcionaría. No puede ser destruido porque está aquí, aún en medio de la experiencia de una total destrucción. La crucifixión no puede tocarlo. Está aquí cuando abres tus ojos en la mañana y está aquí cuando te vas a dormir. Es tu amigo más antiguo, el más querido. Es el padre-madre que nunca tuviste. Es el amante que siempre soñaste. Es tú mismo.
Entonces, olvídate de tratar de amarte a ti mismo, es inútil. Olvídate de tratar de aceptarte, es inútil. Olvídate de tratar de salvarte, es inútil. En este sitio ya no hay necesidad de tratar de amarte. En una forma en que no puedes siquiera comprender ni explicar con palabras, tú ya eres amado. Amado incondicionalmente. En medio de tu dolor, tu tristeza, tu duda, tu confusión; en la falta de aquello que crees que necesitas, lo que tú eres está siempre aquí, abrazando, permitiendo, aceptándolo todo. Sí, el buscador es amado, incluso en su fracaso por encontrar aquello que está buscando. Así como una ola es ya el océano, ésta es amada incluso en su completo fracaso para encontrar el océano. La ola lucha y lucha hasta encontrar el océano, y está condenada a fracasar, porque la ola ya es eso que está buscando, pero aún no se ha dado cuenta.
El océano abraza a su amada ola mientras ella lucha por entender.
Hay algo sumamente hermoso en este fallido intento de buscar. La ola está condenada a fracasar para encontrar el océano. No necesita hacerlo, ni siquiera puede porque ella es Eso. Aunque fracases en encontrar aquello que estás buscando, o en aquello que pensabas necesitar, aquello que buscas es algo que ya te contiene. Te contiene incluso cuando fallas del todo. Esa es la clase de amor que resulta inimaginable, inexplicable, más allá de la razón. Es una clase loca de amor que no puede ser entendido. Me gusta lo que Nisargadatta Maharaj dice:
"La sabiduría me dice que yo soy nada. El amor me dice que soy todo. Entre los dos fluye mi vida."
La sabiduría, o la claridad, es el reconocimiento de que tú eres el océano, el vasto espacio abierto de conciencia, o consciencia (o cualquier palabra que desees utilizar, las palabras aquí no son tan importantes), previo a la forma, y eso es un precioso y muy profundo reconocimiento. Pero no termina ahí. Porque siempre hay amor ―que es el reconocimiento de que este amplio espacio es realmente inseparable de todo aquello que aparece, ese vacío no es otra cosa que la forma misma. La conciencia es radicalmente inseparable de todo aquello que surge en la conciencia. No es una conciencia de los pensamientos ―la conciencia son los pensamientos. No es estar consciente del dolor, el dolor está saturado con conciencia, está hecho de conciencia, es conciencia. Cada ola está hecha de océano, y por eso es que finalmente nunca se debería de hablar acerca de las olas y del océano. Tampoco se puede hablar acerca de la conciencia y "todo aquello que aparece en la conciencia". Sin embargo es útil, es una metáfora temporal que nos apunta hacia un entendimiento más profundo de que el reconocimiento de la sabiduría, de la claridad, no está completo sin el reconocimiento del amor. Realmente son la misma cosa. Corazón y mente, no-dualidad y dualidad, lo humano y lo divino, lo absoluto y lo relativo ―como quieras llamarlo― apunta al hecho definitivo de que cada pensamiento, cada sensación, cada sentimiento, sin importar lo molesto que sea, sin importar su intensidad o su grado de sorpresa es bienvenido en ti. Tú eres la capacidad para cada uno de ellos. Eres el espacio para todas esas moscas indeseables. Tú eres el hogar de aquellos que no tienen techo. Es este abrazo radical el que siempre hemos estado buscando, más allá de todas nuestras ideas acerca del despertar, de la iluminación y de la liberación.
El reconocimiento del océano estará siempre incompleto si no se honra profundamente el surgimiento y la desaparición de las olas. Lo que significa que el despertar espiritual, más que ser un escape de esas olas, o la trascendencia incorpórea de ellas, es realmente un completo amor por ellas, una inseparabilidad de ellas. Es una historia de amor salvaje con todo este lío humano, con todo en un estado irresoluto. Es el descubrimiento de la gracia inefable dentro del desorden no resuelto del ser humano.
Por lo tanto, en este sitio, nuestras preguntas siguen pendientes, y no hay conclusiones y nuestros planes podrán o no llegar a buen término, y nuestra historia sin fin queda completamente sin resolver, y aún así, todavía, queda este espacio de profundo descanso, completamente lleno de vida, muy sereno, muy confiable, imbuido de paz en medio de todo, y ese es nuestro verdadero Hogar y no hay necesidad de que sea entendido."