Artículos - Tony Parsons
Todo lo que es
Por Tony ParsonsSerá mejor que les advierta de inmediato que yo no soy una persona iluminada y ninguna persona en esta sala jamás se convertirá en iluminada. No existe tal cosa como una persona iluminada. Es una contradicción en los términos.
También me gustaría decir que lo que se está dando aquí no es una enseñanza de algún tipo. No hay nada que enseñar aquí, porque no hay nadie aquí que necesite aprender nada.
Todo lo que está aconteciendo aquí, en realidad, es que estamos unos amigos reunidos, recordando algo. Se trata sólo de recordar algo que quizás sentimos que hemos perdido o extraviado. Algunas personas aquí han recordado ―también, bastante gente en esta sala han sentido o vislumbrado lo que pensaban que habían perdido.
Y la naturaleza de lo que pensamos que se ha perdido es el ser atemporal. Es total y absolutamente simple ―lo único que anhelamos más que cualquier otra cosa es en realidad total y absolutamente simple e inmediato y está disponible. Y por extraño que parezca, lo que anhelamos nunca nos ha dejado.
En términos sencillos, todo lo que sucede es que cuando somos niños muy pequeños, hay simplemente ser, sin un conocimiento del ser; hay simplemente ser. Y luego alguien viene y dice "Tú eres Bill" o "Tú eres María" ―"Tú eres una persona". Y de alguna manera u otra, la mente ―el "yo" pensamiento, la identidad, la idea de que "yo soy una persona"― se apodera de la energía del ser y se identifica como Bill o María, o lo que sea. Asume la función del ser y le da un nombre. Empiezan las palabras, empiezan las etiquetas, y la idea del "yo" se convierte en la principal inversión en la vida.
Si nos fijamos en el mundo aparente en el que vivimos hoy en día, todo gira en torno al "yo" ―todo gira en torno a "la persona" que consigue éxitos o fracasos. Crecemos creyendo y reforzando la idea de que hay alguien, y que ese alguien vive una vida que durará muchos años. Estamos en un viaje llamado "mi vida", y lo que hay que hacer ―se nos dice― es hacer que la vida funcione. Todo se fundamenta en que "yo soy una persona y tengo que hacer que funcione mi vida".
Y de esta manera recibes una lista de propósitos. El primero es acerca de ser un niño bueno, el siguiente es acerca de ser un buen estudiante ... Luego hay una lista de requisitos para ser un buen trabajador, seguido generalmente de ser un buen marido, esposa o pareja. Algunas personas recurren a la religión para tratar de descubrir qué es lo que les falta en sus vidas, y de nuevo se les presenta una lista de requisitos que tienen que cumplir antes de que puedan llegar a ser dignos o aceptables.
Hay tantas ideas de cómo hacer que tu vida funcione, como personas aparentes hay en el mundo. Y hay muchos niveles sutiles de logro personal ―algunos de ellos aparentemente negativos. ¡Para algunas personas, el conseguir ser una víctima puede parecer un gran éxito!
Tenemos que jugar a este juego porque realmente creemos que somos personas; hay una pretensión asumida llamada "yo soy una persona". Tú pretendes o finges que eres esta persona, y te lo tomas tan en serio que te olvidas que estás fingiendo ―la pretensión se convierte en todo. Y muchas muchas personas viven toda su vida de esa manera. Eso está bien, eso es divino, ese es el juego divino.
Algunas personas sienten que, después de haber pasado por todas estas listas, todavía hay algo que les falta. Entonces piensan, "Tal vez pueda encontrarlo a través de la terapia ―tal vez un terapeuta me puede decir lo que está mal, lo que me falta". Y están con otra lista. Y de nuevo hay esa motivación de llegar a ser algo.
Pero por alguna u otra razón, ninguna de las cosas de las listas ―la religión, la terapia, lo que sea― parece funcionar. Y luego, algunas personas oyen hablar de algo llamado la iluminación, y tienen la sensación de que tal vez esa es la última pieza del rompecabezas. Así que van a buscar a alguien que finge ser un gurú, y ellos fingen ser discípulos. Y los dos se retroalimentan uno a otro. La idea del maestro que te enseñará la manera de llegar a la iluminación se hace cada vez más grande, y te sientes cada vez más importante debido a que tu maestro parece cada vez más importante.
Por supuesto este es otro maravilloso juego de pretensión. Y otra lista viene con ese nuevo escenario ―la meditación, o ser muy honesto, o ser tan serio acerca de la iluminación que te tirarías desde un acantilado ... Uno de los elementos de la lista es "estar aquí ahora" ―estar aquí ahora y no pensar. Puedes leer los libros e ir a ver a esos tipos que te dicen esto ... Y tú puedes realmente estar aquí ahora por un máximo de tres o cuatro minutos ―¡y tal vez no pensar durante cinco segundos!
Todo es pretensión, y es totalmente divino. Cada momento de tu vida hasta este momento ha sido absoluta y perfectamente divino; no podría haber sido de otra manera. Toda la apariencia de tu vida ―toda acción aparente, toda decisión aparente― es totalmente apropiada y divina.
Pero la idea de "tú" se está reforzando todo el tiempo. El énfasis es que hay alguien ahí; todo el mundo sigue haciendo hincapié en que hay alguien ahí. La pretensión del "yo" sigue siendo reforzada incluso en la búsqueda de la iluminación, porque lo que te dirá un supuesto maestro es: "Me he convertido en iluminado ―soy una persona iluminada y tú puedes convertirte en una persona iluminada." ¡Tú ―este ficticio "tú"! Es una falacia total y absoluta, porque el despertar es la realización de que no hay nadie ―es tan simple como eso. Es total y completamente simple, y también muy difícil.
El despertar es la realización de que todo lo que ha estado sucediendo ―toda la idea de la existencia de un "yo"― es una pretensión. Tú en realidad estás fingiendo que te sientas ahí y me miras. Estás fingiendo que estás ahí sentado mirándome y tratando de conseguir algo.
En realidad, no hay nadie sentado ahí y no hay nada que conseguir.
Puedes cerrar los ojos, si lo deseas, y sentir la energía que crees que eres "tú". Es como una vitalidad ... Para algunas personas es una sensación de "yo existo" ...
Pero esa energía, esa sensación de "tú" estando ahí, no es realmente tú. Esa sensación de lo que crees que eres ―esa sensación de vitalidad y energía― es ser; es sólo ser. Nunca llegó y nunca se fue ―nunca te ha dejado; sino que siempre ha estado ahí. Tú pensabas que eras tú ―es sólo puro ser. No es quien eres ―es lo que eres. Lo que eres es simplemente ser, presencia, vida. Eres vida, vida ocurriendo, pero no le ocurre a nadie. Estar sentado en esa silla no te está ocurriendo a ti ―estar sentado en esa silla es lo que está ocurriendo, a nadie. Sólo hay ser. Tú eres el ser ―eres el ser divino.
Y es tan sorprendente, porque donde quiera que vayas, hay ser. Lo que aparentemente hagas, es ser. Lo que aparentemente no hagas, es ser. Siempre ha sido el ser. Todo lo que aparentemente hayas hecho o dejado de hacer, no importa cuan indigno o neurótico o ignorante o egoísta que crees que eres. Todas esas cualidades surgen en lo que eres, que es ser. Todo lo que hay es el ser. Y lo que surge en ese ser es la idea de que "tú" existes. Es sólo una idea, es sólo un pensamiento, que hay alguien.
Así que ya ves, ¿cómo es posible que alguien necesite hacer algo para que ocurra el despertar? No hay nadie ―sólo hay ser― así que ¿cómo puede alguien hacer algo? ¿Por qué debe alguien llegar a ser algo, cuando lo único que hay es una pretensión? ¿Debería llegar a ser una pretensión mejor? El despertar no tiene absolutamente nada que ver contigo. Tú eres sólo un personaje en una obra. Tony Parsons no es más que un conjunto de características ―lo que está sentado aquí, es un conjunto de características y un cuerpo-mente. Pero lo que eres es el ser, la quietud, de la cual eso proviene. Todo lo que en realidad está sentado aquí es quietud, ser, conciencia presente ―llámalo como quieras.
El despertar es simplemente la renuncia de una idea, una pretensión, una idea de pretender ser alguien. Y no hay nadie aquí en esta sala que pueda renunciar a esa idea. Lo que está pasando aquí es que, en un nivel estamos hablando y la mente está tratando de entender, pero en otro nivel, hay una sabiduría más profunda (que todos conocemos de alguna manera) que está siendo comunicada y resonando y siendo reconocida.
Una vez que este mensaje es escuchado, entonces el "yo" simplemente se desvanece. La idea del "yo", la pretensión del "yo" está ausente y hay lo que siempre está ahí ―simplemente ser.
Es tan simple como eso. Es absolutamente simple. Está justo ahí ―no tienes que ir a ninguna parte. Ni siquiera tienes que entenderlo ―¡no, por el amor de Dios, no trates de entenderlo! Y no pienses ni por un momento que alguien quiere que lo creas ―no tiene nada que ver con la creencia. Se puede sentir ... sólo hay vitalidad. Hay vida, sentada aquí.
La mente va a querer charlar sobre todo esto, y eso está absolutamente bien. Si la mente quiere hablar o hacer preguntas, deja que eso suceda. Lo que pasa es que las preguntas no obtienen respuestas y la mente descubre que no puede llegar a ninguna parte, porque este ya es el caso. La mente quiere decir "Sí, pero ..." ―y eso es divino. Ninguna pregunta es tonta ―si está en la mente, tiene que salir y ser respondida.
Pero en algún momento la mente quiere darse por vencida. Y al final, todo lo que se ve es que sólo hay esto ―vida.
Si cierras los ojos, todo lo que realmente encontramos son sensaciones. Una cosa está aconteciendo a la vez ―el cuerpo sentado en una silla está aconteciendo; una brisa que entra por la ventana está aconteciendo; el crujido del papel está aconteciendo; los coches están aconteciendo … No hay historia. La historia que creemos que es nuestra historia no es más que una pretensión, porque siempre hay sólo esto. La historia que has escuchado acerca de tu vida no va a ninguna parte. Todo lo que está ocurriendo no es más que la invitación a ver que todo lo que hay es esto. Todo el tiempo, la vida te ha estado diciendo, "Mira ―simplemente hay vida. No hay historia ―simplemente hay vida ".