Artículos - Luis de Santiago
El maravilloso virus de la paz
Satsang con Luis de SantiagoOm Shanti Shanti Om
Os doy la bienvenida con todo mi corazón, estoy muy feliz de estar aquí con vosotros en Barcelona.
Voy a empezar explicando qué es lo que no soy, y vais a ver que tiene truco.
No soy un filósofo, no voy a deciros cómo cambiar vuestra forma de pensar, cómo cambiar vuestra forma de ver el mundo, cómo cambiar los pensamientos negativos en pensamientos positivos, ni nada de eso. Lo que voy a tratar es de que veáis toda la belleza que hay dentro de vosotros, cuando el pensamiento se ralentiza, cuando la mente empieza a trabajar más lento, y empiezan a abrirse espacios de silencio.
No soy un estudioso de Advaita, en absoluto, nunca he leído un libro espiritual en mi vida. Así que por ese lado no voy a poder mostraros todos mis conocimientos ni nada por el estilo, por que no los tengo. Soy un completo analfabeto en cuanto a Advaita se refiere.
Tampoco os voy a contar lo que mi maestro Robert Admas me enseñó, porque cuando yo estuve con Robert Adams, ya tenía la enfermedad de Parkinson muy avanzada y prácticamente no hablaba, trataba de hablar pero no se le entendía nada, por lo menos yo no entendía nada. Así que me pasé dos años con Robert Adams pero yo no entendía nada. Así que no voy a poderos explicar nada que me haya enseñado Robert Adams.
Lo único que puedo hacer es venir aquí y compartir mi experiencia, compartir algo que he vivido.
Y aquí viene el truco. Os voy a pedir que hagáis lo mismo. Os voy a pedir que no traigáis a Satsang nada que salga de vuestra mente, os voy a pedir que no traigáis aquí nada que hayáis leído. Os voy a pedir que no traigáis aquí nada que os haya dicho nadie, aunque sea un reconocido Maestro. Y os voy a pedir que simplemente abráis vuestro corazón, y si queréis compartir algo, compartid vuestra experiencia... vuestra experiencia en buscar quién sois. ¿Tenemos un trato? (Todos asienten) ¡Perfecto!
A veces en esta búsqueda tratamos de entender, cómo aprender, y lo único que tenemos como referencia, es cómo se aprende en eso que llamamos "El Mundo", se supone que buscamos un conocimiento, que tenemos que estudiar, que tenemos que leer, tenemos que ir a una buena academia, tener un buen profesor. Pero la búsqueda de quién eres, en realidad, no tiene nada que ver con trasmisión de conocimiento, nada en absoluto. No funciona así.
Si buscamos una analogía en el mundo de cómo funciona esta búsqueda, lo más parecido que he encontrado es que nos queremos contagiar de una enfermedad que creemos que es buena, porque tenemos fe en lo que nos han dicho y hay algo dentro de nosotros que nos dice que esa es la verdad. Por eso todo lo que yo hable aquí, en realidad no va a hacer nada, todo lo que yo diga es para mantenernos despiertos (Risas), porque si estuviéramos en total silencio todo el Satsang, vais a obtener el mismo resultado.
Así que no os abráis de orejas ni de mente para escucharme, abriros de corazón. Completamente abiertos de corazón es como vais a sacar el mejor provecho de este contagio que puede que suceda, no sucede siempre, pero puede que sí.
Este contagio funciona igual que un "virus". Yo me acuerdo cuando iba a Satsang con Robert Adams y el me contagiaba de ese "virus" de paz, de ese virus de felicidad, de ese virus de estar tranquilo, de ese virus de entregarme, y me iba para mi casa y empezaban a sucederme cosas y, como en el caso de un virus, mi mecanismo de defensa, unos anticuerpos que se ponían a trabajar para destruir ese "virus". Ese anticuerpo lo conocemos como "la mente". A las pocas horas, a los pocos días, desaparecía ese contagio, desaparecía esa maravillosa enfermedad, desaparecía esa paz, desaparecía eso que yo estaba buscando y que había encontrado. Y, cuando esto sucedía, simplemente, volvía donde Robert Adams, y me volvía a contagiar, y volvía a pasar por todo el proceso, pero algo interesante pasaba, cada vez que ese ciclo se realiza, esos anticuerpos, esa mente, cada vez está mas débil, cada vez tiene menos fuerza, hasta que llega un momento que deja de tener efecto totalmente, ya no mata a ese virus tan maravilloso, del cual nos contagiamos cada vez que vamos a Satsang y nos ponemos en presencia de un ser realizado.
Y en esto consiste venir a Satsang. Si venís aquí a oír grandes palabras por mi parte, olvidaros de eso porque no soy tan inteligente, no soy tan listo. Si venís a que os explique por qué todo esto está sucediendo, tampoco, porque no tengo ni la más mínima idea del porqué, ni me interesa averiguarlo. Osea que este es un Satsang con un "idiota" que no se entera de nada y no quiere enterarse. Pero que tiene la posibilidad de contagiar este virus.
Así que, abrid vuestro corazón, y sentid el silencio como ese mecanismo de contagio, y a lo mejor funciona. No hay ningún maestro que pueda contagiar a todo el mundo, no existe. Así que, abriros, a ver que pasa.
Todos queremos la misma cosa, todos queremos la felicidad, la paz, a pesar de que nos dicen siempre, desde que somos muy pequeños que la felicidad total y absoluta no existe, que casualmente voy a poder disfrutar de ciertos momentos de felicidad y nada más. Eso no es cierto, la felicidad total y absoluta existe, la paz total, existe. Es más, no tienes que buscarla, ya la tienes, esa es la buena noticia. La mala noticia es que hay una cosa que llamamos mente cuyo único trabajo, su única finalidad es hacer que no nos demos cuenta de que somos felices, de que estamos en paz. Su función es distraernos, hacernos hacer cosas, ponernos a buscar cosas, ponernos a maquinar cosas, creyendo que con eso vamos a ser felices. Y la única forma de ser feliz es ralentizando la mente, es abriendo espacios de silencio, para que esa paz, para que ese amor, para que esa sabiduría que somos, que ya tenemos, salga, se muestre en toda su belleza, se muestre en toda su profundidad.