Artículos - Robert Adams
Permanecer en el yo
Por Robert AdamsRobert: Espero que no hayáis venido aquí para oírme hablar. Esa es la peor razón que podéis tener para venir aquí. Satsang no es hablar. Satsang significa estar, estar con el Ser. No mi ser, o tu ser, sino el único Ser. Por lo tanto cuando vienes al Satsang estás con el Ser, o estás con Dios, siendo Dios de nuevo tú mismo. No hay una conversación habitual ocurriendo en Satsang, sólo unas cuantas preguntas. Todo el mundo por lo general se sienta por ahí haciendo lo que tiene que hacer. Pero no importa lo que yo diga, todo el mundo me mira para que suceda algo. Queréis oír una charla. Así que voy a hablar un poco. Mi objetivo es agradar.
Una pregunta que frecuentemente me hacen por teléfono o en persona es esta, "Robert, ¿cómo ves el mundo?" ¿Cómo se supone que veo el mundo? Alguien me dice: "Yo sé que tú ves la consciencia, no nos ves a nosotros". Si yo no os viera no sería capaz de funcionar. Por supuesto que os veo. Otra persona dice, "Él ve luces brillantes e imágenes sagradas". Una vez más, si yo viera luces brillantes e imágenes sagradas sería atropellado por un camión. Veo exactamente lo que vosotros veis, nada. La única diferencia es la siguiente. Yo miro el mundo y me río, porque me doy cuenta de que yo no sé, o yo no pienso.
Me doy cuenta de que el mundo no es otro que yo mismo. El mundo es consciencia. El mundo no es lo que parece, sino que es una superposición. Por lo tanto un Sabio ve el mundo, pero se da cuenta de que el mundo es Brahman, y es sólo una apariencia, mientras que la mayoría de las personas ven el mundo y se identifican con el mundo. Por lo tanto tienen miedos, frustraciones, dolores, disputas, guerras, la inhumanidad del hombre hacia el hombre. Sólo porque se identifican con el mundo.
Un buen ejemplo de esto es el ejemplo del que siempre hablamos, la serpiente y la cuerda. Esa es la superposición incondicionada, donde ves la serpiente en lugar de la cuerda y te asustas porque la luz es tenue. Pero cuando la luz es de nuevo más brillante sabes que es una cuerda, y que la cuerda no puede engañarte de nuevo. Cada vez que caminas al lado de la cuerda sabes que es una cuerda y no es una serpiente, la serpiente es el mundo y la cuerda es la consciencia.
Pero entonces alguien dice: "Ese es un buen ejemplo, pero cuando yo veo el mundo él no cambia para mí, como cambia para usted cuando se enciende la luz y ve que es realmente una cuerda. El mundo sigue siendo el mismo para mí ya sea que haya luz u oscuridad o lo que sea. ¿Cómo se explica eso?"
Así que de nuevo la respuesta es esta. Estás viendo el mundo como el agua en el espejismo. El agua no cambia, pero la primera vez que ves el agua en el espejismo tratas de tomarla pero lo que te encuentras es arena. Después de eso sabes que es un espejismo, pero siempre aparece como agua. No cambia como la cuerda en la serpiente. Siempre se ve agua. Sólo que ya no reaccionas ante ella nunca más. Cuando caminas por el lugar donde el agua se encuentra en el espejismo, te ríes, te das cuenta de que el agua no es real. Y así el Sabio ve el mundo exactamente de la misma manera. El mundo ya no engaña al sabio. Es como el agua en el espejismo. Él participa del mundo, pero no se deja engañar por el mundo. El mundo no tiene ningún interés para él. Porque la identificación es con el Ser, con la consciencia.
A continuación, un experto se acerca y dice: "Bueno, esos son buenos ejemplos Robert, pero míralo de esta manera: Cuando estoy en el mundo yo puedo agarrarte, puedo agarrar la farola, puedo conducir un coche y puedo sentir las cosas, mientras que con el ejemplo del agua en el espejismo, no se puede sentir el agua, ya que no existe. ¿Cómo explicas eso?"
Bueno, vamos por un momento al mundo de los sueños. En el mundo de los sueños naces, creces, vas a la escuela, te conviertes en un médico, te casas, tienes hijos, envejeces y mueres. Sólo que el que nace es un bebé de sueño. Eres un bebé de sueño que crece y se hace un adolescente. Eres un médico de sueño, y una persona de sueño que se casa. Y te casas con una chica de sueño y tenéis niños de sueño. Y te haces viejo y mueres. Todo eso está ocurriendo en el sueño.
Así que ya ves, en lugar de hacer todas estas preguntas estúpidas, y puedes seguir y seguir y seguir, la auto-indagación es la forma más fácil y rápida de romper todo este galimatías y descubrir la verdad por ti mismo. Porque ¿qué más da lo que yo veo? ¿Qué diferencia hay en cómo veo yo las cosas? ¿Por qué debes creerme acerca de un mundo de sueño, del agua en el espejismo, de la serpiente en la cuerda?
"Esos son grandes ejemplos, pero yo no lo veo así", dices. "Estoy identificado con el mundo y me duele porque el mundo me afecta", dices. "Las cosas me afectan. Cuando veo la inhumanidad del hombre hacia el hombre, lloro. Cuando veo una película divertida, me río. Cuando consigo lo que quiero de la vida, soy feliz. Cuando no lo consigo, estoy triste. Por lo tanto, estos ejemplos y todas esas cosas que me hablas, no me hacen ningún bien".
Esa es una observación inteligente. No deberías aceptar conocimientos de segunda mano al pie de la letra. No deberías aceptar las experiencias de cualquier persona al pie de la letra. Debes desarrollar tu propia verdad. Te puedo decir que el mundo es Brahman, y que Brahman es la realidad absoluta. Que la realidad absoluta es consciencia pura, y así sucesivamente. ¿Qué bien puede hacerte si estás lastimado? Hay cosas que vienen a tu vida que te tomas muy en serio. Y no comprendes que tu cuerpo social está experimentando su karma, y que no tiene absolutamente nada que ver contigo. Te identificas con el condicionamiento.
Esa es la primera verdad que tienes que admitir de ti mismo. No trates de psicoanalizarte recordando todas estas grandes verdades. Eso no va a hacerlo por ti. Tú y yo sabemos que muchas personas han memorizado libros de Nisargadatta, Ramana Maharshi y de otros, y que pueden recitar estos libros hacia atrás y hacia adelante. Pero la primera persona que tiene un percance con ellos, se enfadan. Tan pronto como se enteran de que van a perder su trabajo, empiezan a llorar y se preocupan. Parece que los libros les hacen un bien sólo cuando las cosas son a su manera. Entonces pueden citar los libros. Pero tan pronto como su mundo se derrumba sobre ellos tiran los libros, y no creen una palabra de lo que leen, hasta que las cosas empiezan a mejorar. Entonces compran más libros. Entonces, algo les ocurre, y lanzan el libro al otro lado de la habitación y dicen: "Esto son tonterías". Pero luego mejoran otra vez, y salen a comprar otro libro. Y siguen así y así. Probablemente estoy hablando de algunos de ustedes.
¿Cuándo vas a crecer? Es sólo lo que experimentas lo que te importa. No es lo que lees. ¿Y qué si has aprendido una verdad que no has aprendido antes? ¿Y qué si dices que este maestro lo expresa de esta manera y ahora lo sabes desde este ángulo y ese ángulo? Debo recordarte de nuevo, que conocer la verdad intelectualmente no te va a hacer absolutamente nada. Es lo mismo que tomar LSD, ya que sólo consigues narcotizarte. Después, de nuevo tan pronto como algo se te presenta que no te gusta, te conviertes en un imbécil, enojado, molesto.
¿Quieres saber si estás progresando en el sendero? ¿Cuándo fue la última vez que te enojaste? ¿Cuándo fue la última vez que algo te importó? ¿Cuándo fue la última vez que pensaste que el mundo te estaba haciendo daño? ¿Cuándo fue la última vez que estuviste excesivamente eufórico por algo bueno que te había pasado? Eso demuestra que todavía estás en posesión de tus facultades humanas. No has trascendido.
No se puedes escapar en un libro. Muchas personas, cuando están molestas y no quieren pensar, encienden la televisión. Pero las personas que están en el camino espiritual abren un libro espiritual. Es como encender la televisión, excepto que están memorizando verdades espirituales. No voy a decir que eso es mejor que la televisión. Por supuesto que es mejor que ver la televisión. Pero de todos modos, puedes hacer eso durante 1000 años y apenas hacer algún progreso.
¿Cómo haces progreso? Usando los libros sólo como referencia. Practicando los métodos que comparto contigo. Practicando la auto-indagación. Observándote a ti mismo a través de las experiencias de la vida y no reaccionar. ¡Observa cómo te deprimes! ¡Observa cómo te enojas!. No lo niegues, sólo observa. Y si te observas a ti mismo correctamente de esa manera tranquila, puedes preguntarte, "¿Quién se enoja? ¿Quién se siente deprimido?" y seguir hasta el final. Haz esto una y otra y otra vez, tantas veces como sea necesario. Un día, la ira te dejará, las depresiones te dejarán, tus pensamientos te dejarán. Y simplemente serás.
Hasta que eso ocurra no te engañes. Maya es muy poderosa. Maya es la aparente realidad del mundo. Siempre y cuando creas que eres el cuerpo, entonces el mundo será muy real para ti. Es por eso que debes trabajar en ti mismo primero. Recuerda que tu cuerpo, así como todo el universo, es una manifestación de tu mente. Por lo tanto, cuando la mente comienza a disolverse, así también lo hará tu cuerpo, y lo mismo ocurre con el universo. También recuerda que cuando todo se disuelva no ves la consciencia. Como mencioné al principio, no vas caminando por ahí viendo el espacio vacío. Una persona incluso me dijo que había leído en un libro en alguna parte que un Sabio camina por ahí en una niebla y ve a las personas como niebla. ¿De dónde sacan esas ideas?
Te recuerdo de nuevo. La única diferencia entre el Sabio y tú mismo es que tú ves el mundo y te identificas con él. Crees que es real. Un Sabio ve el mundo y él sabe que es una superposición sobre la consciencia. Así que él se identifica con la consciencia. La consciencia no es una cosa. No se puede describir. No es lo opuesto del mundo, y no es un objeto, y no hay ningún veedor que la vea. La consciencia es otra palabra para ser. ¿Ser qué? Ser nada.
Ahora vamos más allá del reino de la creación, donde se convierte en inefable e indescriptible. Es por eso que sólo podemos explicarte lo que la consciencia no es. La consciencia no es el mundo. La consciencia es autosuficiente, realidad absoluta. Eres tú mismo cuando no te identificas con el mundo, y que sólo le ocurre a la persona común cuando se está quedando dormida y cuando se está despertando. En ese momento eres consciencia. Pero la sensación te abandona casi de inmediato. Comienzas a identificarte con el mundo. Te olvidas de la realidad.
El método para recordar es observarte a ti mismo durante todo el día. "¿Quién cree esto? ¿A quién viene esto? ¿Quién siente esto?" una y otra vez. Cuando dices, "¿Quién soy yo?" para algunas personas es mejor decir: "¿Quién es yo?" la misma cosa. Lo que realmente se está haciendo es que estás encontrando la fuente del yo. Estás buscando la fuente del yo, del yo personal. ¿Quién soy yo? Siempre estás hablando del yo personal ¿Quién es este yo? ¿De dónde viene? ¿De dónde surgió? Nunca respondas a esas preguntas. Plantéate esas preguntas, pero nunca las respondas. Sigue así. No te rindas. No busque resultados. Como es tu verdadera naturaleza, tarde o temprano, los resultados deben presumirse por sí mismos, pero vienen sin tu ayuda. No puedes ayudar a Dios. Dios no necesita tu ayuda. Sólo sé tú mismo.
Es difícil ser totalmente honesto con uno mismo, sin embargo, esto es exactamente lo que tienes que hacer. Olvídate de ser un jñani, o iluminado, o tener la auto-realización. Tengo demasiadas peticiones así. La gente me llama de todo el mundo y me dicen que están auto-realizados. Así que ahora yo digo, "Bueno, ¿qué quieres que haga?" Quieren la confirmación. Así que estaba pensando en imprimir unos certificados, y enviárselos ― Esto es para informarle que usted está ahora auto-realizado. Enhorabuena.
Olvídate de esas cosas. Ni siquiera lo desees. Sólo haz el trabajo y te sorprenderás. Cuanto más lo quieres, más se te escapa. Y eso es natural, porque te estás persiguiendo a ti mismo. Estás tratando de atraparte a ti mismo cuando ya estás atrapado. Así que cuanto más te persigues a ti mismo, más rápido escapas de ti mismo. Deja de hacer eso.
Es la simplicidad misma. Realmente no hay nada intelectual al respecto. No tienes que saber ciertas palabras o cierta fraseología. No tienes que memorizar un texto determinado. Simplemente tienes que recordar el yo. Permanece en el yo. Eso es todo lo que tienes que hacer. Permanecer en el yo. Aférrate al yo. Todo está unido o agregado al yo, tu cuerpo, el mundo, el universo. Cuando descubres la fuente del yo, todo lo demás se va con él, dentro del océano de la beatitud. La beatitud es un resultado natural de tu búsqueda.
Cuando detienes la búsqueda y te calmas, y dejas tus libros a un lado, y te enfrentas a ti mismo y ves claramente lo que eres, eso la traerá más rápido que cualquier otra cosa, que nunca te puedas imaginar, o nunca hagas.
No es cantando mantras. No es siendo un buen chico o un mal chico. No es haciendo penitencia. Es simplemente mediante la observación de tu yo. Permanece en el yo. "¿De dónde (yo) vengo?" Cuando dices eso, no estás diciendo de dónde viene mi cuerpo. Estás diciendo de dónde "yo" vengo. Yo. Yo es/está separado de tu cuerpo. Tu cuerpo está unido o agregado a yo. El yo no es tu cuerpo. Yo está separado del mundo, pero el mundo está agregado a yo. Dios está separado del mundo, pero Dios está agregado a yo. Por lo tanto, cuando preguntas, "¿De dónde yo vengo?" algo le ocurre a tu mente. Tu mente se vuelve más y más débil. Y cuando tu mente se vuelve más y más débil, el yo comienza a expandirse y se convierte en omnipresente. Entonces el yo se convierte en otra palabra para el Ser y empiezas a darte cuenta que Yo no es otro que el Ser. Yo soy eso. Te vuelves libre. No es difícil y no es fácil. Simplemente es.
Piensa en ti mismo por un momento. Mira qué pensamientos vienen a ti cuando piensas en ti mismo. Algunos de ustedes están diciendo, "Tengo hambre". Algunos de ustedes están pensando en sus necesidades. Tan pronto como piensas acerca de ti mismo, piensas acerca de tu cuerpo. Pero tu Ser no es tu cuerpo. Tu cuerpo es sólo un montón de carne podrida, pero eso no eres tú. Tu eres (el) yo. Yo soy. Yo no soy esto ni aquello. Yo soy. No hay nada más. No existe nada más que yo soy. No hay nada que decir al respecto. No hay discursos que hacer sobre yo soy. Sólo hay yo soy. Cuando te dices a ti mismo "yo soy", ¿qué sucede? ¿No hay una quietud que viene sobre ti, una tranquilidad? Porque otro nombre para yo soy es el silencio.