Artículos - Wei Wu Wei
Sin cabeza
Por Wei Wu WeiMi cabeza es el centro del universo.
Todo lo que veo, siento y conozco está centrado en mi cabeza (y en la tuya e incluso en la de los escarabajos).
Todo son objetos de mi cabeza, que es el sujeto (sujeto mediato en tanto que cabeza y sujeto último en tanto que "yo").
Yo no puedo ver, sentir ni conocer mi cabeza y la inferencia de su existencia resulta sensorialmente inadmisible e injustificable. Yo no percibo tal objeto; puedo percibir los demás, pero no ése. Aisladamente mi cabeza no constituye mi objeto de percepción.
Claro que no, porque es sujeto y, del mismo modo que el ojo no puede percibirse sensorialmente a si mismo, yo no puedo verme sensorialmente a mí mismo y el sujeto no puede conocerse a sí mismo, pues todo lo que puede ser conocido es un objeto. Y el sujeto no puede ser su propio objeto.
Todo lo que es objeto parece existir, pero el sujeto aislado no parece existir.
El objeto no puede existir separado del sujeto, ya que es su aspecto manifiesto.
Por consiguiente, este sujeto aparentemente inexistente es lo que es, y el objeto aparentemente existente es lo que no es.
Pero, puesto que el objeto es el sujeto y el sujeto es el objeto, entonces, todo lo que somos y todo lo que podemos ser intemporalmente, constituye la ausencia de mi cabeza (y de la tuya e incluso la de los escarabajos), lo que también significa la presencia de todo.
¿Dónde, pues, estoy yo?" ¿Dónde estáis vosotros y dónde está el escarabajo?
Nosotros somos nuestra ausencia.
NOTA: Pido disculpas a Douglas Harding, cuyo "Vivir sin cabeza" ―que explica todo esto mismo de un modo mucho más claro― no debe ser responsabilizado de las afirmaciones aquí vertidas.
Esta ausencia fenoménica
Yo no soy en ningún lugar en el que aparezco como objeto. Ninguna parte de "mí" que pueda ser objeto forma parte de mí y tampoco es mía. Yo sólo soy realmente donde no puedo ver nada (salvo el universo objetivo), y lo que soy es una mera ausencia de objetos.
Cuando lo comprendo, también dejo de ser un "yo" individual, porque cualquier cosa individual es, consecuentemente, un objeto.
Mi ausencia objetiva es la presencia de la no-objetividad pura, que no es más que eso.
Mi única existencia no sólo no es objetiva, sino que es la no-objetividad misma.
No puedo retratarme, ser fotografiado o descrito en modo alguno. Lo que impersonalmente soy no posee cualidades ni se asemeja a ningún sujeto u objeto individual, que siempre será un mero concepto.
NOTA: El "ego", el "yo" o cualquier otro tipo de personalidad o ser separado es un objeto. Es por ello que, como repetidamente insiste el Sutra del Diamante, no existe ninguna cosa similar.
Mi yo objetivo sólo tiene una existencia conceptual.
En términos no objetivos soy el universo aparente.
La esclavitud consiste en la identificación con mi objeto conceptual. La comprensión de que mi objeto conceptual sólo existe en la medida en que el objeto y su sujeto son, aquí-y-ahora, esta ausencia fenoménica, constituye la liberación.
Yo soy mi ausencia fenoménica.
Nuestra naturaleza búdica
No existe ningún misterio, sólo nuestra incapacidad de percibir lo evidente.
Como dijo Mumon: "No hay ningún lugar donde pueda ocultarse".
El supuesto o aparente "misterio" se debe a la inexistencia objetiva de la no-objetividad pura que es la naturaleza de buda, porque la objetividad sólo puede ser conceptual, mientras que la no-objetividad es incompatible con ningún tipo de definición positiva.
Huang Po afirma categóricamente que: "En verdad, nuestra naturaleza búdica se halla despojada de cualquier átomo de objetividad".
¿Qué hay, pues, de misterioso en este-ser-aquí-y-ahora que se halla en cualquier lugar y, aparte de lo cual, nada existe?
El Ser es pura presencia, autónoma y espontánea.
Es esto que se busca a sí mismo cuando lo buscamos y que no podemos encontrar porque es lo que somos.
Objetivamente, no está ahí.
NOTA: La dualidad del lenguaje no nos permite expresar estas cosas sin recurrir a términos objetivos como, por ejemplo, "eso". No existen términos como "esidad" y tampoco podemos repetir indefinidamente la palabra "esto". En cualquier caso, el sentido debe transmitir la sensación de una subjetividad ininterrumpida.