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Robert Adams - Biografía de un Sabio
Por Edward (Edji) MuzikaYo llamo a Robert Adams el "misterioso sabio" porque sabemos tan poco acerca de él. Rara vez hablaba de su pasado y casi nunca revelaba sus sentimientos o pensamientos acerca de cualquier asunto personal, incluso cuando se le preguntaba. Era como si él no existiera como persona. Después de estar con él constantemente durante casi ocho años, todas las historias que me contó sobre su vida podrían sumar tres docenas de páginas. Él casi siempre hablaba en el presente. Siempre rehuía la publicidad y evitaba cualquier publicación acerca de sí mismo en todas salvo en unas pocas revistas hindúes como el Mountain Path publicado por el Ashram de Ramana, y en Inner Directions. Me dijo que los más grandes maestros eran desconocidos, y que él sólo quería diez discípulos íntimos sobre los que pasar su comprensión.
Por supuesto, las cosas que me dijo sobre su vida o sobre qué o quién vio, son extraordinarios, y me refiero a ellas a través de este sitio web.
Más que eso, yo no creo que él quisiera ser molestado con los deberes y la publicidad que recaen sobre los gurús públicos. Años antes (supuestamente - algunos monjes Baba dudan de esto), había rechazado al intrépido Muktananda, que quería que Robert le ayudara a construir Ashrams en todo el mundo. Él le dijo a Baba: "¿De qué sirve eso?" Un poco más tarde, se separó del Yogi Bhajan después de que sus seminarios comenzaban a atraer demasiado la atención en Houston.
También era misterioso porque era muy callado; nunca destacaba entre la multitud y raramente expresaba o demostraba emociones. Nunca lo vi enojado, y sólo le oí criticar a la gente dos veces (¡una vez a mí!). Una vez lloró cuando yo lloraba después de que uno de mis gatos murió. Lloraba suavemente y muy silenciosamente unas pocas veces en el Satsang en Sedona cuando algunos de nosotros lo visitábamos allí. Pensábamos que añoraba Los Angeles y a nosotros. Lloraba abiertamente al ver un vídeo de Ananda Mayi Ma, a quien había conocido bien. En la mayoría de los casos, él estaba libre de la emoción, y había sido criticado por su familia por no expresar ninguna emoción en el funeral de su madre, al que asistió unos años después de regresar por primera vez a Estados Unidos. Al no expresar señales emocionales, siempre fue difícil "entender" a Robert y a veces su tranquilidad y retraimiento lo hallaba un poco frío para mí. Pero no había frialdad allí, había una falta de presencia. Él no estaba allí. Y alguien que no estaba allí no se puede esperar que esté allí en alguna clase de forma humano-emocional. Él ni siquiera pretendía estar allí en alguna forma socialmente aceptable.
Por lo general, él permanecía tranquilo, sentado en el fondo, dándose cuenta de todo. A la hora de la comida o la cena, todo el mundo hablaba de todo tipo de cosas, y Robert era por lo común ignorado, tranquilamente comiendo mientras todos los demás se entretenían unos con otros en animada conversación. Robert sólo se convertía en Gurú en el Satsang, cuando después de estar sentado en silencio durante un largo tiempo, y después de mirar por toda de la sala, "sintiendo" las vibraciones, se ponía a hablar. Después de la charla, se quedaba en silencio, y luego solicitaba preguntas. El silencio es la mejor descripción para Robert. El silencio era su casa, su origen, su ser, su enseñanza.
Muy pronto después de conocer a Robert, me dijo que incluso su mujer de cuarenta años, pensaba que él era raro. Ella realmente creía que Robert era de otro planeta, y que algún día un platillo volador aterrizaría y se lo llevaría de su casa. Años más tarde, bromeaba con ella respecto a esto, y ella dijo: "¡Sí, lo creo!" Tal vez, de alguna manera, yo también lo creía. Robert era un extraordinario y extraño, extraño hombre.
Una vez él bromeó que para ser tomado en serio y obtener un préstamo en un banco, se puso un traje y "actuó con normalidad". Dijo que lo echaron a patadas de todos modos. La "normalidad" de Robert sería considerada extraña por la mayoría. Imagínese, no estar sentado y catatónico durante horas en una silla mirando hacia fuera en su patio trasero, sin parpadear ni pestañear durante horas.
Rara vez alguien le pregunta acerca de su vida anterior en el Satsang. Por lo general evitaba las preguntas sobre su vida y experiencias, especialmente durante los primeros años cuando yo le conocí, antes de adquirir gran fama como maestro. Con poca frecuencia, sin embargo, revelaba algún incidente de su pasado, como su encuentro con Ramana, su experiencia del despertar, o algunos empleos que tuvo en el pasado.
Por lo que puedo recordar, lo que sigue es un esbozo de su biografía espiritual recogida de lo que él me dijo, leyendo sus propias publicaciones escasas y lo que dijo en Satsangs.
Robert nació el 21 de enero de 1928 en el Bronx (Nueva York). Su madre era judía y su padre católico. Era un joven rebelde, siempre a punto de meterse en problemas. Cuestionaba las prácticas de los que le rodeaban, como comer carne. Su madre a veces mataba pollos para la comida del domingo. Robert no podía soportar ver o comer carne. Era acuciado por la duda de cómo puede haber un mundo donde la gente comía animales, que estaba lleno de sufrimiento y muerte, y sin embargo, supuestamente allí había un Dios que permitía todo esto. Por supuesto, muchas personas están atormentadas por la misma duda. Él luchó contra esta idea hasta que tuvo once años, cuando un día, le vino una repentina y abrumadora realización de que no había tal mundo, ¡era una ilusión! No existía. Este era un tipo de resolución muy diferente, por cierto. La mayoría de la gente acuciada por esta cuestión la resolvía desechando la cuestión o convirtiéndose a la fe de algún sistema religioso. Esta resolución a los once años de edad era un presagio de su iluminación futura.
El primer recuerdo de Robert era el de un hombrecillo de dos pies de alto con el pelo blanco y una barba blanca que se situaba a los pies de su cuna y que le farfullaba en un idioma que no entendía. Dijo que el hombre era muy animado, y que constantemente le "sermoneaba". Este hombrecillo finalmente desapareció cuando Robert cumplió siete años. Años más tarde, después de su experiencia de despertar, estaba mirando un libro sobre las enseñanzas de Ramana Maharshi, cuando vio la foto del sabio. "¡Me quedé perplejo!" dijo: "El pelo de la cabeza y del cuello se me pusieron de punta. El hombrecillo que me había dado sermones durante todos esos años era Ramana!"
Después de que el hombrecillo desapareció, Robert desarrolló un Siddhi, un poder. Sentía que el mundo le pertenecía. Cuando quería algo, simplemente repetía el nombre de Dios tres veces y en cuestión de minutos u horas, se le concedía. Una vez, después de pensar que le gustaría tomar lecciones de violín y hacer el mantra del nombre de Dios, su tío apareció con un violín diciendo que pensaba que a Robert le podría gustar aprender.
Cuando Robert tenía 14 años, apenas estudiaba las materias de la escuela en absoluto. Cada vez que se acercaba un examen, decía otra vez: "¡Dios, Dios, Dios!" y las respuestas correctas venían. Un día, justo antes de hacer un examen de álgebra en la clase de la señora O"Reilly, repitió el nombre de Dios tres veces. En lugar de las respuestas del álgebra, otra cosa vino a él, una total y completa experiencia de iluminación interior, le fue revelado el conocimiento trascendente de la vida y de la muerte, de la realidad y la ilusión.
Robert se retiró aún más completamente del mundo. Dejó de comer, dejó de ir a la escuela, dejó de salir con amigos. Su madre estaba muy preocupada por supuesto, y, lo que era bastante inusual en ese momento (1942) lo mandó a ver a un psiquiatra. Al parecer, el psiquiatra le dijo a su madre que crecería y eso desaparecería.
Robert no tenía ni idea de lo que le había pasado, y comenzó a explorar los libros religiosos orientales para encontrar un sentido a la experiencia. Empezó a asistir a reuniones con Joel Goldsmith, tomando un autobús a varias millas de distancia de la ciudad.
Un día, en una biblioteca, vio el libro sobre Ramana Maharshi, que contenía la fotografía mencionada anteriormente. También descubrió el libro Autobiografía de un Yogi, de Paramhansa Yogananda, y decidió que tenía que estar con él. Por consiguiente, a los 16 años, dejó su casa para estar con Yogananda en el campus del Self-Realization Fellowship en Encinitas, California.
Robert siempre ha tenido algunas historias que contar de Yogananda, entre ellas una sobre su iniciación en la orden de los swamis de Yogananda. Después de la iniciación, Yogananda le susurró al oído de Robert, "¿Me amarás siempre, sin importar lo que haga?" Robert, un tanto sorprendido por la pregunta, y pensando para sí mismo: "¿Qué planea hacer este tipo?" sólo respondió: "¡Por supuesto!"
En resumidas cuentas, Yogananda no permitiría que Robert se convirtiera en un monje en el SRF. Como Robert confesara: "No veía la hora de deshacerse de mí. Me preguntaba por qué él me había enseñado todas esas prácticas, mantras, afirmaciones y técnicas de curación, cuando todas ellas erran en el blanco de la auto-realización." La actitud expresada por Yogananda estaba en la línea de, "¡Lo he hecho muy bien, gracias, haciendo las cosas de esta manera!" Debido a la naturaleza del propio despertar espontáneo de Robert, su conexión con el hombrecillo del pelo blanco, y a la propia relación devocional de Yogananda con Ramana Maharshi, le dijo a Robert que fuera a ver a Ramana.
Durante el otoño de 1946, Robert llegó en tren a la ciudad de Tiruvannamalai, a pocos kilómetros de la Montaña de Arunachala, donde se encuentra el Ramanashram y su futuro maestro, Ramana Maharshi. Se subió a un carro de bueyes hacia el Ashram, fue admitido, y pasó la noche. Temprano al día siguiente, mientras caminaba de regreso de la montaña, hacia el Ashram, vio a Ramana caminando por el camino hacia él. Una energía electrizante recorrió su cuerpo, y el último vestigio de lo que los hombres llaman un ego le abandonó. Se sentía completamente entregado, completamente abierto. Mientras Ramana se acercaba, Robert se desprendió de su ropa, se acercó a Ramana y cayó a los pies de su gurú. Ramana se agachó agarrando a Robert por su hombro, y le miró a los ojos con total amor y le dijo: "Te he estado esperando. ¡Levántate! ¡Levántate!" Robert dijo que si Ramana le hubiera pedido saltar por un acantilado en ese momento, lo habría hecho gustosamente.
Robert parece diferente cuando cuenta esta historia. La mayoría de las veces nunca habla de su pasado, y cuando lo ha hecho, lo hace más por entretenimiento que por fines didácticos. Cuando contó esta historia estaba sentado erguido, casi de pie fuera de su silla, y miraba hacia fuera, por encima de la multitud frente a él, casi como si estuviera viendo a Ramana de nuevo. Las lágrimas brotaban de sus ojos cuando declaraba que habría saltado al acantilado por Ramana, y finalmente añadió: "Así es como tienes que estar, completamente desnudo ante Dios, completamente entregado!"
Robert se quedó en el Ashram de Ramana durante poco más de tres años. A los visitantes no se les permitía permanecer mucho tiempo, así que vivía en las cuevas por encima del Ashram. Durante su tiempo allí, compró un jeep (coche todoterreno) para el Ashram para llevar el suministro de la ciudad, y ayudó a construir un gran hospital en el Ashram con el dinero de una herencia.
[Nota: He encontrado una verificación independiente de este último regalo de Robert en un libro escrito por David Godman titulado Living by the Words of Bhagavan, publicado en la India en 1993. A pesar de que el donante no era nombrado en el libro, la situación descrita por Godman era idéntica a lo que Robert me dijo.]
Durante la década de 1940, Ramana estaba casi constantemente enfermo de artritis severa y otras enfermedades, incluyendo el cáncer que finalmente le mató. A pocos visitantes se les permitía permanecer por más de un par de semanas en el Ashram, por lo que Robert vivía principalmente en las cuevas de arriba, lo que también le permitía evitar las multitudes.
Después de la muerte de Ramana, Robert habría querido visitar varios otros santos en la India, pero ya no le quedaba dinero. El famoso biógrafo de Ramana, Arthur Osborne, se enteró de la situación y las hazañas de Robert y le dio 7.000 dólares para continuar sus viajes y su educación espiritual. De una manera rara suceden estas cosas, según mi propia experiencia; esta fue precisamente la cantidad que había gastado en el jeep y el hospital.
Robert deambuló por toda la India y de vez en cuando por el mundo durante los próximos 35 años, se casó en 1954, y crió, frecuentemente en absentia, a dos hijas. Después de desarrollar Parkinson en la década de 1980, se instaló en Los Angeles con su familia, donde comenzó a enseñar, primero a grupos pequeños en hogares de estudiantes, y luego a multitudes cada vez más grandes. Siempre sentía que le debía algo a su hija menor por pasar tan poco tiempo con ella mientras estaba creciendo.
También me dijo que el Parkinson era un regalo, porque lo mantenía sin salir de casa, poniendo fin a sus viajes por el mundo. La primera vez que supo que tenía la enfermedad, se trasladó a Los Angeles, donde su esposa y su hija vivían. Trabajó como personal de mantenimiento en un complejo de apartamentos. Su esposa hacía vestidos, que vendía en mercadillos y diversos puntos de venta. Con el tiempo, a causa de la enfermedad, ya no era capaz de desarrollar el trabajo físico requerido y empezó a enseñar en serio y reunir estudiantes. Yo no creo que él quisiera enseñar otra vez, pero, como él me dijo, no tenía otra opción.
Me dijo que había estado viviendo en una cabaña en Oregon cuando se dio cuenta por primera vez de sus manos temblorosas y una cierta sensación de pesadez cuando se movía. Finalmente, se hizo una evaluación neurológica, donde, como él dijo: "El doctor me dijo que tenía buenas y malas noticias. La buena noticia fue que se trataba de la Enfermedad de Parkinson y la mala noticia que era de Parkinson", lo que significa que no tenía un tumor cerebral. Con los años, los síntomas de Roberts empeoraron. Cuando lo conocí por primera vez, la enfermedad ya le hacía hablar con dificultad y era difícil entenderle. Por la época en que dejó Los Angeles, era extremadamente difícil entenderle debido a su voz suave y su falta de control de su boca y respiración. A menudo me hacía señas durante el Satsang y susurraba en mi oído lo que estaba tratando de decir. Hacia el final de sus días en Los Angeles, no había nadie que supiera lo que él estaba diciendo. Creo que él sentía que yo podía saber mejor lo que estaba diciendo que los otros en el Satsang porque le conocía desde hace mucho tiempo, y había transcrito muchas de sus conversaciones. Una vez bromeó en un Satsang que, "Hay muchos maestros que dan largas conferencias; hay muchos que están en silencio, pero sólo hay uno que murmura".
Uno de sus estudiantes, que sólo lo conoció una vez en Sedona, dijo que cerca del final, Robert era casi inaudible. Esta persona dijo que todo lo que Robert dijo, una y otra vez, fue "¡Libertad! ¡Libertad, Libertad", que tuvo un efecto profundo y duradero en esta persona.
Su paradero durante sus períodos de vagabundeo y con quien estuvo no están claros. Su hija está ahora escribiendo una biografía, que podría mejor iluminar esos años oscuros. Mi recuerdo de lo que me dijo fue que cuando estaba en la India, conoció a los más famosos y no tan famosos santos y sabios que son para la India su más valioso producto de exportación. Estuvo unos seis meses con Nisargadatta, de quien dijo que era muy rudo. Cuando le pregunté qué pensaba de las enseñanzas de Nisargadatta, dijo algo en el sentido de que Maharaj había añadido su propia e innecesaria interpretación personal del Advaita.
Conoció o estuvo con muchos otros sabios, como Krishnamurti y muchos más que nunca he oído hablar. Vivió en Hawaii por un tiempo, donde dirigió talleres sobre la reducción de peso y dejar de fumar. Me dijo que enseñó a los asistentes auto-hipnosis y los llevaba a correr por la playa cada mañana, lo que los hacía sentir más vivos y fuertes.
Lideró un grupo espiritual en Santa Fe conocido como la Sociedad Jnana Marga durante unos años antes de venir a Los Angeles, pero lo abandonó, dijo, en medio de una noche porque todos los administradores estaban preocupados por el dinero recaudado en el Satsang, y se concedían a sí mismos grandes salarios. Me dio muchos de los boletines que había escrito en ese momento bajo el seudónimo de M.T. Mind, para incluirlos en cualquier cosa que escribiera acerca de él más tarde, lo que todavía tengo que hacer.
Robert decía que siempre tenía puestas sus botas de siete leguas para asegurarse de que no se perdía nada. Sólo la avanzada enfermedad de Parkinson pudo poner fin a sus viajes. Sin embargo, el misterio absoluto de su pasado, llevó a algunos de sus escépticos estudiantes sarcásticos, como yo, a pensar que podría tener esas botas de siete leguas porque alguien con unas botas de diez leguas le perseguía.