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Artículos - Mark West

Recuerdos de Nisargadatta

Por Mark West Destellos de Nisargadatta (Epílogo)
Nisargadatta

En los once meses que pasé con Nisargada-tta Maharaj en 1976-1977, le visité habitualmente dos veces al día, cuatro o cinco días por semana.

Durante este periodo me hospedé en un pequeño hotel en Bombay. Empecé tomando notas en mi propia versión taquigráfica mientras el discurso estaba fresco en mi mente y reescribía lo que había escuchado más plena y claramente cuando volvía a mi habitación del hotel.

Mirando atrás, mi asociación con Nisargadatta fue el "punto crucial" de mi supuesta vida. Debido a las semillas que plantó, esas inapreciables "semillas de consciencia", he venido a realizar que yo soy la verdad y que siempre lo he sido y siempre lo seré. La verdad es que nada ha acontecido, todo es ese Absoluto no-dual.

Así pues, aunque soy movido a compartir mis recuerdos con usted, lector de esto, este registro de las experiencias de mi vida es finalmente una historia, un concepto. Una vez dicho esto, volvamos a aquellos maravillosos eventos que cambiaron mi vida a finales de 1970.

Nisargadatta solía hacer puja (adoración) con bhajans (cánticos religiosos) dos veces al día, en su pequeño apartamento escaleras arriba, en el 10 de Lane Khetwadi, un suburbio de Bombay. Maharaj mismo solía tomar parte en el culto. Él no insistió ni me invitó a asistir a estas sesiones, debido quizás a que yo ya había pasado tres años y medio haciendo prácticas similares como devoto de Muktananda en su Ashram en Ganeshpuri, a ochenta kilómetros al oeste de Bombay.

Esas prácticas son algo que uno necesita trascender. No son necesarias para la auto-realización. Lo que es necesario es una seria investigación en la verdadera naturaleza de uno, morar en la presencia no-verbal "yo soy", aferrarse a la pura presencia "yo soy" desnuda, morar en ella, permanecer en ella sin palabras, estar en ella y no moverse de ella a los pensamientos limitados.

Siempre que los pensamientos como "yo soy esto o yo soy eso", "yo soy un hombre", etc., aparecen, uno puede llevarlos suavemente atrás para disolverlos en el "yo soy" puro.

Si se hace esto persistente y firmemente, esta pura "yosoidad" manifiesta revela su fuente, que es lo Absoluto, Dios o la Verdad.

Navnath Sampradaya
Navnath Sampradaya
el Linaje de los Nueve Gurús

Cuando estuve con Nisargadatta presencié muchas maravillas y encuentros inusuales. El me mostró toda consideración y dio grandes pasos para ayudarme, hasta el punto de darme la iniciación, con un mantra secreto, en el glorioso linaje del Navnath Sampradaya, el linaje de los Nueve Gurús del que Nisargadatta era el gurú representante en aquella época. Este linaje se extiende en el pasado hasta el legendario Dattatreya, autor del Avadhut Gita.

Fotos de varios miembros del Navnath Sampradaya colgaban en la pared del apartamento de Maharaj. Acompañé a Maharaj a muchas excursiones alrededor de la ciudad de Bombay. Una vez fui a una charla pública que dio en una sala en los suburbios. Maharai, por supuesto, hablaba en marathi, el dialecto local, y no pude seguir lo que se dijo porque no se tradujo al inglés. Probablemente yo era el único extranjero allí.

Cuando volvíamos a su apartamento, le pregunté a Maharaj qué había dicho a ese grupo de gente. El dijo, "Yo no digo en público lo que digo aquí en la privacidad de mi propia habitación con buscadores íntimos y sinceros como usted. Solo les he dicho las cosas tradicionales normales como la adoración a Dios y la práctica del amor y el perdón al prójimo, etc. Si les dijera la verdad y que la fe, la esperanza y la creencia en Dios son sólo conceptos y no son la verdad que están buscando, podrían perseguirme y buscar matarme. Así pues, cuando se me invita a dirigirme a un grupo público, me veo forzado a decirles lo que quieren oír. Un foro público no es el lugar apropiado para exponer la profundidad de las enseñanzas del puro advaita".

En otra ocasión, acompañé a Nisargadatta a un concierto de música india de sitar, tambura, y tabla. La música duró sobre una hora y cuando abandonábamos el concierto, Maharaj dijo por medio de un intérprete, "Debía tener un montón de ignorancia cuando me gustaba este tipo de cosas". Esto es una indicación de que todo lo que un jñani dice o hace es conocimiento o sabiduría. Incluso las ocasiones y frases informales reflejan la sabiduría.

La música es sonido, el sonido es vibración, la vibración es simplemente un movimiento de energía, y todo esto tiene lugar en y como fenómeno, que es solo apariencia —Maya (ilusión)— no realidad.

Algunos pandits (eruditos en filosofía y religión india) venían a comprometer a Maharaj en discusiones dialécticas y filosóficas, pero no eran rivales para su visión clara y su penetrante sabiduría. Él les decía que todo su conocimiento era sólo una forma de ignorancia, porque sin conocer verdaderamente al "conocedor", su conocimiento era sólo de oídas.

Conocer todo ese conocimiento acumulado no es conocimiento puro o auto-realización, en el que el jñani está firmemente establecido. Todo conocimiento común es conocimiento adquirido y posterior a los hechos. Si yo no sé lo que yo soy, cualquier conocimiento que haya acumulado es irrelevante e inútil.

Maharaj le probaba y pinchaba a uno para que expusiera su ignorancia. Él no le permitía a uno sentarse pasivamente en su presencia. Le retaba a uno e insistía en que hiciera preguntas. Estas preguntas, si eran auténticas, provocaban sus respuestas y, habitualmente, éstas eran de gran poder y profundidad.

Si había pocas preguntas, Maharaj nos bendecía a veces con un discurso espontáneo y otras veces comenzaba a hablar simple y espontáneamente sin ninguna solicitación. Estas charlas eran profundas y le tocaban a uno el núcleo de su ser. Lo que salía de él en esas ocasiones era tan puro y tan sumamente más allá de las palabras, que era realmente difícil para el buscador no iluminado aceptarlo.

Él no le permitía a uno permanecer aferrado al pensamiento conceptual o adherido a algún punto de referencia o falsa seguridad —tal era su compasión e interés con los buscadores genuinos que venían a él. En pleno vuelo era sin miedo y como un león, aunque otras veces era completamente inocente como un niño pequeño.

Ninguna descripción puede describir nunca a un jñani y cuando uno le encuentra verdaderamente, uno encuentra su Sí MISMO.

ÉL vive eternamente en mi corazón.

Mark West, 2006