Artículos - Steve Taylor

¿Qué le viene a la mente cuando escucha acerca del «despertar espiritual» o la «iluminación»? Probablemente se imagine a monjes budistas con la cabeza afeitada o a gurús indios con largas barbas y túnicas sueltas. Se podría suponer que este estado es muy raro y sólo se puede alcanzar después de décadas de meditación y dura disciplina espiritual, lejos del mundo humano ordinario.

El despertar es mucho más común de lo que piensas. No sólo les sucede a los monjes y a los místicos, sino también, aparentemente, a la gente común y corriente en la vida cotidiana, incluso a aquellos que no saben nada sobre la espiritualidad tradicional. También se puede investigar desde una perspectiva psicológica.

Las características del despertar

El despertar es un estado de conciencia expansiva e intensificada. En mi investigación, he descubierto que este estado incorpora cuatro aspectos o ámbitos diferentes. El primer ámbito es la conciencia perceptiva. Cuando una persona despierta, el mundo que la rodea se vuelve más real, hermoso, más fresco, vívido y vivo. Las cosas consideradas ordinarias se vuelven más bellas y fascinantes. Es como si un velo se cayera y, de repente, se añadiera al mundo una dimensión extra de realidad.

El segundo ámbito es una intensificación de la conciencia subjetiva. Nos hacemos conscientes de una nueva profundidad y riqueza dentro de nuestro propio ser. Viajamos más profundamente dentro de nosotros mismos, tomando conciencia de potenciales y energías que antes no percibíamos.

En tercer lugar, el despertar espiritual es una expansión de la conciencia intersubjetiva. Esto se refiere a nuestra conexión con otros seres humanos, los seres vivos y el mundo natural. En un despertar espiritual, obtenemos una conexión más intensa. Sentimos una intensa sensación de empatía y una intensa sensación de compasión por los demás. Por eso el despertar se asocia con la compasión y el altruismo.

Finalmente, en el despertar hay una expansión de la conciencia conceptual. Trascendemos una estrecha percepción egocéntrica —en la que damos prioridad a nuestras ambiciones e intereses personales— y alcanzamos una conciencia mundicéntrica en la que las cuestiones sociales y globales son tanto o más importantes que las cuestiones personales. Ya no nos identificamos con una nación o grupo religioso o étnico en particular. Si tenemos algún sentido de identidad, es sólo con la raza humana en su conjunto. Sentimos un parentesco con todos los demás seres humanos a pesar de las diferencias de nacionalidad, apariencia o etnia.

Las diferentes tradiciones enfatizan algunas características más que otras y recomiendan diferentes técnicas para cultivarlas. Pero todas las tradiciones espirituales exploran los mismos ámbitos de la experiencia humana superior. Se podrían comparar las tradiciones con caminantes o escaladores en diferentes lugares de un paisaje. Dado que todos tienen diferentes puntos de vista, encuentran diferentes aspectos del paisaje y lo describen de maneras ligeramente diferentes.

Sin embargo, también es posible explorar el paisaje fuera del contexto de las tradiciones espirituales. Puede explorarse y describirse en términos psicológicos más neutrales.

Midiendo el despertar

Hace unos años, una colega investigadora, Kelly Kilrea, y yo decidimos desarrollar una escala psicológica (o cuestionario) que pudiera medir el despertar o iluminación. Combinando nuestra investigación, identificamos 24 características específicas del despertar. Estas incluían bienestar, una sensación de conexión y plenitud, y una percepción intensificada, una identificación reducida sin pensamientos, relaciones más auténticas, disfrute de la soledad y la inactividad, y una reducción o desaparición del miedo a la muerte. Luego, creamos declaraciones que describían estas características y las modificamos con la ayuda de expertos académicos.

Después de dos estudios piloto, probamos rigurosamente la escala con 278 participantes y luego realizamos un estudio que comparaba a un grupo «despierto» con una muestra «normal». Al final del proceso de prueba, que implicó eliminar afirmaciones que resultaron poco confiables o innecesarias, obtuvimos una escala en inglés de 19 ítems (Wake-19) con buena confiabilidad interna.

A continuación, trabajamos con un equipo de investigadores alemanes en el Instituto de Áreas Fronterizas de Psicología y Salud Mental de Friburgo. Tradujeron la escala al alemán y la probaron con 366 participantes. Aunque tres ítems en inglés no funcionaron bien en la traducción, se encontró que una versión en escala alemana de 16 ítems era confiable. La escala alemana se comparó con otras medidas establecidas para buscar correlaciones. Descubrimos que el despertar se correlaciona significativamente con la atención plena y con las puntuaciones más bajas en la «subescala del neuroticismo de los cinco grandes».

En el lenguaje de la investigación psicológica, demostramos evidencia de validez de contenido, validez de constructo y confiabilidad de los cuestionarios utilizando datos de muestras grandes. Los resultados sugieren que el despertar existe en un continuo, de modo que algunas personas pueden estar más o menos despiertas que otras o pueden desarrollar un mayor grado de despertar con el tiempo.

Los inventarios parecen medir eficazmente el despertar, distinguiendo bien entre el grupo despierto y la población general. (Nuestro artículo sobre la escala se publicó recientemente en el Journal of Humanistic Psychology). (1)

Importancia de la escala

Nuestra escala es significativa porque enfatiza que el despertar es un estado particular del ser, distinto del estado habitual u ordinario de la consciencia adulta despierta. También enfatiza que, como sugerí anteriormente, el despertar es un estado psicológico que puede ocurrir tanto dentro como fuera del contexto de las tradiciones espirituales.

Algunos buscadores espirituales pueden sentir que hacer una medición del despertar elimina la magia y el misterio de su experiencia. Pero en mi opinión, eso es parte del objetivo. Nuestra escala ayuda a desmitificar el despertar y lo hace más accesible. La «iluminación» siempre ha sido un término confuso.

Una consecuencia es que los buscadores espirituales corren el riesgo de ser explotados por «gurús» narcisistas y manipuladores que pretenden estar despiertos o se engañan a sí mismos pensando que están «iluminados». Si sabemos lo que significa estar espiritualmente despiertos, seremos más exigentes con los maestros espirituales y podremos distinguir mejor lo auténtico de lo falso.

En cualquier viaje, es útil tener una idea clara de hacia dónde te diriges. En mi nuevo libro, The Adventure: A Practical Guide to Spiritual Awakening (La aventura: una guía práctica para el despertar espiritual), identifico ocho cualidades esenciales del despertar y ofrezco ejercicios, meditaciones y debates para desarrollar cada cualidad. La idea básica del libro es que al cultivar estas cualidades, podemos cultivar el despertar mismo.

Al hacerlo, descubriremos que un estado que alguna vez se consideró extraordinario e inalcanzable está a nuestro alcance.