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Artículos - Nathan Gill

Mi historia - un relato

Por Nathan Gill
Nathan Gill

Hasta que cumplí 25 años aproximadamente, no tenía interés en los temas espirituales y todo lo que sabía era lo que había aprendido en las lecciones de educación religiosa en la escuela.

Alrededor de 1985 me afilié a una orden fraternal que me enviaba lecciones mensuales regulares sobre misticismo y "la ley universal".

Después de un par de años lo encontré un poco pesado y me interesé en las enseñanzas que ofrecía un maestro hindú ya fallecido, de nuevo, en lecciones mensuales, y también una relación gurú-discípulo, ¡a pesar de que el gurú ya había muerto!

Un par de años y varias técnicas espirituales después, estaba aburrido de todo esto y me encontré con un libro de un gurú occidental. Este libro afirmaba que yo ya estaba despierto y no necesitaba ninguna liberación. La verdad de lo que estaba diciendo era obvia. Sin embargo, unos pocos años después y unos cuantos libros más, decidió auto proclamarse instructor del mundo y ofrecía una relación de gurú-discípulo con aquéllos que estaban interesados.

Bien, yo no quería saber nada del asunto, aunque durante los siguientes cinco años leí algunos libros más de ese mismo autor así como todo libro espiritual que caía en mis manos. Sin embargo, ninguno realmente me había llamado tanto la atención como lo había hecho el libro de este gurú occidental. En el fondo, sabía que era verdad, que yo ya estaba despierto y que ya era libre pero todavía seguía sumido en la confusión porque, al parecer, yo no era más que un hombre normal y corriente, con los problemas típicos de la gente corriente.

De todas formas, me había ya hartado de las enseñanzas de este hombre y de todas las demás enseñanzas espirituales y entonces me topé con el mundo del Advaita. Empecé a leer todo lo que encontraba de Ramana Maharshi, Jean Klein y Nisargadatta Maharaj y todo de Ramesh Balsekar.

Buena parte de la confusión que había sentido hasta enteonces se fue. Comprendí que todo lo que existe es Conciencia, pero ¿por qué todavía me sentía como un yo separado? ¿Cuál era el eslabón perdido? ¿Si ya estaba despierto y era libre entonces por qué parecía que mi vida era una porquería?

En 1997 leí The Open Secret (1), el primer libro de Tony Parsons. Me puse en contacto con él y me invitó a asistir a una reunión en una casa privada en Londres. Fui allí y me senté en la abarrotada sala. No tardé mucho en darme cuenta del imponente halo de misterio que yo había construido en torno a todo este asunto de la "iluminación".

Tony parecía un hombre corriente. Hablaba con sentido del humor y con paciencia. Quedé impresionado por la sencillez de sus respuestas a las preguntas que le planteaba la gente. Asistí a más reuniones de este tipo durante el siguiente año y hablé con Tony por teléfono siempre que podía.

Yo quería convertirlo en mi "maestro" pero él me aclaró que no tenía nada que enseñar, que no había nada que aprender. Se limitaba a indicar que sólo existe la Conciencia y que yo ya soy eso. Aunque yo ya lo había aceptado, entonces empecé a asimilarlo realmente. Tony me indicó que no es necesario experimentar ningún tipo de "acontecimiento" asociado con el reconocimiento de tu naturaleza como Conciencia.

Pues bien, dio la casualidad que, en septiembre de 1998, ocurrió un acontecimiento. Yo estaba trabajando en el jardín y empezó a lloviznar. Alcé la vista y noté una sutil sensación de que "yo" no estaba allí. Subí a mi bicicleta y empecé a pedalear por la vereda y parecía como si estuviera viviendo una película sin necesidad de esforzarme por formar parte en ella.

Aunque Tony había indicado que ningún acontecimiento está asociado necesariamente con el reconocimiento de tu naturaleza como Conciencia, era evidente que yo había estado esperando sutilmente a que ocurriera uno, porque ahora que este acontecimiento o experiencia estaba ocurriendo, lo percibía como un "permiso" para despertar. Había estado esperando la confirmación.

Llamé a Tony y le expliqué entusiasmado lo que había ocurrido. Y después de este "permiso" para despertar, me permití hablar desde la claridad de la comprensión que ya había desarrollado durante el proceso de mi búsqueda antes de que ocurriera el acontecimiento. Yo ya no me relacionaba con Tony como un buscador y él reconoció que ahora hablaba desde mi naturaleza como Conciencia. Ahora, habiendo asociado esta experiencia con estar despierto, comencé a sentir un poco de aprecio por ella.

Al despertarme al día siguiente, ¿continuaría aún ese estado? ¡Sí! Sin embargo, al cabo de unos pocos días, me di cuenta de que esa experiencia estaba desapareciendo un poco, pero un par de días después volvió a ser completa como al principio. Después de un par de semanas de que la experiencia iba y venía y de intentar aferrarme a ella, asistí a una de las reuniones de Tony, y la experiencia pareció recargarse estando allí pero entonces unos días después desapareció totalmente y el embelesamiento de la identificación con el yo regresó. No le comenté nada a Tony y estuve cierto tiempo sin asistir a sus reuniones. Me sentía confuso de nuevo.

Entonces leí por casualidad un libro llamado "Colisión con el Infinito" de una mujer llamada Suzanne Segal que, durante muchos años, tuvo una experiencia que le sucedía constantemente. Al cabo de algunos años, algunos "maestros" le confirmaron que aquello era la "iluminación". Después cayó enferma y murió, y, en el epílogo del libro de Suzanne que fue escrito por un amigo terapeuta suyo, leí que poco antes de morir estaba confusa y frustrada porque la experiencia había desaparecido.

De repente, comprendí claramente que estas experiencias ―yo las llamo sucesos o experiencias transcendentales― realmente no tienen nada que ver con la claridad. Una experiencia transcendental puede durar unos segundos o diez años o quizá incluso el resto de tu vida, pero una experiencia transcendental es simplemente eso, una experiencia. Muchas personas han tenido estas experiencias y entonces la experiencia se va y a menudo la persona se queda con un deseo de tener más. Ellos piensan que se les ha concedido un anticipo de la "iluminación", cuando todo lo que ha ocurrido es que han tenido una experiencia transcendental. Andar por la calle es una experiencia, pero como es una experiencia común uno no desea ni va buscando más (¡salvo que te guste mucho andar¡).

La confusión había desaparecido. Sabía quien soy sin ninguna duda y era obvio que yo ya había sido eso toda mi vida. Ya no necesitaba ninguna experiencia transcendental para comprobarlo.

Toda mi búsqueda "espiritual" se había añadido a lo que yo ya soy y también comprendí por qué las personas están confusas con toda esta cuestión. Por qué confunden la "espiritualidad" con la claridad. Este reconocimiento de mi verdadera naturaleza no estaba asociado con ningún acontecimiento o experiencia transcendental. Comprendí claramente que es muy fácil que cualquier tipo de experiencia transcendental pueda causar confusión si ocurre antes de que se reconozca con claridad tu verdadera naturaleza como Conciencia.

Es obvio que el acontecimiento transcendental que fue experimentado no tenía nada que ver con la claridad del reconocimiento. Este suceso llevó mi confusión a un punto que me permitió ver claramente que había estado sutilmente esperando un acontecimiento que me permitiera ser lo que ya soy.

Ahora me doy cuenta que ningún acontecimiento o experiencia transcendental tiene importancia a la luz de la claridad sencilla, ordinaria, cotidiana de lo que uno realmente es.