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Artículos - Rupert Spira

Rupert Spira

La realidad siempre presente de la experiencia

Por Rupert Spira5 de julio de 2009

La consciencia es nuestra experiencia primaria. Es/está siempre presente.

La consciencia toma la forma del pensar e imaginar para aparecer como la mente. Toma la forma del sentir para aparecer como el cuerpo. Y toma la forma del percibir para aparecer como el mundo.

La idea de que hay una mente independiente del pensar, que hay un cuerpo independiente del sentir y que hay un mundo independiente del percibir, es simplemente eso, una idea.

La mente, el cuerpo y el mundo son conceptos que nunca se experimentan como tales.

La mente, el cuerpo y el mundo no son otra cosa que pensar, sentir y percibir.

Y pensar, sentir y percibir no son otra cosa que la Consciencia.

La consciencia es a la vez la sustancia del pensar, el sentir y el percibir, y su conocer.

 

La consciencia se proyecta, por así decir, a través de las facultades del pensar, del sentir y del percibir, y parece convertirse en un objeto, un otro, un mundo.

Sin embargo, esta proyección siempre permanece dentro de sí misma, aunque parece tener lugar fuera de sí misma.

La consciencia parece permanecer a este lado de la proyección como "yo", y todo lo que parece estar al otro lado, del lado "no-yo", se convierte en un "objeto", un "otro", el "mundo".

La consciencia parece dividir su propia Unidad en "yo" y un objeto, "yo" y "otro", "yo" y el "mundo".

La consciencia entonces parece convertirse en el conocedor, el experimentador, el pensador, el sentidor, el hacedor.

Parece estar localizada, ser limitada y personal.

Y el "otro" o el "mundo" parecen, simultáneamente, convertirse en lo conocido, lo experimentado, lo pensado, lo sentido, lo hecho.

Este es el nacimiento aparente del yo separado y del objeto o mundo. Se convierten en los gemelos de la Unidad.

Sin embargo, en la Realidad este nacimiento nunca tiene lugar. Esta separación entre el conocedor y lo conocido, el experimentador y lo experimentado, el pensador y lo pensado, el sentidor y lo sentido, el hacedor y lo hecho, nunca ocurre realmente.

A través de esta separación imaginaria, el pensar se divide en un pensador y lo pensado. El sentir se divide en un sentidor y lo sentido. El conocer se divide en un conocedor y lo conocido. La acción se divide en un hacedor y lo hecho. El experimentar se divide en un experimentador y lo experimentado.

La unidad se divide en un sujeto y un objeto.

"Yo" y "Soy" se separan.

La consciencia se convierte en el yo, el sujeto. El ser se convierte en el mundo, la existencia, el objeto.

Sin embargo, si vamos hacia atrás por este sendero proyectado, en la dirección contraria de la que surgió, la mente, el cuerpo y el mundo se reducen en nuestro entendimiento al pensar, el sentir y el percibir. Y si miramos más de cerca la naturaleza del pensar, el sentir y el percibir, descubrimos que siempre es sólo la Consciencia.

La mente, el cuerpo y el mundo no se convierten en la Consciencia como resultado de esto. Siempre han sido solamente lo que son eternamente. Sin embargo, ahora se conocen y se sienten como tales.

Y la Consciencia, sea lo que sea lo que está experimentando esta experiencia actual, se realiza simultáneamente como la sustancia de esta experiencia.

Consciencia y Ser, que nunca estuvieron realmente separados, se reúnen. La Unidad prevalece.

La Consciencia se conoce como la Presencia ilimitada e impersonal, que toma la forma de cada apariencia limitada y personal del cuerpo, la mente y el mundo.

El nacimiento imaginario del yo y del mundo

(27 de febrero de 2009)

Somos simultáneamente el testigo y la sustancia de toda experiencia.

"Yo" que estoy viendo estas palabras soy también la sustancia de estas palabras.

La experiencia de conocer estas palabras y la experiencia de ser estas palabras es una y la misma experiencia.

Es sólo un pensamiento el que divide la totalidad sin fisuras de la experiencia en un experimentador y un experimentado.

No hay entidades personales ni objetos independientes que encontrar en ningún lugar en la experiencia real.

"Yo" y "el mundo" son co-creados a cada momento en la imaginación. Siempre aparecen juntos y desaparecen juntos en eso que nunca aparece o desaparece.

Son dos caras de la misma moneda. La moneda misma es la Presencia, esta Conciencia presente, que es aquella en la que aparece la experiencia actual y también aquella de la cual está hecha.

Esta división de la experiencia en un perceptor y un percibido, un conocedor y un conocido, un amante y un amado, es como un espejismo.

Realmente nunca sucede.

Tanto el experimentador como lo experimentado están hechos del experimentar y el experimentar mismo está hecho de esta Conciencia Presente.

 

¿Qué hay que hacer con algo que es no-existente?

¿Qué se puede hacer con lo único que está siempre presente?

Cada parte de la experiencia está completamente saturada de esta Presencia.

Ninguna parte de ella está más cerca o más lejos de la Presencia que cualquier otra parte.

Ninguna parte de la experiencia está más o menos permeada con esta Presencia que cualquier otra parte.

De vez en cuando esta Presencia parece condensarse en una sensación corporal. Construye una pared alrededor de sí misma.

Se ubica en el tiempo y el espacio.

"Yo", la Presencia, se convierte en "yo", un cuerpo. Y todo lo que "yo" no soy, se convierte en "tú", el otro, un objeto, el mundo.

El yo y el mundo nacen.

Sin embargo, este nacimiento nunca ocurre realmente. No hay yo, ni tú, ni otro, ni objeto, ni mundo.

 

¿Cómo podría haber una causa para algo que es no-existente?

¿Cómo podría haber una cura para una enfermedad imaginaria?

¿Cómo podría haber un principio, un fin o un cambio, en eso en el que todos los comienzos, fines y cambios tienen lugar?

¿Dónde podría ir esta Presencia para descubrir que ya no está ahí?

¿En qué podría convertirse esta Presencia que ya no fuera ella misma?

¿Qué podría ser esta Presencia que no sea ella misma?

¿Qué podría conocer esta Presencia que no sea ella misma?

¿Qué podría amar esta Presencia que no sea ella misma?