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Todo es Consciencia

La Consciencia es Todo

Por Swami Khecaranatha Marzo de 2016

Todo es Consciencia:
Es la fuente de toda vida así como el poder de la vida misma.

El propósito de la práctica espiritual es comprender y experimentar directamente esta verdad última y, además, descubrir que somos esa Consciencia. En la tradición no dual Shivaita Kachemir de Anuttara Trika, esta Consciencia omnipresente se llama Shiva. Él existe en un estado de completitud eterna, simplemente repitiendo, Aham, "yo soy". Ese mantra expresa Su estado divino y también nos da vida. Aham es el aliento de Shiva.

El Shivaísmo de Cachemira describe cinco poderes esenciales de Shiva. El primero es el de la Consciencia misma. Entonces, desde dentro de la Consciencia infinita de Shiva emerge Shakti, la energía divina que crea, sostiene y disuelve el universo, una y otra vez. La exposición tántrica establece claramente que este poder es inherente a la naturaleza misma de la Consciencia (Consciousness). No es una conciencia (awareness) inerte. Shakti es el poder de la felicidad, y de la felicidad surgen los poderes triádicos de la voluntad, el conocimiento y la acción divinos.

La Consciencia, la felicidad, la voluntad, el conocimiento y la acción son la fuente de todo lo que existe, incluida nuestra vida individualizada. Toda la creación se manifiesta como una expresión de la unidad de Shiva, que surge de dentro de sí mismo a través de sus cinco poderes con el propósito de expandir Su libertad y la alegría de esa libertad. Desde dentro de Shiva vienen todas las energías que sostienen e iluminan nuestra experiencia y proporcionan los medios para descubrir nuestra unidad con nuestra fuente. En nuestra sadhana (práctica espiritual) aprendemos a acceder a nuestra propia divinidad al alinearnos con estos poderes.

La gracia de Shiva nos da la capacidad de conocer la alegría incondicional al conocerlo como nuestro Ser (Self). Desde la perspectiva más alta, esto significa que Shiva puede mirarse a Sí mismo a través de nosotros. Esto es posible, porque toda la realidad, tanto interna como externa, se mantiene dentro de la Consciencia indiferenciada en un estado de potencial absoluto. Esa Consciencia irrumpe como prakasha, la luz que ilumina la vida. Brillante en su propio resplandor, este poder es una refulgencia que brilla continuamente desde su interior para crear toda la manifestación. El poder iluminador de prakasha está presente en cada nivel de la creación, experimentado como luz infinita en nuestra propia conciencia. Aunque aparece como diversidad, prakasha es realmente la expresión de la unidad, del mismo modo que la luz que entra por un enrejado se divide en partes.

El otro aspecto esencial de la Consciencia es vimarsha, la capacidad de la Consciencia para ser consciente de sí misma. Como un espejo, vimarsha es la capacidad auto-reflexiva de la Consciencia infinita para ver la luz y reconocerse a sí misma como la luz. No depende de nada fuera de sí para conocerse a sí misma. Tanto prakasha como vimarsha son inherentes a la naturaleza de Dios, y son otra forma de entender a Shiva y Shakti, las fuerzas cósmicas de la Consciencia y la energía. Estas dos nunca están separadas porque subyacente a todo el universo hay una energía consciente. Prakasha y vimarsha son la plenitud omnímoda de la Consciencia suprema.

Shiva Yantra
Mandala Para Devi Trika
usado en ceremonias de iniciación

Los siguientes tres poderes divinos de la voluntad, el conocimiento y la acción de Shiva se conocen tradicionalmente como diosas. Para es la diosa suprema de la voluntad de Shiva, el poder supremo de Su intención de crear. Este poder de la voluntad surge de la felicidad con el único propósito de expandir el propio estado de perfección, alegría y libertad de Shiva. Sabiendo que este es Su propósito de creación, Shiva entonces, a través del poder de la acción, despliega toda la vida, y mediante el poder del conocimiento conoce que toda esa vida es Él mismo. Por lo tanto la tradición tántrica define que hay tres aspectos de la diosa suprema ― Para (voluntad), Parapara (conocimiento) y Apara (acción). Todos ellos son parte de la diosa única que encarna la energía triádica de la manifestación y el kundalini shakti que nos crea como individuos. Sin embargo, cuando hablamos de las tres diosas o poderes, nunca podemos separarlos. Son como una mesa de tres patas. Las tres patas deben estar ahí o la mesa se caerá. Las tres diosas simplemente reflejan las diferentes formas en que brilla la luz de Shiva.

A medida que la luz divina se ilumina sobre sí misma, revela el rostro de Dios, que no es otro que nuestro propio reflejo. También podemos hablar de Dios como teniendo cinco rostros, que son Sus cinco poderes de Consciencia, felicidad, voluntad, conocimiento y acción. Nuestra capacidad de ver a Dios proviene de la capacidad de conocernos a nosotros mismos, de penetrar a través de la emisión de sus poderes a su fuente. Y al igual que Dios, no dependemos de nada fuera de nosotros mismos para saber quiénes somos. Tenemos acceso directo a este conocimiento supremo, porque está contenido dentro de nosotros.

En palabras del famoso maestro de Cachemira del siglo XI, Abhinavagupta:

La mayor revelación de Anuttara Trika es la unión con Shakti,
la tríada de energías de voluntad, conocimiento y acción.
Este es el Tridente de Shiva, los tres aspectos de
Su naturaleza y libertad absolutas,
que posee en virtud de su unión con su propia emisión.
En la práctica de Anuttara Trika,
el sadhaka penetra la energía de emisión, convirtiéndose en uno con Shiva,
la fuente y el portador de los poderes del universo.

Para entender esto más a fondo, veamos los cinco rostros, los cinco poderes de Shiva, con más detalle. Estos poderes corresponden a lo que las tradiciones tántricas se refieren como los primeros cinco tattvas, o niveles de Consciencia.

El tattva más elevado, cit shakti es el poder de la Consciencia misma. Esto es Shiva: Consciencia infinita, omnipresente, que es trascendental, inmanifiesta y sin forma, y ​​sin embargo existe dentro y como todo lo que es creado. Cit shakti es la fuente de todos los demás poderes, todas las otras energías y, finalmente, de toda manifestación. Hemos dicho que la Consciencia es una quietud dinámica. No es una Presencia inerte porque inherente dentro de ella está el poder de ser consciente. La razón por la que se llama cit shakti es porque shakti significa energía. Esta es la energía de la Consciencia misma, siempre presente en nuestra consciencia individualizada.

El siguiente nivel es ananda shakti, la energía de la felicidad. Lo primero que surge del poder y la conciencia de la Consciencia, antes de que se manifieste algo más, es la felicidad de su propio Ser, la felicidad de su propia existencia. La refulgencia de esta Consciencia es tan poderosa que expresa la alegría pura, ilimitada e incondicional de la experiencia de su propia plenitud. Qué maravilloso es comprender que a medida que la energía estalla en la Consciencia, estalla como alegría y desde la alegría. Esto nos ofrece una valiosa pista acerca de dónde queremos centrar nuestra atención mientras trabajamos para penetrar a través de la expresión manifiesta de la vida hasta su origen.

Los siguientes tres tattvas son los poderes de la voluntad, el conocimiento y la acción de Shiva. La voluntad, o iccha shakti, vive como la diosa Para. Desde dentro de la experiencia de Shiva de Su propia libertad y alegría viene la voluntad de expandir perpetuamente ese estado. Si la voluntad divina es la expansión de la libertad, perfecta en su comprensión y en su propia felicidad, entonces todo lo que emerge y se manifiesta a partir de ella también debe ser perfecto. Shiva se conoce a Sí mismo y (conoce) exactamente lo que Él quiere crear para compartir Su libertad y expresar Su alegría. Ese poder de conocer es jñana shakti, la diosa Parapara, y el conocimiento más elevado es conocer tu Ser, incluso si eres Shiva.

De la voluntad y el conocimiento divinos, surge el poder de actuar. Shiva sabe lo que quiere crear para compartir Su libertad, y lo hace a través del poder de la acción infinita, kriya shakti, la diosa Apara. La capacidad de Shiva de asumir o manifestarse en cualquier forma es una cualidad de su propia naturaleza y es el resultado de su absoluta libertad. La acción divina no está dirigida hacia ningún resultado específico, sino que es la expresión de Sus propias energías, Su propia Consciencia y Su propia felicidad.

Dentro de los cinco poderes de Shiva se encuentra el potencial para toda manifestación, pero hasta ahora, ninguna forma ha surgido. Todo lo que pudiera surgir todavía está en un estado de unidad perfecta, sin necesidad de que se exprese como una forma específica. Esta es la experiencia que buscamos tener. Es la única experiencia que nos libera de la percepción de la dualidad.

En el Shivaísmo de Cachemira, la forma siempre se entiende como la apariencia de la dualidad, no la realidad de la dualidad. Como seres humanos, nuestra experiencia en la vida se encuentra en el mundo de la forma, y ​​estamos tan atrapados en ella que no vemos su origen. Usualmente nos ocupamos de los poderes de Dios desde nuestra comprensión limitada, ocultando así su naturaleza más elevada, y es por eso que tenemos que cambiar nuestro enfoque. Es por eso que tenemos que atravesar la apariencia de la dualidad para descubrir la unidad que subyace en toda diversidad. Nunca negamos la experiencia de la dualidad, pero debemos comprender que es una experiencia limitada determinada por nuestra propia consciencia limitada, y que en realidad, en última instancia, no hay dualidad, sino simplemente la experiencia de ella. Usando nuestra capacidad de conciencia auto-reflexiva, podemos elegir emplear nuestra vida para revelar la unidad y la capacidad ilimitada de los cinco poderes de Shiva.

Los textos tradicionales hablan de los cinco actos de Shiva: creación, mantenimiento, disolución, ocultamiento y revelación. Shiva está constantemente creando, manteniendo y disolviendo todo lo que existe, y mientras sucede todo esto, Él se está revelando u ocultando como la fuente de toda diversidad. Experimentamos los primeros tres actos en cada momento de nuestras vidas. Todo dura por un tiempo y luego desaparece, incluido nuestro cuerpo físico. Fue creado, hacemos todo lo posible por mantenerlo, y en algún momento falla. Lo que es importante en este ciclo es si hemos revelado la fuente de esta vida como nuestro propio Ser, o si hemos continuado ocultando la fuente de nuestro cuerpo y de nuestra existencia individualizada.

La gracia es sinónimo del poder de revelación. Como somos conscientes y tenemos la capacidad auto-reflexiva de conocer nuestro propio estado, podemos elegir la revelación en lugar de la ocultación. En cada momento de la vida, independientemente de lo que surja y desaparezca, podemos decidir si nuestra experiencia revela nuestra naturaleza superior o la oculta. La revelación sucede si estamos usando los poderes triádicos de la voluntad, el conocimiento y la acción para descubrir nuestra fuente. Por el contrario, la ocultación es el resultado de usar esos mismos poderes para nuestro propio servicio, lo que solo perpetúa nuestra limitación y separación. Es por eso que es tan poderoso comprender que los poderes de creación de Dios son nuestros poderes de creación ― nuestros poderes para crear y elegir nuestra experiencia en esta vida.

La manifestación se produce a través de los cinco poderes de Shiva, y aunque los tattvas describen esto como el descenso de la Consciencia, tenemos la opción de ascender de nuevo a través de esos mismos niveles de conciencia y descubrir su fuente infinita. Este es el propósito de nuestra vida y de nuestra práctica espiritual: ver a través de la emisión y multiplicidad de Dios para que podamos lograr la unión con nuestra propia fuente divina.

Los poderes de Shiva no solo nos crearon, sino que son los poderes con los que funcionamos como individuos. Ellos son los medios por los cuales abordamos y experimentamos la vida. Todos tenemos voluntad, y hacemos algo con ella, todos buscamos conocernos a nosotros mismos, y actuamos mucho. Todo eso es la expresión en nosotros de esos poderes supremos. Queremos descubrir, dentro de nosotros mismos, que somos Shiva. Cada uno de nosotros es la Consciencia universal manifestada por los poderes de Para, Parapara y Apara. Los poderes de Shiva están activos como parakundalini, creando, sosteniendo y viviendo como nosotros. Podemos emplear esos poderes desde nuestro entendimiento limitado, ocultando así su naturaleza más elevada, o podemos emplearlos para revelar la capacidad ilimitada de esas energías. Si lo hacemos de esta segunda manera, entendemos que estos niveles superiores de consciencia están disponibles para nosotros. Nos han dado el regalo de estos tres poderes y la pregunta es siempre: ¿cómo vamos a usarlos?

El problema es que nos perdemos tanto en la dualidad que no solo olvidamos que somos divinos, sino que incluso dejamos de buscar nuestra divinidad. La mente y la construcción del pensamiento siempre funcionan como dispositivos del ego, que cree firmemente en su separación y lucha para defender esta concepción de sí mismo. El ego piensa, "yo soy esto, yo soy eso", olvidando su verdadera naturaleza. Afortunadamente, la gracia ya se ha despertado algo en cada uno de nosotros cuando dice: "Estoy en ti, encuentra-Me". Este es el poder de la gracia, que puede llegar a los corazones de todos y crear el anhelo de conocer a Dios ― conocer que no hay dualidad, nada fuera de nuestro propio Ser infinito. Nuestra labor es responder a esa gracia en lugar de quedar atrapados en las luchas de la vida, que son solo las reverberaciones superficiales de nuestra separación de Dios.

Debemos tomar la decisión de superar la pequeñez de la vida diaria. Deja de luchar con todos los conflictos de la vida. Deja de pelear en y acerca de tus relaciones. Deja de sucumbir a las necesidades limitadas de ser una persona individualizada e incomprendida, y comienza a centrar tu conciencia en conocer la verdad en lugar de perpetuar lo que no es verdad. Tenemos que alejarnos conscientemente de estar enredados en la lucha y elegir avanzar.

Lo más importante es que dejemos de buscar la experiencia de la realización fuera de nosotros mismos. Cuando estamos atrapados en nuestro falso sentido de incompletitud, continuamos limitándonos a nosotros mismos. Esto sucede porque nos aferramos a la percepción de que el mundo está fuera de nosotros. Procuramos poseer objetos materiales o tratar de cambiar a las personas en un intento de encontrar la plenitud en un ámbito que nunca puede completarnos. Seguimos funcionando en el campo de la voluntad, del conocimiento y de la acción limitados para obtener y mantener esas cosas o situaciones que deseamos.

Estamos hablando de la experiencia humana, de si elegimos descubrir nuestra divinidad o continuar viviendo dentro de la perspectiva limitada de la dualidad. A medida que comprendemos los poderes supremos de Shiva y cómo se vuelven limitados, comenzamos a tener una nueva perspectiva de nuestras vidas. Principalmente, dejamos de mirar nuestras tensiones y patrones como esas cosas en las que nos vemos atrapados, y en cambio las reconocemos como contracciones de la consciencia, es decir, energía que no está en movimiento. La vida es simplemente energía, y nuestras propias tensiones son energías que están contraídas y estancadas. Si podemos tomar cualquier densidad (energética) que estemos experimentando ―la culpa, la vergüenza, el rechazo a uno mismo, el odio, el ataque, la reacción― y dejamos que fluya, entonces ya no tenemos que luchar con nuestros problemas en su propio nivel.

Recuerda, tenemos que elegir entre experimentarnos a nosotros mismos como expresiones individualizadas de Dios o como individuos separados de Dios. Nuestra capacidad de auto-reflexión es el regalo que hemos recibido de Shiva. Nos permite elevarnos por encima de quedar atrapados en el drama de la experiencia humana y reconocer quiénes somos en realidad. Vemos la luz que siempre está presente en nosotros y optamos por participar en las prácticas que sean necesarias para descubrir plenamente esa luz. Y, como dirían algunas tradiciones, Dios nos hizo a Su propia imagen. La sadhana para nosotros es descubrir eso, en la vibrante realidad de nuestra propia consciencia. Nuestro compromiso de actualizar este potencial más elevado es la base de la práctica espiritual.

Solo nuestra experiencia directa hace que el crecimiento espiritual sea real. Podemos optar por experimentar la unidad en la vida o seguir sufriendo en la prisión autoimpuesta de la dualidad. Svatantrya, que significa "libertad absoluta y autónoma", está siempre presente. Es la esencia de la Consciencia y la cualidad fundamental del sujeto supremo. Svatantrya es la naturaleza del corazón de Dios, y es la gracia de Dios. La práctica espiritual es la transformación de nuestra experiencia y comprensión de los poderes de Shiva a medida que avanzamos más allá de nuestra perspectiva individual y comenzamos a experimentarnos a nosotros mismos como una expresión individualizada de Dios. Al alinear nuestra propia voluntad, conocimiento y acción con los poderes divinos ilimitados de Dios, podemos descubrir y vivir desde ese nivel de conciencia en nosotros mismos. Entonces, nos inclinamos en reverencia a la gracia.

 
Khecaranatha
Acerca de Swami Khecaranatha

Swami Khecaranatha enseña Kundalini Sadhana desde 1972. Con un dominio grabado en más de cuatro décadas de práctica interior y servicio desinteresado, es un auténtico adepto del Shaivismo tántrico no dual y un portador iniciado en el linaje Shaktipat de Bhagavan Nityananda y Swami Rudrananda (Rudi).

Khecaranatha es el líder espiritual de TrikaShala y director de Rudramandir: Un Centro de Espiritualidad y Sanación, ubicado en Berkeley, California.

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