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Artículos - Nathan Gill

Jugar al escondite

Por Nathan Gill
Nathan Gill

La Conciencia, también referida como lo Absoluto, la Realidad Suprema, la Nada (No-cosa), etc., aparece en este momento como todo. Esa es Tu identidad, tu verdadera naturaleza. Tú ERES La Realidad Suprema, ​​en la cual y como tal surge la consciencia, en la cual y como tal surge la forma (el teatro de la vida).

Siempre que hay una natural relajación en el aspecto consciencia de Tu Naturaleza, se hace evidente que la forma (el teatro de la vida) aparece completamente de forma espontánea y que no existen entidades individuales haciendo o pensando algo. La consciencia es atraída por sus propias apariencias, y, fijada como atención, queda embelesada por ellas (sobre todo la forma como pensamiento, y especialmente el pensamiento que parece referirse al "yo" como un individuo). En este fascinante y consecuente olvido de nuestra verdadera naturaleza, el teatro de la vida con sus múltiples apariencias parece ser la única realidad.

Pero la consciencia no está confinada en la forma ni como forma, más bien ¡la forma aparece EN la consciencia! Cuando el recordatorio de esto sucede de alguna manera ―tal vez por medio de este artículo o por medio de un "maestro", libro, Youtube etc.― entonces la identificación como forma puede quedar patente y la búsqueda cesa espontáneamente. Ya no hay más fijación en la forma ni como forma, más bien hay reposo como consciencia.

El teatro de la vida continúa, pero el sufrimiento que surge cuando hay apego a la forma (y particularmente al pensamiento) ya no está allí. Ahí, en el teatro de la vida, a menudo ocurren recuerdos y olvidos (identificación y des-identificación), lo que ha llegado a conocerse como flip-flopping (cambios, vaivenes), pero el confinamiento aparente en la forma y como forma ha sido liberado. A veces el embelesamiento puede ocurrir con la consiguiente búsqueda, a veces simplemente hay reposo como consciencia.

En cualquier configuración la forma aparece ahora, en este momento, es exactamente como está "destinada" a ser. La forma ―el teatro de la vida― no puede ser alterada o transformada en modo alguno por cualquier supuesto individuo porque no hay individuos. El teatro de la vida es como una película ya grabada en un DVD. Es inalterable, se reproduce continuamente una y otra vez en un despliegue de apariencias sin fin.

Cuando la consciencia se identifica con la forma parece como si la búsqueda a través de diversos medios fuera la clave de la libertad de esa identificación, pero la búsqueda es solamente más identificación. La vida del individuo aparente es un automatismo, sólo una parte más de la película. No hay libertad individual, sino que puede haber reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza al ver como consciencia y desde la consciencia, e incluso el resplandor de eso, la totalidad de nuestra naturaleza como la Realidad Suprema. Nada de esto puede ser "hecho". Todo es simplemente una modificación que surge espontáneamente de la Realidad Una, ¡que por supuesto no es nada más que Esto, ya!

Así que allí hay una historia, y aquí hay otra. En raras ocasiones, con algunas apariencias cuerpo-mente, en el teatro de la vida no hay un gradual recordatorio y rememoración, sino más bien la caída completa e inmediata de cualquier limitación para ver y vivir directamente como y desde La Realidad Suprema, desde la Nada (No-cosa).

Ver y vivir directamente como y desde la Nada (No-cosa) es ya lo que sucede, por supuesto, pero no siempre hay el reconocimiento consciente de ello. ¡A la Conciencia le gusta jugar al escondite consigo misma!