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Artículos - Tony Parsons

La historia del yo

Por Tony Parsons
Tony Parsons

Todo lo que hay es la totalidad... energía ilimitada que aparece como todo... el cielo, los árboles, los sentimientos, los pensamientos, lo que sea. Es el misterio de la nada (ninguna cosa) siendo simultáneamente todo.

No hay nada aparte del todo ilimitado y sin embargo, porque es libre, puede parecer estar separado de sí mismo... puede parecer ser la historia de mi (del yo). No hay nada correcto o incorrecto en esa apariencia que es la totalidad aparentemente aconteciendo.

La energía contraída parece surgir en el ser humano y crea un sentido de separación del que surge un sentido de identidad único... una consciencia de sí mismo. El yo nace y la historia de mi parece comenzar. El yo es la historia y la historia es el yo y uno no puede existir sin el otro. Ambos sólo aparecen y funcionan en una realidad dualista sujeto-objeto. Todo parece ser personalmente experimentado como una serie de acontecimientos en tiempo real que le acontecen a un verdadero yo. Dentro de ese tiempo de la historia, el viaje, el propósito y el libre albedrío y la elección parecen ser reales.

Este sentido de separación no es más que una idea, un pensamiento o una creencia. Es una energía contraída encarnada en todo el organismo que afecta a cada experiencia. Como consecuencia, el yo experimenta un árbol, el cielo, otra persona, un pensamiento o un sentimiento a través de un velo de separación. Es como si yo fuera una cosa y todo lo demás fuera un montón de otras cosas separadas que le ocurren a mí. Lo que surge de esa sensación una vez que desaparece es un sutil sentimiento de insatisfacción. La sensación de que algo se ha perdido o está oculto.

Para la mayoría de las personas este sentimiento de insatisfacción no es tan evidente, y como creen que son individuos con libre albedrío y elección parecen motivados para tratar de crear una historia de éxito... buenas relaciones, buena salud, riqueza, poder personal o cualquier otra cosa.

Sin embargo, para algunos existe una mayor sensibilidad acerca de algo más que parece faltar. Este sentimiento genera un anhelo de un sentido más profundo de satisfacción o realización. Puede haber una investigación sobre la religión, la terapia o el significado de la iluminación. Puesto que el yo se ha convencido de que tiene los medios para influir en su historia, también asume que puede encontrar más satisfacción a través de su propia elección, determinación y acción.

El yo puede, por ejemplo, ir a un sacerdote o a un terapeuta o a un maestro de la iluminación con el fin de encontrar lo que cree que necesita.

A menudo, debido a que el yo siente que ha perdido algo, puede haber una sensación de inadecuación y así lo que se persigue es una enseñanza que satisfaga la necesidad de hacer algo que producirá una transformación personal y hará del yo digno de la realización. Toda esta actividad está ocurriendo aparentemente dentro de la historia del yo que está funcionando en una realidad dualista artificial. Así que el yo está buscando en lo finito aquello que es infinito. Es una cosa buscando otra cosa, y lo que realmente anhela sigue siendo inalcanzable por ser ya todo. Es como tratar de atrapar el aire con una red para cazar mariposas. No es difícil, es maravillosamente imposible. La inutilidad esencial de esa búsqueda inevitablemente alimenta el sentido de un yo que se siente aún más indigno y separado.

Sin embargo, en la actividad de la búsqueda puede haber experiencias a lo largo del camino que estimulan el yo para buscar más y esforzarse más. La terapia personal puede proporcionar una sensación transitoria de equilibrio personal en la historia. Prácticas como la meditación pueden proporcionar un estado de paz y silencio. La auto-indagación puede aportar una aparente experiencia progresiva de entendimiento y fortalecimiento de conciencia. Pero para que funcione la conciencia necesita algo aparte de lo que ser consciente. La conciencia simplemente alimenta la separación, y puede surgir un estado de desapego y ser confundido con la iluminación. Todos estos estados vienen y van dentro de la historia del yo.

La base de toda enseñanza para ser iluminado es la idea de que un cambio de creencia o experiencia puede conducir a un conocimiento personal de unidad, auto-realización o de descubrir tu verdadera naturaleza. Toda la inversión en un camino progresivo continúa alimentando la historia del yo consiguiendo algo. Incluso la sugerencia de la rendición personal o aceptación puede ser inicialmente atractiva y proporcionar un estado satisfactorio... durante un tiempo. Hay muchas de las llamadas "enseñanzas" no-duales que alimentan la historia de un yo que será liberado.

Sin embargo, la anhelada unidad es ilimitada y gratuita. No puede ser captada ni incluso abordada. Tampoco hay nada que fuera necesario hacer o cambiar o mejorar que lo que ya es todo.

La experiencia del yo puede ser muy convincente, porque "el mundo" en que vive parece estar dominado por un montón de yoes con un montón de historias. Pero el constructo yo es inconstante y no tiene ningún fundamento. Toda la historia del yo no es más que un baile de la totalidad que carece de significado o propósito.

Una exposición profunda y sin concesiones del constructo artificial de la separación y la historia del yo puede aflojar las restricciones que lo mantienen bajo llave en su sitio y revelar la forma en que la búsqueda sólo puede reforzar el dilema. El aparente sentido de separación, sin embargo, es en su esencia una energía contraída energéticamente (valga la redundancia) que ninguna cantidad de claridad conceptual puede nunca deshacer.

Cuando hay una apertura a la posibilidad de lo que está más allá de la búsqueda del ser, entonces parece que la energía contraída puede evaporarse en la libertad sin límites que ya es. Y, sin embargo esto es sólo otra historia que trata de indicar y describir una paradoja total... el aparente final de algo que nunca fue real... la historia del yo.

Todo lo que hay, es libertad sin límites.

Tony Parsons
Julio 2012