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Artículos - Tony Parsons

El error divino

Advaita tradicional versus Neo-Advaita

Por Tony Parsons
Tony Parsons

Recientemente se ha argumentado que la Unidad tradicional es de alguna manera mejor que la 'Neo-Unidad', o incluso la 'Pseudo-Unidad'. La extrañeza de esta idea expone la estupidez de intentar poner un título a lo que es ilimitado.

La astucia y la manipulación de la mente-gurú inevitablemente objetiva la expresión verbal, y aparte de esta objetivación surge una plétora de movimientos dogmáticos que claman todos por un supremo entendimiento de lo que no puede ser entendido.

Como consecuencia de ello, la llamada Advaita tradicional, por ejemplo, es sólo otra religión establecida con una proliferación de enseñanzas y literatura, todas ellas con mucho éxito y constantemente no dan en el blanco. Es, junto con el cristianismo y el budismo, otro de los muchos sistemas de adoctrinamiento personal que prometen la futura realización espiritual. Citando de El Secreto Abierto:

"Trasladar lo inexpresable dentro de lo doctrinal es tratar de transformar un canto de libertad en un interminable dogma de limitación. Cuando el pájaro ha volado, la esencia de su canto a menudo se extravía, y entonces todos nos quedamos con una jaula vacía"

La enseñanza de la "Advaita tradicional" no tiene ninguna relevancia para la liberación porque ha nacido de un error fundamental. Sus lógicas y sensiblemente recomendaciones progresivas incluyen la meditación, la auto-indagación, el auto-control, y "la renuncia del ego y a todo deseo". Por supuesto no hay nada bueno ni malo en la idea de desear renunciar al deseo. Sin embargo, estas idealistas recomendaciones y enseñanzas se basan en el error fundamental de que existe tal cosa como un individuo separado con libre albedrío y la capacidad de elegir su destino.

La creencia de que hay un buscador (sujeto) que pueden elegir alcanzar o ser digno de algo llamado iluminación (objeto) es una negación directa de la unidad (Advaita) permanente.

En el sueño hipnótico de la separación, la percepción predominante es la del buscador y lo buscado. La ignorancia de esta percepción continúa en la búsqueda de la iluminación, e inevitablemente el buscador soñado es atraído por la enseñanza soñada que sostiene y alienta la misma premisa de la disciplina y el sacrificio personal (búsqueda) que conduce finalmente a la meta de la iluminación (lo buscado).

La recomendación de cultivar la comprensión y refinar algo llamado "la mente" (?) es muy atractiva para el buscador soñado porque prolonga la muy noble búsqueda y desarrolla lógica, desapego, dificultad, esfuerzo, jerarquía y exclusividad.

Tratar de entender la unidad es tan inútil como tratar de fascinarnos con una pulgada.

No hay ninguna posibilidad de enseñar la unidad. Sin embargo, el compartir puede atraer un redescubrimiento de lo que ya se conoce.

Si hemos de creer las últimas descripciones de algo llamado "Neo-Advaita" como son "el forzamiento de la verdad (?) en las mentes no preparadas" o "aconsejar a la gente a dejar de buscar" o sugerir a la gente que "no hay nada más que la mente misma", estas enseñanzas, si existen, son igualmente tan dualistas como la "Advaita tradicional" de donde han nacido.

Esta confusión es, por supuesto, tanto una expresión de unidad como la claridad que la expone.

Todo este circo ridículo es simplemente el eterno juego de la unidad aparentemente en búsqueda de sí misma. Es la maravillosa broma cósmica que desempeña la unidad en sí misma pretendiendo ser un individuo que busca algo llamado "no ser un individuo".

Cuando es repentina y directamente redescubierto por nadie que la liberación trae consigo la realización de que no hay nada que buscar ni nadie que tenga que ser liberado, entonces hay una gran carcajada.