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Artículos - Sri Aurobindo

Transformacion

El yoga integral de Sri Aurobindo

(Segunda Parte)
Por Sri M.P. Pandit

D.– Espiritualización

A medida que la práctica de la meditación va adquiriendo fuerza y consistencia, el ser interior comienza a revelarse. Aparecen experiencias nuevas, aunque éstas varían de unas personas a otras, de acuerdo con la naturaleza y nivel de evolución de cada una. Experiencias tales como una sensación de paz, una comprensión sutil de las cosas y otras similares. Hay que limitarse a observarlas, sin interferir. No conviene darles demasiada importancia ni utilizarlas para caer en una especie de romanticismo espiritual ni, por supuesto, tampoco infravalorarlas. Son señal de que la conciencia va siendo despertada en niveles más y más profundos del ser. Hay que advertir igualmente que este tipo de experiencia no constituye una regla general, puede suceder que no ocurran de ningún modo.

Lo verdaderamente significativo es el logro de una cierta quietud en el ser. Cuando se medita en estas condiciones, cesan los pensamientos y se produce un vacío en la mente, si bien este vacío dura poco tiempo y es sustituido por un sólido silencio. El mundo parece disolverse en la distancia y lo poco que llega del exterior produce una increíble sensación de irrealidad. Uno se queda absolutamente solo. Esta es la experiencia capital que se consolida a sí misma en la realización del Yo silencioso. Pero, cuando se alcanza una completa receptividad, a dicha experiencia le sigue otra, la de la mente espiritual. Sri Aurobindo la describe con estas palabras:

“La mente espiritual es aquella mente que, en su plenitud, es totalmente consciente del Yo Real y comprende tanto la naturaleza de éste como sus relaciones con el mundo manifestado, viviendo en calma y despierta al conocimiento superior”.

Cuando este plano de conciencia comienza a activarse, el proceso del pensamiento/razonamiento deja de ser el único medio de funcionamiento de la mente en el sadhaka y nuevas y diferentes facultades de conocimiento nacen en él. Este es el verdadero significado del nacimiento de los Dioses en el hombre, del que frecuentemente hablan los Vedas. Por encima de la mente-pensamiento operan los niveles de la Mente Superior,

“... cuya sustancia básica es un sentido unitario del ser, con una poderosa dinamización capaz de formar numerosos aspectos del conocimiento...”

La acción de esta Mente Superior se integra en el resto del ser, de modo que la totalidad de éste ―o una parte cada vez mayor de él― se halla informada por esta facultad superior. Nos encontramos así con un ascenso, un descenso y una integración ― un proceso que se repite en cada nuevo nivel que se alcanza.

La fase siguiente es un ascenso ulterior que se caracteriza por el trabajo de la Mente Iluminada, que es

“... una Mente de luz espiritual, que llega a la conciencia añadiendo a la calma y a la paz del principio conceptual espiritual un gran anhelo de realización y un éxtasis de conocimiento. La Mente Iluminada no trabaja por medio del pensamiento, sino por percepción directa de la verdad, es decir, por intuición”.

El juego de la intuición es a destellos, se trata de un rayo de la verdad, pero no de toda la verdad. Hay una facultad aún más alta que, en esta filosofía, se llama lo sobremental. Formado por los niveles más elevados de la Mente, es de naturaleza cósmica. Abarca la multiplicidad de la creación y tiene conocimiento de la Unidad que en ella se esconde. Cuando se realiza esta conciencia sobremental se accede a una comprensión espontánea de la verdad que existe en todas las criaturas. Desarrolla entonces una conciencia que es universal. Su mente es parte de la Mente Universal, su vida una corriente de la Vida Universal, su cuerpo una sola sustancia con la Materia Universal.

Esta universalización del ser es el segundo gran paso del yoga integral de Sri Aurobindo.

E.– Supramentalización

Lo sobremental es el nivel más elevado de la Mente. Pero continúa siendo la Mente, sometido a la sombra de la Ignorancia que divide. Pone su atención en la multiplicidad y no es activamente consciente de la Unidad que subyace en lo múltiple. Por eso se le suele comparar con una tapadera ―aunque una tapadera de oro― que impide la visión completa del Sol de la Verdad. La Verdad-Sol es la Gnosis, la Mente Divina que descansa siempre en lo Uno y que organiza lo Múltiple, la cual viene a ser como el conjunto de los rayos que confirman su Esplendor. Es lo que los Upanisads llaman “Vijñana”, denominado lo Supramental en esta filosofía.

Para decirlo de otro modo, lo Supramental es el equilibrio creativo del Sat-Chit-Ananda (Ser-Conciencia-Felicidad) en el que la Realidad se organiza a sí misma y ordena su infinidad en una suprema Verdad-Voluntad. En esta conciencia-verdad se encuentra la resolución de todos los problemas de la armonía, a saber, lo finito y el infinito, el tiempo y lo que está fuera del tiempo, lo uno y lo múltiple. Aquí, la verdad de lo Uno nunca se pierde; es la nota dominante de una variadísima orquestación. Por tanto, no hay división ni tampoco ignorancia, no hay empeño ni error. Aquí radica la llave de la manifestación del Sat-Chit-Ananda sin ningún velo mágico o ilusorio. Alcanzar esta conciencia en vida y para la vida es el objetivo supremo del Yoga Integral. Los Upanisads hablan de esta Gnosis como de aquel Sol cuyas puertas se traspasan para jamás regresar. Pero estas puertas forman parte de la manifestación y es posible abrirlas en respuesta a la llamada de la Tierra. El sadhaka de lo supramental aspira no solamente a realizar la conciencia de la verdad supramental en la culminación de su yo sino también a invocarla en su ser terrestre de modo que pueda convertirse en una fuerza operativa en su vida incluso como la Mente lo es.

La tapadera interpuesta entre los niveles de lo Sobremental y las capas más bajas de lo Supramental debe ser suprimida por un acto de Gracia, procedente de la Voluntad de la Divinidad. Lograr ese tránsito está por encima del esfuerzo humano. Cuando la verdad supramental desciende con todo su poder sobre el sadhaka, las últimas sombras de la ignorancia se desvanecen y todo él es conocimiento y luz; las limitaciones impuestas por la separación desaparecen y surge entonces una unidad integral. El hombre deja de ser humano para convertirse en divino.

Indudablemente, es un proceso muy largo, un esfuerzo incansable de auto-apertura, receptividad, asimilación, adaptación y reajuste de la naturaleza en todos y cada uno de los estadios y niveles por los que se atraviesa. En la medida en que el sometimiento a ese proceso se va completando, el trabajo de la transformación corre a cargo del Poder Creador del Espíritu. Sri Aurobindo reconoce que es sumamente difícil para el individuo conseguir esa transformación si el ambiente que le rodea no contribuye a facilitar el cambio. El ser humano no vive solo por sí mismo. A cada instante se encuentra expuesto a los impactos procedentes del mundo exterior y existe una tendencia natural hacia la dispersión De aquí que en este yoga de Sri Aurobindo se conceda gran importancia al esfuerzo colectivo, es decir, a la congregación de un determinado número de aspirantes que lleven el mismo tipo de vida, de modo tal que sea posible formar una comunidad, por pequeña que sea, en donde la Nueva Conciencia pueda establecerse y funcionar sobre una base colectiva.

F.– Conclusión

Hablando del yoga integral, Sri Aurobindo llama la atención sobre el hecho de que su sistema comienza con el método del Vedanta para llegar al objetivo del Tantra. Porque, en la Vedanta, el Espíritu es de la mayor importancia mientras que, en el Tantra, es el Poder Creador de la Naturaleza el que ocupa el primer puesto. Su efecto, la Naturaleza o Prakriti es prácticamente ignorada por el Vedanta y el Espíritu o Purusha lo es por el Tantra. En el yoga de Sri Aurobindo el énfasis se pone en el hombre considerado como espíritu en una mente más que como espíritu en un cuerpo y la transformación yóguica se inicia en el alma para culminar con la espiritualización de los poderes de la naturaleza.

En segundo lugar, la apertura de los centros de conciencia se efectúa partiendo de arriba hacia abajo y no de abajo a arriba. No hay un método uniforme que permita despertar esos centros, paso a paso; el ser integral queda sometido a la acción del Poder Creador y aquellos centros que son más receptivos o que están más preparados se abren primero y, a partir de ellos, la transformación se extiende a los demás.

En el Tantra, como en la mayoría de los sistemas, la liberación que se persigue es individual. Incluso cuando en el Tantra se propone el disfrute (bhukti) como un camino hacia la liberación (mukti) se está refiriendo al individuo. En el yoga de Sri Aurobindo, la realización individual representa la base de la realización de la Divinidad en el Cosmos y, a través de ésta, la unidad espontánea con todos los seres. Esta triple realización conduce a participar en el cumplimiento del plan divino sobre la humanidad.

Este yoga no rechaza la Naturaleza; pretende obtener dominio sobre los poderes de la Naturaleza y transformar el modo en que dichos poderes son ejercidos. Reconoce que la vida, tal como se vive comúnmente, está desenfocada y resulta imperfecta y falsa por lo que ayuda a encontrar su verdadero centro y desde ahí, a modificar la naturaleza y dirección de lo viviente. Dicho de otra forma, busca la espiritualización y divinización de la vida.

Ni que decir tiene que todos los elementos de la vida son considerados desde la perspectiva de que han de ser colmados de valor. Se atienden así las exigencias y aspiraciones de la mente, del corazón, de la energía vital y del cuerpo físico cuya perfecta síntesis culmina en la verdad del alma. En este sentido, su lema es “toda la vida es yoga”.

Admite que la vida es imperfecta, limitada y frustrante porque los poderes activos de la naturaleza son en sí mismos limitados, porque la luz que debe guiar a la mente se encuentra oscurecida y porque el mismo cuerpo físico se halla disminuido por la inercia y la inconsciencia. Hay un insistente esfuerzo en este yoga por volver conscientes todas las partes del ser y sustituir los elementos oscuros por la claridad del espíritu.

En este yoga, el progreso es más amplio ―y, por ello, también más lento― que si se concentraran los esfuerzos en la dirección de un único camino. Podría ser definido como un Yoga de la Naturaleza, integral y no selectivo. Es posible advertir en él tres fases o etapas, cada una de las cuales con consecuencias para el mundo.

Primera.― Encontrar lo Divino Individual en uno mismo.
Segunda.― Unirse con lo Divino Universal.
Tercera.― Ascender a y encarnar en lo Divino Trascendental.

La primera establece un centro de Luz que empuja hacia el progreso. La segunda promueve la integración del individuo en la Conciencia Universal y desarrolla una identidad de intereses en vez de reparaciones y conflictos. La tercera invoca y hace descansar al mundo en un Poder de Verdad, Amor y Unidad, presagio y anuncio de la Gloria de Dios sobre la Tierra.

Para Sri Aurobindo es fundamental mantener una continuidad de la conciencia. Asimila y conserva todo aquello que la conciencia evolutiva de la Naturaleza ha desarrollado con el fin de utilizarlo en la construcción de un futuro que esté lleno de sentido. De esta manera, todas las realizaciones del pasado que han contribuido al progreso del espíritu humano tienen cabida en el espíritu y en la aplicación del Yoga Integral, con una nueva dimensión que aporta el Tiempo-Espíritu de nuestra Época. Las verdades del Hatha-Yoga, del Raya-Yoga, del Karma-Yoga, del Bhakti-Yoga, del Jñana-Yoga, del Kundalini-Yoga y del Tantra-Yoga forman parte del esquema del Yoga Integral en un estadio de su aplicación o en otro, de una forma o de otra.

Aunque se pueden dar amplias recomendaciones prácticas, en realidad se deja libertad a cada sadhaka para que trabaje siguiendo el camino que prefiera y así aquel actúa de acuerdo con su preparación, su temperamento y sus necesidades. Como el principal objetivo de este yoga es el de transformar la conciencia y la vida, las prácticas son más psicológicas que físicas, es decir, relacionadas con el ánimo interior del sadhaka y no con observancias externas.

Tanto la ascensión como el descenso juegan su papel al igual que en el antiguo yoga de los Vedas o en el más moderno Yoga Tántrico. Pero aquí el descenso es mucho más decisivo porque es el descenso de la Conciencia Superior el que hace posibles ascensiones radicales en la conciencia del aspirante. El Yoga de Sri Aurobindo opera de tal modo que, para decirlo con las palabras del Maestro, “...en concordancia con la fórmula de los Vedas, el Cielo y la Tierra sean una sola y la misma cosa”.

Traducción de José María Bengoechea

Fuente: Revista Viveka (Dirigida por Consuelo Martín), Nº 20