Artículos - Jackson Peterson
Los cinco principios de la realización y liberación
Por Jackson Peterson 28 de enero de 2016Aquí hay cinco principios de las enseñanzas Dzogchen que podemos utilizar para liberarnos de la ilusión mental y llegar a estar más presentes. Si uno incorpora e integra estos cinco principios en su práctica diaria, en mi opinión no se deben considerar necesarios otros métodos o prácticas.
1. Ser consciente
El primer principio es volverse consciente de nuestros pensamientos y la naturaleza del pensamiento. Tomando la posición de ser tan sólo un observador de los pensamientos e imágenes que vienen y van, descubrimos que todos los pensamientos son lo mismo: apariencias temporales que vienen y van como nubes en el cielo. No des más importancia a ningún pensamiento sobre otro. Si no prestamos atención a ningún pensamiento y permanecemos en el rol de "observador", el espacio de la consciencia aparentemente se abre más y los pensamientos demandan menos atención. Descubrimos que todos los pensamientos carecen de sustancia e importancia. Podríamos decir que nuestros pensamientos son "vacíos", como las nubes: apariencias sin ningún meollo o entidad.
2. Reconocer nuestras historias
El segundo principio es reconocer que nuestras historias y dramas emocionales están estructurados sólo desde el pensamiento, nuestros "vacíos" pensamientos. Al seguir observando nuestros pensamientos notaremos que estos tienden a vincularse unos con otros en cadenas de significado o particulares significaciones. Es esta vinculación de los pensamientos la que crea nuestras historias, creencias y dramas emocionales de una manera convincente y poderosa. Como resultado, puede que pasemos la mayor parte de nuestro tiempo de un mini sueño-despierto a otro. Es este estado como de trance el que necesitamos romper una y otra vez, tan a menudo como sea posible. Hacemos esto desplazando nuestra atención del pensamiento a la presencia de los cinco sentidos en el inmediato ahora. Simplemente nota tu entorno físico y la experiencia sensorial directa libre de análisis. Practica este desvincularse del pensamiento dándote cuenta de tu entorno físico tan a menudo como sea posible.
Es de esperar que el hábito tipo trance de vivir constantemente en tus pensamientos se romperá. De esta manera nos liberamos de la ansiedad y el sufrimiento emocional causados por las historias mentales, las cuales raramente son desafiadas. Es posible descubrir que nuestras historias y dramas emocionales son tan vacíos como los sueños nocturnos de la noche pasada. De hecho, nuestros sueños-despiertos y nuestras historias no son más reales que nuestros sueños nocturnos. Descubrimos que nuestras historias son tan vacías como las nubes que se agrupan en el cielo en diversas formaciones, que se dispersan y desaparecen al momento siguiente sin dejar rastro.
3. Reconocer nuestra Identidad
El tercer principio es reconocer que la idea que tienes de ti mismo (nuestro sentido del yo) es solo una historia vacía hecha de pensamiento; una construcción mental sin una identidad real, como una entidad que existe independientemente y con auto-determinación. Diversos estudios han determinado que nuestro consistente sentido de identidad personal no aparece hasta los 18-24 meses de edad. Eso significa que previamente a ese momento no había ninguna historia o imagen personal de "mí". Eso significa también que el recién aparecido sentido de "yo" es totalmente el resultado de historias-pensadas que la mente construye acerca de la identidad. No hay ningún yo personal presente aparte de esta simulada historia de "mí". Incluso la ciencia establece claramente que el universo es solo un campo unificado de energía sin partes separadas. Todo el campo es inter-dependiente, sin ninguna fisura o escisión en la unidad. El sentido de ser una entidad independiente como "yo personal" es sólo una ilusión, y nunca ha existido en realidad.
Al observar los pensamientos del "yo" que surgen a cada momento, podemos advertir que el "yo personal" no es más que una cadena de pensamientos vinculados en torno a la identidad, respaldados por los recuerdos y la imaginación. Al ver esto directa y claramente, no sólo intelectualmente, la vacuidad de la identidad personal se vuelve obvia para la mente, momento en el cual la ilusión cesa. Pero esa cesación solo ocurrirá de acuerdo con el grado de profundidad de esta auto-indagación. Si no ocurre así, la comprensión será demasiado superficial y no lo suficientemente convincente para los niveles más profundos de la mente enraizados en el condicionamiento y el yo. En tal caso, uno debe volver a revisar los principios primero y segundo y establecer un estado más profundo de observación con respecto a la experiencia del pensamiento "yo" que surge y se disuelve hasta que quede claro que no existe ningún yo personal fuera de la creencia mental. Cuando surge el reconocimiento, queda claro que la noción de que existe un yo personal es tan vacía como una gran nube que domina el cielo y desaparece al momento siguiente sin dejar rastro.
4. ¿Quién (o qué) está haciendo el reconocimiento?
El cuarto principio es reconocer cuál es exactamente la naturaleza de aquello que está observando y experimentando la naturaleza vacía de los pensamientos, las historias y la individualidad personal. ¿Qué es eso que hace el "reconocimiento"? ¿Qué es esta consciencia impersonal que percibe y conoce? En estos reconocimientos parece haber una creciente evolución o revelación de sabiduría. Como resultado, el espacio cognitivo de uno (a)parece expansivo, abierto y vívidamente transparente, sin ningún centro. ¿Qué es exactamente este estado de consciencia impersonal? Claramente tiene una sentido de ser consciente; vacío y cognoscente ¿Podemos ser conscientes de ser conscientes? ¿Está presente esta conciencia consciente en toda experiencia, inseparablemente?
Miremos directamente a esta conciencia consciente impersonal: en una habitación bien iluminada, cierra los ojos. Nota en tus párpados que la luz de la habitación crea un resplandor interior sobre tus traslúcidos párpados. Verás un color rojo anaranjado en tus párpados. ¿Qué es eso que está observando este color? Parecería como si tu consciencia consciente ocupara un lugar unos pocos centímetros detrás de los ojos y que su atención se dirige hacia los párpados enfrente. Observa tu presencia consciente como el lugar desde donde estás mirando el color anaranjado. ¿Eres "consciente" del color? Ahora sé consciente de tu conciencia tal como es. ¿Tiene esta consciencia algún color, forma, sustancia o dimensión propias? ¿O es simplemente una presencia vacía de cognición consciente? Revisa estas dos últimas preguntas una y otra vez hasta que quede claro que "tú" eres realmente esta cognición consciente clara y vacía. Cuando esto se ve claramente, en lugar de reconocer el vacío de los pensamientos y el yo como la naturaleza vacía de las nubes que aparecen en el cielo, se reconoce la naturaleza vacía del cielo; el espacio cognitivo vacío en el cual todas las apariencias aparecen y desaparecen.
5. Cultivando una "Conciencia Consciente"
El quinto principio es reconocer la inseparable relación entre el propio "ver" consciente y vacío y los cinco sentidos. No podemos encontrar la conciencia separada de las percepciones sensoriales. No hay primero una percepción sensorial y luego una conciencia de ella. Los cinco sentidos son esta "conciencia cognoscente" que parece dividirse en cinco componentes sensoriales separados. Estas capacidades sensoriales no están limitadas a los cinco sentidos físicos. La "conciencia cognoscente" puede percibir independientemente de los cinco sentidos físicos sin limitaciones en cuanto a tiempo y espacio. Fusionando nuestra atención completamente con los cinco sentidos en lugar de con los fenómenos mentales de pensamientos, historias y creencias en la identidad personal, revela un estado de total "ahoridad" más allá del pensamiento y la mente. Una vista ilimitada de transparencia consciente y Luz Clara se revela como nuestra verdadera naturaleza más allá de cualquier descripción o suposición de la mente. Al fusionar nuestra atención totalmente con los cinco sentidos, la naturaleza luminosa de las apariencias se revela como la brillante viveza de nuestra Conciencia.