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Extractos - Emma Vázquez

Ondas en el agua

Ya estás en casa

Por Emma Vázquez

¿Y sabes por qué ya estás en casa? Porque ERES casa. Siempre lo has sido. Nunca te has ido y no tienes que regresar.

¿Cómo vas a irte de LO que eres? ¿Cómo vas a regresar a LO que eres si es lo que YA eres?

¿Te imaginas a un árbol creyendo que tiene que regresar a ser árbol? ¡Ya lo es! Nunca ha podido dejar de ser árbol.

Lo que eres, siempre lo has sido. Siempre lo eres. Y siempre lo serás. Independientemente de las máscaras que te pongas. Independientemente de las ideas que tengas sobre ti y sobre lo que «tienes que» alcanzar para SER. Ideas que no son más que creencias. Creencias que no son más que pensamientos que surgen de manera automática, que no eliges, que no puedes controlar y que no tienen ninguna relevancia más que la que tú le das.

Aunque parezca que elegimos algo, TODO sucede por sí mismo. Pero es tan sutil, que no nos damos cuenta. La Naturaleza ES por sí misma. Las estaciones cambian por sí mismas. Llueve por sí mismo. Los planetas giran por sí mismos. Respiramos por sí mismo. Crecemos por sí mismo. Empezamos a gatear, a caminar, por sí mismo. Los pensamientos surgen por sí mismo. Las emociones que sentimos aparecen por sí mismas. Nuestros gustos, nuestras preferencias, nos vienen dadas por sí mismas. TODO es por sí mismo.

Creemos que estamos eligiendo, pero no somos conscientes de que el pensamiento o el sentir o «las ganas de» o «la apetencia de» no la elegimos.

No elegimos que nos encante bailar o cantar o el fútbol o pintar o nadar o correr o «lo que sea». No elegimos de quién nos enamoramos, quién nos provoca rechazo o quién nos atrae. No elegimos cuándo dejamos de hacerlo. No elegimos nuestros colores preferidos. No elegimos el tipo de películas que más nos gusta. Ni qué comida nos apetece más. No elegimos sentirnos tristes o alegres o enfadados o vacíos o solos o frustrados.

Todo aparece. Todo surge. Todo cambia. Y todo ES por sí mismo. Por la Vida misma que está en constante movimiento.

Lo que crees que eliges no es más que una reacción a ESO que no puedes elegir. Y esa reacción, de libre albedrío no tiene nada.

Hay Visión, pero no hay «alguien que vea».

Las historias que surgen en la «mente» sobre la Vida, sobre ti, sobre los demás, sobre «lo que sea», son películas. Son pajas mentales.

Sólo hay Vida. Sólo hay ESTO. Sólo hay «lo que es», con la posibilidad de la aparición de unas historias que no tienen ninguna validez. Que no tienen nada de Real.

Ni la Vida es peligrosa ni es mágica. Es «lo que es». Sin juicios positivos ni negativos, sin interpretaciones, sin etiquetas, sin condiciones.

¿Y qué es lo que se busca? Se busca la Vida misma que tienes enfrente de los ojos. Y debajo. Y encima. Y detrás. Y dentro. Y en todas partes porque esa Vida es tanto el Espacio infinito como lo que la contiene. Es tanto el papel en blanco como lo pintado en él.

Se busca «todo lo que hay». Todo lo que YA hay. No lo que podría haber, lo que se podría crear o lo que podría desaparecer. ¡Es ESTO! Ya está aquí.

La Vida es el tesoro que buscas. Porque ese tesoro eres ¡TÚ! ¡Te estás buscando a ti! Y te estás buscando inconscientemente porque ese «yo» con el que te has identificado no eres TÚ. Es sólo un pensamiento y nada más.

Somos la presenciación absoluta de la Existencia. De la Vida, de todo lo que surge, sucede: experiencias, emociones, pensamientos. Del tipo que sean. De TODO, que es la misma Vida que es, a su vez, también Presencia. Somos tanto el Océano como las olas porque ambos SON la misma agua.

Dios no está en todas partes, Dios ES todas partes. Incluida la «no parte». Y esa Unidad (Dios, Absoluto, Uno, Universo, Totalidad, Amor Incondicional...) es tanto la dualidad como la no-dualidad. Tanto el silencio como el ruido. Tanto la plenitud como el vacío. Tanto la Consciencia como el contenido de la Consciencia. No están separados. SON al unísono. NADA está separado. TODO es UNO, aunque se perciba como muchos, como diferentes, como duales, como opuestos.

Tanto el objeto como el sujeto son inseparables. No hay que llegar a ser sólo el Sujeto. No es posible porque el Sujeto lo es Todo. El Océano también es las olas. No puedes eliminar las olas del Océano porque son una forma suya. Ni mejor ni peor. No tienen que desaparecer. El Océano no tiene que poner «las olas en blanco» para ser Océano. Ya ES perfecto con olas o sin ellas.

El estado permanente de felicidad, sin emociones incómodas, sin enfermedad, sin cambios, sin «lo que sea» que no te agrade es una historia mental. Es un cuento. Es una utopía. No se puede alcanzar porque no es real. Porque la Vida lo es TODO, no todo lo que te gusta a ti de manera particular.

Las palabras, al escucharlas, mueren y retornan al silencio. Y, desde el silencio, vuelven a surgir. La Vida está dejando de existir a cada instante. Y a cada instante está volviendo a nacer. Así es como funciona. Así es como funcionamos.

¿Sabes? Da igual que estés sufriendo o no. Que tengas o no depresión. Que te sientas como una mierda. Que estés llena de ansiedad. Que no duermas. Que odies tu cuerpo. Que tengas miedo o el Corazón roto. Porque para la Vida que ERES, eres perfecta así. Con esas experiencias de éxtasis o «de mierda». Nada ni nadie te va a juzgar por ello. Ni a condenar. Ni a castigar. No vas a tener que repetir curso. Ni a reencarnar de nuevo para «aprender la lección». Todo eso son otras historias, cuentos, teorías, creencias, pensamientos que forman parte del guion de la película. Del Juego.

Sólo hay UNA única Vida que está siendo vivida por sí misma y que no tiene ninguna razón de SER. Que no tiene que alcanzar ningún nivel de consciencia elevado. Que no tiene que vibrar alto. Que no tiene que ser perdonada por nada. Ni perdonar a nadie. De nuevo, eso son creencias y más creencias. Pensamientos y más pensamientos que se van heredando de unos a otros y que también son perfectos porque son también Vida. Porque forman parte del mismo guion y de la misma película.

No hay nada que puedas hacer ni dejar de hacer para «arreglarte, mejorarte, iluminarte». Porque ¡no hay nadie en casa! Porque casa es La Vida misma, no «alguien» que esté viviendo una Vida particular, separada del resto.

Y si no hay nadie, ¿quién va a iluminarse o a lograr «lo que sea»?

Las cosas, las experiencias, los hechos, los pensamientos, las emociones, los cambios suceden por sí mismos. Igual que una crisálida se transforma en mariposa por sí misma. O las hojas se caen en otoño por sí mismas sin nadie que lo decida. ¡Es la Vida SIENDO! Y «tú» y «yo» funcionamos como esa crisálida, como esas hojas, como la lluvia, como un terremoto, como la gravedad, como la aparición y desaparición de las estrellas. Porque TODO somos la misma Vida funcionando de la misma manera, pero con aspectos diferentes.

Te crees algo separado a esa Naturaleza Vital. Te crees que «tú» eliges funcionar «a tu manera», independientemente del resto de las personas y de la Naturaleza. Pero es ¡falso! Es sólo una percepción errónea cuya raíz es la creencia de ser ese «yo» que no existe.

Y que lo Veas o no lo Veas es algo que también sucede por sí mismo. No es algo que puedas lograr o no lograr «tú» porque ese «tú» hacedor individual no es real. Porque ¡no hay nadie en casa! Ni en la tuya ni en la mía.

O es captado o no es captado. ¿Por quién? ¡Por nadie! Sólo hay «captación». Sólo hay «visión». Las decisiones suceden, pero no las toma nadie. La Vida sucede, pero no la vive nadie.

La Vida ya es Perfecta siempre, sea como sea y en la forma que sea. Más bonita, menos bonita. Más agradable, menos agradable. Más violenta. Más pacífica. Con paz. Con guerra. Con felicidad. Con sufrimiento. Con salud. Con enfermedad. Con abundancia. Con carencia. Con pareja. Sin pareja. Con dinero. Sin dinero. Con trabajo. Sin trabajo. Con adicciones. Sin adicciones. Con alegría. Con enfado. O con tristeza.

¡Da igual! La Vida lo ES todo. El Océano son todas las olas.

¿Puedes sentir la paz que hay en la no necesidad de ser, pensar o sentir de una manera determinada?

¿Puedes sentir la paz que habita en el «ya eres perfecta tal y como eres»?

¿Puedes sentir la paz que se respira cuando no tienes que lograr nada, que alcanzar nada?

¿Cuando YA está todo bien tal y como está, tal y como es?

¿Puedes sentir la paz que surge cuando sientes que YA eres amado, seas como seas?

¿Cuando SABES que eres ese Amor que lo incluye todo porque lo ES todo?

No hay nada que alcanzar. No hay nada que lograr. No hay nada que arreglar. No hay nada que Unir. No hay nada que llegar a ser. No hay nada que «hacer» para SER lo que eres YA.

Es la Vida la que «hace y deja de hacer». Y TÚ (y yo y todos y todo) eres esa Vida viviendo el personaje que te ha tocado y el guion que se va creando instante a instante. Siempre Perfecta. Siempre Iluminada. Siempre YA «bien».

Ya estás en casa. Ya ERES casa.

Lo recuerdes o lo olvides.

Te lo creas o lo dejes de creer.