Extractos - Rupert Spira
Ver Claramente
Por Rupert SpiraLo que se logra con estas meditaciones es ver claramente la naturaleza esencial de la experiencia. No hay ninguna intención de cambiarla ni manipularla, ni tampoco de crear un estado de paz o felicidad, tampoco de deshacerse del sufrimiento o de cambiar al mundo. Sólo ver claramente la verdadera naturaleza de esta experiencia presente.
Esta claridad de ver no es un entendimiento intelectual, aunque podría ser formulado temporalmente en términos intelectuales cuando la situación actual así lo requiera. Más bien es, el directo, íntimo e inmediato conocimiento de nosotros mismos descansando en, y como el espacio sin forma de la Presencia, y bailando simultáneamente en la vitalidad e intensidad de cada gesto y tonalidad del cuerpo, de la mente y del mundo.
La claridad de ver lo que es, tiene un profundo efecto en la apariencia de la mente, del cuerpo y del mundo, pero ese no es el objeto de esta investigación. No hay objeto alguno para esta investigación.
Incluso el propósito de "ver claramente" resulta ser excesivo al final. Un clavo saca a otro clavo, y cuando incluso este último rastro de llegar a ser se disuelve en entendimiento, también es abandonado, dejando tan sólo el Ser.
Aunque, en la mayoría de los casos, esta exploración es un preludio para la revelación del Ser. Comenzamos con la experiencia y nos mantenemos muy cerca de ella. No comenzamos con una teoría, un modelo, un mapa o una enseñanza y después tratamos de ajustar nuestra experiencia a ese modelo. Absolutamente nada es dado por sentado.
Comenzamos con la experiencia y terminamos con la experiencia. Permitimos que la claridad desnuda de la experiencia se libere de la carga de la dualidad.
Simplemente observamos los hechos de la experiencia. "¿Esto es verdad en mi experiencia de este momento?" Este es el único punto de referencia.
Las diversas creencias e ideas preconcebidas que mantenemos sobre la naturaleza de nosotros mismos y del mundo son expuestas en esta desinteresada investigación. No les hacemos nada a estas creencias. No estamos tratando de destruirlas, más bien sólo exponerlas.
La creencia y la duda son dos lados de una misma moneda. Cuando una creencia es expuesta, se descubre si es verdadera o no, si es verdadera, la creencia se convierte en un hecho y la duda que estaba implícita en ella se disuelve, y si se descubre que es falsa, tanto la creencia como la duda, naturalmente llegan a su fin.
Cualquier sentimiento o patrón de conducta que dependía de la creencia que se expuso, se disolverá de manera natural en su debido tiempo, simplemente porque dejan de nutrirse a través de la creencia. Muere o deja de ser vigente.
Estos sentimientos o patrones de conducta son la contraparte en el nivel del cuerpo de las creencias al nivel de la mente, y su disolución se logra de la misma manera. Lo que era una investigación a nivel de la mente, es una exploración a nivel del cuerpo.
En esta exploración, esos sentimientos y patrones de conducta son expuestos, y en esta exposición, su poder de separación es revelado como inexistente. La separación no se entiende que sea sólo una ilusión. Se siente como tal.
Cuando ya no son nutridos por la creencia, esos sentimientos son expuestos y entonces son vistos por lo que son. Mueren a causa de la feroz claridad bajo la cual fueron vistos.
La disolución de estas creencias y sentimientos tienen un profundo efecto en nuestras vidas, nuestras ideas, nuestras relaciones, nuestros cuerpo, nuestro trabajo, el mundo, de hecho, sobre todo.
Sin embargo, el propósito de esta investigación y exploración no es cambiar nada. Es simplemente ver con claridad lo que es, y ver con claridad es el santuario en donde el Ser brilla.
Esta línea de investigación podría compararse con sacar varias imágenes de resonancia magnética de una manzana. Con cada imagen, la manzana se rebana de tal forma que cada una muestra una nueva sección o punto de vista.
Sin embargo, la manzana jamás es tocada dentro de este proceso. Siempre permanece tal cual es, entera, sin ser tocada ni modificada ni dividida. Tan sólo parece estar dividida, y ésta apariencia proporciona una imagen completa de su verdadera naturaleza no dividida.
Lo mismo pasa con nuestra experiencia. Las meditaciones en este libro son como la resonancia magnética de nuestra experiencia. Ellas observan la experiencia desde diversos ángulos, separándola, dividiéndola. Aunque nuestra experiencia sea siempre una sola.
Siempre es una perfecta, unificada totalidad sin partes separadas y su naturaleza es siempre sólo pura Consciencia. Ese es un hecho de la experiencia y eso nunca cambia, incluso si creemos lo contrario.
Esta línea de indagación proviene de la verdad de la experiencia directa, de ahí que nos lleve de vuelta a ella. Nos lleva hacia la Realidad de la experiencia, a la experiencia de la Consciencia conociéndose a sí misma, intencionadamente. Es implacable y dulce al mismo tiempo, y profundamente simple.
A veces se piensa que este tipo de indagación es intelectual y abstracta y parece guardar poca relación con nuestra experiencia cotidiana. Pero, es sólo porque nuestros conceptos duales y convencionales acerca de la naturaleza de la Realidad están densamente entretejidos con ideas abstractas y erróneas que requieren una muy cuidadosa deconstrucción.
En este caso aún no se identifica que eso que consideramos nuestras suposiciones normales, de sentido común son, de hecho, suposiciones intelectuales y abstractas — es decir, que en realidad tienen muy poco que ver con los hechos de la experiencia.
Espero que al final del libro quede claro que de hecho son nuestras formas convencionales de ver lo que guardan poca relación con la experiencia real de cada momento.
Y, por contraste, espero que las formulaciones expresadas aquí sean entendidas como afirmaciones simples y obvias acerca de la naturaleza de la experiencia, aunque dentro de los limitados confines de la mente.
Por ejemplo, generalmente se considera un hecho de sentido común indiscutible que el cuerpo y el mundo existen como objetos físicos dentro del tiempo y el espacio, independientes y separados de la Consciencia.
Cualquier línea de razonamiento que sugiera que este no es el caso, y que quizás sólo haya la experiencia de la Consciencia conociéndose a sí misma en, y como objetos, es a veces considerada ser intelectual y abstracta.
Sin embargo, la idea de que el cuerpo y el mundo existen como objetos en el tiempo y el espacio, independientes y separados de la Consciencia, es la que es intelectual y abstracta. No está basada en la experiencia. Y por la misma razón, la idea de que sólo hay una experiencia de la Consciencia conociéndose a sí misma en y como objetos, se hace auto evidente, obvia y un hecho indiscutible de la experiencia.
Por supuesto que la aparición de objetos físicos continúa, pero esa apariencia ya no es confundida con la Realidad.
Sin embargo, sería un malentendido pensar que las apariencias tienen que desaparecer para que la Realidad sea revelada. Se trata simplemente de que la mala interpretación deje de superponerse a la experiencia.
El cuerpo y el mundo continúan apareciendo de la misma manera, pero queda claro que la experiencia de la aparición del cuerpo y el mundo sucede simultáneamente con la experiencia de la Consciencia conociéndose a sí misma. Es la misma experiencia, una sola experiencia.
La experiencia de la Consciencia que se conoce a sí misma en y como todas las apariencias, se vuelve tan obvia y evidente como la experiencia previa, aparentemente obvia y evidente de los objetos existentes en el tiempo y el espacio, independientes y separados de la Consciencia.