Extractos - Paloma Marchesi Ullastres

Sanados por el Amor
A la luz de nuestros Místicos y de la propia experiencia
Introducción
Por Paloma Marchesi UllastresDe qué habla Pablo cuando en Rom 7, 24, lanza el grito: «El bien que quiero no hago, sino que hago el mal que se me presenta. ¿Quién me librará de este cuerpo y de esta muerte...?» (1) Qué nos está diciendo Agustín cuando nos cuenta su experiencia: «Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva... Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste...» (2) Qué está experimentando Teresa de Jesús (3) cuando nos dice: «Cuando estaba en los contentos del mundo, en acordarme lo que debía a Dios era con pena; cuando estaba con Dios, las aficiones del mundo me desasosegaban. Ello es una guerra tan penosa, que no sé cómo un mes la pude sufrir...» (V 8,2).
«Libradme, Señor, de esta sombra de muerte, libradme de tantos trabajos, libradme de tantos dolores, libradme de tantas mudanzas, de tantos cumplimientos como forzados hemos de tener los que vivimos...» (CE 72, 4). ¿De qué habla hoy, esta o aquella persona, cuando dice que experimenta en su interior un «algo» que no puede explicar, que es más grande que ella misma, «más íntimo que su propia intimidad»? ¿Qué nos está diciendo esa persona que busca el Origen, la Fuente de su propia existencia, pero nadie le da respuestas adecuadas para saber cómo «beber de ella»? Eso me pasaba a mí, y en mi propia experiencia me hacía eco de aquel desconocido que dice...
«Descubro en mí un Tesoro, lo percibo en el hondón de mi ser.
Y en aquel fondo sin fondo habita el AMOR.
A veces consigo descansar en Él y dejarme hacer,
me abandono sabiendo que así mi vida se irá transformando;
pero hay otro nivel donde percibo piedras y escombros
que obstruyen el fondo y Dios queda sepultado.
Entonces, Dios de la Vida, es necesario que tu Luz
se haga más potente
para que siga brillando en mí».
Antropológicamente, al corazón humano lo atrae tanto «el bien en sí», sentido y guiado por el Espíritu, como el «bien para mí, YA», el cual satisface los deseos de la carne, es decir, los deseos superficiales que, muchas veces, provienen de necesidades infantiles no satisfechas. Si tú eres esa persona que buscas o que experimentas este conflicto, te podrías preguntar, ¿qué lucha interior experimento entre mi más hondo anhelo y unas necesidades que me arrastran? ¿Por qué experimento esos desajustes dentro de mí, esas reacciones que me cuesta comprender, esas situaciones que me avergüenzan o me incomodan, junto a un hondo anhelo de autenticidad de vida y deseo de superación? Esta es nuestra realidad; por lo tanto, tenemos que mirar de frente este movimiento interno conflictivo. ¿Somos conscientes de que dentro de nosotros mismos experimentamos esas «dos fuerzas opuestas» que, a veces, nos hacen sentir miserables? ¿Qué hacemos cuando sentimos este desasosiego? ¿Lo acallamos con más móvil, más internet, más compras, más diversiones..., en una palabra, más exterioridad?
A través de estas páginas vamos a ir haciendo camino hacia una comprensión mayor de nosotros mismos; vamos a penetrar en el MISTERIO de lo que SOMOS sin nosotros saberlo, y de los obstáculos que ponemos a esa VIDA en plenitud. ¿No te apasiona este trabajo interior de apertura RECEPTIVA para dejarte inundar por la corriente de Agua y de Vida que nos penetra por dentro y por fuera? Despertemos, que pronto llega «el atardecer de la vida»...
Antes de continuar leyendo, te invito a que reflexiones en tu mundo interior y que tomes conciencia de tus búsquedas y luchas interiores. Si me dices que no las tienes, quizá las hayas ahogado con algún mecanismo de defensa. Las siguientes reflexiones te ayudarán a conectar contigo mismo: Eres retraído y tímido, o, por el contrario, agresivo y reactivo, y siempre te excusas o racionalizas diciendo: «es que yo soy así»; tienes miedo a expresarte porque te han traicionado o engañado, y proyectas tu negatividad; anestesias tu dolor con un caparazón protector, porque prefieres no sentir; reaccionas desproporcionadamente siempre que alguna persona no comparte tus deseos o exigencias; te aíslas en vez de relacionarte, porque no confías; eres hipersensible y siempre encuentras justificación y excusas en todo lo que te frustra... Es posible que esa realidad esté ahí, pero, como te has acostumbrado a ella, no la notas. Despierta a tu interioridad en sus dos niveles: uno, el de tus emociones y sentimientos superficiales, y el otro, ese hondón, el SER, donde se experimenta la PAZ y la ARMONÍA interior, que el mundo no te puede ofrecer.
El trabajo interior que sugiero podría ser un camino que te despierte a la VIDA, si es que todavía estás «medio dormido»; o a una integración más consciente de la LUZ que te inunda y de las sombras que impiden que la luz se refleje, si es que vives en esta dinámica de crecimiento interior. De esta manera, irás descubriendo tu «yo» más profundo, podrás revitalizar y purificar tus intenciones y vivencias, integrar los diferentes niveles de tu persona, y vivir más conscientemente empapado de la luz de su Presencia, viviendo el momento presente, centrado y con «ATENCIÓN AMOROSA». Todo un camino que va dando sentido a la vida y la va transformando. ¿No te apasiona reavivar el fuego que ya está en ti?
— Para mejor aprovechar la lectura de este libro
Te aconsejo entonces que, comenzando por el prólogo, sigas el orden de los capítulos, dirigiendo tu mirada hacia el hondón de ti mism@ donde experimentas sed de SER, sed de VIDA DIVINA, para que, recorriendo el camino con nuestros místicos y sabios, y también conmigo, puedas llegar a descubrir tu irrepetible singularidad, el «nombre» que Dios te ha puesto, ese «sello» que te hace original y únic@, tu yo más íntimo y verdadero. Lo irás descubriendo si, con determinada determinación, tomas en serio tiempos largos de meditación, día tras día. Cuando lo descubras, y te centres en el trabajo interior que exige esa experiencia..., serás FELIZ.
Como ya he mencionado más arriba, la segunda parte está salpicada de mi experiencia personal de dolor y gozo, de caídas y puestas en pie, de herida-cicatriz-sanación-liberación...; todo ello, vivencia de gracia y deseo de proclamar con mi vida y palabra las misericordias de Dios, al estilo de Santa Teresa. Y lo hago así para hacer más concreto y palpable lo que exige el autoconocimiento: «no teorizando», sino haciendo un proceso que nos ayude a descubrir «el hilo rojo» que une todas nuestras experiencias y las da sentido a la luz de Dios. El Dios Fiel, lo que dice lo hace: ha transformado a Teresa de Jesús, a Pablo de Tarso, a Agustín de Hipona y..., también a mí me va transformando. Lo hace con todos... ANÍMATE... No pierdas el tiempo que se hace tarde. Lee capítulo por capítulo, y «penetra» en cada una de las prácticas de autoconocimiento que se sugieren en cada tema. Si necesitas ayuda para hacer el proceso... ¡No dudes en pedirla!
Paloma Marchesi, cm- San Pablo en Romanos 7, 24 y ss., expresa su conflicto interior, y anhela la liberación, con un tremendo grito de angustia: «¿Quién me librará de este cuerpo y de esta muerte?».
- San Agustín en sus Confesiones Libro 7,10. 18,27, refleja claramente los muchos años que buscó la felicidad fuera de sí, y su honda insatisfacción interior hasta que llegó ese día de gracia cuando Dios «quebrantó su sordera».
- También Santa Teresa experimentó esa tensión entre la carne y el espíritu. Por una parte, siente cómo Dios la llama; por otra, las cosas del mundo la esclavizan.