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Extractos - Karsten Ramser

¿Quién soy?

Por Karsten Ramser
Ego falso yo

La pregunta “¿Quién soy?”, es la más importante en nuestra vida. Si podemos contestarla, todo está en su lugar.

Cuando sabemos quiénes somos en realidad, comprendemos que somos uno con el Ser, que somos el Ser.

Si a esta pregunta solo contestamos con la mente, seguiremos repitiendo los conceptos mentales que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida y el misterio de nuestra propia existencia seguirá sin revelarse.

Intentar conocernos solo con la mente, es como pretender averiguar la profundidad del océano con solo mirar la superficie. Con la mente es imposible contestar a la pregunta “¿Quién Soy?”, porque toda respuesta es por definición un concepto limitado que nos separa de la unidad de la vida.

Si queremos conocernos y comprendernos, tenemos que ir más allá de la mente. Es en el Yo Soy donde encontraremos la respuesta y en el Yo Soy somos la respuesta.

YO SOY

La puerta para la vida consciente es el Yo Soy, estar en la presencia del intemporal y eterno momento.

El Yo Soy es nuestra auténtica y verdadera naturaleza, nuestro Ser transpersonal y espiritual, es quienes somos en realidad, sin juicios, libres de toda limitación y catalogación, la presencia absoluta, el Ser puro.

El Yo Soy es quien percibe, es el que contempla las formas temporales, el que contempla el mundo.

Todo está en continuo movimiento, todas las cosas, todas las formas y todos los seres vienen y van, lo que queda y permanece siempre presente es quien lo percibe, el Yo soy. Nuestro auténtico Ser no está en el mundo que contemplamos, sino que es él el que contempla al mundo.

Si queremos comprender el Yo Soy hemos de des-identificamos de lo que nos rodea y de lo que experimentamos. Cuando toda identificación con el tiempo y las formas han perdido su importancia deshaciéndose en el espacio de la presencia y cuando nuestra identidad ya no se basa en el “yo” (la persona), entonces entramos en el espacio de la quietud y lo que queda es la presencia absoluta, el Yo Soy.

Para “llegar” a este estado del Ser, para que se haga realidad, es necesario pasar por un proceso contemplativo y meditativo. En este proceso se disuelven todas las formas y todos los objetos, y lo que queda es el Yo Soy, la presencia absoluta, la bondad esencial, la luz de Dios, el Tao, el Ser. Esta realización y el camino hacia ella, es el Camino Sabio.

Para entender esto podemos hacer un pequeño ejercicio, ahora, en este momento. El Yo Soy es el que presencia, nos percibimos a nosotros y al entorno. Pues bien, hace diez minutos, lo que estaba presenciando nuestra experiencia también era el Yo Soy, del mismo modo que hace una hora o diez horas. Los objetos, las situaciones, los pensamientos y los sentimientos eran diferentes, el contenido del momento cambia y lo que permanece y queda inalterable es el Yo Soy, el que percibe. El mismo que estuvo hace un año, hace diez o hace veinte es el Yo Soy—la presencia absoluta.

Podemos sentirlo, está dentro de nosotros. Esta presencia, el Yo Soy, está siempre presente. Todas las formas y objetos cambian constantemente, lo que siempre permanece es el Yo Soy, y comprender esto es de vital importancia. No somos los pensamientos, ni los sentimientos que experimentamos, porque no somos lo que percibimos. No somos el cuerpo que percibimos, somos la presencia absoluta que percibe este cuerpo.

Y lo realmente emocionante es que el Yo Soy es universal e intemporal; va más allá de nuestra identidad en el tiempo y en el espacio, y totalmente independiente de la imagen creada por el ego. La presencia absoluta, nuestro auténtico Ser, el Yo Soy, estuvo siempre presente, hace 30, 300, 3.000 o 3 millones de años, ya estuvo presente cuando el universo comenzó. El Yo Soy es lo único que realmente existe, el resto son modificaciones de esta realidad, un movimiento temporal en el espacio de la presencia, en el Aquí y Ahora.

Todo sufrimiento es la interpretación errónea del Yo Soy; la confusión del Yo Soy con las formas internas o externas.

Nos identificamos con la imagen que hemos creado (el “yo”) con nuestro cuerpo, sentimientos, posesiones, etc., y esta identificación siempre nos causa inevitablemente sufrimiento.

Todos los objetos, todas las formas vienen, se quedan un tiempo y finalmente se disuelven otra vez en el movimiento del tiempo y lo que queda, es siempre el Yo Soy.

Cuando nos reconocemos tal como somos, sin filtros mentales, entramos en el espacio de la presencia absoluta; en esta conciencia reconocemos que no hay un yo separado, no hay nada suelto en el universo; solo existe el Ser y el Ser es el Yo Soy. Este Yo Soy eres tú, yo, nosotros, las plantas, los animales, la naturaleza y todo lo que existe.

Conectarse conscientemente con el Yo Soy, es el Camino Sabio. Es un camino fundamental y sencillo, aunque nos parezca que está repleto de obstáculos y dificultades (esto simplemente es lo que parece cuando queremos entenderlo con la mente). Lo único que tenemos que hacer, sin desvíos y de forma directa, es ser consciente del Yo Soy y entrar en el espacio de la presencia absoluta.

Este simple reconocer del Yo Soy es el centro de todo trabajo espiritual, es reconocer la unidad de la vida.

No es necesario hacerlo más complicado de lo que es. Continuamente estamos en presencia y presenciando lo que es y cuando lo olvidamos, cuando pensamos que hemos fallado, el que lo percibe es el Yo Soy. De este modo, todo absolutamente todo nos enseña quiénes somos. Este es un camino infalible para tomar conciencia.

Hagas lo que hagas y vivas la circunstancias que vivas, si vives desde el espacio de la presencia absoluta, desde el Yo Soy, vivirás en un estado de dicha.

Vivir en este estado natural de gracia requiere una preparación, esto es lo único que podemos hacer, preparar el terreno y en su debido momento obtendremos la realización del Yo Soy.

Karsten Ramser

Karsten Ramser es un conocido coach, terapeuta y profesor de meditación. Cuenta con una larga experiencia ayudando a muchas personas a encontrarse a sí mismas mediante un camino sencillo y práctico: El camino sabio. El autor propone la reestructuración de nuestra forma de pensar y la investigación de los pensamientos para llegar a la interpretación correcta de lo que es.
En El camino sabio, gracias a un planteamiento fácil y directo, la esencia de la vida y el sentido de nuestra existencia se revelan de forma natural y sin esfuerzo.

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