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Extractos - Roy Whenary

Los maestros y la iluminación

Por Roy Whenary
The Texture of Being

Cuando vivimos en la confusión, en el sufrimiento, en el ego, parece natural deificar o buscar a aquellos que parecen tener todas las respuestas, que parecen ser muy espirituales ― los gurús y maestros de este mundo. Por supuesto, son un activo real y valioso para la sociedad y la evolución de la humanidad, pero los ponemos en un pedestal por nuestra cuenta y riesgo.

Puede ser cierto que alguien que es ampliamente considerado como un "maestro iluminado" tenga una gran claridad acerca de la vida y, en muchos aspectos, puede parecer estar a años luz de todos los demás, pero en esencia su verdadera naturaleza y nuestra verdadera naturaleza no son diferentes. La persona puede ser diferente, la energía puede ser diferente ― pero en esencia lo que él es también somos nosotros, excepto que él es consciente de ello y nosotros no lo somos. Su cuerpo morirá y su mente se irá, tal como ocurrirá con nuestro cuerpo y mente. Él, como individuo, no puede escapar más de la muerte que nosotros ― excepto que a nosotros nos gustaría y a él no le preocupa.

Un maestro verdaderamente "iluminado" nunca te dirá que él es grande o que está iluminado. Nunca te dirá que sólo él puede realizar lo último, que es un maestro perfecto o avatar, mientras que tú eres un ser humano ordinario. Hay personas que te dirán estas cosas, que harán de la iluminación algo exclusivo. Hay personas que se pondrán ellas mismas en un pedestal y te animarán a postrarte delante de ellos, para servirles, idolatrarles. El mundo no está escaso de una buena oferta de estos "maestros". Pero, ¿estos "maestros" te animarán a despertar interiormente hasta el punto de que ya no los necesites?

Cuando uno va con un maestro de este tipo, uno entrega al instante su propio poder, su propia autonomía, y se vuelve dependiente de su gracia, de su buena voluntad, de su método de enseñanza. Por supuesto, estos maestros ofrecen un refugio, apoyo y consejo para aquellos que, por cualquier razón, no desean, o no pueden, tomar decisiones o responsabilidades por sí mismos en esta vida. Pero si uno está buscando la "iluminación", es mejor ir a un maestro que no tenga pretensiones sobre tu situación en la vida. Es mejor ir con alguien que te ofrece un espejo puro e incondicional en el que poder ver dentro de tu verdadera naturaleza, en lugar de uno que esté nublado por el ego y el espíritu de control y manipulación.

Todos tenemos el potencial de despertar, de ser conscientes, en el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza. Sin embargo, hay miles de nosotros que han estudiado los escritos y escrituras espirituales durante décadas y todavía son incapaces de romper el recinto de la mente, para saborear directamente el néctar de la realización. El pensamiento no puede llevarnos allí. No hay prácticas prescritas que nos den un empujón hacia esta realización. Ningún libro nos llevará allí. El hecho es que no hay ningún sitio adonde ir, nada que realizar y nadie que lo realice. Hemos creado este mito acerca de la iluminación y del vidente iluminado, debido a nuestra propia frustración y confusión. Los hemos apartado de nosotros mismos, como algo que hay que conseguir, algo que alcanzar, y al hacerlo, los hemos hecho inalcanzables.

La iluminación es algo que hemos puesto en un pedestal, a sabiendas de que está fuera de nuestro alcance. A pesar de que el vidente iluminado nos puede decir que todo lo que necesitamos hacer es deshacernos de la idea de que no estamos iluminados, todavía no somos capaces de poner esta idea, este concepto a un lado. Entonces, ¿adónde vamos desde aquí? Es evidente que cualquier movimiento que hagamos en cualquier dirección es un error. Por lo tanto, nos quedamos donde estamos, experimentando plenamente nuestra falta de claridad, nuestra confusión, nuestra frustración. Pero, en lugar de caer en la reacción emocional y los estados de ánimo negativos, simplemente nos quedarnos donde estamos. Vivimos nuestra vida, conscientes de nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros estados de ánimo y emociones. Hacemos nuestro trabajo, criamos a nuestra familia, mientras que todo el tiempo observamos lo que surge en la consciencia. Vemos el juego del mundo, de la vida, y nos apartamos de cualquier implicación emocional en él.

Hay guerras aquí e injusticias allá. Podemos trabajar por la paz en el mundo o tratar de arreglar las injusticias que están teniendo lugar, pero continuamos apartados de la implicación emocional. Al hacerlo, la compasión puede surgir en el corazón. Cuando nos involucramos emocionalmente, hay una reacción personal. Esta reacción personal no resuelve el problema, ni nos permite seguir adelante. Cuando surge la compasión, viene con una conciencia que ve todo el sufrimiento de toda la humanidad. Esto nos aleja de la reacción personal hacia una acción eficaz. Esta compasión nos lleva más cerca de la realización. Nos lleva fuera del ego, de lo personal, hacia lo universal. No estamos ya preocupados en la realización personal. La realización viene como un efecto secundario natural del florecimiento de la compasión en nuestro corazón y mente.

Es natural tener respeto por aquellos que tienen un mayor conocimiento, comprensión y sabiduría que nosotros. Pero también es un error dejarse embaucar por las apariencias. Ten cuidado con la persona que está delante de ti ofreciendo azúcar y especias. ¿Qué hay en su otra mano? ¿Por qué está tan interesado en conseguir tu atención? Hay muchos personajes en la vida que han aprendido cómo actuar con el fin de conseguir lo que quieren. Si alguien sigue diciéndote que él es un buen hombre, ¿no te despierta sospechas? Si alguien va por ahí con la pancarta de "maestro iluminado", ¿no tienes unas cuantas preguntas que hacer? Por supuesto, el maestro no siempre va por ahí diciendo que es un maestro iluminado (aunque algunos no se avergüenzan de ello), pero a menudo no tratan de impedir que sus seguidores lo hagan.

En mi propia experiencia, cada maestro que he conocido y que realmente me ha impresionado profundamente, no hacía tales afirmaciones. En el momento en que alguien hace tales afirmaciones, delata el hecho de que está viviendo en la dualidad, en la separación, en el ego. Cuanto más grande es el gurú, más probablemente ha caído en esta trampa. Nos dejamos aconsejar por nuestra cuenta y riesgo.

En lo que realmente tenemos que confiar es en escuchar la voz de nuestra verdadera naturaleza. Entonces no necesitaremos ningún maestro del exterior. El maestro exterior se convierte entonces, tal vez, en una fuente de inspiración y una fuerza de motivación en lugar de alguien de quien nos volvemos dependientes.