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Extractos - Ilie Cioara

El Libro de la Vida

Por Ilie Cioara
El silencio de la mente

Deshazte de todos tus "libros sagrados", como tú los llamas,
deshazte de tu fe vana ―fruto, todo ello, de una mente desesperada―.
Rompe definitivamente con cualquier sistema de valores morales,
arbitrariamente creado por la convención social.

Si tienes alguna meta, modelo o ideal,
aniquílalos antes de dar el primer paso,
pues el camino que marcan, basado en el engaño y el conflicto,
te hará prisionero del tiempo y de su ficción dualista.

Vacía al instante el recipiente que es tu conciencia
de todos los residuos del pasado acumulados en ella.
Destruye totalmente el pasado, sé psicológicamente libre,
sé uno con el presente, como un todo integrado.

Así podrás entender, entender de verdad,
todo lo que la Vida conlleva y sus leyes intrínsecas.
El Libro de la Vida yace ante ti en sus infinitas dimensiones;
no tengas miedo, no vaciles, ¡atrévete a
encontrarte con él directamente!

Nunca se repite, y no tiene fin.
Este libro empezó a imprimirse en el instante
del misterioso principio de la Vida.
Su lectura tiene que ser directa; si lo interpretas,
los viejos conceptos distorsionarán lo que percibas.

En silencio absoluto, observamos cada suceso según llega,
y, rápidamente, seguimos abiertos al
momento que llega a continuación.
La observación persistente y el escuchar atento
integran nuestro ser y nos aportan entendimiento pleno.

Si pasamos por alto un momento mientras escuchamos y observamos,
nos aislamos de lo nuevo y perdemos la integración.
El hilo entonces se rompe y nos perdemos en el pasado.
Leer el Libro de la Vida significa estar en sintonía con el momento.

Exige de nosotros atención total
―afín de que estemos a disposición de todo
lo que sucede en el presente―,
así como contacto perfecto y espontáneo,
y una mente rauda y perspicaz, desvinculada de lo conocido.

La Vida y el acto de leer son algo similar
Ambas cosas son uno con lo Infinito, en una perfecta comunión.
No te desesperes, al principio la lectura es intermitente y esporádica,
pero, a base de seria perseverancia y trabajo, lo Sagrado se revelará.

La integración es cada vez mayor; pero estate atento, pues el viejo tú
aparece como una sombra y, con un golpe veloz,
te arroja violentamente al pasado. Desenmascáralo una y otra vez,
cada vez que aparezca; oponle la llama de la Atención.

Pues ese encuentro, claro, fulminante y global,
lo disuelve misteriosamente; y entonces lo nuevo, el ser integrado,
mora en la eternidad, inmensa y sencilla.
Esto es lo que el Libro de la Vida nos exige:
que vivamos en la Realidad.

 

Si de verdad deseas ―con todo tu ser― estar en contacto directo con la Vida según se revela momento a momento, te voy a explicar estos versos con más detalle.

El movimiento de la Vida ―en las páginas de Su libro― se manifiesta, por su propia naturaleza, como frescura y novedad absoluta a cada instante fugaz. Para leer este libro y entenderlo de verdad, tenemos que comenzar Su lectura con la actitud apropiada. Sólo con una mente inocente y clara ―absolutamente lúcida―, no contaminada por ninguna influencia ni residuo del pasado, podemos ir al encuentro de la Vida, que está en constante movimiento.

Por eso, y esto es algo que impone la propia esencia de la Vida, tenemos que eliminar todo el conocimiento que hemos tomado prestado de los libros y que se ha grabado en nuestra memoria. Ningún libro, sea cual fuere su naturaleza, puede dirigirnos hacia un auténtico encuentro con la Vida; y esto incluye los de aquellos autores que innegablemente realizaron el encuentro con la Verdad Absoluta.

Al tratar de vivir conforme a las enseñanzas descritas en esos libros, llevaremos una vida imitativa, desprovista de autenticidad; sin embargo, como seres humanos, hace ya mucho que dejamos atrás el estado de desarrollo y evolución que caracteriza a los primates.

Así, completamente desapegados del bagaje de la memoria, tenemos una mente libre, capaz de encontrarse con todo cuanto engendra la movilidad de la vida.

Además de esta apertura y disponibilidad ―con la mente en estado de perfecto equilibrio―, nos damos cuenta de que ningún resultado misterioso surgirá de las profundidades de nuestro ser. En silencio absoluto, sencillamente escuchamos y observamos cada hecho concreto que es creado por ese movimiento perpetuo.

No hay comentarios internos, interpretaciones, evaluaciones, aprobaciones ni condenas. No sacamos ninguna conclusión, porque, en ese momento, nuestra mente, completamente desvinculada del pasado, tiene una energía pura, capaz de abarcar la Verdad íntegra, lo cual nos proporciona comprensión total.

Desprenderse del momento que se ha experimentado es algo que ocurre instantáneamente; y, sin acumular nada de este encuentro, nos encontramos con el momento siguiente, igualmente nuevo. En ese instante, nuestro ser ―cuerpo y mente― es una sola Unidad, en perfecta unión con la Gran Energía Cósmica. Lo Sagrado que hay en nosotros se manifiesta, a través de súbitos destellos de la conciencia, como Amor, Belleza, Generosidad e Inteligencia.

Al leer este libro, nuestro ser y la Vida son un solo movimiento, integrado con la Verdad Absoluta.

Cuando enfrentamos a la vieja persona condicionada con la llama de la Atención, el condicionamiento queda anulado y queda la armonía interior. La unidad del ser y su integración en lo Infinito son ahora un solo movimiento con el acto de leer el Libro de la Vida; y en un estado de pura sencillez nace una comprensión absoluta.

Al principio es muy difícil lograr esta sencilla manera de encontrarse con la Vida; y la causa de esta dificultad es la mente caótica, que irrumpe con violencia en el presente y, psicológicamente, nos arroja al turbio cenagal de un pasado más o menos distante. El mecanicismo del proceso de pensamiento crea la estructura del ego, que, cuando ve peligrar su autoridad, se vuelve agresivo e incisivo.

Sin embargo, es posible desterrar la ficción del ego hasta su total aniquilación, enfrentándolo espontáneamente a los impulsos de la Atención omnímoda, gracias a la cual todas las reacciones anacrónicas se disipan.

Entonces, al desaparecer el ego, el "vacío psicológico" nos abre la puerta a lo Infinito, y, en un estado de felicidad, nos fundimos con Él.

Sólo en este estado puede el ser humano nuevo, como ser inteligente que vive fuera del tiempo, crear un mundo diferente, libre de tensiones, odio, miedo y sufrimiento.

Este es el mensaje que los versos de El Libro de la Vida reflejan, como un espejo, para invitarte a ponerlos en práctica y que realmente vivas una vida auténtica, en el verdadero sentido de la palabra.