Extractos - Emma Vázquez
“La única certeza posible es que existes”
Por Emma VázquezEl tiempo no existe. Sólo existe lo que sucede en cada instante. ¿Dónde está el ayer? ¿Dónde está el mañana? Sólo es «lo que es». Sólo hay ESTO que está siendo percibido.
Podría decir Aquí y Ahora, pero eso implica también que existe un Allá y «otro momento que no es ahora». Por eso se dice únicamente «lo que es» o ESTO. Es lo más simple. Lo más sencillo.
Y volvemos al pensamiento. Es un pensamiento el que nos habla del pasado y del futuro. Obsérvalo por ti mismo. Todas tus preocupaciones derivan de un pensamiento sobre algo que podría suceder en otro momento que no es ESTE. Y ya hemos Visto (o no) que un pensamiento no es real.
Si yo voy a viajar mañana en avión y surgen pensamientos de manera automática de que se va a estrellar, esos pensamientos no son reales. No son verdad. No está pasando ahora. Son imaginaciones, películas mentales, fantasías. Esto está claro, ¿no?
Y si yo sufrí un atraco hace 5 años y me vienen pensamientos/recuerdos sobre esa experiencia, con sus derivadas emociones, tampoco son reales esos pensamientos porque no está sucediendo el atraco AHORA. Estoy sintiendo ahora lo que siento, pero eso que siento viene provocado por una historia mental que no está sucediendo ahora. Por lo tanto, ahora no es real, aunque lo hubiese sido en su momento.
Esos recuerdos (pasado) y esas anticipaciones (futuro) es lo que da la sensación de que el tiempo existe. Y podemos VER de manera muy clara que no lo hace. Que sólo ESTO es Real. Lo que sucedió y pueda suceder no ES. No está. No tiene ninguna validez. Son sólo, de nuevo, pensamientos que vienen y van. Nada más. No hay que cambiarlos por otros más bonitos, amorosos o positivos ni analizarlos ni arreglarlos ni hacerlos desaparecer ni «ponerlos en blanco» ni nada por el estilo. Es VER lo que son. Y no son nada más que nubes en el Cielo. Tienen la importancia que tú les des. Y les darás importancia si crees que la tienen. Y creerás que la tienen porque ignoras que no la tienen. Porque no VES que esas historias no son reales.
¿Qué importancia le das a soñar que te ha tocado la lotería? ¡Ninguna porque eres consciente de que no es real! No te vas a una inmobiliaria a comprarte la casa de tus sueños, ¿no? Ni dejas el trabajo ni te vas a dar la vuelta al mundo hospedándote en hoteles de lujo.
Si esto lo ves tan claro, ¿por qué no ves igual de claro que cuando tienes un pensamiento que habla de «tu» inseguridad, de un trauma o herida que CREAS poder tener, de una experiencia sufriente, de un estado espiritual que alcanzar..., no tiene nada que ver contigo, aunque haga referencia a ti? ¿Por qué te tomas más en serio un pensamiento de ese tipo que otro que te cuenta que puedes volar? ¡Tienen la misma validez: ninguna! El mecanismo es el mismo. La trampa es la misma. La ilusión es la misma. Da igual la «calidad» y el contenido del pensamiento. Sigue siendo igualmente un pensamiento. Sigue siendo «nada».
Yo continúo fantaseando, imaginando, soñando, pero soy muy consciente de que son sólo fantasías. Juego con ellas. No me las creo. No les doy ninguna relevancia. Me divierto un poco y ya está. Y si surgen historias desagradables y se produce una identificación momentánea con ellas, tampoco pasa nada. Es algo temporal. Sé que no es real. Sé que pasará.
Es como ver una película y llorar, emocionarte o sentir rabia con ella. ¿Qué importancia tiene? Ninguna. Al cabo de un rato, estoy «en otra cosa». Y esa identificación con esas emociones ya no ES. Ha pasado. Es pasado.
Queremos un estado de felicidad, de dicha, de paz permanentes. Sentir siempre alegría, éxtasis. Pero no nos damos cuenta de que «el tiempo no existe». Y si el tiempo no existe, la PERMANENCIA tampoco. Porque «permanecer» requiere tiempo. Requiere un siempre o un nunca.
La Vida tal y como la percibimos no funciona así. No ES así. Entiendo de dónde viene esa necesidad de «estar siempre bien». Yo también la he tenido. La he soñado. Pero aquí lo que importa es lo que es real, no lo que «me gustaría». No lo que puedo imaginar.
La única certeza que puedes tener es «lo que es». Y LO QUE ES es «ahora». En cinco minutos no tienes ni idea de lo que pensarás, sentirás, harás.
¿Cómo puedes decir entonces que estás en un estado permanente de paz, de felicidad, de Iluminación? ¿O de todo lo contrario? ¡Es mentira! ¡Es una trampa!
No se puede alcanzar esa idea de Iluminación. No es posible. Es una quimera. Es una zanahoria que se persigue y que sólo provoca frustración. Porque como seres humanos sentimos emociones de todo tipo. No sólo las que hemos catalogado como divinas y positivas. TODO es la Vida que somos. A veces, sentiremos alegría. Otras, tristeza. Otras, rabia. Otras, frustración. Otras, un amor incondicional que nos explota dentro. Otras, vacío. Nos enfermaremos. Nos sanaremos. Nos romperán el corazón. Lo romperemos. Tendremos relaciones de pareja, de amistad. Se acabarán (o no). Habrá otras (o no). Trabajos de empezamos. Trabajos de dejamos. Aficiones que dejan de gustarnos. Aficiones nuevas. Pero eso que sentiremos no durará ni dura «para siempre». No permanece, porque igual que los pensamientos, son nubes en el Cielo. Vienen y van.
Mira tu vida. No eres la misma que hace 10 años. Y dentro de 10 años serás otra. Porque todo está moviéndose constantemente. Porque la única constante es el cambio. La Vida es cambio. Y nosotros somos Vida.
¿Qué importancia tiene que sientas dolor, emocional o no emocional? Ninguna. Porque en algún momento se irá. Siempre lo hace. Eso ya lo sabemos. Lo que hace cinco años era un pozo sin fondo, oscuro, ahora casi ni nos acordamos. Son experiencias de Vida. No podemos «no tenerlas» mientras estemos vivos. Y, a veces, sufriremos. Y, otras, seremos muy felices. Así funciona el Juego.
No eres menos por sentirte mal. Por no sentir siempre seguridad, valentía, abundancia, salud, amor, compasión, bondad, honestidad. Eres la misma Vida. Igual de perfecta. Igual de divina. No tienes que lograr ningún estado espiritual concreto. No tienes que llegar a ninguna cima. No tienes que arreglarte nada. No tienes que demostrar ni demostrarte nada. Ni limpiar ningún karma. Son todo creencias. Son todos ideas. Son todo teorías de las que te has empapado y que aparecen como pensamientos a los que les das certeza.
Pueden ser bonitas, te pueden gustar, te pueden calmar la ansiedad, el vacío y soledad que sientes (o todo lo contrario), pero ya está. No son más que eso, historias, películas, sueños, ilusiones.
La Vida es ESTO que sucede, no las creencias que tengas sobre ESTO que sucede.
¿Ves claro que no puedes sentirte permanentemente como te sientes cuando subes a una montaña rusa? ¿Ves claro que cuando te bajas, esa sensación, esa adrenalina, esa emoción, se va disipando y vuelves a «tu estado natural»? ¿Ves claro que el subidón de cualquier sustancia, droga, que puedas consumir dura lo que dura y que no puede permanecer siempre en el tiempo? ¿Ves claro que el estado de enamoramiento (que no el amar) hacia una persona es algo químico y temporal?
Pues eso que anhelas alcanzar, ese estado espiritual, ese Nirvana, esa felicidad eterna, esa Iluminación, es igual de irreal si la deseas «para siempre». Y te hará sufrir.
Si tu idea de felicidad no incluye TODAS las emociones, todas las posibilidades que puedan surgir mientras estés vivo, entonces es una felicidad ilusoria. Es una Iluminación tramposa. Porque en cuanto te sientas triste, estresado, enfadado o cuando enfermes, dejarás de sentir esa paz, esa felicidad, esa dicha porque no entrará dentro de la IDEA que tienes de ella. De la idea que te has CREÍDO que es.
Que hoy pueda sentir una paz inmensa no significa que mañana no pueda sentirme desdichada ¡No lo sabes! ¡No tienes ni idea! No somos robots. Sólo sabes «lo que es». Sólo sabes ESTO. Nada más. Lo que creas o no creas, son creencias, interpretaciones, imaginaciones, pensamientos, anhelos, sueños, nubes en el Cielo.
Porque lo que pueda suceder en el siguiente instante es un misterio que no puede ser resuelto. Y lo que nos cuesta es ese «no saber». Es el no tener el control de nada. Es la incertidumbre de la Vida. Pero es que la Vida no ofrece ninguna garantía porque está en constante cambio.
Queremos garantías de que, si practico esta técnica, realizo esta meditación, leo quinientos libros, ayuno durante un mes, me hago vegana, repito afirmaciones diarias, pienso positivo, hago ejercicio, soy disciplinada y obediente, me voy a vivir a un ashram con un Maestro Iluminado que «siempre» está feliz y contengo o a una cueva o a una casa en medio de la montaña y alejada del ruido de la ciudad, o «lo que sea», voy a ser plenamente feliz, me sentiré siempre bien y jamás enfermaré.
¡No hay garantías de nada! Puedes llevar hábitos saludables que hacen que tengas un organismo más sano, pero NO HAY GARANTÍA de que no te vayan a diagnosticar «lo que sea» en cualquier momento.
Porque nada permanece. Porque ya sea que te sientas bien o mal, pasará. Igual que pasan las nubes. Igual que las olas vienen y van.
Si llueve, bienvenida sea la lluvia. Sabes que en cualquier momento saldrá el sol.
Si te sientes triste, bienvenida sea la tristeza. Sabes que en cualquier momento te estarás riendo.
Si te resfrías, bienvenido sea el resfriado. Sabes que en cualquier momento dejarás de estar enferma.
Y así sucede con todo porque la Vida funciona así. Nos guste o no.
Se trata de Ver «lo que es», no de alcanzar lo que nos gustaría que fuese. Alcanzar, gustaría, es mañana. No es Real. Sólo ESTO lo es.
Ver «lo que es» también es Ver que estás imaginando, soñando, fantaseando y que los sueños, sueños son. No es cuestión de que dejes de hacerlo, sino de que VEAS la realidad. Y la realidad es que esas fantasías no son reales. Yo lo llamo: soñar con los pies en la tierra.
Y si no hay un «yo» que pueda Iluminarse porque ese «yo» es un pensamiento, no es real, ni hay un «para siempre» porque el tiempo sólo es una sensación, ¿dónde queda entonces tu idea de Iluminación...?