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Extractos - Emilio Carrillo

Meditación Yo Soy

La experiencia del yo soy

Por Emilio Carrillo

Este es el genuino contenido de la dimensión subyacente del momento presente, de eso que no cambia y permanece siempre inmutable: el hecho de que vives y existes. O, expresado en primera persona para que se interiorice mejor, el hecho de que yo vivo y existo:

  • Yo vivía y existía antes de encarnar en esta vida física.
  • Yo vivía y existía en el vientre de mi madre y cuando nací en este Cuerpo.
  • Yo vivo y existo en cada momento de esta vida en el plano humano.
  • Yo vivo y existo aquí-ahora, en este momento presente.
  • Yo viviré y existiré en la vida más allá de la vida porque la muerte es un imposible y el coche (cuerpo) fallece, pero el Conductor (espíritu) nunca muere.

Este discernimiento va instalando el sosiego, la paz y la armonía en la vida y abre las puertas a la experiencia del Yo Soy: más allá del tiempo y el espacio, por encima de todos los cambios que acontecen de instante en instante en la dimensión superficial del momento presente, ¡Yo Soy!... En numerosos textos sagrados antiguos, como en la Biblia, a la divinidad se la asocia con el Yo Soy. Y muchas corrientes conscienciales más recientes han insistido en ello; por ejemplo, Saint Germain. Esto es el Yo Soy: vivo, existo, soy... y tomo plena consciencia de ello. Y Yo Soy ineludiblemente en el aquí-ahora, que, como he indicado anteriormente, es la vida misma. (1)

El momento presente tiene la dimensión superficial y la subyacente, y, como estás viendo, tú también las tienes. La superficial tiene que ver con tu yo físico, mental y emocional (con tu coche, que está cambiando todo el rato) y la subyacente, contigo (con el Conductor que eres, con tu Yo Soy, que nunca cambia).

Alerta, espacio: si tú no existieras, nada existiría

La experiencia del Yo Soy consiste en algo tan simple como en darte cuenta de que vives, y de que esto es la clave de tu existencia. A partir de que vives, observas lo que está ahí. Es tu dimensión subyacente, el Yo Soy, lo que observa. Y observas que lo observado lo estás creando tú desde tu observación.

Toma consciencia de la experiencia del Yo Soy e interiorízala mediante esta afirmación: «Yo Soy: vivo, existo, soy... Y Yo Soy en el aquí-ahora, más allá del tiempo y el espacio y de todos los cambios que, de momento en momento, se producen en mi yo físico, mental y emocional, en mi vida y a mi alrededor». Y para que esta consciencia y esta experiencia permanezcan presentes y no se diluyan, afiánzalas en tu corazón usando estas dos palabras a modo de mantras: alerta y espacio. Veamos qué significan.

ALERTA supone mantenerte consciente, atento, en el momento presente. Si te cepillas los dientes, te cepillas los dientes. Estás presente ante cualquier situación del día a día, de instante en instante, en el discernimiento de que muchas cosas varían constantemente en ti, en tu vida y en tu entorno, pero sabes que, por encima de todo ello y en lo más profundo, hay algo que no muta y perdura inalterable: tú, el hecho de que vives, existes y eres, tu Yo Soy... Mantente alerta, sigue así de momento en momento, establécete a ti mismo en esta consciencia y, desde ella, desde lo que no cambia, observa todo lo que cambia. Es así como recuerdas lo que realmente eres, conservas activo este recuerdo y, como observador, tomas una distancia consciente con relación a todo lo observado y modulas tus actitudes. Esta distancia que tomas no te aleja de la vida, sino que te une definitivamente a ella, pero no desde la mente, sino desde la consciencia y el corazón. Tú te unificas con la vida y la vida se unifica contigo. Esto es lo que yo llamo enamorarse de la vida: nada de la vida te es ajeno; estás metido en todo lo que ella es. ¡Lo cual no quiere decir que las circunstancias no tiren de ti y no entres en la cadena de reacciones y creencias!

Hay gente que cree que estar alerta, todo el día pendiente, es muy cansado, pero esto no es así. De hecho, es lo natural. Lo que ocurre es que hemos adquirido el hábito de no estar alerta. Por eso nos parece difícil. Pero estar alerta es mucho más sencillo que no estarlo. ¡No estar alerta sí que origina trabajo! Estar todo el día con la mente dando saltos sí que supone un gran gasto de energía... En cambio, estar alerta, por ser lo natural, no implica ningún desgaste energético.

ESPACIO representa darte cuenta de que tú (tu Yo Soy) eres el lugar donde la vida acontece, se despliega en el aquí-ahora y se desarrolla... Observa la vida que te rodea y date cuenta de que toda ella no sería posible si tú no estuvieras ahí para hacerla posible desde tu Yo Soy y de que, por tanto, nada existiría si tú no existieses.

Sí, has leído bien. Tienes la falsa creencia de que si tú no existieras, la vida continuaría (la gente, tu ciudad, el mundo...). Sin embargo, esto es una ficción mental. Yo sé, por experiencia directa, que si yo no vivo, nada existe. La vida existe porque yo existo. Yo soy el espacio donde la vida se está desplegando; la dimensión subyacente del momento presente. Todo lo que ocurre en la dimensión superficial está ocurriendo en mí, se está desplegando en mi existencia. Está ahí porque yo estoy; es porque yo soy. Si yo no fuese, nada de esto existiría. Yo soy el contenedor donde se está desplegando la vida; y si ese contenedor, por algún motivo, se rompiera, la vida se diluiría. Y esto lo puede decir cualquier ser, porque el Yo Soy es el espacio donde todo se desenvuelve: la Creación y el cosmos son como una gran esfera sin límites, infinita, y cada punto de ella es, a la vez, la esfera entera...

Soledad

Cuando tomes consciencia de que la vida existe solamente porque tú existes, cuando lo asumas de corazón e interiorices, puede ser que te sientas muy solo. Tal vez afirmes: «Yo Soy y existo y soy siempre [entendiendo por siempre la eternidad de un momento presente continuo]; y la vida es mi propia existencia, pues yo soy el contenedor de la vida y la vida soy yo. Pero, entonces, ¿dónde está la gente?, ¿con quién me relaciono?, ¿cómo interacciono?, ¿hay alguien más en la Creación aparte de mí? Esa persona está ahí, delante de mí, no debido a ella, sino debido a mí: es parte intrínseca de mi vida, de mi existencia; si yo no fuera, ella no sería, no existiría. Esa persona es intrínsecamente yo, mi existencia, mi ser». Debido a ello, puede invadirte una honda sensación de soledad... Algunos lo han denominado la fase de la soledad del Yo Soy.

Sin embargo, en un momento dado te darás cuenta de que esa persona está viviendo lo mismo que tú: es como si el Yo Soy de cada uno, y la vida que cada uno está haciendo posible por el hecho de ser y existir, se empezara a relacionar con eso mismo que están viviendo los otros. Tú estás en mi vida porque yo te he creado, pero yo estoy en tu vida porque tú me has creado. Y estoy en la vida de mucha gente como tú estás en la vida de mucha gente...

Esto es francamente divertido porque, estando yo en la vida de mucha gente, soy distinto en la vida de cada uno, porque cada persona me ve de una manera determinada y diferente en función de su estado de consciencia (el cual, además, va cambiando). Volviendo a la imagen de la esfera, en que cada punto es la esfera entera, asumes que no solo tú eres un punto equivalente a toda la esfera, sino que todos los demás están en tu misma situación. Cada punto de la esfera puede decir, legítimamente, desde la experiencia del Yo Soy, que es toda la esfera, que es la Vida. Así como cada ola del mar podría decir, legítimamente, que es el mar. Ahora, en lugar de sentirte solo, te ves absolutamente acompañado, en una vida que es francamente divertida: es una vida que depende por entero de ti, aunque sabes que la que están viviendo los otros depende por entero de ellos, aunque no se den cuenta...

Puedes pensar: «Al final, en la práctica, acabamos con algo que no es tan impresionante: gente relacionándose con gente. ¿Qué es lo que ha cambiado?». Pues bien, ha cambiado todo. Porque antes te veías como una pequeña ola, y ahora te ves como el océano entero. Además, si cada cual toma consciencia de su Yo Soy, de que es el océano, se hace realmente posible la unidad y la capacidad de cocreación de que tanto se habla.

«YO SOY EL QUE SOY»

La consciencia se relaciona con el hecho de ser y cuenta con dos esferas inseparablemente unidas: la consciencia de lo que se es y la consciencia de lo que es. La primera se refleja en estar alerta: sé y siento lo que soy. Y la segunda se refiere al espacio: sé y siento lo que es; sé que soy el espacio en el que surgen las formas del ahora.

La expresión «Yo soy el que soy» (Éxodo, 3, 14) sintetiza de modo rotundo la consciencia de ser en su doble perspectiva: la consciencia de lo que soy (la consciencia de Ser, esto es, la alerta) y la consciencia de lo que es (la consciencia de lo Real, es decir, mi ser como espacio en el que surgen las formas). Como escribió William Shakespeare y puso en boca de Hamlet: «Ser, o no ser: esa es la cuestión». Ser significa poder afirmar con legitimidad y certeza: «Yo soy el que soy». Permanecer alerta siendo y sintiendo en el ahora mi ser verdadero y subyacente, eterno, inmutable.

Y constatar cómo mi ser es la forma del momento presente; lo que explica los contenidos cambiantes del ahora y donde estos se despliegan.

Nada es, por tanto, ajeno a mí mismo: ni, por supuesto, mi Yo verdadero, pues es mi ser, ni tampoco las formas mutables del ahora continuo, pues yo soy el espacio en el que existen y se desenvuelven...

Notas:
  1. Ver el artículo: El aquí-ahora solo puede ser... vivido