Extractos - Stephan Bodian
La conciencia despierta en la vida cotidiana
Por Stephan BodianSi eres consciente [mindful], ya estás creando una
separación. ¡No seas consciente, por favor! Cuando
camines, limítate a caminar. Deja que el caminar
camine. Deja que el hablar hable.
Deja que el comer coma, que el sentarse
se siente, que el trabajar trabaje.
―Maestro zen Muho Noelke
Deshacerte de tu identificación con el personaje del sueño y regresar a tu verdadero hogar como la apertura incondicional de la conciencia despierta tiene un poderoso impacto en tu vida a todos los niveles. De repente, la carga de toda una vida ha caído de tus hombros, los densos filtros del condicionamiento han desaparecido de tus ojos, y experimentas la vida con una nueva frescura, viveza y claridad. Cada momento tiene un significado y un valor intrínsecos porque brilla con la luz de la conciencia despierta, y una alegría sutil y serena se convierte en tu compañera constante. En efecto, te das cuenta de que la felicidad no es algo que necesites ganarte o que vaya y venga de manera caprichosa según las circunstancias ―es tu estado natural, algo que el condicionamiento de toda una vida había ocultado a tu vista hasta ahora―.
Acogida incondicional de la vida a medida que se desarrolla
Al haberse disuelto los límites entre el interior y el exterior a la luz de la conciencia despierta, ahora reconoces que todo aquello con lo que te encuentras es una expresión de lo que eres fundamentalmente, tu verdadera naturaleza esencial y la fuente de todo. Como resultado de ello, te enfrentas a cada situación con una intimidad y con una confianza recién descubiertas de que todo se está desarrollando del modo en que debía hacerlo, informado por un misterioso orden que tu mente no puede comprender. Ya no necesitas las condiciones «exteriores» y a las personas para ser feliz, así que eres libre para disfrutar de la vida tal y como es, sin tener que imponer tu agenda en ella. Al renunciar a tu discusión continua con la realidad ―tu lucha, por sutil e insidiosa que sea, por manipularla y cumplir con tus expectativas―, te encuentras dándole la bienvenida a lo que surge como si fueras un amigo cercano, sin saber quién puede aparecer, pero permaneciendo abierto, curioso y sin temor ante lo que pueda traer el próximo momento.
Alineado con el flujo natural de las personas y las instituciones, avanzas por la vida con tranquilidad y con el mínimo esfuerzo, en lugar de ir a contracorriente de manera constante para obtener lo que quieres. En vez de experimentar la vida a través de la perspectiva estrecha y «centrada en mí» del yo separado, la observas desde la perspectiva amplia y global de la conciencia despierta, y respondes adecuadamente sobre la base no de tus deseos y necesidades personales, sino de las demandas de la situación como un todo. En última instancia, la sensación de ser un ejecutor o un «escogedor» separado desaparece, porque te das cuenta de que la propia vida está viviendo a través de ti, y este ser corporal es un mero vehículo o navío para la sabiduría más profunda y universal de la conciencia despierta. A pesar de la ilusión del control, nunca has estado a cargo de tu vida, nunca has gobernado el barco, y ahora puedes confiar en el mayor movimiento de la vida.
En el pasado, por ejemplo, es posible que no disfrutases de la plenitud y la riqueza de tu vida con todos sus altibajos, con sus desafíos y sus regalos, porque estabas demasiado preocupado por lo que faltaba en tu vida y por lo que podías hacer para mejorarla. ¿Cómo puedo conseguir que la gente me quiera? ¿Cómo puedo sentirme bien físicamente? ¿Cómo puedo ser mejor persona? ¿Cómo puedo beneficiarme de la situación, sobresalir, llamar la atención, progresar? Igualmente, podrías no apreciar a las personas más cercanas a ti porque sigas encontrándoles defectos y esperando que cambien. Ahora, con el nacimiento de la conciencia despierta, estás abierto a aceptar a los demás como son y a recibir lo que el momento trae consigo, sin ningún juicio o manipulación, ya que aprecias su perfecta imperfección, la radiante existencia indivisible de lo que se presenta en este preciso momento. En esta presencia abierta, incondicional y que escucha, todo y todos se despliegan de manera natural y elegante sin necesidad de hacer, modificar o mejorar constantemente.
Por supuesto, los problemas continúan surgiendo como antes, pero en lugar de verlos como algo complicado se consideran oportunidades para «permanecer en casa» y descansar en la conciencia despierta, en lugar de deambular por la jungla impenetrable de los juicios y la reactividad. Por ejemplo, si alguien se te cruza mientras vas al volante, tu viejo impulso podría consistir en hacerle un corte de mangas y soltar una retahíla de improperios. Ahora, en lugar de ello, sientes el aumento de la oleada de sentimientos, descansas en tu apertura y en tu felicidad innatas y dejas que el sentimiento te atraviese mientras aceptas la situación sin reaccionar frente a ella. Tal vez te des cuenta de que podrías haber actuado exactamente de la misma manera que la otra persona y que su desconsideración es tan solo un reflejo de la tuya propia, dado que todos compartimos los mismos impulsos y debilidades humanos. Las antiguas tendencias y reacciones pueden surgir brevemente y desvanecerse más tarde en la luz penetrante de la conciencia despierta, dado que las ves tal y como son, sin satisfacerlas o rechazarlas.
Meditación: morir en lo no dual
Esta meditación, que combina elementos de otras tantas, te guía a una plena realización de la naturaleza ilimitada y no dual de la realidad, la inseparabilidad del yo y el otro, del sujeto y el objeto, del experimentador y la experiencia.
Lleva la atención de tus pensamientos a tus sensaciones corporales. Sé consciente de las sensaciones de tu cuerpo contra la silla, de tus pies contra el suelo, de tus manos contra tus muslos. Sé consciente de las sensaciones de tus brazos y tus piernas, de tu pecho y tu vientre, de tu cuello y tu cabeza. Sé consciente del juego de sensaciones, de cómo están desplazándose y cambiando constantemente, y de cómo tu conciencia baila de una sensación a otra.
Si miras de cerca, tal vez te des cuenta de que todo lo que en realidad puedes saber de tu cuerpo son las sensaciones que estás experimentando en este preciso momento. Todo lo demás es una proyección tuya, la imagen que tu mente emplea para llenar los vacíos. Por ejemplo, no experimentas todo tu brazo, tan solo tienes ciertas sensaciones en torno al lugar en que presumes que este se sitúa, y proyectas la imagen de un brazo sobre ese lugar.
Es como una pintura impresionista. Hay miles de puntos de color sobre los cuales proyectamos un nenúfar, una mujer o un edificio. Del mismo modo, proyectas el concepto de «pierna» o «cabeza» sobre una colección de sensaciones. Despréndete de estas proyecciones, de estos conceptos, y limítate a estar presente con las sensaciones tal y como son, sin interpretar nada.
Date cuenta de que alrededor de estas sensaciones hay un espacio abierto en donde no existe ninguna sensación. De hecho, hay mucho más espacio que sensación, y las sensaciones están jugando o bailando en este espacio. Al notar el juego de sensaciones en la apertura ilimitada del espacio, podrías tomar conciencia de que en realidad no puedes encontrar una línea divisoria clara entre el interior y el exterior del cuerpo; tan solo hay un campo ininterrumpido de sensaciones en el espacio. Advierte que los pensamientos y los sentimientos están actuando en el mismo espacio, al igual que las sensaciones.
Ahora, desplaza el énfasis de las sensaciones al propio espacio. Descansa como el espacio despierto y consciente en el que los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones surgen y desaparecen. Sé el espacio abierto, vacío, ilimitado e inalcanzable.
Al descansar como el espacio, examina las experiencias que aparecen en el espacio. Además de estas experiencias, ¿hay algo más que puedas conocer directamente sobre el mundo exterior que no sea solamente un pensamiento o un concepto? ¿No existe el mundo exterior simplemente como tu experiencia en este momento? Todo lo demás es una proyección, una historia.
Al examinar tu experiencia, ¿puedes encontrar alguna distinción o alguna diferencia entre el espacio consciente y lo que surge en el espacio? Dado que el mundo existe únicamente como tu experiencia en este preciso momento, ¿hay alguna sustancia sólida que sea diferente de la conciencia o el espacio en el que está surgiendo? ¿O están hechas la conciencia y la experiencia de la misma esencia insustancial?
Siente la inseparabilidad de la conciencia y el surgimiento de las experiencias en la conciencia. Dentro y fuera de una esencia indivisible. El que observa y aquello que está siendo observado es uno mismo. Descansa como el espacio indiviso y no dual de la conciencia despierta.