Extractos - Jon Bernie
La belleza de simplemente ser
Por Jon BernieEstas charlas y diálogos son adaptaciones de transcripciones de las reuniones públicas de Jon Bernie (generalmente conocidas como satsang - literalmente, "reunión en la verdad") y retiros entre 2006 y 2009.
Estar aquí
Despertar en su esencia es simplemente estar aquí. No es el pensamiento "estar aquí" o una historia que te cuentas internamente: "Estoy aquí". No hay pensador ni narrador de historias. No hay nadie que esté aquí.
El despertar no se trata de creer, ni siquiera de comprender, al menos no de la manera en que normalmente pensamos en la comprensión. Es difícil hablar de eso. Es fácil entender por qué los practicantes en muchas tradiciones monásticas permanecen en silencio la mayor parte del tiempo. Al eliminar el hablar de la ecuación, solo haces lo que tiene que hacer ―cortar leña, cargar agua, plantar semillas, recoger verduras― en ese tipo de ambiente, las cosas pueden ser muy, muy simples.
Pero incluso aquí en el mundo, en medio de nuestras ocupadas vidas, esa simplicidad todavía está disponible. Puedes simplemente estar atento a tu experiencia inmediata en este momento. No necesitas entenderla, o creer nada al respecto. Simplemente estás aquí con lo que es, tal como es. Y a medida que tu experiencia se vuelve cada vez más simple, abandonas incluso esa historia, la historia de que es simple. Caes libremente en la apertura, en el vacío.
Despertar es abandonar todo control. Es por eso que la práctica de la meditación puede ser útil para nuestros cuerpos físicos, que están condicionados a controlar, defenderse y resistirse. La meditación puede ayudarte a saber dónde está la resistencia. Simplemente siéntate, detente y observa lo que sucede física, emocional y energéticamente. El cuerpo físico es un espejo maravilloso.
Así que simplemente estás aquí. Date cuenta de lo que está pasando. No es necesario analizarlo, arreglarlo, resolverlo o explicarlo. Despertar es lo que queda cuando todo eso desaparece. Es, literalmente, dejar todo, y simplemente estar aquí. Conceptualmente, es tremendamente simple. Es la simplicidad en sí misma: solo ser. Ahora ya no estás tratando de llegar a ningún lado; ya no experimentas esa compulsión. Eres como el sol ― asentado en la presencia radiante, conectado a todo.
A medida que te adentras en el proceso de despertar, comienzas a darte cuenta de que todo, ¡todo!, está transmitiendo y recibiendo simultáneamente el despertar. Y cuando le prestas atención a eso, a ese proceso asombroso, hay una sensación de profundización y una conciencia de un tipo de poder o energía que está presente en todas partes; y gradualmente te conviertes en esa energía.
Sin embargo, no es necesario creer nada de esto. Todo lo que se requiere es atención y la voluntad de abandonar el control. Sea cual sea tu experiencia, eso es lo que está sucediendo, déjalo (ser). Lo que sea que estés enfrentando ahora mismo ―ya sea que te sientas abierto o cerrado, ya sea que estés en paz o en lucha― esa es la entrada. Tienes la oportunidad de abrirte a lo que se está dando ahora mismo, lo que está surgiendo ahora mismo en el espejo de tu atención. La experiencia de la vida es siempre una reflexión, y esa es la enseñanza máxima, si estás listo para recibirla.
Andar el Camino
Cuando nos reunimos en satsang, la verdadera enseñanza es realmente el silencio. No tiene que ver con la personalidad del maestro o del alumno. Como solía decir Jean Klein, la verdadera enseñanza tiene lugar cuando no hay nadie que sea un maestro y nadie que sea un estudiante.
La verdad es que no estamos separados en absoluto. Somos lo mismo. Cuando estamos atrapados en nuestras luchas personales, sentimos que estamos separados, sentimos que somos diferentes; y, por supuesto, en el sentido humano, físico, lo somos. Pero en nuestra esencia, en la realidad fundamental de lo que somos, no estamos separados. El silencio es una oportunidad para abrirse a eso.
No se trata de creer, gracias a Dios. Estaríamos en un verdadero problema si lo fuera. ¡Nuestras creencias son la causa de todo el dolor! Cuanto más firmemente nos aferramos a nuestras creencias, más daño hacemos. Eso es lo que es el sufrimiento, ese aferramiento. Esa es también toda la ilusión de la separación. Pero ese aferramiento es en realidad una autoprotección, es el organismo humano que trata de sobrevivir y sentirse cómodo. Como saben, si están familiarizados con la psicología, los humanos desarrollan una variedad de estrategias para sobrevivir. A esas estrategias las llamamos ego, o personalidad, y es fácil engañarnos y pensar que nuestra personalidad es lo que somos. Pero quiénes somos realmente es nadie. Solo somos apertura; solo libertad.
En realidad, no hay nada que tenga que enseñarte. Solo presta atención a lo que está presente. Si simplemente permites que surja lo que viene y no te resistes, entonces no hay problema, puede moverse a través del organismo y ser completamente experimentado. Y si lo experimentas como un problema, entonces ábrete a esa experiencia: la tensión, la lucha, la resistencia. Permítete sentir esa incomodidad. Permite que se descubra completamente para que pueda moverse a través de ti sin que se adhiera.
Sorprendentemente, todo lo que tienes que aprender es simplemente a estar disponible para lo que es. Eso es todo lo que se requiere. Pero en cambio, a menudo solemos decir: "Quiero esto, pero no eso". Quiero la dicha, la unidad, la alegría; pero no quiero el dolor, el miedo, el sufrimiento, la ira". Irónicamente, muchas de las supuestas enseñanzas simplemente señalan lo que no queremos.
No es la experiencia en sí ―el dolor, el miedo, lo que sea― lo que es el problema. Es la resistencia a esa experiencia: el tratar de deshacerse de ella, el tratar de arreglarla, el tratar de entenderla. A eso lo llamo la resistencia primaria. Esa resistencia suele ser inconsciente, pero puede salir a la superficie si estás realmente dispuesto a permanecer con tu experiencia. Eso es en realidad todo lo que se requiere, simplemente estar ahí. Por supuesto, eso a veces puede ser más desafiante de lo que parece, porque a menudo puede ser un viaje muy accidentado.
Pero a medida que gradualmente te vuelves más y más accesible a la verdad de quién eres, encontrarás que "estar ahí" es lo que ocurre naturalmente. Al principio, permitir lo que es puede parecer que requiere esfuerzo; pero a medida que te estableces en la conciencia, descubrirás que lo que realmente requiere esfuerzo es resistirse, luchar contra lo que es. Cuando finalmente puedes dejar ese esfuerzo, entonces estar con lo que es, sea lo que sea, se vuelve verdaderamente sin esfuerzo.
A menudo he sugerido que las actitudes más útiles para cultivar son las del explorador y el científico. El explorador deambula audazmente en lo desconocido, siempre en un nuevo territorio, sin saber nunca lo que se encontrará a continuación. El científico observa lo que surge sin ninguna idea preconcebida sobre lo que está sucediendo o lo que significa, y cuestiona todo.
Si te identificas con tus creencias, entonces es esencial cuestionarlas. Tus creencias no son verdaderas o falsas, ni siquiera buenas o malas; las creencias son solo constructos mentales. A corto plazo, son útiles o no útiles, pero en última instancia se vuelven irrelevantes a medida que alcanzas ese punto de partida cuando finalmente estás aquí. Entonces la creencia ya no es lo que está pasando. Tu perspectiva ha cambiado. Y gradualmente aprendes a abrirte a ese cambio y permites que se profundice, y finalmente es permanente. Eso es todo. Sucede por sí mismo, realmente. Nadie lo hace por ti. Ni siquiera lo haces por ti mismo. Si pudieras, ya lo habrías hecho.
El camino también tiene que ver con la honestidad, con decir las cosas como son, sea lo que sea. No hay vergüenza, no hay culpa. Todo lo que se requiere es que expreses honestamente la verdad de dónde estás en este momento. No importa si se ve bien o mal, o si te sientes bien o mal. Lo importante es ponerlo en la luz, por así decirlo. La verdad realmente te hará libre, ¡incluso la verdad limitada!
A menudo las personas tienen miedo de no ser lo suficientemente "espirituales". Por ejemplo, puedes pasar por un período psicológico difícil, en el que te encuentras en lo que parece ser un espacio mental perpetuamente negativo, pero te muestras reacio a reconocer cómo te sientes. Porque no se supone que sea así, ¿verdad? Se supone que tiene que ser como en la propaganda espiritual, el brillante oasis de luz que se supone que debemos alcanzar, etc. Así que no quieres admitir, tal vez incluso para ti mismo, que lo que realmente estás experimentando es un enorme sufrimiento.
¿Pero quién está sufriendo? ¿Quién está enojado? ¿Quién tiene miedo? ¿Quién está triste? ¿Realmente tienes una respuesta para eso? Hazte la pregunta, y luego párate, quédate ahí. Ábrete a la pregunta. No te limites a hacer la pregunta; sé la pregunta.
¿Puedes permitirte quedarte en la incomodidad de tu pregunta, sin tener que tener la respuesta? ¿Puedes no saber? ¿Puedes abrirte al no saber? ¡Por supuesto! No saber es tu naturaleza. Es totalmente natural, como una flor que emana su fragancia. La flor no lo intenta, es solo su naturaleza. Por eso la naturaleza es tan hermosa; no está tratando de ser hermosa, simplemente es. Y esa es realmente la belleza de lo que somos, si simplemente somos. Es suficiente.