Entréme donde no supe, y quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.
Yo no supe dónde entraba, pero cuando allí me vi, sin saber dónde me estaba, grandes cosas entendí; no diré lo que sentí, que me quedé no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.
De paz y de piedad era la ciencia perfecta, en profunda soledad entendida vía recta; era cosa tan secreta, que me quedé balbuciendo, toda ciencia trascendiendo.
Estaba tan embebido, tan absorto y ajenado, que se quedó mi sentido de todo sentir privado, y el espíritu dotado de un entender no entendiendo, toda ciencia trascendiendo.
El que allí llega de vero, de sí mismo desfallece; cuanto sabía primero, mucho bajo le parece; y su ciencia tanto crece, que se queda no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.
Cuanto más alto se sube, tanto menos se entendía, que es la tenebrosa nube que a la noche esclarecía; por eso quien la sabía queda siempre no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.
Este saber no sabiendo es de tan alto poder, que los sabios arguyendo jamás le pueden vencer; que no llega su saber a no entender entendiendo, toda ciencia trascendiendo.
Y es de tan alta excelencia aqueste sumo saber; que no hay facultad ni ciencia que le puedan emprender; quien se supiere vencer con un no saber sabiendo, toda ciencia trascendiendo.
Y si lo queréis oír, consiste esta suma ciencia en un subido sentir de la divinal esencia; es obra de su clemencia hacer quedar no entendiendo, toda ciencia trascendiendo.