Extractos - José Miguel Ruiz Valls
El estado natural
Por José Miguel Ruiz VallsTodos los seres humanos percibimos "nuestra vida" como una ininterrumpida sucesión de "estados mentales". Cuando experimentamos un "estado mental placentero", desearíamos poder mantenerlo indefinidamente; en cambio, cuando experimentamos sufrimiento, desearíamos poder eliminarlo. Esto nos lleva a darnos cuenta de que existimos, más allá del placer y del sufrimiento, pues si dichos "estados mentales" formaran parte de nuestro "ser", eliminar el sufrimiento sería tanto como eliminar una parte de nosotros mismos. Pero aún hay más, pues en el mundo de la "dualidad" no se puede entender un concepto sin entender su opuesto (No se puede entender el calor sin entender el frío), por tanto, eliminando el sufrimiento, necesariamente, eliminaríamos el placer.
Todo esto nos lleva a preguntarnos si existe un estado continuo, inalterable, no sujeto a imprevisibles oscilaciones entre placer y sufrimiento.
En un nivel superficial, para responder esta pregunta, observamos qué sucede a nuestro alrededor, y concluimos que esa persona que nos habla, o ese suceso que nos está ocurriendo, es lo que determina nuestra oscilación, y así, pensamos "me gusta" o "me disgusta", en función de que contribuya a aumentar o a disminuir nuestra sensación de "felicidad". Pero ello nos lleva a un callejón sin salida, pues si damos por supuesto que son los demás los que "nos hacen" felices o infelices, aceptamos con ello que estamos en sus caprichosas manos, y que nunca tendremos el poder de crear nuestra propia felicidad. Así pues, o aceptamos que no se pueden eliminar las oscilaciones... ¡O negamos la idea de que la felicidad "viene de fuera"!
Y es precisamente, "darse cuenta" del "fracaso" del razonamiento, del callejón sin salida al que nos conduce, lo que nos permite acceder a un nivel de observación superior, y a comprender que las oscilaciones son debidas al simple hecho de estar vivo, ya que la vida es movimiento, y el movimiento es cambio, y el cambio se percibe como oscilación. Así, siempre que exista vida existirán oscilaciones, lo que, aparentemente, nos lleva, otra vez, a "creer" en nuestra falta de poder para eliminar la infelicidad... ¡Pero espera un poco...!
¿Te hicieron alguna fotografía al poco de nacer? Obsérvala y reconoce lo poco que tiene que ver esa imagen con tu imagen actual. Has cambiado mucho, y continúas cambiando, a cada instante, pero ¿Cómo es que, a pesar de que existe una diferencia tan evidente entre esas dos imágenes, estás tan seguro de que, en el fondo, "eres el mismo"?... ¿De dónde procede esa seguridad?... ¿No te dice eso que, más allá de los cambios que experimentas, más allá de las oscilaciones, existe algo inalterable en ti?... ¿Qué es ese "algo"?... ¿Cómo llegar a percibirlo?... La única manera es observar tus estados cambiantes y negar los cambios como parte integrante de ti; y así, a lo observado lo llamamos "tener", y al observador inmutable lo llamamos "ser".
Tomemos como ejemplo el dinero: Hoy tienes poco y te percibes triste, mañana te toca la lotería y te percibes contento. En un nivel superficial, resulta fácil deducir que el dinero da la felicidad, pero si "crees" eso, también "creerás" que nunca tendrás la llave de tu felicidad, y así te reduces a un capricho del azar... A nada... Pero ese descubrimiento de que, en el nivel del dinero no eres nada, es el que te lleva a trascenderlo. Es muy simple, o piensas que el dinero es lo importante (y tú no lo eres), o piensas que tú eres importante (y el dinero no lo es).
La misma técnica puede ser empleada en cualquier otro estado mental. Otro ejemplo, el "amor": Estas solo y te sientes triste. En un momento dado, aparece una persona que te acepta a su lado y te sientes contento, y deduces que esa persona te ha traído la felicidad, y es esa misma deducción la que te hace infeliz al hacer surgir el miedo pues ¿Cómo te sentirás cuando esa persona no esté, por la razón que sea?... ¿Dependes de los caprichos de otra persona?... ¿A qué te has reducido?... A un capricho del azar. A nada.
Ahora vuelves a mirar tu foto de recién nacido y "sabes" que algo no encaja. "Sabes" que tú eres "algo" que vino a este mundo sin dinero, sin pareja, sin religión, sin opiniones... ¿Por qué entonces tenías esa sonrisa, esa mirada de felicidad?... ¿No será que "sabías" que la alegría es tu estado natural, que es tu "ser" permanente e inmutable, más allá del "tener"?... ¿No será que todo lo que hemos "aprendido" desde entonces, nos ha hecho perder ese estado natural?