Libros - Ilie Cioara
yo soy lo ilimitado
La Luz de la Consciencia que nos llega con las inspiradoras palabras de Ilie Cioara en este libro es a la vez iluminadora y transformativa. Página tras página, Cioara revela ―en poesía y en prosa― nuestra dimensión más profunda y nos dice que tenemos capacidad para reconocer nuestra unidad con lo Ilimitado, mientras continuamos participando en las actividades mundanas de nuestra vida cotidiana.
Una mente verdaderamente sana funciona solo cuando se la necesita; el resto del tiempo ha de estar en silencio, un silencio, o paz, del que nacen todas las bendiciones, espirituales y físicas. En este instantáneo momento de quietud mental, el ego pierde sus energías, así como su ficticia importancia, mientras el cuerpo físico funciona a la perfección, sin el estorbo de los pensamientos caóticos y estresantes que fragmentan nuestra energía.
Yo soy lo ilimitado es una "guía para el espíritu" de la que el lector saboreará cada línea, cada verso y cada párrafo.
Detalles del libro:
- Título: YO SOY LO ILIMITADO
- Título Original: I Am Boundlessness
- Autor: Ilie Cioara
- Traducción de: Elsa Gómez Belastegui
- Editorial: Sirio
- Año de edición: Mayo 2014
De la Introducción
La Atención lúcida y omnímoda es el único instrumento que utilizamos para encontrarnos con las reacciones mecánicas de la mente. Conviene puntualizar que no se trata de una atención dirigida por la voluntad, a fin de cumplir un determinado propósito o alcanzar una meta, sino de una Atención que sobreviene espontáneamente, por sí misma, cuando un ruido o un pensamiento, una imagen, un deseo o un miedo aparecen en la superficie de la conciencia. Esta Atención global y esclarecedora disipa todo lo que aparece en el espejo de la mente sin dejar ningún residuo en la memoria.
En ese momento de "vacío psicológico", la noción de "yo" desaparece y, simultáneamente a la unión de nuestro ser, nos integramos en el Gran Todo. Debo señalar también que la Atención es la manifestación de lo Sagrado que mora en nuestro interior ―"nuestra naturaleza divina"―, que, al iluminar la mente, disipa toda oscuridad y nos une a la Divinidad durante una fracción de segundo.
Una mente verdaderamente sana funciona solo cuando se la necesita; el resto del tiempo ha de estar en silencio, un silencio, o paz, del que nacen todas las bendiciones, espirituales y físicas. En ese instantáneo momento de quietud mental, el ego pierde sus energías, así como su intrínseca y ficticia importancia, y el cuerpo físico funciona a la perfección, sin el estorbo de los pensamientos, caóticos y estresantes, que producen la vorágine psicológica y fragmentan nuestra energía.
El "Conocerse a sí mismo" nos exige algo más, una condición fundamental e indispensable: serenidad interior. Podemos conseguir esta beneficiosa armonía sean cuales sean nuestras circunstancias; lo único que hemos de hacer es preguntarnos: "¿Soy un ser total ―cuerpo, mente y espíritu unidos― aquí y ahora?". También en este caso, la Luz-Atención nos ayuda a realizar la integración de nuestro ser.
"Conocerse a sí mismo" no es una fe, ni un método que se haya de practicar a fin de obtener cierto resultado, alcanzar una meta, cumplir un propósito o lograr un ideal... La práctica del "Conocer" empieza por "lo que es", por lo que aparece en el espejo de la mente: pensamientos, imágenes, deseos... ; en resumen, todas las manifestaciones del ego. Alumbrarlas con la Luz de la Atención las disipa por completo.
En la sencillez de este encuentro, los residuos de recuerdos ―que nos han traído a la actual encarnación― desaparecen, y este fenómeno conduce finalmente al estado de Liberación y a la integración del ser humano.
Para que podamos descubrir la Verdad Absoluta, conviene mencionar también que dicha Verdad es indivisible. El fragmento de la Verdad que existe en nosotros tiene las características de la Verdad Total, de la que nunca se ha separado ni desvinculado. Solo encontrándose con la Verdad puede el practicante transformar radicalmente la imperfección característica del ser humano que vive en un estado de "sí mismo personal".
Así pues, este sencillo encuentro con "nuestra naturaleza divina" es, además, una acción beneficiosa-transformativa, exenta de cualquier forma de afán, búsqueda o imaginación.
Ilie Cioara