Libros - John Martin Sahayananda
tú eres la luz
redescubrir al jesús oriental
John Martin Kuvarapu, Sahayananda, es miembro del ashram de Shantivanam, en el Sur de India. Estudió teología en el seminario de St. Peter de Bangalore hasta 1984. Durante sus estudios entró en contacto con los escritos de los fundadores del ashram que le causaron una honda impresión. Shantivanam, también conocido como Saccidananda, es un referente principal en el diálogo entre hinduismo y cristianismo desde su fundación en 1950, especialmente por la contribución de Henri Le Saux (Abhishiktananda) y Bede Griffiths.
John Martin se acercó a Shantivanam en 1984, movido por la maestría espiritual de Bede Griffiths, y finalmente se unió a la comunidad. Realizó un post grado en espiritualidad en la Universidad Gregoriana de Roma (1997). Enseña espiritualidad indo-cristiana a los visitantes en su ashram e imparte numerosos seminarios en Europa y Estados Unidos, donde habla de una forma de espiritualidad que va más allá de la religión y que aúna la sabiduría de los sabios indios y el mensaje revolucionario de Cristo.
En español hay publicadas además las siguientes obras: Jesucristo, un puente para traer paz al mundo; Charlas a las cuatro. De la unidad inconsciente a la unidad consciente; ¿Qué es la Verdad?; La nueva anunciación. Llamada universal para ser madres vírgenes; y El Ganges y el Jordán confluyen. Reencarnación y resurrección.
Detalles del libro:
- Título: TÚ ERES LA LUZ
- Subtítulo: Redescrubrir al Jesús Oriental
- Título Original: You are the light. Rediscovering the Eastern Jesus
- Autor: John Martin Sahayananda
- Editorial: Asociación Pequeña Tierra
- Año de edición: Junio 2016
- Nº de páginas: 248
- Encuadernación: Rústica
- Formato: 14 x 21,5
- ISBN: 978-8416589012
- Pedidos a: pequenatierra@gmail.com
Del Prólogo
Desde mi niñez siempre me han dicho que Jesucristo vino a proclamar la buena nueva a la humanidad. Nuestras sagradas escrituras se llaman "la Buena Nueva". Pero cuando crecí no podía entender realmente de qué trataba esta buena nueva de Jesús, ya que lo que se me enseñaba se centraba casi por entero en tener que creer en ciertas proposiciones y en eventos concretos.
La respuesta que obtenía de la tradición cristiana no acertaba a convencerme y todas las divisiones dentro del cristianismo me llenaban de gran inquietud. Esto me condujo a la búsqueda apasionada de la buena nueva de Jesús, tanto existencial como teológicamente. Al fin fue por casualidad que encontré una respuesta revolucionaria a mis preguntas. Me di cuenta de que la tradición cristiana todavía tenía que descubrir esta buena nueva de Jesús.
La buena nueva no es algo relativo a Dios, a Jesús o a una nueva religión, sino a la dignidad de los seres humanos. Descubrí que el núcleo del mensaje de Jesús es que los seres humanos son más grandes que la religión. Esta realidad está expresada en la conocida afirmación: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
Esta buena nueva revela dónde está Dios y dónde están los seres humanos, quién es Dios y quiénes son los seres humanos. Revela que Dios está en todas partes y los seres humanos viven y se mueven en Dios, de la misma manera en que los peces viven y se mueven en el océano. Revela que Dios y los seres humanos son uno en última instancia, de la misma manera en que el agua y el hielo, aunque los percibamos separados, son uno en última instancia. Esta comprensión de que Dios y la creación no son dos realidades separadas se revela en la famosa declaración de Jesús: "Yo y el Padre somos uno".
Desgraciadamente los seres humanos, por ignorancia, y sin darse cuenta de que ya están en Dios, han creado caminos y medios, que llamamos religiones, para "alcanzar" a Dios. De este modo la humanidad ha levantado un muro artificial entre Dios y los seres humanos, que se han convertido en esclavos de su propia creación. Jesús vino a anunciar la buena nueva y a liberar a la gente de esta ignorancia y esclavitud.
El mensaje de Jesús es universalmente válido. Une a la humanidad y libera a los seres humanos de la opresión de las estructuras de creencias. En última instancia el mensaje de Jesús abre a los hombres y mujeres la posibilidad de entrar en la más alta relación divina-humana.
El problema es que los seres humanos sirven a las religiones, y no las religiones a los seres humanos. El mensaje de Jesús en realidad se centra en la primacía de los seres humanos. De hecho derriba los muros de división y crea un Dios y una humanidad. En la actualidad compartir la buena nueva de Jesús es anunciar la dignidad de los seres humanos, todos los cuales tienen el potencial de trascender las religiones y "caminos" a Dios y declarar con audacia: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".