Libros - James Low
Simplemente ser
Textos de la tradición dsogchen
Simplemente ser reúne doce textos extraídos de las pequeñas bibliotecas ambulantes de los yoguis practicantes que fueron recopilados y traducidos por James Low. Estas doce enseñanzas tradicionales nos enseñan a reconocer nuestro propio ser iluminado como la presencia infinita libre de todo esfuerzo y artificio. Una vez liberada de toda suposición falsa, la naturaleza humana se revela como un proceso gozoso de receptividad abierta. La segunda parte del libro incluye cuatro capítulos de enseñanzas impartidas por James Low que presentan la esencia de la tradición destilada a través de la experiencia de un practicante occidental.
Simplemente Ser es un tesoro de las enseñanzas más profundas del budismo tibetano. Escritas en un estilo accesible y realista nos ofrecen consejos prácticos para la vida cotidiana. Cada palabra de estos santos maestros fue vertida al inglés de una forma maravillosa por un traductor que ha dedicado su vida al aprendizaje y a la meditación sobre estas mismas enseñanzas.
Tulku Thondup, autor de The Healing Power of the Mind.
James Low
Ha sido practicante, maestro y traductor de dsogchen y budismo tibetano durante muchos años. Actualmente trabaja como psicoterapeuta en hospitales públicos ingleses y en el sector privado. Se ha especializado en distintos tipos de terapias de las que imparte enseñanza. Sus libros se han traducido a varias lenguas e incluyen el ya célebre Yogins of Ladakh (junto con John Crook), Being Right Here y el más reciente, The Seven Chapters of Prayer de Padmasambhava, todavía inéditos en español.
Detalles del libro:
- Título: SIMPLEMENTE SER
- Subtítulo: Textos de la tradición dsogchen
- Autor: James Low
- Traducción de: Marta Pérez-Yarza
- Editorial: Ediciones Dharma
- Año de edición: Mayo 2009
De la Introducción
Aunque los textos que se encuentran en este libro se escribieron para meditadores practicantes más que para académicos, sin embargo, expresan la esencia de muchos años de estudio profundo y práctica. No resulta sorprendente que esa investigación exhaustiva haya conducido al desarrollo de términos técnicos precisos para describir, tanto estados psicológicos como espirituales. Y esto es así porque esos estados psicológicos y espirituales son privados. A menudo no se pueden inferir de la observación de la conducta de otra persona, e incluso nuestra propia experiencia meditativa es con frecuencia difícil de describir con palabras. Esta dificultad ha llevado a desarrollar términos muy compactos, muy complejos, en un intento de perfilar las sutiles variaciones de significado y de la experiencia. En consecuencia, una persona occidental que se enfrenta a este libro puede encontrar que el lenguaje utilizado es, a veces, bastante difícil y que parece referirse a experiencias que no están muy claras.
Pero ¿como podrían esos términos ser claros si describen algo que nunca hemos visto? Aunque sea sólo cuestión de cambiar un poco para descubrir lo que estaba previamente escondido, resulta una tarea asombrosamente difícil de hacer, debido a la fuerza de nuestras pautas habituales para la creación de significados. Para que ocurra un simple momento de conciencia natural, la corriente de nuestros hábitos tiene que interrumpirse. Esto suele requerir una práctica disciplinada, pero en este caso, se refiere paradójicamente, a la práctica de actividades “vacías” que permitan que se abra un espacio a aquello que está allí, para revelarse a sí mismo. Es probable que sea necesario un cierto grado de fe para el compromiso inicial con la práctica, pero es de esperar que algunas experiencias sucedan rápidamente y permitan ofrecer una base real a la confianza.
El libro sugiere que nosotros, como seres humanos, podemos acceder a estados de calma, de liberación, de libertad, más allá de la ansiedad, la depresión o de problemas neuróticos, y que estos estados se consiguen a través de una atención consciente a los funcionamientos reales de la mente. Estos funcionamientos son muy sutiles y para identificar los procesos que se describen, es necesario desarrollar la habilidad de mantener una atención precisa y enfocada para influir en nuestra propia experiencia mental. Todo esto necesita un esfuerzo adicional, especialmente, porque nuestra cultura nos ha fomentado el centrar nuestra atención en lo externo, en un mundo que aparentemente se compone de entidades reales y separadas. De tal manera que estamos como en un círculo vicioso, en el que a menos que hagamos un esfuerzo, todo nos puede parecer un sinsentido. Pero ¿por qué deberíamos hacer un esfuerzo para estar convencidos de que tiene sentido? Aunque éste sea un libro sobre el dsogchen, se inicia con una exposición de la visión básica general del mundo propuesta por el budismo tibetano. Algunos de los temas son cosmológicos, como la descripción de los seis reinos de existencia, y otros resaltan la fragilidad de nuestra situación, como por ejemplo, la transitoriedad o las dificultades para obtener el precioso nacimiento humano. Son puntos que ayudan a sentar las bases para comprometerse con el camino budista. El reconocimiento de las limitaciones de la libertad, que surge como consecuencia de la visión dualista, nos lleva inmediatamente a esforzarnos por identificar las reglas morales de la experiencia. Se cree que el cumplimiento de estas reglas nos conducirá hacia una cierta liberación del sufrimiento y de la opresión, pero ese hecho, por sí mismo, no es suficiente para librarnos del encadenamiento a la dualidad que todo lo distorsiona.
En parte, mi intención al presentar este libro, es ayudar a la gente a apartar sus mentes de esta visión de la existencia volcada hacia uno mismo, porque creo que es una noción inadecuada de nuestro potencial en nuestra presente existencia humana. Creo que no ayuda a que los seres se preparen para las infinitas posibilidades de una existencia futura y tampoco desarrolla nuestro potencial para el altruismo, ya que la perspectiva de una sola vida está básicamente centrada en sí misma. No podemos probar de forma científica si existieron otras vidas o si existirán, sin embargo, tenerlo en cuenta es un método muy útil para trastocar las suposiciones en relación a un ego y para situar la ética en el centro de nuestras vidas.
En los últimos cuarenta años, los occidentales han estado luchando por superar o cerrar la separación entre el cuerpo y la mente atribuida a Descartes. Durante mucho tiempo la cultura occidental ha defendido la idea de que en cierto sentido somos una mente que habita dentro de un cuerpo, una mente esencial separada de un cuerpo contingente. Pero en los últimos tiempos, a resultas de relacionarse con sus cuerpos, y de hacer cosas como yoga, shiatsu, masaje y terapia corporal, mucha gente ha empezado a vivir en sus cuerpos. Y de esa manera, han empezado a sentir, “Soy un cuerpo”, y a experimentar la diferencia entre un cuerpo como una posesión y la experiencia sentida de una existencia encarnada. Esta es la visión que mantiene y desarrolla el dzogchen, la búsqueda de la experiencia de ser este mundo, de que todo es indiferenciado como manifestación de la presencia, de una presencia despierta y libre de la necesidad de apropiarse de dominios de sí mismo o de otro.