Libros - Enrique Martínez Lozano
sabiduría para despertar
una lectura transpersonal del evangelio de marcos
El evangelio encierra un tesoro de sabiduría que, con frecuencia, ha quedado oculta tras una lectura literalista del mismo. Ese tipo de lectura hacía que el relato evangélico apareciera como un compendio de moral o como un mero conjunto de "anécdotas" sobre la vida de Jesús.
¿Cómo descubrir aquella sabiduría? ¿Nos afecta en algo? ¿Aporta luz y sentido a nuestro vivir cotidiano?
El autor nos ofrece una "clave" de lectura ―"traduciendo" el evangelio a nuestro "idioma cultural"―, lo cual nos permite comprender en profundidad su mensaje y percibirlo como un medio poderoso que facilita y sostiene el despertar a nuestra verdadera identidad.
En esta nueva "traducción" ―y cada cultura tiene que hacer la suya―, no sólo no se pierde nada valioso, sino que todo ―empezando por la propia figura de Jesús― aparece enriquecido y cargado de frescor, aportando luz, sentido, liberación, dicha, plenitud, haciendo verdad las palabras del propio Maestro: "He venido para que tengáis vida, y vida en abundancia".
Paralelamente, al hilo del comentario del relato evangélico, se nos ofrecen unas "aportaciones transversales", en las que, desde la teología, la espiritualidad y la psicología, se abordan y actualizan algunos de los temas suscitados en la lectura del texto.
Lea aquí una recensión por Javier Melloni
Enrique Martínez Lozano (Guadalaviar, Teruel 1950) es psicoterapeuta, sociólogo y teólogo. Es autor de varios libros y se halla comprometido en la tarea de articular psicología y espiritualidad, abriendo nuevas perspectivas que favorezcan el crecimiento integral de la persona. Su trabajo, asume y desarrolla la teoría transpersonal y el modelo no-dual de cognición.
Detalles del libro:
- Título: SABIDURÍA PARA DESPERTAR
- Subtítulo: Una lectura transpersonal del evangelio de Marcos
- Autor: Enrique Martínez Lozano
- Prólogo de: Mónica Cavallé
- Editorial: Desclée De Brouwer
- Año de edición: Marzo 2012
Del Prólogo, por Mónica Cavallé
La obra de Enrique Martínez que tienes en tus manos busca contribuir a la tarea de poner las bases de un cristianismo maduro y, más ampliamente, de una espiritualidad madura. Nos ofrece una lectura del evangelio de Marcos realizada desde una perspectiva transpersonal y no-dual, acorde a los parámetros que requieren tanto nuestro momento actual como nuestra deseable "mayoría de edad". Claramente se posiciona entre quienes creen reconocer un núcleo histórico amplio en los relatos evangélicos, si bien posteriormente magnificado por motivos catequéticos. Este núcleo retrata a un hombre sabio y compasivo, que sabe quién es, que sabe que su Identidad última es el Espíritu y que éste es el aliento de todo lo que existe, y que no propugna una nueva religión sino un nuevo modo de vivir centrado en el amor y en el servicio. Pero el objetivo de este libro no consiste tanto en postular lo anterior corno en ocuparse de aquello que nos concierne directamente pues no nos habla de otro sino de nosotros mismos; en concreto, busca redescubrir el sentido interno del relato evangélico, proporcionar claves que permitan trascender tanto la mistificación propia de la interpretación literal del mito como la negación y la banalización racionalista del mismo, claves que nos permitan ir más allá de ambas lecturas para descubrir el espíritu en la letra, el sentido esotérico o interior de las palabras y hechos de la vida de Jesús, el que revela un mensaje último que se hermana con el mensaje central de todas las grandes tradiciones espirituales genuinas.
Este mensaje universal ―que el autor destila del relato evangélico― básicamente nos dice que nuestro genuino Sí mismo, lo que es y vive en nosotros, no es mi ser o tú ser, sino el único Ser, la Fuente misma de la Vida que se manifiesta en nuestro sentido puro de ser, el que se condensa en la expresión "Yo soy". Nuestro Sí mismo es Luz, Amor y Vida. Es el Alfa y el Omega: lo que es, ama y conoce en nosotros, y la plenitud de ser, el bien, la verdad y la belleza que constituyen el objetivo último de todos nuestros afanes. Es la Luz del mundo, la luz de la Conciencia en la que el mundo aparece, y su Verdad pues lo revela en y desde su esencia. Es el Camino sin camino. La vid verdadera que da vida al sarmiento de nuestra individualidad, revelando que esta última no tiene existencia ni sostén en sí misma y que su autonomía y separatividad son ilusorias.
Nos dice que, por tanto, Dios no es un Ente supremo separado del yo individual y relativo a éste, mero objeto de su mente y de su voluntad, sino el misterio anterior y fundante de todo lo que es, en el que se descubre que el fondo del alma y el fondo de Dios son no-dos.
Y nos dice que Jesús, a su vez, no es otra supra-entidad, una suerte de mediador celeste, sino el arquetipo del ser humano que ha realizado el Cristo o la conciencia crística, la conciencia unitaria "Yo soy" en la que se sabe que "Yo y mi padre somos uno". Jesús reinterpreta el mensaje de la Upanishad: "Aquel que adora a Dios, pensando que Él es uno y yo otro, no sabe nada". Por eso, como afirmó el maestro Eckhart: "Todo lo que la Sagrada Escritura dice de Cristo se verifica completamente en todo hombre bueno y divino". "Todo lo que Dios Padre ha dado a su Hijo unigénito en la naturaleza humana me lo ha dado también a mí; de ahí no excluyo nada, ni la unión ni la santidad, sino que me lo ha dado todo como se lo ha dado a él".