Libros - Ken Wilber
la pura conciencia de ser
La pura conciencia de ser es una recopilación de los textos específicamente espirituales de la obra de Ken Wilber; un tratado que sintetiza el núcleo místico que impregna por igual su vida y su obra. Esta antología nos permite vislumbrar la esencia y la experiencia espiritual de Ken Wilber como pandit y erudito, como estudiante y practicante, como visionario y sabio. En muchas de las secciones de este magnífico libro, Wilber salta del conocimiento intelectual al conocimiento experiencial directo de nuestro Rostro Original, recordando a los lectores su naturaleza eterna.
Cada uno de los pasajes de este volumen nos invita a conectar con la experiencia que yace más allá de las palabras, a emprender el camino perenne que se encuentra allende de toda descripción y a liberarnos en el espacio divino que trasciende todo lenguaje
Ken Wilber es uno de los intelectuales más leídos e influyentes de nuestra época; creador de una auténtica filosofía mundial... / Más info
Detalles del libro:
- Título: LA PURA CONCIENCIA DE SER
- Título Original: The simple feeling of being
- Autor: Ken Wilber
- Traducción de: David González Raga
- Editorial: Kairós
- Año de edición: 1ª edición: Julio 2006
La invitación del Espíritu
Aunque Wilber sea fundamentalmente conocido por haber desarrollado el enfoque integral ―que, en opinión de algunos críticos, es la filosofía más global e inclusiva de que hoy en día disponemos―, sus escritos se asientan, en última instancia, en su compromiso con la práctica espiritual y en las verdades que se revelan a través de la asombrosa apertura del cuerpo en la mente, de la mente en el alma y del alma en el Espíritu.
Su marco de referencia único y omniinclusivo le coloca en la curiosa situación de ser el más destacado de los filósofos integrales. Ese marco teórico no sólo explora el amplio abanico de posibilidades que nos brindan el yo, la cultura y la naturaleza, sino que también está comprometido con respetar al Espíritu en cualquiera de sus mil formas. En este sentido, la obra de Wilber representa una expresión profunda del voto del bodhisattva de liberar a todos los seres sensibles respetando e integrando todas las perspectivas.
Ken Wilber invita de continuo a sus lectores a reconocer el valor de las palabras y los conceptos como un medio para ir más allá de las palabras y los conceptos hasta la realización directa de la Vacuidad y la Realidad misma. Éste es también el camino seguido por el jnana yoga en el que uno se dedica a estudiar el mundo y acumular conocimiento hasta que finalmente logra acceder al Misterio que se oculta en lo más profundo del reino manifiesto.
Son muchas las tradiciones místicas, según las cuales, la práctica meditativa o visualización tiene lugar en dos fases diferentes, una de creación y otra de consumación. Durante la primera de ellas, el practicante elabora una visualización ritual completa de una determinada imagen o mandala que representa la morada secreta de una determinada energía divina. Durante la segunda, uno se transforma a sí mismo en esa misma energía divina (la compasión o la sabiduría, por ejemplo) y acaba disolviendo la visualización en la Vacuidad, quedando tan sólo la Clara Luz de la conciencia primordial.
A través de sus muchos libros y artículos, Wilber invita a sus lectores a considerar al Kosmos como un mandala de cuatro cuadrantes compuesto por multitud de estratos (como niveles, líneas, tipos y cuerpos). En este sentido, proporciona a sus lectores instrucciones de meditación que pueden convertir el mundo en un palacio integral divino y, al finalizar muchas secciones, capítulos y libros, nos recuerda que nosotros somos este mandala, es decir, la conciencia que establece y manifiesta esta matriz global. Entonces es cuando todo el edificio intelectual se disuelve en la Talidad y el mapa integral se convierte en el mejor de los trampolines para lanzarnos a las aguas del Eterno Ahora. Por ello la obra de Wilber, aun la más intelectual, siempre se halla al servicio del recuerdo del Espíritu y constituye una llamada de advertencia para que todos los seres sensibles despierten a la Fuente que siempre es ya el motivo más fundamental del despliegue de la vida.
La pura conciencia de ser es una recopilación de los aspectos específicamente espirituales de su obra, un tratado de su alma que expresa el núcleo místico que impregna por igual su vida y su obra. Esta antología nos permite vislumbrar la esencia y la experiencia espiritual de Ken Wilber como pandit y erudito, como estudiante y practicante, como visionario y sabio. En muchas de las secciones de este libro, Wilber salta del conocimiento intelectual al conocimiento experiencial directo de nuestro Rostro Original, recordando a los lectores su naturaleza eterna. Los distintos pasajes que componen este volumen están organizados según temas aunque, en cada uno de los casos, podríamos perfectamente haber incluido muchos otros extractos. "El Testigo" proporciona instrucciones para desidentificarnos del pensamiento y sentimiento discursivos a través del contacto con el Testigo de nuestra experiencia viva; "Recuerdos" incluye momentos especialmente significativos de su vida; "El Espíritu-en-acción" explora las corrientes de la evolución y la manifestación del Espíritu en el mundo; "La conciencia inmediata" pone de relieve las distintas modalidades de ser a las que siempre podemos acceder experiencialmente; "Una filosofía apasionada" es un viaje a través de la belleza que encierra el pensamiento; "Siempre ya" nos habla de la Talidad de nuestra auténtica naturaleza; "Ser-en-el-mundo" celebra el esplendor del reino manifiesto y de la interacción entre todos los seres; "Uno sin segundo" nos presenta el único Sabor indiviso que impregna todo momento y "La resplandeciente transparencia de la conciencia omnipresente", por último, nos recuerda el extraordinario despliegue del Espíritu a través de la Forma y la Apertura.
Cada uno de los pasajes en este volumen nos invita a conectar con la experiencia que yace más allá de las palabras, a emprender el camino perenne que se encuentra más allá de toda descripción y a liberamos en el espacio divino que trasciende todo lenguaje. Disponte a abandonar tu mente y permite que las olas de la poesía purifiquen tu corazón contemplativo. Fluye con conciencia iluminada de un maestro contemporáneo hasta que puedas estar plenamente donde estás en este mismo instante.
Son muchas las personas que, a lo largo de los años, han aceptado la invitación espiritual de Wilber. Viajeros, buscadores, estudiantes y maestros han subrayado sus escritos, doblado la esquina de las páginas de sus libros y transcrito capítulos enteros en sus diarios:
En medio del traquetreo del tren en el trayecto que me conduce desde Nueva Delhi hasta Rishikesh, el hedor dulce de la India es simultáneamente acogedor y nauseabundo. Apretujado entre la pared metálica pegajosa del vagón y los sudorosos brazos de mi compañero de viaje, contemplo el antiguo y hermoso paisaje que nos ofrece la India. Mi compañero de viaje es un querido y viejo amigo en el dharma. Los dos estamos exhaustos y sucios después de tantas horas de avión y sobrecogidos por esa admiración que no tendrá dificultad alguna en reconocer cualquiera que haya peregrinado espiritualmente a la India. Demasiado excitado para dormir, saco de mi bolsa el único libro que me acompaña en este viaje sagrado, el Diario de Ken Wilber.
No es la primera vez que leo el libro y ya he subrayado los pasajes concretos en que Wilber menciona las "instrucciones para señalar". Se trata de textos en los que Wilber señala al lector un aspecto de su propia conciencia, el Testigo, la verdadera naturaleza de la Mente. Es como si, en esos pasajes, Wilber nos tomara amablemente de la mano, nos acompañase hasta el borde de la inmensidad de nuestro verdadero Yo y luego nos empujara suavemente hasta que podamos morar ahí, justo un poco más allá, en el dominio luminoso del Espacio infinito.
Mientras el tren se desplaza por el exuberante paisaje de la campiña india en diciembre, me dispongo a leer en voz alta las "instrucciones para señalar" de Wilber a mi compañero de viaje. Sentado en medio loto en mi asiento y balanceándome de un lado a otro al ritmo del tren, empiezo a leer la entrada correspondiente al 19 de noviembre de Diario, un pasaje en el que Wilber nos introduce en el corazón de nuestra propia conciencia. Sus palabras nos hablan desde más allá del murmullo de los pasajeros y desde más acá del estrépito de nuestra mente y nos conducen hasta ese punto inmóvil que es la inmensa Vacuidad o, simplemente, el Espíritu:
"¿No te resulta evidente? ¿No eres acaso ya consciente de existir? ¿No sientes ya la simple sensación de Ser? ¿No puedes acceder ya de inmediato al Espíritu último que es más que la simple sensación de Ser? ¿No tienes ya, ahora mismo, esta simple sensación de Ser? ¿No la tienes también ahora? ¿Y ahora?
¿No te das cuenta ya de que esa sensación de Ser es el Espíritu mismo, la Divinidad misma, la Vacuidad misma? El Espíritu no aparece en la existencia en un determinado momento, porque es la única constante de la experiencia. Cuando contemplas atenta y cuidadosamente la simple sensación de Ser, una conciencia sutil, constante y profunda, te das cuenta de que ha estado presente desde antes incluso del Big Bang..., pero no porque tú existieras entonces, sino porque realmente existes antes del tiempo, en este momento atemporal cuya sensación es la simple sensación de Ser, ahora, también ahora y por siempre ahora.
¿No experimentas acaso la simple sensación de Ser? ¿Quién no está ya iluminado?"
Ahora esas páginas subrayadas y manchadas de chai se reúnen en un solo volumen. Pueda este libro, compuesto de pasajes de la mente y del corazón de Ken Wilber, despertar tu simple sensación de Ser y mostrarte tu verdadero Rostro Original.
Mark PalmerSean Hargens
Vipassana Esbjörn
Adam Leonard