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Libros - Anthony de Mello

Despierta
Peligros y posibilidades de la realidad

Despierta

El corazón del exitoso mensaje espiritual de Anthony de Mello es la conciencia. Las palabras de esperanza de De Mello, que combinan ―como nadie más lo ha conseguido― la espiritualidad cristiana con las parábolas budistas, los ejercicios de respiración hindúes y una profunda comprensión de la psicología humana, se unen en una gran síntesis en la presente obra.

De Mello nos seduce y nos reta en estos breves capítulos, que son idóneos para leer en momentos de tranquilidad, en casa o en la oficina, y en ellos nos señala que debemos abandonar este mundo ilusorio en el que vamos siempre corriendo, y tomar conciencia.

Y esto sólo ocurre, insiste él, estando atento a las necesidades y al potencial de los demás en todos los ámbitos de nuestras relaciones.

Presentamos una obra maestra de la espiritualidad, una obra que especialmente nos anima a despertar en todos los aspectos de nuestra vida.

Anthony de Mello
Anthony de Mello, S.J.

Sacerdote jesuita conocido en todo el mundo por sus escritos y sus conferencias sobre espiritualidad, murió repentinamente en 1987. Entre sus numerosos libros están Sadhana, El canto del pájaro, La oración de la rana-1, Una llamada al amor, etc. Se ha editado también su Obra Completa en 2 volúmenes.

Más información

Detalles del libro:
  • Título: DESPIERTA
  • Subtítulo: Peligros y posibilidades de la realidad
  • Título Original: Awareness
  • Autor: Anthony de Mello
  • Traducción de: Miguel Iribarren
  • Editorial: Gaia Ediciones
  • Año de edición: Enero 2015
  • Nº de páginas: 192
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 14.5 x 21
  • ISBN: 978-8484453536

Sobre el despertar

Espiritualidad significa despertar. Aunque no lo saben, la mayoría de las personas están dormidas. Nacen dormidas, viven dormidas, se casan dormidas, crían a sus hijos dormidas y Mueren dormidas sin haber despertado nunca. Nunca llegan a entender la belleza y el encanto de esto que llamamos existencia humana. Como sabes, todos los místicos ―católicos, cristianos y no cristianos, cualquiera que sea su teología, cualquiera que sea su religión― son unánimes en una cosa: que todo está bien, todo está bien. Aunque todo esté hecho un lío, todo está bien. Sin duda, ésta es una curiosa paradoja. Pero lo trágico es que la mayoría de la gente nunca llega a darse cuenta de que todo está bien porque están dormidos. Están teniendo una pesadilla.

El año pasado, en un canal español de televisión, escuché una historia sobre un hombre que llama a la puerta de su hijo:

―Jaime ―le dice―, despierta.
―No quiero levantarme, papá
―responde Jaime.
―Levántate, tienes que ir a la escuela ―le grita el padre.
―No quiero ir a la escuela.
―¿Por qué no? ―pregunta el padre.
―Por tres razones ―dice Jaime―. La primera es que es demasiado aburrida, la segunda es que los demás se meten conmigo y la tercera es que detesto la escuela.
―Bueno, pues yo te voy a dar tres razones por las que debes ir ―dice el padre―. La primera es que es tu deber; la segunda es que tienes cuarenta y cinco años y la tercera es que eres el director.

¡Despierta! ¡Despierta! Ya eres mayor. Eres demasiado grande para seguir durmiendo. ¡Despierta! Deja de jugar con tus juguetes.

La mayoría de la gente te dice que quiere salir del jardín de infancia, pero no les creas. ¡No les creas! Lo único que quieren es que les arregles sus juguetes rotos. «Devuélveme a mi esposa. Devuélveme mi trabajo. Devuélveme mi dinero. Devuélveme mi reputación, mi éxito.» Esto es lo que quieren; quieren que se reemplacen sus juguetes. Eso es todo. Hasta el mejor psicólogo te dirá que en realidad la gente no quiere curarse. Lo que quieren es alivio; la cura es dolorosa.

Despertar es desagradable, ya sabes. Estás bien y te sientes cómodo en la cama. Es irritante que te despierten. Ésa es la razón por la que un gurú sabio no trata de despertar a la gente. Aquí espero ser sabio y no hacer ningún intento de despertarte si estás dormido. En realidad no es asunto mío, aunque de vez en cuando te diga: «¡Despierta!» Yo tengo que dedicarme a lo mío, bailar mi baile. Si te beneficias de él, genial; si no lo haces, ¡es una pena! Como dicen los árabes: «La naturaleza de la lluvia es la misma, pero hace que crezcan pinchos en los pantanos y flores en los jardines.»