Libros - Consuelo Martín
contemplar lo eterno
abriendo la mente al infinito
Esta obra recoge lo esencial de las charlas sobre la contemplación que Consuelo Martín ha venido impartiendo durante sus retiros meditativos. Constituye un conjunto de reflexiones y descripciones prácticas que la autora denomina "investigaciones", debido a que resultan de su propia mirada contemplativa, esto es, una mirada abierta, transparente y lúcida que atestigua desapegada e imparcialmente la realidad.
Las investigaciones que aquí se recogen giran en torno a la cualidad de la contemplación y cómo esta se desarrolla de manera espontánea y natural. La propia lectura del libro es ya una práctica que nos sumerge sin esfuerzo en la presencia serena y atenta propia de la contemplación. A la vez, la autora responde aquí a cuestiones tales como: ¿Puede cualquiera contemplar? ¿Puedo llegar a abrirme a la inteligencia total? ¿Puedo vivir en esa presencia de la inteligencia divina? ¿Qué he de hacer? ¿Cómo encontraré la verdad? ¿Qué instrumentos necesito para conocerla?
La contemplación es el punto de reconocimiento de lo real que hay en cada persona. No es un método, no es un camino especial para algunos, los místicos. No es ajeno a nadie. Es la Consciencia misma reconociéndose a sí misma.
Consuelo Martín es doctora en filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad se la conoce como especialista en filosofía advaita (no-dual) de la India, campo en que la editorial Trotta ha publicado varios trabajos suyos. Como filósofa vocacional, ha dedicado su vida al camino de la realización humana, lo cual constituye la esencia de todas las tradiciones, por lo que se la considera experta en «filosofía perenne». Pero lo que más destaca de su quehacer filosófico es la dimensión práctica de sus enseñanzas, consecuencia de su vivencia de lucidez, la cual se plasma en la dirección de retiros y seminarios.
Detalles del libro:
- Título: CONTEMPLAR LO ETERNO
- Subtítulo: Abriendo la Mente al Infinito
- Autora: Consuelo Martín
- Editorial: Gaia Ediciones
- Año de edición: 2012
De la Introducción: Vivir en contemplación
La capacidad de contemplar moldea y crea nuestra vida, porque lo que en este momento somos en lo manifestado, o lo que nos parece ser, depende del grado de contemplación de nuestra mente. La contemplación es el punto de reconocimiento de lo real que hay en cada persona. No es un método, no es un camino especial para algunos, los místicos. No es ajeno a nadie. Es la Conciencia que se reconoce a sí misma. La palabra contemplar
, más que la palabra meditar
empleada en las tradiciones orientales, evoca en nosotros una mirada serena y silenciosa, un mirar que no trata de captar nada, solo estar ahí Y en ese estar ahí
nos quedamos a solas con nosotros mismos y a solas con la realidad.
¿Podríamos decir que estamos contemplando lo que somos cuando aprendemos a contemplar? Solo se puede ver lo que es real, siéndolo. La verdadera mirada es la mirada del Ser. Por eso sobran los métodos cuando me quedo en silencio contemplando. No vale ningún sistema que suponga una persona separada, con un camino por andar y una meta por conseguir. Nos equivocamos al querer contemplar con un propósito. La raíz del error está ya en la colocación de la mente, que solemos pasar por alto, preocupados como estamos en ser eficaces y llegar a algo. Una colocación equivocada crea una realidad imaginada, en la que no se da la contemplación, sino el simple pensar.
Esa es la base para iniciar una investigación sincera. ¿De qué manera estoy viviendo? ¿Qué contemplo en el vivir? ¿A qué estoy concediendo realidad? Si no veo cómo funciona mi mente y cómo estoy creando la realidad, no he visto nada verdadero, aunque vea muchas apariencias.
Toda búsqueda de la verdad, sea filosófica, espiritual, científica o social, estará siempre marcada y deformada por mi concepción de la realidad. O por decirlo de otro modo, cuando no sé cómo funciona mi mente fabricando cosas, me estoy inventando la realidad inadvertidamente, y a partir de ahí vivo una vida imaginada. Parece que no pasa nada, porque solo necesitamos la verdadera vida cuando ya la conocemos. Puedo vivir soñando o puedo vivir despierto. Pero si desde lo profundo de mi conciencia me está llamando la realidad, si noto intensamente que no vivo lo que intuyo que es la vida, tengo que investigar, e investigando aprenderé a contemplar. Si he visto que el cambio constante no es real y, sin embargo, todo cambia; si me he dado cuenta de que las cosas no son lo que parecen en ninguno de los niveles conocidos, he de inquirir una y otra vez...
Consuelo Martín