Libros - Gyanéshwar

Amrtanubhava
Sublime experiencia de unidad

El Amṛtānubhava es uno de los principales escritos filosóficos y espirituales de la India, donde el joven santo Gyanéshwar revela, con absoluta claridad, su propia vivencia y conocimiento de la sublime experiencia de unidad entre el ser individual y el Absoluto.

Con más de 700 años de antigüedad, el Amṛtānubhava de Gyanéshwar es uno de los principales escritos filosóficos y espirituales de la India, a la altura de la Bhagavad-gītā, las Upaniṣad y los grandes textos de Shankaracharya y Kabir.

Al refutar cualquier sombra de dualidad entre nuestro sentimiento de individualidad y nuestra esencia divina, Gyanéshwar nos aporta la perspectiva espiritual de la realidad absoluta. En un formato tan innovador como sorprendente, Gyanéshwar combina las descripciones de las experiencias y verdades espirituales más profundas con analogías de total cotidianidad para ayudarnos a asimilar dichos conocimientos sin el riesgo de caer en abstrusos entramados de tratados dialécticos.

El Amṛtānubhava revela, con absoluta claridad, su propia vivencia y conocimiento de la sublime experiencia de unidad entre el ser individual y el Absoluto. Su lectura constituye, en sí misma, esa experiencia espiritual que Gyanéshwar desea para toda la humanidad.

El 15 de agosto de 1275 nacía Gyanéshwar en Maharashtra, en la India. En su infancia fue iniciado en la tradición yóguica de los Nāth. Tanto él como sus hermanos alcanzaron un elevado estado espiritual y recorrieron su país dando enseñanzas.

A los 16 años Gyanéshwar escribió la Gyanéshwari, un comentario sobre la Bhagavad Gītā en marathi. Un año más tarde escribió Amṛtānubhava, donde describe su propia experiencia de liberación y estado de conciencia de unidad. En sus escritos se funden y armonizan los distintos caminos espirituales de la devoción (bhakti), el conocimiento (jñāna), la acción (karma) y el yoga, culminando en unas obras metafísicas incomparables.

En 1296, con tan solo 21 años, Gyanéshwar se introdujo en una cripta cercana a un templo, dio la orden de sellarla para siempre y, sentado en la postura del loto, se sumió en el estado más elevado de iluminación desde donde sigue bendiciendo a toda la humanidad.