Ruta de Sección: Inicio > Artículos > Entrevistas> Artículo

Artículos - Jeff Foster

Las olas son el océano

(Tercera Parte)
Entrevista a Jeff Foster por Renate McNay

Renate: Entonces, ¿a través de tu propio sufrimiento fuiste consciente de lo que estabas haciendo?

Jeff: Sí, y cada vez lo hacía a través de formas más sutiles. Algunas veces decía... la belleza de la vida... "no te voy a permitir salirte con la tuya". Y, en cierto modo, esa es la belleza del sufrimiento. No digo que el sufrimiento sea bueno o malo. Sólo digo que es una invitación. Tuve suerte, siempre estuve abierto a... mirar mi propio sufrimiento. Años atrás —esto fue antes de sacar mi primer libro— creo que había hecho de la No-Dualidad mi religión. La había convertido en mi nueva religión. Creí que estaba fuera de cualquier sistema de creencias, creí haber estado fuera de todo concepto e historia. Pero realmente no fue así. Creo que me había aferrado, de algún modo, a todas esas grandes historias acerca de que no era nadie, que no había un "yo", que no había un "tú", y que no había ninguna responsabilidad y que todo sufrimiento era sólo una ilusión. Todo tipo de clichés que en verdad contienen una hermosa verdad. Pero de alguna manera dejan de ser verdades cuando uno empieza a creer en ellas.

Renate: Dices que te fuiste a la cama por la noche pensando que realmente estabas iluminado y que por la mañana lo habías olvidado. (risas)

Jeff: Pero esa es la belleza de la mente, ella sólo quiere aferrarse a algo o quiere ofrecerme algo a lo que yo me aferre. Incluso a la creencia de que soy nadie. Sentía que por lo menos sabía en ese entonces lo que yo era. Por lo menos sabía que no era nadie. La mente me seguía dándome algo a qué aferrarme. La mente siempre está tratando de llegar a alguna conclusión.

Renate: ¿Cuando te diste cuenta que realmente había alguien ahí que no estaba del todo ausente... que tu experiencia de vacuidad era sólo una ilusión, qué significó para ti?

Jeff: Bueno, no era tanto una ilusión, era un énfasis. Yo no estaba honrando lo suficiente la aparición de lo humano. Había, todavía hay, una hermosa y profunda verdad en eso, que realmente, cuando me detuve y miré con cuidado, no pude encontrar una persona. No pude encontrar a Jeff, no pude encontrar aquella cosa fija llamada persona. Encontré pensamientos yendo y viniendo, sensaciones, sentimientos, memorias, la historia de Jeff. Es una reflexión del momento presente, pero puedes darte cuenta que muy rápidamente se convierte en una creencia. Se vuelve una creencia. Creo que esto le pasa a muchas personas. Cuentas con todas estas ideas tan profundas acerca de que no eres alguien o de que no hay nadie aquí, no hay nadie allá y muy rápidamente, debido a que a la mente le urge llegar a una conclusión, dices, "¡Grandioso, ahora ya sé!" y entonces eso se convierte ahora en tu nuevo sistema de creencias. Se convierte en tu nueva religión. Se convierte en tu nuevo filtro a través del cual miras ahora al mundo. No soy alguien. Es irónico, realmente.

Renate: Entonces, ¿descubriste que eras alguien o qué fue lo que hiciste...?

Jeff: Se trata realmente de un balance total. Es una integración total.

Renate: Entonces es como... ¿en un momento dado se estaba manifestando la vacuidad o lo absoluto o como sea que se llame, y en otro momento se manifestaba un Jeff enojado?

Jeff: En un mismo momento.

Renate: El mismo momento.

Jeff: Nuevamente es como el océano y las olas. A un nivel absoluto es cierto que sólo hay el océano. Sólo hay el movimiento del océano. Sólo hay consciencia. Al mismo tiempo, ¿cómo podría uno negar la aparición de las olas, de pensamientos, de sensaciones, de sentimientos de lo humano? Ya sabes, esta desordenada experiencia humana imperfecta. ¿Cómo podríamos negar la aparición de lo humano, de la persona, de lo relativo? Incluso esto es una metáfora, porque se está separando lo Absoluto de lo relativo. Uno menciona por un lado lo Absoluto y por el otro lo relativo. En realidad se trata del océano moviéndose como lo hacen las olas. Así que ni siquiera se puede hablar en esos términos... ni siquiera sé ya lo que significa Absoluto y relativo. Sólo hay vida. Sólo hay esto. Sólo hay sentarme aquí, charlar contigo, sentir lo que esté sintiendo, sólo hay pensamientos que surgen.

Quiero regresar a tu pregunta. Lo que hizo que cambiara mi forma de comunicar este mensaje, la forma en como lo compartía con la gente fue que me di cuenta que... regresemos al lenguaje anterior, lo relativo, lo humano no es un error. No se trata de una horrible aberración que deba destruirse. La aparición de un "alguien" no es un error. No significa que uno no esté iluminado. No significa que uno no haya ganado entendimiento debido a que aún sigue apareciendo un "alguien". Esa es la celebración, así es como lo Absoluto se celebra a sí mismo. Es por eso que se manifiesta de manera única. Como este Jeff-cuerpo-mente-cosa que habla así y viste esta ropa y tiene este cabello. Esta es la paradoja real, que en última instancia, todos somos la misma cosa, es la misma cosa sucediendo. Aquí realmente no hay dos personas sentadas. Si estamos hablando desde un nivel Absoluto, desde la perspectiva del océano, no hay dos cosas. A nivel relativo uno podría decir que hay dos olas y, por supuesto, estas dos olas son verdaderamente únicas. Entonces,... iba a decir: "Cuando yo era más joven...", (risas) hace algunos años solía enfatizar más la parte del océano. Creo que eso no estaba abarcando la imagen completa.

Como hemos dicho antes, uno vive en este mundo, pagas tus cuentas, tienes tus propias relaciones. Creo que aprendí mucho en estos últimos cinco años de mis relaciones, de mis relaciones íntimas y de todos los desafíos que eso representa. Hay dos personas que se aman mucho y que a veces no están de acuerdo en las mismas cosas... ¿Cómo conciliar eso si no se es nadie? ¿Ves? esto fue una aventura increíble. ¿Cómo conciliar las cosas siendo nadie?...  Y si es que no soy nadie... realmente luché con todo esto por varios años... entonces, ¿cómo podría estar teniendo una relación? Ahora ya no lo hago porque me doy cuenta que no hay contradicción, no hay nada paradójico. Todo es sólo una cosa.  

Renate: Si hay aceptación, Jeff, me interesa saber qué es lo que pasa en el cuerpo-mente. Cuando se da esta aceptación profunda —me imagino que hay una especie de liberación y algún tipo de sanación a nivel celular. ¿Alguna vez has visto lo que sucede en esa dimensión?

Jeff: Bueno, creo que debiéramos hablar acerca de lo que significa sanación. ¿Qué es lo que queremos decir realmente con la palabra "sanación"?

Renate: ¿Y qué es lo que sana?

Jeff: ¿Y qué es lo que sana? ¿Y quién es sanado? Estas son preguntas muy profundas. Solía pensar que la sanación era componer algo, componer algo que se había descompuesto. Me siento mal, estoy enfermo, hay algo malo en mí. Quiero ser curado, quiero que me arreglen. Soy imperfecto, deseo estar perfecto... Siempre veía a la sanación como una especie de logro futuro y que consistía en componer aquello que se había descompuesto. Hablamos de curar nuestros cuerpo, nuestras emociones, de curarnos a nosotros mismos. Y este descubrimiento cambió verdaderamente mi relación con el sanar porque me di cuenta de que sanar no tenía nada que ver —me refiero al sanar verdadero— no tiene nada que ver con arreglar alguna cosa descompuesta, arreglar algo que no sirve. La pregunta real es: "¿Estamos descompuestos, en primer lugar? Mucha gente que he conocido por todo el  mundo —en el nivel más básico— siente que hay algo malo con ellos. Creo que este sentido está demasiado arraigado, que hay algo malo en nosotros. Que no soy lo suficientemente bueno, que no soy lo suficientemente "algo". Me parece que toda nuestra búsqueda básicamente comienza ahí, con ese sentido de que hay algo malo en nosotros. Que hay algo que hace falta. Yo siempre tenía ese sentido, cuando era más joven. Hay algo fundamentalmente malo conmigo y no sé realmente qué es, sin embargo sabía que había algo que arreglar. Entonces fue por eso que salía al mundo, para tratar de convertirme en eso, trataba de convertirme en aquello y trataba de tener éxito y trataba de iluminarme. Me parece que la mayoría de esos días sólo estaba tratando de huir de ese sentido básico de estar jodido.  

Renate: Te sentías infeliz contigo mismo.

Jeff: Sí, todo estaba centrado en tratar de arreglar algo. Siempre trataba de componer ese ser descompuesto. Y es por eso que esta enseñanza realmente empezó a cambiar todo, porque empecé a ver, realmente, mi experiencia presente y como comentamos antes ¿hay algo realmente malo en este momento? ¿Qué es aquello que está mal en este momento? ¿Qué hay de malo en mí? ¿Qué es lo que está jodido en mí? ¿Qué es lo que está fundamentalmente mal en mí? Siempre hubo esa suposición de que había un yo descompuesto. Justo en el corazón de mi existencia, la suposición era que había un yo que no servía. Pero cuando empecé a ver realmente ¿qué era aquello que yo encontraba, realmente, dentro de mi experiencia presente? encontré todo tipo de pensamientos, sensaciones, sentimientos apareciendo, a veces eran sumamente intensos. Y entonces la pregunta fue: "Bueno, ¿hay algo que está descompuesto, acaso mi experiencia presente está descompuesta de alguna manera? ¿Acaso un pensamiento podría descomponerse? Ante un sentimiento demasiado intenso de dolor, de tristeza, de miedo...  me detenía para  sentir esa sensación pura, viva, en ese momento, y me preguntaba ¿Acaso esto está descompuesto? ¿Puede la experiencia presente estar descompuesta de alguna forma? Y empecé a hacerme consciente de que tal vez se tratara tan sólo de una suposición que había mantenido a lo largo de toda mi vida. Que había algo fundamentalmente malo dentro de la experiencia presente. Tal vez las olas que aparecían, no venían a demostrarte lo jodido que estabas, qué tan mal estabas. Tal vez tus hijos no te visiten con el propósito de hacerte saber lo mal que estás.

Renate: Con el entendimiento que ahora tienes ¿ya no suelen surgir en ti este tipo de pensamientos? ¿De que hay algo que deba ser arreglado o que algo está descompuesto? O, ¿cómo te enfrentas ahora con la vida, después de haber concienciado todo esto?

Jeff: No podría responder esta pregunta porque no podría decirte: "Aquí hay una lista con los pensamientos que han dejado de aparecer. Esta es una lista de las sensaciones que se han ido. Aquí hay una lista de sentimientos que se han ido para siempre."

Renate: No, pero la forma en cómo convives con ellos.

Jeff: Es mi relación con ellos, como puedes ver... Ese era el sueño que solía tener acerca de la iluminación, de que algún día podría hacer una lista de esos sentimientos que dejarían de aparecer. El dolor ya no se haría presente, o el miedo desaparecería, o este otro pensamiento. De hecho, en mi experiencia, ha sido como lo contrario. Hay espacio suficiente en lo que soy, en lo que tú eres, en lo que somos todos. De nuevo, no se trata de estar en un estado especial. Yo nunca diría que me encuentro en una especie de estado. Eso ya no tiene ningún sentido. Se trata más bien de decir la verdad acerca de cómo estamos construidos. Parece haber un espacio suficiente en lo que soy, como el océano, como consciencia. Como dije antes, tengo una infinidad de hijos: pensamientos, sensaciones, sentimientos. Cualquier pensamiento que haya sido pensado por alguien parece estar disponible para aquello que soy. En ese sentido, ninguna de esas olas son personales. Creo que es ahí en donde empiezan las ilusiones, decimos, "esos son mis pensamientos". Entonces, dentro de toda la inmensidad de pensamientos —pensamientos humanos, tal vez ni siquiera humanos, pensamientos animales— ¿quién sabe de qué somos capaces? Pero en la inmensidad de la experiencia humana que tenemos seleccionamos sólo una pequeña porción de esos pensamientos y decimos, "esos son mis pensamientos y así es como me defino". De toda la posibilidad de sentimientos, de todas las infinitas clases de sentimientos que somos capaces de tener, tomamos un pequeño número y decimos, "Estos son mis sentimientos. jamás me sentiría..., jamás pensaría..". Así que uno apenas comienza a ver lo mucho que nos limitamos. Tratando de crear una identidad fija realmente nos limitamos a nosotros mismos. Y esto es lo más curioso, creo que la inmensidad de la vida podría verse demasiado abrumadora, en cierto sentido. Es demasiado grande, es muy... es todo. Creo que es casi demasiado para nosotros, de alguna manera. Nos sentimos abrumados por la vida. Así que tenemos que empezar a limitar la vida. No puedo ser todo esto... soy demasiado poco, soy nada, pobre de mí.

Renate: Hay una canción de Annie Lennox que dice: "Morir es fácil, vivir es lo que me da miedo." 

Jeff: Sinceramente, hay veces que las verdades más profundas las encuentras en algunas canciones, en las canciones populares y en la poesía... es tan cierto. A veces digo que no es a la muerte a la que le tememos. No creo que nadie le tenga realmente miedo a la muerte, porque la muerte no es nada. Es decir, no puedes temerle a la "nada". Lo que nos da miedo es "algo". A lo que le tememos son a nuestras ideas acerca de la muerte, tememos las imágenes de nuestra muerte, nuestras proyecciones sobre la muerte, pero la muerte, en sí, no es nada. No es nada. Así que a lo que le tememos no es a la muerte, sino a la vida. Le tememos a la inmensidad de la vida, porque la vida es tan grande, es tan vasta que tememos que se pueda tornar muy intensa. Las olas de la vida... se pueden poner tan intensas algunas veces, olas de miedo, olas de confusión, olas de duda. Así que queremos protegernos, sentimos que debemos protegernos de la vida. Como si tuviéramos que adormecernos... y esto es lo simpático del asunto, creemos que nos estamos protegiendo de la vida, sin embargo, sólo nos estamos adormeciendo... ante el todo, ante la inmensidad de las experiencias, ante la inmensidad del océano. Así que despertar, desde el punto de vista que lo planteo, es realmente el fin de ese adormecimiento de nosotros mismos. Bueno, esto es la muerte, realmente. Es el fin de nuestro adormecimiento ante la vida. Porque al reconocer quién eres realmente, al reconocerte como el océano, lo que también se reconoce es que no estás protegido de tus olas. Lo que es —desde el punto de vista del "yo"— un hecho aterrador... el no estar protegido de la vida. Ese es el miedo mayor. Sentirse desnudo, abierto, desprotegido. Ese es el miedo más grande. Por supuesto, también es lo que más anhelamos, más que cualquier otra cosa...  estar desnudos, abiertos, receptivos. La buena noticia es que es justamente así como estamos construidos. Lo que anhelamos es aquello de lo que ya estamos construidos. Este secreto está realmente ya incluido, está justamente aquí, es decir, frente a nuestras narices.

Renate: Sólo estoy revisando mi reloj. 

Jeff: Oh, ¡el tiempo no existe Renate, vamos!  (risas)

Renate: Se nos termina el tiempo (risas)

Jeff: No existe el tiempo. (risas) No hay ni tiempo ni espacio.  

Renate: Lo lamento, el tiempo se fue más rápido de lo que pensé. ¿Tienes alguna última frase sabia para nosotros? 

Jeff: ¿Quieres una pepita de sabiduría?

Renate: Sí (risas)

Jeff: Realmente no creo tener ninguna pepita de sabiduría. 

Renate: ¿No?

Jeff: No, no tengo ninguna pepita. (risas) ¡Lo siento, lo siento, amigos!

Renate: Bueno, fue realmente un placer estar contigo Jeff.

Jeff: También para mí fue un placer estar aquí, muchas gracias.