Artículos - Eckhart Tolle
El poder del ahora y el fin del sufrimiento
Una entrevista con Eckhart Tolle
Por Tami Simon Sounds TrueDurante dos años, un hombre pequeño se sienta en silencio en un banco del parque. Las personas pasan caminando perdidos en sus pensamientos. Un día alguien le hace una pregunta. En las semanas siguientes hay más personas y más preguntas. Corre la voz de que el hombre es un "místico", y que ha descubierto algo que trae paz y significado a nuestras vidas. Suena a ciencia ficción, pero hoy ese hombre, Eckhart Tolle, es conocido mundialmente por sus enseñanzas sobre la iluminación espiritual a través del poder del momento presente. Su primer libro, El poder del ahora, es un best-seller internacional, y ha sido traducido a 17 idiomas. Más de 20 años han pasado desde que Eckhart Tolle respondió a su primera pregunta en el banco del parque. Mientras su audiencia fue creciendo, su mensaje sigue siendo el mismo: que es posible dejar de luchar en la vida, y encontrar alegría y satisfacción en este momento, y no en otro.
Sounds True: ¿Puedes describirnos tu propia experiencia del despertar espiritual (y, por supuesto, puedes también definir el despertar espiritual)? ¿Ocurrió algún acontecimiento singular o ha sido un proceso gradual?
Eckhart Tolle: Desde la antigüedad el término despertar se ha utilizado como una especie de metáfora que apunta a la transformación de la consciencia humana. Hay parábolas en el Nuevo Testamento que hablan de la importancia de estar despierto, de no volver a dormirse. La palabra Buda proviene de la palabra sánscrita Budh, que significa, "estar despierto". Así que Buda no es un nombre y en último término no una persona, sino un estado de consciencia. Todo esto implica que los seres humanos son potencialmente capaces de vivir en un estado de consciencia tal que la vigilia normal sería como dormir o soñar. De ahí que algunas enseñanzas espirituales usan términos como "alucinación compartida" o "hipnosis universal" para referirse la existencia humana normal. Tome cualquier libro de historia, y le sugiero que comience con el estudio del siglo 20, y encontrará que una gran parte de la historia de nuestra especie tiene todas las características que nosotros normalmente asociaríamos con una pesadilla o una alucinación demente.
La naturaleza del despertar espiritual es frecuentemente mal entendida. La adopción de creencias espirituales, ver visiones de Dios o seres celestiales, la capacidad de canalizar, de curar, de predecir el futuro, o de otros poderes paranormales ―todos estos fenómenos tienen un valor y no pueden ser descartados, pero ninguno de ellos es en sí mismo indicativo del despertar espiritual en la persona que los experimenta. Pueden ocurrir en una persona que no ha despertado espiritualmente y pueden o no acompañar al estado despierto.
Cada mañana nos despertamos del sueño y entramos en el estado que llamamos vigilia. Un flujo continuo de pensamientos, la mayoría de ellos repetitivos, caracteriza el estado de vigilia normal. Entonces, ¿de qué despertamos cuando se produce el despertar espiritual? Nos despertamos de la identificación con nuestros pensamientos. Todo aquel que no está despierto espiritualmente está totalmente identificado con su mente pensante y gobernado por ella ―la voz incesante en la cabeza. El pensamiento es compulsivo: no se puede detener, o al menos eso parece. También es adictivo: ni siquiera quieres que pare, al menos no hasta que el sufrimiento generado por el continuo ruido mental se vuelve insoportable. En el estado de no-despierto no usas el pensamiento, sino que el pensamiento te usa a ti. Tú estás, casi se podría decir, poseído por el pensamiento, que es el condicionamiento colectivo de la mente humana que se remonta a miles de años. No ves nada tal como es, sino distorsionado y reducido por etiquetas mentales, conceptos, juicios, opiniones y patrones reactivos. Tu sentido de identidad, de ti mismo, se reduce a una historia que sigues contándote a ti mismo en la cabeza. "Yo y mi historia": esto es a lo que tu vida se reduce en el estado no-despierto. Y cuando tu vida es así reducida, nunca puedes ser feliz por mucho tiempo, porque no eres tú mismo.
¿Significa eso que ya no pensarás más cuando despiertes espiritualmente? No, por supuesto que no. De hecho, puedes usar el pensamiento mucho más eficazmente que antes, pero te das cuenta de que hay una profundidad en tu Ser, una viva quietud vibrante que es mucho más vasta que el pensamiento. Es la consciencia misma, de la cual la mente pensante es sólo un aspecto minúsculo. Para muchas personas, la primera indicación de un despertar espiritual es que de pronto toman conciencia de sus pensamientos. Se convierten en testigos de sus pensamientos, por así decirlo. Ya no están más completamente identificados con su mente y por consiguiente empiezan a sentir que hay una profundidad en ellos que nunca antes habían conocido.
Para la mayoría de la gente, el despertar espiritual es un proceso gradual. Muy rara vez ocurre repentinamente. Cuando lo hace, sin embargo, por lo general es causado por un intenso sufrimiento. Eso fue cierto en mi caso. Durante años, mi vida alternó entre la depresión y la ansiedad aguda. Una noche me desperté en un estado de terror y miedo intenso, tan intenso que jamás lo había experimentado antes. La vida parecía insignificante, árida y hostil. Llegó a ser tan insoportable que de repente vino a mi mente el pensamiento: "Ya no puedo vivir conmigo mismo por más tiempo". El pensamiento se repetía varias veces. De repente, me distancié del pensamiento, y lo miré, por decirlo así, y me di cuenta de lo extraño de ese pensamiento: "Si no puedo vivir conmigo mismo, es que debe haber dos yoes ―el "yo" y el "conmigo" con el que el yo no puede vivir." Y surgió la pregunta: "¿Quién es el "yo" y quién es el "conmigo" con el que yo no puedo vivir?." No hubo respuesta a esa pregunta, y se detuvo todo pensamiento. Por un momento hubo un completo silencio interior. De repente me sentí arrastrado por un torbellino o un vórtice de energía. Me sentí atrapado por un miedo intenso, y mi cuerpo empezó a temblar. Escuché las palabras: "No te resistas a nada", como si fueran pronunciadas dentro de mi pecho. Podía sentirme absorbido dentro de un vacío. De repente, todo el miedo desapareció, y me dejé caer en aquel vacío. No tengo ningún recuerdo de lo que ocurrió después de eso.
A la mañana siguiente me desperté como si acabara de nacer a este mundo. Todo parecía fresco y prístino e intensamente vivo. Una quietud vibrante llenaba todo mi ser. Mientras caminaba por la ciudad ese día, el mundo parecía que acabara de venir a la existencia, carente por completo del pasado. Estaba en un estado de asombro por la paz que sentía dentro y la belleza que veía fuera, incluso en medio del tráfico. Yo ya no estaba etiquetado e interpretando mis percepciones sensoriales ―una ausencia casi completa de comentario mental. A día de hoy, percibo e interactúo con el mundo de esta manera: a través de la quietud, no a través del ruido mental. La paz que sentí ese día, hace más de 20 años, nunca me ha abandonado, aunque ha variado en grados de intensidad.
En aquel momento, no tenía ningún marco conceptual que me ayudara a entender lo que me había pasado. Años más tarde, me di cuenta de que el sufrimiento agudo que sentí aquella noche debió haber forzado a mi consciencia a retirarse de la identificación con el yo infeliz, el "pequeño yo" sufriente, que es en última instancia una ficción de la mente. Dicha retirada debió ser tan completa que el yo sufriente se derrumbó como si se hubiera quitado el tapón a un juguete hinchable. Lo que quedó era mi verdadera naturaleza, el "YO SOY" siempre presente: la consciencia en su estado puro, anterior a la identificación con la forma. Puedes también llamarla conciencia pura o presencia. (1)
ST: En tu propia historia de vida parece que ha habido una relación entre un sufrimiento personal intenso y una experiencia de descubrimiento espiritual ¿Crees que para todas las personas hay alguna conexión entre el sufrimiento personal y la intensidad que se necesita para un avance espiritual importante?
ET: Sí, eso parece ser cierto en la mayoría de los casos. Cuando estás atrapado en una pesadilla, tu motivación para despertar será mucho mayor que la de alguien atrapado en un sueño relativamente agradable. En todos los niveles, la evolución se produce en respuesta a una situación de crisis, no pocas veces en un peligro para vida, cuando las viejas estructuras, interiores o exteriores, se vienen abajo o dejan de funcionar. A nivel personal, esto a menudo significa la experiencia de una pérdida de un tipo u otro: la muerte de un ser querido, el final de una estrecha relación, la pérdida de posesiones, tu casa, estatus social, o una ruptura de las estructuras externas de tu vida que te proporciona un sentido de seguridad. Para muchas personas, la enfermedad - la pérdida de la salud - representa la situación de crisis que provoca un despertar. Con una enfermedad grave viene la conciencia de tu propia mortalidad, la pérdida más grande de todas.
Para muchas personas vivas en este momento, la pérdida se experimenta como pérdida de significado. En otras palabras, la vida parece carecer de propósito y ya no tiene ningún sentido. La pérdida de significado es a menudo parte del sufrimiento que viene con la pérdida física, pero también puede ocurrir en personas que han ganado todo lo que el mundo tiene para ofrecer ―que han "triunfado" a los ojos del mundo― y de repente encuentran que su éxito o posesiones están vacíos y no les llena o satisfacen. Lo que el mundo y la cultura que los rodea les dice que es importante y de valor resulta ser vacío y esto deja una especie de vacío interior doloroso, a menudo acompañado por una gran confusión mental.
Ahora la pregunta que surge es: ¿Cuál es exactamente la relación entre sufrimiento y despertar espiritual? ¿Cómo puede uno llevar al otro? Cuando se mira de cerca la naturaleza del sufrimiento humano se encuentra que un ingrediente esencial en la mayoría de los tipos de sufrimiento es una disminución del sentido del yo. Tome la enfermedad, por ejemplo. La enfermedad te hace sentir más pequeño, ya no tienes el control, estás impotente. Parece que pierdes tu autonomía, tal vez te vuelves dependiente de los demás. Te vuelves reducido de tamaño, hablando en sentido figurado. Cualquier pérdida importante tiene un efecto similar: alguna forma que era una parte importante de tu sentido de quién eres ―una persona, una posesión, un rol social― se disuelve o te abandona y sufres porque te habías identificado con ello y pareces estar perdiéndote a ti mismo o una parte de ti mismo.
En realidad, por supuesto, lo que sientes como una disminución o pérdida de tu sentido del yo es el desmoronamiento de una imagen que tienes en tu mente de quien crees que eres. Lo que se disuelve es la identificación con las formas de pensamiento que te habían dado tu sentido del yo. Pero ese sentido del yo es en última instancia falso, es en última instancia una ficción mental. Es la mente egoica o el "pequeño yo" como a veces lo llamo. Para identificarte con una imagen mental de quien eres tienes que estar inconsciente, no-despierto espiritualmente Este estado de no-despierto crea sufrimiento, pero el sufrimiento crea la posibilidad de despertar. Cuando ya no resistes la disminución del yo que viene con el sufrimiento, todo juego de roles, que es normal en el estado no- despierto, llega a su fin. Te vuelves humilde, sencillo, real. Y, paradójicamente, cuando dices "sí" a esa muerte, porque eso es lo que es, te das cuenta de que el sentido del yo creado por la mente había ocultado la verdad de quien eres ―no como se definido por tu pasado, sino intemporal. Y cuando quien tú crees que eres se disuelve, conectas con un vasto poder que es la esencia de tu propio ser. Jesús lo llamó: "vida eterna". En el budismo, a veces se llama el "reino inmortal".
Ahora bien, ¿esto significa que si no experimentas un intenso sufrimiento en tu vida, no hay posibilidad de despertar? En primer lugar, el hecho de que te sientas atraído por una enseñanza o maestro espiritual significa que debes ya haber tenido tu parte de sufrimiento, y el proceso de despertar probablemente ha comenzado. Incluso un maestro o enseñanza no es esencial para el despertar espiritual, pero ahorran tiempo. En segundo lugar, la humanidad en su conjunto ya ha pasado por un sufrimiento inimaginable, en su mayoría auto-infligido, cuya culminación fue el siglo 20 con sus inenarrables horrores. Este sufrimiento colectivo ha creado n muchos seres humanos una buena disposición para el salto evolutivo que es el despertar espiritual. Para muchos individuos vivos ahora, esto quiere decir: que han sufrido bastante. No es necesario más sufrimiento. El fin del sufrimiento: es también la esencia de todas las verdaderas enseñanzas espirituales. Agradece que tu sufrimiento te haya llevado a esta realización: ya no necesito sufrir más.
ST: Tu enseñanza sobre el "poder del ahora" parece tan simple ¿Es esa realmente nuestra primera tarea espiritual ―participar plenamente del momento presente?
ET: La identificación con los pensamientos y las emociones que van con esos pensamientos crea en la mente un falso sentido del yo, condicionado por el pasado: el "pequeño yo" y su historia. Este falso yo nunca está contento o satisfecho por mucho tiempo. Su estado normal es de intranquilidad, miedo, insuficiencia, e incumplimiento. Dice que busca la felicidad, y sin embargo, continuamente crea conflicto y desdicha. De hecho, necesita el conflicto y "enemigos" para mantener el sentido de separación que garantice su supervivencia. Mira todos los conflictos que hay entre tribus, naciones y religiones. Ellos necesitan a sus enemigos, ya que así les proporcionan la sensación de separación de la que depende su identidad egoica colectiva. El falso yo vive principalmente a través de la memoria y la anticipación. El pasado y el futuro son su principal preocupación. El momento presente, en el mejor de los casos, es un medio para un fin, un trampolín hacia el futuro, porque el futuro promete cumplimiento, el futuro promete la salvación en una forma u otra. El único problema es que el futuro nunca llega. La vida es siempre ahora. Pase lo que pase, todo lo que experimentamos, sentimos, pensamos, hacemos ―es siempre ahora. Es todo lo que hay. Y si continuamente te pierdes el ahora ―te resistes a él, no te gusta, tratas de alejarte de él, lo reduces a un medio para un fin, entonces pierdes la esencia de tu vida, y te quedas atrapado en un mundo de ensueño de imágenes, conceptos, etiquetas, interpretaciones, juicios ―el contenido condicionado de tu mente que tomas como "tú mismo". Y de este modo estás desconectado de la plenitud de la vida que es la "mismidad" de este momento. Cuando no estás alineado con lo que es, no estás alineado con la vida. Estás luchando para llegar a un punto en el futuro donde haya una mayor seguridad, vitalidad, abundancia, amor, alegría, sin saber que esas cosas constituyen la esencia de quién ya eres.
Todo lo que se requiere de ti para tener acceso a esa esencia es hacer del momento presente tu amigo. Y puedes darte cuenta de que la mayor parte de tu vida has hecho del momento presente un enemigo. No le has dicho que "sí", no lo has aceptado. No estuviste alineado con el ahora, y así la vida se convirtió en una lucha. Parecía tan normal, porque todo el mundo que te rodea vivía de la misma forma. Lo asombroso es: La vida, la gran inteligencia que impregna todo el cosmos, se convierte en tu apoyo cuando le dices "sí" a la misma. ¿Dónde está la vida? Aquí. Ahora. La "seidad" de este momento. El ahora parece tan pequeño al principio, un pequeño segmento entre el pasado y el futuro, y sin embargo, todo el poder de la vida está oculto en su interior. Cuando hay un despertar espiritual, despiertas a la plenitud, a la vitalidad, y también al carácter sagrado del ahora. Estabas ausente, dormido, y ahora estás presente, despierto. El secreto del despertar es aceptar incondicionalmente este momento tal como es. Algunas personas lo hacen porque ya no pueden soportar el sufrimiento que acompaña la no aceptación de la seidad de este momento. Están casi obligados a despertar. Otros han sufrido bastante y están listos para abrazar voluntariamente el ahora. Cuando estás presente de esta manera, los juicios, las etiquetas y los conceptos de la mente ya no son tan importantes, ya que una mayor inteligencia está operando en y a través de ti. Y sin embargo, la mente puede entonces ser utilizada de manera muy eficaz y creativa cuando sea necesario.
Ahora se plantea la cuestión: ¿No dejarías de esforzarte en hacer cosas cuando estás tan presente en el ahora? ¿No te volverías pasivo en ese estado? Muchas actividades sin sentido pueden desaparecer, pero el estado de presencia es el único estado en el que la energía creativa está a tu disposición. Cuando tu plenitud y sentido de ti mismo ya no dependen de los resultados futuros, la alegría fluye en todo lo que hagas. Haces lo que haces porque la acción misma es plenitud. Todo lo que hagas o crees en ese estado es de alta calidad. Eso es porque no es un medio para un fin, y así un cuidado amoroso fluye de tu hacer.
ST: Estar "en el presente" suena tan obvio, y sin embargo es muy difícil de mantener. ¿Tienes algún consejo práctico para que las personas mantengan la conciencia del momento presente?
ET: A pesar de que la vieja consciencia o más bien la inconsciencia tiene aún un impulso considerable y en gran medida todavía gobierna este mundo, la nueva consciencia despierta ―presencia― ya ha comenzado a surgir en muchos seres humanos. En mi libro El poder del ahora, menciono algunas maneras en que se puede mantener la conciencia del momento presente, pero lo principal es permitir que este nuevo estado de consciencia surja en lugar de creer que tienes que esforzarte mucho para que eso ocurra ¿Cómo permites que surja? Simplemente permitiendo que este momento sea como es. Esto significa renunciar a la resistencia interna a lo que es ―la mismidad del ahora. Esto permite que la vida se desarrolle maravillosamente. No hay práctica espiritual más grande que esto.
ST: En tu vídeo El florecimiento de la Consciencia Humana, hablas de una "nueva" consciencia que está emergiendo en nuestra época. ¿Qué quieres decir? ¿No ha estado el momento presente siempre disponible para los auténticos buscadores? ¿Qué hay de nuevo en nuestra época actual de la historia? ¿Estás señalando a un proceso evolutivo determinado ―una aceleración en el desarrollo espiritual humano?
ET: Sí, el momento presente siempre ha estado disponible para los buscadores espirituales, pero mientras que estás buscando no estás disponible para el momento presente. La "búsqueda" implica que estás mirando hacia el futuro por alguna respuesta, o por algún logro, espiritual o de otro tipo. Todo el mundo está en el modo de búsqueda, tratando de añadir algo a lo que son, ya sea dinero, relaciones, posesiones, conocimientos, estatus ―o logros espirituales. La "búsqueda" significa que necesitas más tiempo, más futuro, más de esto o aquello. Y no hay nada malo en ello. Todo tiene su lugar en este mundo. Ganar dinero, reunir conocimientos, aprender una nueva habilidad, explorar un nuevo territorio, incluso para ir de A a B ―para todas estas cosas se necesita tiempo. Para casi todo se necesita tiempo, excepto para una cosa: abrazar el momento presente. No necesitas ningún tiempo para abrirte al poder del ahora y así despertar a lo que eres más allá del nombre y de la forma y darte cuenta de que en lo profundo de tu ser, ya eres completo, total, uno con la esencia eterna de toda vida. Para eso no sólo no necesitas tiempo, sino que el tiempo es el obstáculo para esa realización, la búsqueda es el obstáculo, la necesidad de añadir algo a lo que eres es el obstáculo. La historia de tu vida, cómo se desarrolla todo, si tienes éxito o no en este mundo... Sí, importa, sí, es importante ―relativamente, no absolutamente. Sólo una cosa es de importancia absoluta y esta es ello. Si te lo pierdes, pierdes el propósito más profundo de tu vida, lo que yo llamo el florecimiento de la consciencia humana. Y en última instancia nada más va a satisfacerte.
Algunos de los primeros seres humanos en los que la nueva consciencia emergió plenamente se convirtieron en los grandes maestros de la humanidad, como Buda, Lao Tsé, o Jesús, aunque sus enseñanzas fueron muy mal comprendidas, sobre todo cuando se convirtieron en religiones organizadas. Ellos fueron las primeras manifestaciones del florecimiento de la consciencia humana. Otros, más tarde aparecieron, algunos de los cuales se hicieron famosos y respetados maestros, mientras que otros probablemente permanecieron relativamente desconocidos o quizás incluso no reconocidos por completo. En la periferia de las religiones establecidas, de vez en cuando aparecieron ciertos movimientos a través de los cuales se manifestó la nueva consciencia. Esto permitió que un número de individuos dentro de esos movimientos despertaran espiritualmente. Estos movimientos fueron en el cristianismo, el Gnosticismo y el misticismo medieval; en el budismo, el Zen; en el Islam, el movimiento Sufí; en el hinduismo, las enseñanzas llamadas Advaita Vedanta.
Pero esos hombres y mujeres que despertaron completamente siempre fueron pocos y alejados entre sí ―raros florecimientos de la consciencia. Hasta hace poco, no existía todavía la necesidad de que un gran número de seres humanos despertaran. Por primera vez en la historia humana, una transformación a gran escala de la consciencia se ha convertido en una necesidad si la humanidad ha de sobrevivir. La ciencia y la tecnología han amplificado los efectos de la disfunción de la mente humana en su estado no-despierto hasta el punto de que la humanidad, y probablemente el planeta, no sobreviviría por otros cien años si la consciencia humana no cambia. Como he dicho antes, la evolución ocurre generalmente en respuesta a una situación de crisis, y ahora nos estamos enfrentando a tal situación de crisis. Por ello, en efecto, hay una aceleración enorme en el proceso del despertar de nuestra especie.
Este nuevo despertar espiritual a gran escala no está ocurriendo principalmente dentro de los límites de las religiones establecidas, sino fuera de esas estructuras. Algunos de ellos, sin embargo, también ocurren dentro de las iglesias e instituciones religiosas existentes dondequiera que los miembros de esas congregaciones no se identifiquen con los rígidos y exclusivos sistemas de creencias cuyo inconsciente propósito es fomentar un sentido de separación en el que las estructuras de la mente egoica dependan para su supervivencia.
ST: ¿Cuánto tiempo y esfuerzo se requiere para realizar "el Poder del Ahora"? ¿Puede suceder realmente en un instante o es el trabajo de toda una vida?
ET: El poder del ahora sólo puede realizarse ahora. No requiere tiempo ni esfuerzo. Esfuerzo significa que estás tratando de llegar a algún lugar, y por lo tanto no estás presente, acogiendo este momento tal como es.
Considerando que no se requiere tiempo para despertar ―sólo puedes despertar ahora― hace falta tiempo para poder estar despierto en todas las situaciones. A menudo, puedes encontrarte retrocediendo a viejos patrones reactivos condicionados, sobre todo cuando te enfrentas a los retos de la vida cotidiana y a las relaciones. Pierdes la presencia de testigo y te identificas más con la "voz en la cabeza", la corriente continua de pensamientos, con sus etiquetas, juicios y opiniones. Olvidas que son sólo etiquetas, juicios, y posiciones mentales (opiniones) ―y crees totalmente en ellas. Y así creas conflicto. Y entonces sufres. Y ese sufrimiento te despierta de nuevo. Hasta que la presencia se convierta en tu estado predominante, puede que te encuentres yendo y viniendo por un tiempo entre la vieja consciencia y la nueva, entre la identificación con la mente y la presencia. "¿Cuánto tiempo va a durar?" no es una buena pregunta que hacer. Te hace perder el ahora.
ST: ¿Cómo recomendarías que la gente escuche y vea la serie de enseñanzas de "El Poder del Ahora" con el fin de obtener el máximo provecho de las enseñanzas? En tu opinión, ¿por qué son las enseñanzas en las cintas de audio y vídeo una forma poderosa para que la gente aprenda?
ET: Si es posible, no deberías participar en otra actividad mientras estás escuchando o viendo para que puedas dar toda tu atención no sólo a las palabras, sino también a los espacios de silencio entre ellas. Es muy probable que aprendas muchos datos útiles acerca del emergente estado de presencia, así como de los obstáculos que tienes más probabilidades de encontrar; pero esto es sólo una función secundaria de estas cintas. Su propósito principal no es transmitir información, sino ayudarte a acceder al estado de presencia mientras escuchas. Como en todas las verdaderas enseñanzas espirituales, el significado de las palabras que se dicen van mucho más allá de su contenido informativo. Las palabras que surgen espontáneamente del estado de presencia están cargadas con energía espiritual: el poder de despertar. Todo lo que se requiere de ti es estar en un estado de escucha atenta. No te limites a escuchar con la cabeza. Escucha con todo el cuerpo, por así decirlo. Siente la vitalidad, la presencia animadora, en todo el cuerpo a medida que escuchas.
Yo recomiendo que escuches y/o veas estas cintas una y otra vez. Cada vez que las escuchas, se siente como si estuvieras escuchándolas por primera vez. Cada vez que las escuchas, crecerás en presencia. Pero no las escuches compulsivamente. Deja un espacio de por lo menos dos o tres días, e idealmente más, antes de escuchar la misma cinta de nuevo. Después que terminas de escuchar, simplemente siéntate en silencio durante unos minutos.
Disfruta de la aventura más grande a la que un ser humano puede dedicarse: formar parte del emerger de una nueva consciencia.