Artículos - Jan Kersschot
No-dualismo
Por Jan KersschotPregunta: ¿Por dónde empezar a la hora de hablar sobre el no-dualismo?
Jan Kersschot: Nadie puede decir ―"yo no soy". Para decir esto, uno tiene que estar primero. Esta sensación "yo soy" es verdadera para todo el mundo. Es algo muy simple. Se encuentra disponible ahora sin ningún esfuerzo, y sin embargo, es algo que se pasa por alto muy fácilmente. Este "ser" no es algo que usted aprendió de sus padres o de sus profesores de escuela. Eso ya estaba ahí. Usted no tiene que hacer ningún esfuerzo para ser. Ser está disponible de manera natural. Y este espacio es gratis. Este "ser" consciente no viene ni va, nunca ha estado ausente.
P: Aun así, me siento limitado a mi cuerpo y a mi mente. Este cuerpo es mi casa. Aquí dentro hay una persona. Algunos llaman a eso el ego.
JK: Aunque todos parecemos creer que somos una persona, el ser "subyacente" nunca ha sido interrumpido. Y sin embargo, la mayoría de nosotros cree estar limitado a ser una persona porque esto se siente de esta manera. Este sentido de identificación es tan común que nadie parece cuestionarlo. No obstante el ego no ha estado ahí desde el principio, sino que es algo que se ha añadido a posteriori. Es como si le hubieran puesto una etiqueta en su frente. Una etiqueta con su nombre. Es como una máscara que le han puesto en su cara. No es algo original para su ser. Es un programa en su ordenador que se ha añadido después de que usted naciera.
P: ¿De dónde vino entonces la sensación de ser una persona?
JK: la individualidad es algo que usted aprendió de sus padres y de sus profesores. Llevó un tiempo antes de que esta identificación con la persona fuera algo estable.
P: ¿Es como el bebé recién nacido, en el que todavía no existe el dualismo?
JK: Cuando somos bebés, no hacemos ninguna distinción entre aquí y allá, entre el interior y el exterior del cuerpo. Todavía no existe esa identificación con la persona. No estamos influenciados por los programas de nuestros padres o por las costumbres de la sociedad. No tenemos ningún sentido del espacio o del tiempo. En la metafora de la película, podríamos decir que solamente hay una pantalla blanca llena de imágenes, pero todavía no existe una voz superpuesta. En el ejemplo de la caricatura o de la viñeta, podríamos decir que lo único que hay es una hoja en blanco llena de dibujos, pero todavía no están los "bocadillos" con el texto. El hambre, la sed, el llanto, comer, dormir, todos ellos simplemente aparecen y desaparecen. Todavía no nos hacemos preguntas. Solo hay presencia. Simplemente somos. A esa edad tan joven, somos una apertura pura y no tenemos ningún tipo de etiquetado hecho por las voces internas. Todavía no existen los comentarios sobre nosotros mismos y sobre las demás personas que nos rodean. No existe ninguna división entre yo y el mundo exterior. No estamos programados por la educación o la religión.
P: ¿Y eso qué significa?
JK: Significa que hay un "ver" sin interferir, que hay un darse cuenta pero sin juzgar, que hay percibir pero sin expectativas. No existe ese personaje central que dice ser el que decide, o que afirma ser el pensador o el hacedor. Tan solo existe una "presenciación". No existe un pensar en términos de mi y los demás, no hay ningún sentido de pasado o de futuro. No tenemos ni idea de lo que es aquí o allá. Ni siquiera nos damos cuenta de que somos un niño o una niña con una nacionalidad especifica. No nos sentimos encerrados en un cuerpo. No sabemos que género tenemos. No hay fronteras. No hay voces en nuestra cabeza. No hay expectativas. No hay ningún ego sobre el escenario que crea que necesita cumplir ciertos estándares o seguir ciertas reglas. Cuando somos bebés, nuestro ordenador todavía no ha sido programado — o los programas, que están ahí, todavía no se han activado. Solo hay ser puro. Sólo hay mismidad. Solo hay eseidad consciente.
P: Todavía estamos impolutos, sin mancha.
JK: Sin embargo, a medida que crecemos, se van activando todo tipo de programas. Es como las aplicaciones que están instaladas en nuestra tableta o en nuestro smartphone. Algunas se activan por nuestros padres y por nuestros profesores para sentirse cómodos en la sociedad moderna. Nuestros padres nos dan un nombre. Pero al bebé le trae sin cuidado. El bebé no se identifica con ese nombre ni con su cuerpo. Si le pones a un bebé una pequeña venda o una cinta blanca en la frente y luego le pones delante de un espejo, no pondrá su mano sobre la frente para chequear la mancha blanca que tiene en su rostro. Todavía no existe el auto-reconocimiento. Se requerirá de un poco de esfuerzo y de perseverancia por parte de los padres para inyectar la individualidad en su hijo. Cuando somos un poco más mayores, nos ponen delante de un espejo y nos dicen que nosotros somos esa persona que ellos ven en el espejo. No obstante decimos: "Ese es mi amiguito, el que está detrás del cristal en el otro baño". Sin embargo, después de un tiempo, aprendemos a identificarnos con nuestro nombre y nuestro cuerpo. Aceptamos ser un "yo" que está separado de los demás. Aceptamos estar limitados a esta persona en este cuerpo porque nuestros padres nos siguen diciendo que somos lo que ellos observan. Dicen que somos una persona en un cuerpo. Y aunque lleva su tiempo, en algún momento al final nos lo creemos y acabábamos integrándolo.
P: Todo esto es necesario para formar parte de la sociedad, ¿no es así?
JK: Si, es algo esencial. Pero mientras aceptamos esta nueva identidad, parece que "perdemos" algo más precioso: nos olvidamos de la apertura que teníamos cuando éramos bebés recién nacidos. Parece que intercambiamos la espaciosidad original por un sentido limitado de yo. Por ejemplo, aceptamos el límite entre "yo" y no-yo.
P: Perdemos nuestra libertad y nos encerramos en la prisión de un cuerpo y de una mente.
JK: Sí, pero solo sucede aparentemente. Es más bien como una hipnosis. Creemos que estamos en un cuerpo, pero solo es un pensamiento en el que creemos. La espaciosidad nunca se pierde. Durante el sueño profundo, cuando las voces en la cabeza están en silencio, la sensación de espaciosidad no está velada por estas voces y por estos hábitos. Entonces solo hay espaciosidad. Sin embargo a la mañana siguiente no lo recordamos porque nuestra memoria también estaba inactiva.
P: Ya veo. Pero tan pronto como nos despertamos, las aplicaciones en nuestra tableta se activan nuevamente. Todas las imágenes aparecen de nuevo, los recuerdos vuelven a la vida, y también vemos una imagen de nuestra cara cuando nos cepillamos los dientes delante del espejo. Y le damos a esa imagen el subtítulo de "yo soy esta persona, este soy yo". Puede que también añadamos una etiqueta a esa cara. Puede que pensemos: "Parezco un poco cansado esta mañana". En otras palabras, nos hemos identificado con una máscara que tiene unas ciertas características.
JK: Así, de este modo, nos hemos puesto la máscara de la individualidad. Debajo de nuestra máscara, todavía está la "cara" desnuda de nuestra eseidad consciente original. Todavía está ahí, pero sigue sin ser reconocida.
P: La consciencia pura todavía está ahí, pero está cubierta por la máscara que hemos recibido de nuestros padres y maestros. Creemos que somos la máscara.
JK: Esa es la hipnosis colectiva de la humanidad. Nos identificamos con nuestra identidad aprendida. Personalizamos lo impersonal. Recuerde que cuando era un bebé, usted no sabía nada de límites. La vida era espontánea e impersonal, solo había un espacio abierto. En la edad adulta. se establecen todo tipo de límites en nuestra mente.
P: Se crea así una división entre el yo y el mundo exterior, y esto se toma por algo real.
JK. Sí. Y nos dan todo tipo de cualidades. A veces nos describen como un niño bueno o una niña buena y somos recompensados por comportamos de una cierta manera. A veces parecemos ser niños malos, según nuestros educadores, y entonces nos castigan. Esta es una de las muchas maneras en las que uno aprende las reglas del juego de los adultos. Debemos aprender estas reglas porque necesitamos estar preparados para unirnos a la sociedad moderna. Aprendemos un idioma. Aprendemos a comportarnos. Se nos dice que tenemos un pasado y un futuro y que debemos hacer que nuestras vidas funcionen.
P: A medida que crecemos y nos identificamos más y más con nuestro cuerpo y con nuestra mente, aceptamos, de una forma gradual, ser una persona en un cuerpo y "perdemos" nuestra apertura original de recién nacidos. Pero el espacio abierto todavía está ahí. no ha sido interrumpido.
JK: Correcto. Nos identificamos con la ola pero olvidamos que nuestra verdadera naturaleza es la humedad del océano. No estamos diciendo que la identificación con la ola sea algo malo. La apariencia del ego es muy práctica en la vida cotidiana. No obstante existe también un lado oscuro. Nos sentimos limitados, como si hubiera algo que hubiéramos perdido. Algunas personas parecen echar de menos esa apertura original en algún momento de sus vidas. Sienten que algo les falta. Puede que haya una melancolía mezclada con una vaga sensación de libertad al principio de la infancia. Debido a esto, algunos se convierten en filósofos o en buscadores espirituales.
P: Sabemos, en lo más profundo de nuestros corazones, que falta algo crucial. Hay un hueco, un vacío interior. Y podríamos sentir la necesidad de llenar ese vacío interior.
JK: Sí. Y hay muchas maneras de llenar ese vacío. En la filosofía o la religión existen algunas pistas que pueden llevarnos de regreso a casa. Cada tradición tiene caminos diferentes que llenan ese hueco o que nos llevan de vuelta a lo que somos. Existen muchas pistas disponibles y también existen muchos desvíos. Algunos intentan llenar ese hueco o ese vacío con el dinero o con la riqueza. Otros buscan el poder, el éxito y el respeto en la sociedad. Algunos buscan la satisfacción intelectual a través del estudio de la filosofía. Otros encuentran consuelo o distracción en la música o en el arte. Otros dan sentido a sus vidas cuidando de su pareja, o de sus hijos o de sus padres. Algunos dan un significado más profundo a sus vidas ayudando a personas necesitadas de su entorno directo o viajando incluso a otras áreas del mundo. Pero, para algunos, todavía existe una sensación profunda de que falta algo, después de todo. Puede que exista también una sensación de inseguridad, de melancolía, o incluso una sensación de miedo. Algunos intentan encontrar una solución a través de la terapia. Otros tratan de encontrar consuelo o un reconocimiento más profundo en la religión. Otros intentan encontrar la paz interior a través de la atención plena (mindfulness), el yoga o la meditación.
P: ¿Dónde encaja aquí el no-dualismo?
JK: El no-dualismo no es una herramienta para llenar ese vacío. No es una terapia. Pero podría traer claridad. Como consecuencia de ello, podemos diferenciar entre lo que somos y lo que no somos. No es una forma de encontrar la paz y la felicidad, aunque la sensación de que nos falta algo puede desaparecer como un efecto secundario de la claridad. Cuando queda claro que lo que realmente somos es el espacio abierto, la sensación de que nos falta algo se disuelve. Pero no basta con entender el no-dualismo de una manera intelectual, se necesita algo más.