Artículos - Rupert Spira
La Luz del Conocimiento
Por Rupert SpiraAwakening Clarity NowPregunta: Usted dice en repetidas ocasiones que la conciencia conoce los objetos del cuerpo, la mente y el mundo. También dice que la conciencia no conoce objetos, yoes, entidades, otros o el mundo. ¿Cómo reconciliamos estas afirmaciones aparentemente contradictorias?
Rupert: La sugerencia de que la conciencia conoce objetos es una comprensión a medias que nos libera de la creencia de que el cuerpo-mente es una entidad independiente por derecho propio, con su propia capacidad de pensar, sentir y percibir. Una vez que esta formulación ha hecho su trabajo de desarraigar la creencia anterior de la existencia separada de un sujeto y un objeto, puede ser abandonada en favor de la comprensión más profunda de que los objetos, como tales, nunca son realmente conocidos.
Con el tiempo, por supuesto, esta nueva comprensión también tiene que ser abandonada y nos encontramos a nosotros mismos brillando en el corazón de la experiencia, simplemente incapaces de alejarnos de ella en los símbolos abstractos del pensamiento que imagina yoes, entidades, objetos, otros y el mundo.
Así pues, estas dos afirmaciones no son contradictorias; la última no es más que una extensión y un refinamiento de la primera.
Imagine que la luz del sol pudiera ver, así como iluminar.
En una noche oscura el sol no puede ver los objetos del mundo. Todo lo que hay para el sol es su propia luz brillando en el vacío. Sólo la luna puede ver o conocer los objetos del mundo en la noche. Sin embargo, la luz con que la luna ve o conoce pertenece al sol.
En otras palabras, aunque los objetos son iluminados, vistos o conocidos sólo por la luna ―no son vistos o conocidos por el sol― es, al mismo tiempo, la luz del sol con la que son vistos.
Del mismo modo, la conciencia no conoce los objetos. Simplemente brilla en su propio vacío, conociéndose solamente a sí misma. Al mismo tiempo, la luz o el "conocimiento" con el que la mente parece conocer los objetos pertenece sólo a la conciencia.
Y así como los objetos en la noche requieren de la presencia de la luna para ser vistos o conocidos, del mismo modo los objetos aparentes del estado de vigilia requieren de la presencia de la mente para ser visibles.
Aunque es sólo la luna la que ve o conoce los objetos en la noche ―el sol nunca se pone en contacto con los propios objetos― sin embargo, es sólo la luz del sol la que realmente se ve y sólo el sol que ve.
Por lo tanto, desde el punto de vista de la luna, hay objetos; desde el punto de vista del sol, no hay ninguno.
Sin embargo, el punto de vista de la luna es ilusorio. La luz con la que ve la luna o ve el mundo no es la suya. Aun cuando la luna parece estar viendo, conociendo e iluminando los objetos, nunca lo hace. Siempre es sólo la luz del sol.
A fin de que los objetos aparezcan, la luz del sol debe reflejarse en la luna. De igual manera, para que los objetos parezcan ser reales por sí mismos, el conocimiento de que verdaderamente pertenecen sólo a la conciencia, necesita ser reflejado o refractado a través de la mente.
Cuando el conocimiento de la conciencia se refracta a través de la mente aparece como los objetos, de igual forma cuando la luz del sol es reflejada en la luna, los objetos son vistos.
Lo que parecen ser objetos para la Luna son, para el sol, sólo su propia luz. Lo que parecen ser objetos para la mente son para la conciencia, sólo su propia luz del conocimiento.
Sin embargo, podemos ir más allá. ¿Qué es lo que ve a la luna? ¿El sol? ¡No! El sol sólo conoce o ve su propia luz. ¿Qué es lo que conoce a la mente? ¿La conciencia? No, la conciencia sólo se conoce a sí misma.
La luna es sólo una luna desde el punto de vista de la luna. La mente es sólo una mente desde el punto de vista de la mente.
Los pensamientos, sensaciones y percepciones son sólo pensamientos, sensaciones y percepciones desde el punto de vista de un pensamiento.
La conciencia no conoce nada de eso. Sólo se conoce a sí misma. Eso es pura paz.