Artículos - Robert Adams
Un Ser, Una Consciencia
Por Robert AdamsRobert: He tenido hoy un día muy interesante. Recibí unas quince llamadas telefónicas de personas de todas partes. Mi timbre de la puerta sonó unas diez veces. El perro estaba ladrando y mordiendo a todo aquel que entraba. Mi hija estaba escuchando el equipo de música a todo volumen. Y sin embargo, mi cuerpo respondió de la manera que se supone que tiene que hacerlo. Yo no tenía absolutamente nada que ver con eso. No me afectó, al Ser, ni un ápice. Sin embargo, mi cuerpo hizo lo que tenía que hacer, se hizo cargo de las llamadas y respondió a la puerta, tranquilizó al perro, bajó el volumen del equipo de música, pero yo no tenía absolutamente nada que ver con eso.
Estoy trayendo a colación este punto para mostraros que se puede estar en las situaciones más terribles y estar en paz. No importa lo que esté pasando, incluso la muerte. No hay ninguna diferencia. El verdadero tú no tiene absolutamente nada que ver con eso. Eres libre de todo el asunto. Es posible que haya guerras alrededor, gente que lucha y se apuñalan entre sí, o gente tranquila y pacífica. Mira esas dos situaciones de la misma manera, incluso con imparcialidad. No reacciones a nada. No permitas que tu mente salga y responda. No pienses más allá de tu nariz. Tu cuerpo va a hacer lo que tiene que hacer, pero tú no eres tu cuerpo.
Cualquier cosa a la que respondas es un producto de tu mente. Es tu mente la que se enfada. Es tu mente la que es obstinada. Es tu mente la que quiere vengarse. Es tu mente la que está herida. Pero si dominas tu mente, dime, ¿dónde está el enfado? ¿Dónde está la depresión? ¿Dónde está la respuesta a las condiciones? No hay ninguna. Cuando la mente está sometida sólo hay paz eterna y esa paz es el Ser, la consciencia.
La consciencia es siempre pacífica, siempre feliz. No tiene nada que ver las condiciones. Toda condición viene de la mente. Por tanto os digo, no tratéis de cambiar las condiciones. No tratéis de cambiar las situaciones. Basta con aprender a controlar la mente haciéndola pasiva y tranquila, y entonces encontrarás que las cosas resultan mejor para ti de lo que puedas esperar.
No hay problemas. No hay nada malo o equivocado. Todo se desarrolla como debe ser. Todo sucede en su justo momento. El espacio y el tiempo son ilusiones. Realmente no existen. Son estacionarios. La causalidad no existe tampoco. Ninguna cosa tiene una causa, por tanto, ninguna cosa tiene un efecto. Causa y efecto son de nuevo productos de tu propia mente. Cuando la mente está quieta, el karma cesa, los samskaras no existen. Nunca hubo una causa para cualquier cosa. Pero si sientes que en una vida anterior hiciste algo mal y ahora estás pagando el precio, o si piensas que hiciste algo mal en esta vida y estás pagando el precio, entonces tendrás que pagar el precio, porque eso es lo que piensas.
Prácticamente no hay precio que pagar, porque nada nunca sucedió. Si parece haber sucedido para ti, entonces tienes que sufrir las consecuencias del efecto devuelto, o del karma que vuelve a ti, porque eso es lo que sientes, eso es lo que crees. Todo está en tu sistema de sentimientos y de creencias. Pero si te sientes como si nacieras a cada instante, cada momento sería nuevo. ¿Dónde está el efecto? No hay tiempo para ningún efecto. No hay espacio en donde tenga lugar el efecto. El espacio y el tiempo y la causalidad se convierten en uno, el momento presente. Y si te sientes así, entonces puedes mirar en el futuro, que no existe, y ver lo que está sucediendo. Todo tiene que ver con tu mente. Siempre que sientas las situaciones sabes que es tu mente la que lo está haciendo.
Hay una historia acerca de Buda y la cortesana. Un día Buda y sus devotos estaban atravesando un bosque y llegaron a una ciudad. Se corrió la voz por la ciudad de que Buda estaba en camino. Y había una bonita casa donde vivía esta cortesana, esta prostituta de clase alta. Había oído hablar de las maravillas de Buda, lo hermoso que era, y se dijo: "Tengo que tener a este hombre". Así que envió a sus doncellas a la linde del bosque donde Buda estaba acampando, y le rogaron que viniera a ver a su señora. Los devotos de Buda trataron de ahuyentarlas, pero Buda dijo: "No, voy a ir". Y los devotos le dijeron que estaba loco. ¿Cómo es que se iba con ellas? Él dijo: "Volveré, esperad aquí".
Entró en la mansión, y vio a esta hermosa dama. Y ella lo miró y le dijo: "No estaba equivocada". Y le dijo al Buda: "Quedaos conmigo, y os daré riquezas que nunca habéis soñado. Os daré amor que nunca habéis conocido". Y el Buda sonrió y dijo: "Ahora no". Y ella le rogó y le dijo: "Os daré mi cuerpo y tendréis amor que nunca habéis experimentado. Os daré mi casa. Quedaos conmigo y os haré el hombre más feliz que jamás haya existido". Y Buda dijo: "No, ahora no". Y esto se prolongó durante un par de horas. Finalmente ella se cansó, y el Buda dijo: "Gracias", y se fue. Volvió con sus devotos, no dijo nada, viajaron a través del bosque y salieron de la ciudad.
Pasaron treinta años y Buda estaba pasando de nuevo por la ciudad con sus devotos. De repente se acordó de algo y les dijo a sus devotos, "Quedaros aquí y esperadme. Tengo que ir a ver a mi amada". Así que se fue de nuevo a donde la casa solía estar. Ahora no había más que ruinas. Y buscó a la señora. Vio a gente reírse en la calle. Y allí estaba ella, una mendiga con lepra. La gente la rechazaba y escupía. Y él se acercó a ella y le dijo: "Mi amada, he vuelto a por ti. Ahora te quiero tanto como tú me querías". Y la besó en la frente y ella fue sanada. Ella se convirtió en su discípulo y pasó el resto de su vida con el Buda.
La moraleja de esta historia, por supuesto, es que las cosas no son lo que parecen. Juzgamos a las situaciones de la forma en que aparecen. Miramos a alguien y pensamos que esa es la manera que es. Respondemos al condicionamiento. Nos han lavado el cerebro desde que éramos niños para creer que las cosas se supone que son de cierta manera. Pero las cosas no se supone que son de ninguna manera. Las cosas simplemente son. No tienen sustancia, no tienen realidad. Al responder a las condiciones estás simplemente desperdiciando tu energía, cuando podías estar utilizando esa energía para descubrir tu Ser, para descubrir tu propia realidad.
¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Como pasas tus días? La apariencia es que tu cuerpo cada vez se está haciendo más viejo, y si todavía estás juzgando las cosas por su apariencia intentas parecer cada vez más joven poniéndote crema en la cara, mediante el ejercicio día y noche, comprando mejores ropas. Es como hacer leña del árbol caído. El llamado cuerpo no está destinado a durar. Tan pronto como has nacido comienzas a morir. Por lo tanto averigua. ¿Quién ha nacido? ¿Quién muere? ¿Quién tiene experiencias? ¿Quién está pasando por todo este lío? ¿Quién lo necesita? ¿Quién lo quiere? ¡Despierta!
Las preguntas que siempre se hacen a este respecto son, ¿es necesario hacer sadhana (práctica espiritual) para despertar? ¿Es necesario pasar años haciendo técnicas de yoga y pranayama, ejercicios respiratorios, sentarse a meditar, pensar en ciertas cosas, orar? ¿Es todo esto necesario? ¿Qué pensáis? ¿Quién me puede contestar?
SK: No es necesario, pero seguro que es útil.
Robert: Esa es realmente una buena respuesta. Mi pregunta es, por lo tanto, ¿a quién es útil? ¿Quién está obteniendo satisfacción de la sadhana? Sólo tu ego. Es verdad hasta cierto punto que estás dominando a tu ego, pero vosotros y yo sabemos que muchas personas han estado haciendo sadhana durante cien años y no pasó nada. De hecho, algunos de vosotros incluso empeoráis. Es paradójico. Para algunas personas les hace seguir adelante. Pero aún así todo es en términos relativos, y como ya todos sabemos, no existen los términos relativos. Así que ¿para quién es la sadhana?
Una vez más es para la mente y el ego. Si piensas que es útil, continua de todos modos. Pero recuerda lo que he dicho: "Si piensas que es útil". Si dejas de pensar que no tienes que hacer ninguna sadhana. Supongo que la sadhana es necesaria, siempre que creas que eres la mente y el cuerpo. Una vez más, después de todo, ¿quién está realizando las disciplinas espirituales? ¿Necesita el Ser hacer eso? ¿Necesita la consciencia hacer disciplina? ¿Necesita la realidad absoluta disciplina? ¿Qué necesita disciplina? La mente y el cuerpo. Por lo tanto cuanto más apegado estás a la mente y al cuerpo más sadhana tienes que hacer. ¿Eso tiene sentido? (S: Tristemente, sí) Así que voy a deciros, "Dejad de hacerla", debido al hecho de que muchos de vosotros tenéis una fuerte relación con vuestro cuerpo y mente. Mientras la haces, supongo que la sadhana te mantiene aquietado en cierto modo por un tiempo y te da la propia experiencia de cierta paz que no dura mucho. Puede producir samadhi a algunas personas, nirvikalpa samadhi. Pero si aspiras a ser un Jñani, ¿cuál es el propósito de la sadhana?
Simplemente hazte la pregunta, "¿Quién necesita hacer esto? Yo. ¿Qué es este yo? Este yo personal, ¿de dónde viene? ¿Cómo llegó hasta aquí? ¿Quién le dio a luz?" Mientras te haces estas preguntas, esta es tu sadhana. Eso es todo lo que necesitas hacer. Pero continúa haciendo esto 24 horas al día. Eso es lo que significa "orar sin cesar". Cuando te enfrentes a los retos del día sigue preguntándote, "¿A quién le viene esto? ¿Quién está sintiendo esta condición? ¿Quién está experimentando esta situación? ¿Quién se siente emocional?" A medida que sigues haciendo esto todo el día, descubrirás que te sientes más pacífico, te sientes feliz y tu vida irá a mejor. Este es realmente el único sadhana que necesitas. Pero por supuesto, si no puedes hacer esto, entonces tienes que hacer lo que tienes que hacer. Lo que te ayude, te sea útil, eso es lo que tienes que hacer. Supongo que por eso se dice que el Jñana Marga, atma-vichara, es para el alma madura, una que puede hacer esto de forma regular, sin volver de nuevo al Hatha Yoga o Raja Yoga, o cualquiera de los yogas. Todos ellos tienen su lugar, pero la auto-indagación es el camino real [de realeza]. Es el atajo. Pero depende de ti. Es tu elección. [¿o no?]
Y, por supuesto, la auto-indagación es simplemente para calmar la mente. Es un método rápido para calmar la mente. Porque cuando preguntas, "¿A quién viene esto? Viene a mí", y te aferras a ese mí indagando, "¿Quién soy yo? ¿Qué es yo?" y diciendo "yo-yo" a ti mismo, "yo-yo", la mente se vuelve más y más calmada, silenciosa. Cuánto más profundizas dentro de ti más calmado te vuelves. Y esa es tu sadhana. Eso es todo lo que tienes que hacer.